El «Batallón México» de milicias antifascistas de Málaga (1936-1937) y el homenaje que le debe el pueblo de La Línea (Cádiz)
El «Batallón México» de milicias antifascistas de Málaga (1936-1937) y el homenaje que le debe el pueblo de La Línea (Cádiz) 
 
El estudio de la vida y el compromiso militante de Anita Carrillo Domínguez y de José Torrealba Ordóñez, vecinos de La Línea (Cádiz) en julio de 1936 (Nota 1), me descubrieron la existencia del «Batallón México» en los frentes de Málaga en el otoño-invierno de 1936-1937. Pero también conocí a otros comunistas linenses que formaron parte de dicho Batallón, como Fabián Sandaza, Francisco Berbel o José Buerles. Ahora, después de investigar la biografía de Manuel Pedrero Sánchez (2), y de corregir la información distorsionada y errónea proporcionada por un documento franquista sobre el «Batallón Pablo Iglesias» (3), me he dado cuenta de la cantidad de obreros de La Línea que se alistaron en el «Batallón México», la mayoría de ellos pertenecientes al Partido Comunista de España; según Manuel Pedrero, «unos doscientos».

La clase trabajadora y antifascista de La Línea debe sentirse orgullosa de estos jóvenes trabajadores linenses que en los primeros días del golpe franquista del 18 de julio no dudaron en alistarse en las milicias populares para defender la legalidad de la Segunda República, y que formaron parte del legendario y glorioso «Batallón México», derramando muchos de ellos su sangre en los frentes de Manilva, El Chorro o Ronda. Desde estas líneas animo a solicitar al Ayuntamiento de La Línea que se rotule una calle con su nombre y que en algún lugar de la ciudad se coloque una placa que recuerde a las actuales y futuras generaciones la existencia del «Batallón México» y la generosidad del país hermano que desde el primer momento fue el principal suministrador de armas y víveres destinados a la defensa de la República española, rompiendo el vergonzoso aislamiento internacional del «Comité de No Intervención».

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El 19 de julio de 1936 y días siguientes, miles de linenses y campogibraltareños se refugiaron en Gibraltar y muchos desde allí se embarcaron hacia las costas malagueñas; otros muchos huyeron a pie por la playa de la Atunara y por la Sierra Carbonera buscando los pueblos de la provincia de Málaga donde el Frente Popular había podido frustrar los planes de los militares golpistas y falangistas. Ese fue el caso de José Torrealba Ordóñez y Anita Carrillo Domínguez, presidente y secretaria del Partido Comunista de la Línea, que llegaron con un grupo de camaradas a Estepona a bordo de la motora «El Zuras» desde Gibraltar. Allí se pusieron a las órdenes de las autoridades republicanas y formaron una Compañía de milicianos con obreros linenses que habían llegado huyendo de la represión franquista. José Torrealba, por ser un sargento retirado desde los tiempos de la Guerra de Marruecos, tomó el mando como «teniente de milicias» de la 15ª Compañía de Milicias Antifascistas de Málaga que en septiembre de 1936 salió para el frente malagueño de Manilva y Casares. Según Manuel Pedrero Sánchez, panadero comunista que también huyó a Málaga, a esa Compañía, y a propuesta de él, se le puso el nombre de «Ángel Mesa» en recuerdo de Ángel Mesa de la Mata, practicante de la Cruz Roja de La Línea que fue uno de los primeros linenses asesinados por los falangistas y militares fascistas, además de ser uno de sus «más queridos amigos».

Pedrero recordaba que en dicha Compañía, «base del Batallón Méjico», y «base de la 52ª Brigada Mixta», había «doscientos linenses», en su mayoría jóvenes, y que se había sorprendido gratamente al ver a tantos paisanos alistados en las milicias antifascistas malagueñas, pues con él solo se habían embarcado en Gibraltar seis camaradas, además de un grupo de carabineros fieles a la República.

