Felones franquistas asesinaron en San Fernando (Cádiz) en 1936, al capitán de corbeta Virgilio Pérez Pérez, por mantenerse Leal a la República Española

Felones franquistas asesinaron en San Fernando (Cádiz) en 1936, al capitán de corbeta Virgilio Pérez Pérez, por mantenerse Leal a la República Española / Tulio Riomesta

 

Al menos 229 personas fueron asesinadas por el franquismo en San Fernando, de las que 108 eran militares en activo que no secundaron el golpe de Estado y se mantuvieron leales a la República, según la investigación de Miguel Ángel López Moreno. Entre ellos el capitán de Corbeta Virgilio Pérez Pérez o el Comandante de Infantería de Marina Manuel de Sancha Morales. “Ambos tuvieron la valentía de oponerse abiertamente a la sublevación militar y acabaron dando su vida en el acto de permanecer leales al juramento que ofrecieron a la República”. El resto, concejales, afiliados a sindicatos y partidos o, simplemente sospechosos de ser rojos, pagaron con su vida por su fidelidad a la República.
 

Virgilio Pérez Pérez era natural de San Fernando (Cádiz), tenía 37 años. En Julio de 1936 estaba destinado en la Base Naval de Cádiz como Jefe de la Estación de Radio. Gozaba de gran prestigio profesional en la Marina, habiendo sido condecorado en varias ocasiones por su valor y virtudes castrenses. En la madrugada del 19 de Julio recibió en la estación naval el siguiente radio: “Por Decreto de hoy, quedan sin destino los generales que hayan declarado el estado de guerra contra la República, por lo que quedan automáticamente destituidos los almirantes Gámez y Ruiz de Atauri, a los que no deberán acatar obediencia. Quedan nombrados interinamente jefe de la base el capitán de fragata D. Tomás de Azcárate y García de Lomas y de 2º jefe, el capitán de corbeta, D. Virgilio Pérez Pérez, a los cuales deberán acatar y obedecer con arreglo a las leyes de la República“.

Virgilio Pérez, se presentó en San Fernando ante José María Gámez Fossi, almirante jefe de la Base Naval desde el 13 de junio de 1936, para entregarle copia del radio recibido. Tras leer el radio, Virgilio no fue autorizado a regresar a sus dependencias, fue arrestado durante unos días en la capitanía general, pasando posteriormente a la escuela naval y finalmente fue encarcelado en el penal naval de La Carraca. Siendo ya jefe de la base de Cádiz el almirante rebelde Manuel Ruiz de Atauri, Virgilio fue “sacado” para ser asesinado sin causa abierta en la madrugada del 28 de agosto junto a otros marinos, entre los que se encontraban el capitán de corbeta Francisco Biondi Onrubia, el comandante Manuel de Sancha Morales y el capitán Enrique Paz Pinacho, ambos de Infantería de Marina, así como el comandante de Intendencia Antonio García Moles.

Acabada la guerra, al difunto Virgilio Pérez se le incoó el habitual procedimiento de responsabilidades políticas instaurado por el régimen franquista contra sus enemigos. Su viuda compareció para defender a quien ya no podía hacerlo y que “en todo momento había sido ejemplo de buen militar, católico, esposo y padre de familia”. Tal y como recoge la sentencia del 29 de agosto de 1940 por el tribunal: Si bien a Virgilio «se le atribuyen los hechos de haber profesado ideas izquierdistas, ser partidario del régimen Republicano y mandar el barco que en 1932 condujo a Villa Cisneros a los complicados en los sucesos del 10 de agosto de dicho año, a quienes se dice trató con dureza», no constaba que «actuase contra la causa nazional». Esta sentencia absolutoria llegaba 4 años después de haber sido asesinado, siendo el marino de mayor graduación del más de un centenar de miembros de la Armada que fueron fusilados en San Fernando por los fascistas. Virgilio Pérez dejó viuda, Mª Dolores González de la Torre Charlo, y 6 hijos de corta edad, uno póstumo.

El hermano de Virgilio, el capitán de corbeta Horacio Pérez Pérez, se encontraba entonces destinado en Madrid y se ocultó cuando comenzaron allí las detenciones de militares sospechosos, pero al enterarse del asesinato de su hermano Virgilio se presentó en el ministerio de Marina, donde llegó a ser Jefe de Estado Mayor de la Flota Republicana y posteriormente jefe de la Defensa Móvil Marítima y delegado de convoyes en Valencia. Al finalizar la Guerra Civil fue juzgado por los rebeldes y fusilado en Paterna (Valencia) el 17 de abril de 1939, dejando viuda y 2 huérfanos. Nunca le perdonaron sus importantes servicios a la causa Republicana, entre los que destacó el haber llevado el destructor José Luis Díez, tras la deserción de los oficiales, desde Inglaterra a Francia y España.

Documentos: Todos los nombres. Historia y Milicia (Jesús Núñez Calvo). Eldiario.es (Juan Miguel Baquero). San Fernando, La Web del Milano (Miguel Ángel López Moreno)


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