Jóvenes historiadores ayudan a descubrir la verdad de las Brigadas Internacionales
Jóvenes historiadores ayudan a descubrir la verdad de las Brigadas Internacionales / Eduard Amouroux / Associació Catalana de Persones Ex-preses Polítiques del Franquisme
 
Artículo del último Cataluña Resistente, 115. Os animamos a leer el boletín entero , lleno de memoria y valores democráticos.

 

Una nueva generación de historiadores, especialmente historiadoras, da esperanza de que las labores de divulgación de los hechos solidarios de las Brigadas Internacionales en la Guerra de España dispondrán de una base de investigación científica cada vez más amplia y sostenible. 

Hoy debemos hablar de Celia Villar Oviedo, una jovencísima historiadora que ha recibido el III Premio Luis Martínez Garcia por su trabajo de Final de Grado en Historia y Patrimonio de la Universidad de Burgos, sobre el campo de concentración del Monasterio de San Pedro de Cardeña, premio que le fue otorgado por unanimidad por un jurado formado por Eudald Carbonell, Lena Saladina y Delfín Sánchez, con una nota superior al 9,5. El Premio Luis Martínez Garcia se instituyó en reconocimiento a este Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Burgos. Se concede a aquellos trabajos que el jurado considera tienen mayor calidad científica y rigor conceptual.

El campo del Monasterio de San Pedro de Cardeña se convirtió en 1938 en campo oficial del franquismo destinado a los brigadistas internacionales hechos prisioneros. El trabajo de Celia Villar nos permite conocer con detalle cómo estaba organizado el campo, cómo se utilizaba el espacio de un antiguo convento de la época visigótica que fue ocupado por diferentes órdenes monásticas hasta ser abandonado definitivamente el año 1920. Situado muy cerca de Burgos, en los primeros momentos después del Golpe de Estado de julio de 1936 fue habilitado para recluir a prisioneros de guerra del frente del Norte.

A partir de abril de 1938 su destino fue albergar a prisioneros de nacionalidad extranjera, brigadistas internacionales. Iban aquellos prisioneros que escapaban del cumplimiento del orden que tenía el ejército golpista de disparar a todos los extranjeros armados que se encontraran en el campo de batalla. Alemania y especialmente la Italia de Mussolini querían recuperar a las personas que habían venido a defender la II República Española contra el nazismo y el fascismo.

Las condiciones de vida en el campo, tal y como describe la historiadora, eran penosas, poca comida y de mala calidad, higiene muy escasa. Pasaban frío por la carencia de ninguna ropa de abrigo y el mal estado de las instalaciones. Eran sometidos a rutinas diarias como a cantar cada mañana el “Cara el Sol” o asistir a la misa dominical que las autoridades del campo consideraban formas de reeducación.

Hay que hacer especial mención a que muchos de ellos eran sometidos a los experimentos del pseudo-psiquiatra, Antonio Vallejo Najera que pretendía encontrar "el gen rojo", responsable de las actitudes izquierdistas de los brigadistas internacionales. Este pretendido psiquiatra había realizado estudios en Alemania y colaboraba con la Gestapo.

Por nuestra entidad de memoria, que tiene como objetivo principal la difusión de los hechos solidarios más importantes del siglo XX que representan las Brigadas Internacionales, la puesta al día que realizan todos los trabajos de los historiadores jóvenes nos permite seguir recuperando una historia que se ha querido esconder, minimizar o trivializar durante muchos años y ahora es más necesario que nunca volver a ponerla en primer plano del interés público frente a la ola negacionista que atraviesa Europa. Cada día se reciben noticias de sustitución de monumentos dedicados a brigadistas que son reemplazados por otros que recuerdan a los verdugos de la Gestapo y de las SS en países como Ucrania, Hungría, Letonia, Rumania, etc…

Como nos recuerdan a menudo nuestros amigos del Amical de Mauthausen, “Nunca más” el nazismo y el fascismo en Europa. 
 

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