Tras el Decreto de 26 de septiembre de 1936 por el que se ordenaba la militarización de la milicias antifascistas para convertirlas en parte del Ejército Popular de la República, comenzó en Málaga la creación de Batallones de milicianos formados por cuatro compañías, como las del ejército regular, al igual que copiaban sus cuadros de mando, con la salvedad de añadir la figura del «responsable o delegado político», que velaba por el nivel cultural y político de los milicianos. Los Batallones van a estar numerados, pero además se les adjudicará un nombre, con el que se les conocerá popularmente y que revelaba la ideología del Partido o central sindical que habían conformado las Compañías, peculiaridad ésta que nada tenía que ver con el ejército regular y profesional que quería el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Largo Caballero. El Batallón nº 1 de milicias antifascistas de Málaga, formado por miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas, se va a llamar «Metralla», en honor del joven comunista malagueño Francisco Villodres Rodríguez, conocido como «Metralla», que falleció heroicamente el 5 de septiembre a consecuencia de las graves heridas recibidas cuando voló un tren del ejército franquista con víveres y refuerzos en el frente de Loja (Granada). A continuación, el Partido Comunista formó el Batallón n.º 2 de Milicias antifascistas de Málaga al que pusieron por nombre «México».

La primicia de la existencia de este Batallón se pudo leer en el periódico republicano Vida Nueva (Málaga) el 28 de octubre de 1936. Primero se publicaba en la página 5 una nota del comandante José Recalde Vela dentro de la sección «Las milicias populares en el frente». En dicha nota se informaba de la creación de un nuevo Batallón de milicias, el Batallón «México», que ya operaba en las inmediaciones de la localidad malagueña de Peñarrubia (antiguo pueblo, hoy sumergido en las aguas del pantano del Guadalteba) y que era un auténtico «vivero de vida cultural y política», pues además de las charlas de los responsables políticos, se publicaba un periódico mural llamado «Alba Roja» en el que colaboraban todos los milicianos del Batallón. Se ofrecía también uno de los artículos del último número de esta publicación miliciana, titulado «Sobre el presente». Y en la página siguiente del diario es donde aparecía la noticia de su constitución, del motivo de su nombre y su cuadro de mando completo. Según la nota de prensa, por acuerdo unánime de todos sus componentes, «se acordó darle el nombre de “Batallón México” como homenaje al pueblo hermano por sus magníficas muestras de solidaridad con los antifascistas españoles». Por último, se informaba que los milicianos del Batallón llevaban en su uniforme una pequeña bandera tricolor de México.

Efectivamente. Desde el primer momento los republicanos españoles van a sentir la enorme solidaridad del pueblo hermano. Por ejemplo, la «Unión Vanguardista Revolucionaria» de México acordó el 27 de julio de 1936 adquirir en Francia dos aviones de combate y regalárselo al Gobierno de la República, aviones que se llamarían «Méjico» y «Emiliano Zapata», y que se pagarían con suscripciones abierta entre los funcionarios civiles, los ferroviarios y ciudadanos particulares (4). Según el diario mexicano Excélsior del día 29, miembros del comité ejecutivo de dicha Unión se habían trasladado a la Embajada de España para informar de la medida al embajador Gordón Ordás, «quien se mostró “agradecidísimo por esa muestra de solidaridad revolucionaria” e indicó que informaría a su gobierno del caso». Además, pocos días después, el Sindicato de Panaderos del distrito federal de México acordaron enviar «varios contingente de trabajadores a combatir a España al lado de las milicias del Frente Popular» (5). Y ese mismo día se conocía la noticia de que el gobierno mejicano de Lázaro Cárdenas no reconocía a otro gobierno que no fuera el de la República española de José Giral y cuyo presidente era Manuel Azaña. Este hecho era algo insólito cuando la mayoría de países se habían alojado en la vergonzosa y criminal «neutralidad» y «no intervención». Como último dato, el 7 de septiembre de 1936 se informaba desde México que los obreros de las fábricas de material de guerra trabajarían dos horas diarias gratuitamente para que se enviara material de guerra a los republicanos españoles. De la misma forma, los ferroviarios acordaron ofrecer el 5% de sus salarios a la causa de la República de España (6).

Pero si estas noticias causaron alegría entre los milicianos malagueños, lo que de verdad causó honda simpatía por el pueblo mexicano fue el envío de pertrechos de guerra, que es lo que más necesitaban. A lo largo de la guerra se lograron enviar cuatro barcos mexicanos destinados a la República española: tres expediciones acabaron con éxito; otra, por el contrario, acabó con el barco capturado por la marina de guerra franquista. Pero la primera, más peligrosa y mediática fue la protagonizada por el buque «Magallanes», cargado con material de los arsenales mexicanos. El 18 de agosto de 1936 el embajador Gordón Ordás formalizó el pedido enviando un oficio al presidente mexicano Lázaro Cárdenas, solicitando la adquisición de 20.000 fusiles Máuser de 7 mm. y 20 millones de cartuchos de ese calibre. Zarpó el domingo 23 de agosto a las 18:45 horas del puerto de Veracruz con rumbo a España y, finalmente, cayendo la tarde del 2 de septiembre, fondeó en Cartagena, donde descargó el armamento «en medio de multitudes exultantes que vitoreaban aclamando al presidente Cárdenas y a México».

Este «Batallón México» era de ideología comunista, y no solo porque su bandera fuera roja y luciera una hoz y un martillo, sino porque sus principales mandos eran comunistas. El comandante del Batallón era el capitán de milicias José Recalde Vela, que en los primeros días del golpe mandó la Compañía de milicias nº 2, formada por miembros del PCE de Málaga, y denominada «Andrés Rodríguez», para recordar al primer comunista que murió en Málaga en la defensa de la República. El máximo «responsable político» del Batallón, o segunda autoridad del mismo, era el dirigente comunista malagueño José (Pepe) Gallardo Moreno. De la 1ª Compañía no tengo apenas información de sus mandos ni de su ideología, salvo que su capitán, Antonio Eduardo López, fue candidato comunista por Málaga en las elecciones de noviembre de 1933, y que estuvo con José Torrealba toda la guerra, siendo capitán del 2º Batallón de la 52ª Brigada Mixta en 1937, y luego jefe del 884 Batallón de la 221ª Brigada Mixta que mandaba Torrealba en 1938, siendo ascendido a Mayor en noviembre de ese mismo año; y que uno de los tenientes era Francisco Rodríguez González, «natural y vecino de Almargen (Málaga), de 27 años, soltero, campesino. Afiliado a la UGT».

El capitán de la 2ª Compañía era el roteño Francisco Santos Herrera, cabo del cuerpo de carabineros destinado en Algeciras en julio de 1936 y que huyó a Málaga presentándose el 26 de julio a las autoridades republicanas e incorporándose a las milicias (7). A finales de noviembre de 1936 fue ascendido a teniente de carabineros y poco después pasaba a una Compañía de Carabineros. No conozco su ideología, pero sí la del «responsable político» de la 2ª Compañía que era el también dirigente comunista malagueño y hermano de José, Rafael Gallardo Moreno.

A continuación, quiero demostrar que el «Batallón México» no solo era comunista, sino que buena parte de su base la constituyeron los comunistas linenses. Comencemos por la 3ª Compañía: El capitán era José Torrealba Ordóñez, comunista vecino de La Línea, al igual que su «responsable político» y única mujer en el cuadro de mando del Batallón, Anita Carrillo Domínguez, que poco después se convertirá en la primera y única capitana de los frentes de Málaga. Además, los tres tenientes, Manuel Pedrero Sánchez, José Buerles Haro y Alfonso García Malea eran comunistas de La Línea. Pedrero, de profesión panadero y de 29 años; Buerles, de profesión pintor-rotulista y 28 años, y García Malea de 41 años y profesión contable.

Respecto a la 4ª Compañía del Batallón, su capitán era Pedro Díaz Tomás, del que no se conocen más datos, salvo que falleció en combate en una fecha anterior a noviembre de 1938 con el grado de capitán de infantería del Ejército de la República (8). Pero el «responsable político» era el linense comunista Fabián Sandaza Gil, de profesión electricista y de 27 años de edad; y, además, uno de los tenientes era el comunista linense José Rojas Sánchez, de 30 años y panadero de profesión; y otro de los tenientes era Miguel López Navarro, vecino de La Línea y chófer de 24 años, afiliado a la UGT pero sin conocerse si pertenecía a algún Partido.

Además del análisis del cuadro de mando del Batallón, que se publicó en la prensa malagueña, aún se conocen otros linenses comunistas que formaron parte del mismo. Por ejemplo, en El Popular (Málaga) del 4 de noviembre de 1936 se informaba de uno de los muchos matrimonios libres o bodas civiles que tuvieron lugar en aquellos meses, tanto en la retaguardia como en el frente, y en concreto la boda realizada el sábado 30 de octubre de 1936 de un miliciano del Batallón «México» acuartelado en El Chorro, Eduardo Grande Ríos, con María Juliano Cabezas. María era hermana del comunista linense Francisco Juliano Cabezas, que en el año 1936 participó en dos actos del PCE de La Línea junto a Anita Carrillo. Este dato nos dice lo que era muy frecuente: que los hermanos se marcharon juntos a alistarse a las milicias, y en este caso, Francisco debió pertenecer a la misma Compañía que su hermana María. De Grande Ríos solo sabemos que era un comunista de Los Barrios (Cádiz), chófer/mecánico de profesión, que consiguió los galones de Sargento, y que en abril de 1938 fue declarado inútil por heridas de guerra, concediéndosele una pensión del Ejército de Tierra de la República.

En dicha boda civil estuvo presente el alférez Martín Cabello, representando al teniente coronel José María Piaya, jefe del sector de guerra, y otras autoridades militares y civiles como la administradora del Hospital de Álora, Amparo Taboada. Narraba el cronista que «la boda se efectuó con toda brillantez ante la tercera compañía del Batallón, mandada por su capitán José Torrealba y ante el cuadro de mando del Batallón». Según la misma noticia, la banda de música interpretó La Internacional mientras que la Compañía evolucionaba ante la pareja, y al finalizar el acto se le hizo entrega de un «regalo del cónsul de México en Málaga, consistente en un servicio de café de confección mexicana».

La capitana Anita Carrillo le desvelará a Margarita Nelken, en la entrevista que le hizo para la revista Estampa (Madrid) en marzo de 1937, la identidad de uno de los camaradas que estuvieron escondidos con ella y con Torrealba en las huertas de El Zabal (La Línea) los días siguientes al golpe del 18 de julio, y que le acompañó en su huida final a Gibraltar: Manuel Corral Andrades, «uno de los futuros héroes de la guerra en los frentes del Sur», según palabras de Anita. Pues bien, los hermanos Manuel y José Corral Andrades fueron milicianos del «Batallón México» con total seguridad, y ambos afiliados a la UGT y al Partido Comunista de La Línea. Los dos, antes del 18 de julio, eran dependientes y trabajaban en Gibraltar. José Corral, al terminar la guerra, pudo refugiarse en Gibraltar y se convirtió durante muchos años en el Secretario de organización del Comité del PCE en Gibraltar (9).

En las Diligencias policiales de la detención de Manuel Pedrero y otros comunistas en La Línea en marzo de 1944 (ver Nota 2) también vamos a descubrir a otros miembros del «Batallón México»:

Juan González Ríos, de 27 años, chófer de profesión y que vivía en la C/ Churruca n.º 4 de La Línea, aunque trabajaba en la vecina Gibraltar. Estaba afiliado al PCE de La Línea y tras el golpe de los generales franquistas se refugió en Gibraltar y de allí se embarcó hacia Málaga donde se enroló en el Batallón «México», desempeñando la función de conductor, siendo uno de los chóferes que en la «Desbandá» o «Juía» de febrero de 1937 sacaron en camiones del Batallón a los milicianos heridos del Hospital de Sangre de Miramar.

Manuel Fernández Lezano era un tipógrafo linense de 22 años que estaba afiliado al Sindicato de Artes Gráficas de la Línea, afecto a la UGT, desde 1933. El 18 de julio se refugió en Gibraltar y estuvo hasta el mes de septiembre trabajando como cajista del diario de noticias en español El Anunciador. En septiembre abandonó el Peñón y se marchó a Málaga, enrolándose en el

Batallón «México», y luchando en los frentes malagueños de El Chorro y Ronda, hasta que en febrero de 1937 se replegó en la conocida como «Desbandá» y pasando a la 52º Brigada Mixta. Según declaró a la policía, fue entonces cuando Fernández Lezano ingresó en el Partido Comunista, siendo el responsable de la edición del periódico mural Avance, órgano de la 52ª Brigada Mixta.

Vicente Ricardo Badillo, el más joven de los militantes, pues había nacido en 1920, y era natural de La Línea, había pertenecido muy jovencito a las Juventudes Socialistas y al Sindicato de Artes Gráficas (UGT) de La Línea desde 1934, pues trabajaba como aprendiz en la imprenta comercial de Gibraltar Beanland, Malin & Co. Cuando se produjo el golpe del 18 de julio, y con solo 16 años, se refugió en Gibraltar y al poco tiempo embarcó hacia Valencia. De allí se trasladó a Málaga, incorporándose al Batallón «México» de milicias antifascistas.

Joaquín Brito Puntina, natural de La Línea, tenía 32 años y de profesión relojero. Antes de julio de 1936 había ingresado en la Logia «Aurora» de La Línea y trabajaba de chófer en Gibraltar. El 18 de julio se refugió en Gibraltar y a los pocos días se marchó a Málaga. También se integró en el Batallón «Méjico», como tantos linenses, y en aquellas semanas, según su declaración policial, es cuando se afilió al Partido Comunista.

Gabriel Baldrich Gil, nacido en Melilla en 1915 aunque desde niño residió en La Línea, era de ideología republicana y miembro de la Federación Universitaria Escolar (FUE) de Madrid desde su época de estudiante de Medicina en la capital. El 18 de julio estaba casualmente en Estepona y se puso a disposición de las autoridades del Frente Popular, actuando como practicante en el Hospital de Sangre de dicha ciudad, y pocos días después, al ser movilizada su quinta, ejerció de practicante en Cuartel de la Trinidad de Málaga, marchando como sanitario con la 15ª Compañía de milicias antifascistas de José Torrealba al frente de El Chorro, y a continuación en el «Batallón Méjico», donde antes de la toma de Málaga ya era teniente. Poeta y escritor, fue el director del periódico mural del Batallón Alba Roja.

Manuel Pedrero Sánchez, en su entrevista radiofónica ya mencionada, va a recordar y mencionar a los seis compañeros que se marcharon de Gibraltar a bordo del cañonero Xauen para ir a luchar por la República. Entre ellos estaba el que será teniente del «Batallón México», José Buerles Haro, ya conocido, además de José Mena León, los hermanos José y Francisco Pazo, Joaquín Puntiña y Julio Danino. De todos ellos, el único del que hay constancia de que se alistó como miliciano en el «Batallón México» es Julio Danino Baro, «un súbdito gibraltareño que se vino a la zona republicana también, con gran honor y gran valentía», como recordaba Pedrero. Julio Danino Baro, natural y vecino de Gibraltar, tenía 18 años, trabajaba en la carnicería de su padre y estaba afiliado a la UGT. Julio destacó en el manejo y lanzamiento de granadas en el «Batallón México» y había sido ascendido por su valor. Murió en el frente de Ronda poco antes de la caída de Málaga en manos de los franquistas: al salir de su trinchera para lanzar una granada de mano, un francotirador franquista le disparó en la cara y falleció en el acto (10). Desconocemos su militancia política o si se afilió al PCE ya estando en el Batallón. Por otra parte, José Mena León, natural de La Línea y camarero del café «El Disloque», debió alistarse también en alguna unidad miliciana al llegar a Málaga, pues se sabe que en 1938 estuvo en la misma 181ª Brigada Mixta que Pedrero y Buerles, terminando la guerra como alférez; es muy probable que los tres estuvieran toda la guerra juntos, desde el «Batallón México».

La última fuente de información de linenses que estuvieron en el «Batallón México» la constituye el listado de pacientes que ingresaron en los hospitales de la provincia de Valencia procedentes de los frentes de guerra entre 1936 y 1939 (11). Ahí podemos encontrar a 18 milicianos del «Batallón México» que en torno al 10 de febrero de 1937 ingresaron en distintos hospitales valencianos, y de ellos 8 eran vecinos de La Línea. De los 8 milicianos linenses, se sabe que tres era militantes del PCE, uno que estaba afiliado a la UGT, sin añadir ningún Partido en particular en la ficha de miliciano, y cuatro sin tener referencia de sus datos personales ni filiaciones. Los comunistas eran: Antonio Negrete Pérez, jornalero de 31 años, natural y vecino de La Línea; Arsenio Méndez Cuesta, fontanero de 21 años, natural de Madrid y vecino de La Línea; y Juan Torres García, jornalero de 21 años, natural y vecino de La Línea.

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En la amplia recopilación realizada, hemos conocido a una treintena de vecinos de La Línea que pertenecieron al «Batallón México», y de los cuales más de la mitad eran con total seguridad miembros del Partido Comunista de España. Manuel Pedrero Sánchez recordaba, como ya se ha dicho, que fueron «doscientos» los linenses que se alistaron en la Compañía de milicias antifascistas «Ángel Mesa» de Málaga; ¿dónde están los que faltan?

Existe una relación «de individuos que componían el Batallón marxista Pablo Iglesias», confeccionada por el Gobierno Civil franquista de Málaga el 5 de febrero de 1938 y que debió confeccionarse con fichas de milicianos tomadas de más de un centro de alistamiento tras la toma de la ciudad un año antes. El Batallón n.º 8 de milicias antifascista «Pablo Iglesias» fue organizado por el Partido Socialista de Málaga, como otros Partidos, Juventudes y sindicatos organizaron los suyos, y anteriormente las Compañías milicianas. Por eso, es de extrañar, y mucho, que en la lista se encuentren milicianos afiliados al Partido Comunista, a la Izquierda y Unión Republicanas y a la CNT. Es algo totalmente inconcebible, y más en la cantidad que se deduce de su análisis.

Por eso, mantengo que todos los milicianos de la referida lista, que eran vecinos de La Línea y estaban afiliados al Partido Comunista, pertenecieron, en realidad, al «Batallón México». Se contabilizan en dicha lista nada menos que 97 linenses comunistas, además de 5 más de las Juventudes Comunistas y otros 5 de la Juventudes Socialistas Unificadas (unión en mayo de 1936 de las Juventudes Comunistas y la Juventudes Socialistas), haciendo un total de 107. Reafirma mi convencimiento el hecho de que en ese listado de «presuntos» milicianos del Batallón socialista «Pablo Iglesias» se encuentren nada menos que los tenientes del «Batallón México» Manuel Pedrero, José Buerles, García Malea y Rojas Sánchez, y el «responsable político» de la 4ª Compañía Sandaza Gil, todos ellos comunistas, y además el teniente de la 4ª Compañía López Navarro, que en la lista solo ponía «afiliado a la UGT». Además de estos mandos del «Batallón México» se encuentran en la lista otros muchos como los hermanos Manuel y José Corral Andrades, Julio Danino, Negrete Pérez, Méndez Cuesta, Torres García o González Ríos, todos ellos comunistas, pero también algunos que solo constaban que eran «afiliados a la UGT». Hay que recordar que el Partido Comunista en 1936 no tenía sindicato propio y todos los comunistas pertenecían a la Unión General de Trabajadores (UGT), por lo que es muy probable que muchos o casi todos los linenses que solamente constaba en el listado como «afiliados a la UGT», sin añadir «Partido Socialista», «Agrupación socialista» o «Juventudes Socialistas» y que alcanzan el número de 85, fueran en realidad milicianos del «Batallón México», por lo que, si añadimos aquellos que no figuran en el listado como Anita Carrillo o José Torrealba, la cifra se parece ahora mucho a los «doscientos» que afirmaba Manuel Pedrero, y que, como él decía, realmente conformaron la «base del Batallón México».

EPÍLOGO

La tarde del 24 de noviembre de 1936 se celebró una «imponente Manifestación patriótica en Málaga», según apareció en el ABC y El Liberal de Madrid del día siguiente. Fue organizada por la Federación Universitaria Escolar (F.U.E.) y las Juventudes Socialistas Unificadas en protesta por el reconocimiento oficial de los militares facciosos de Franco y Queipo de Llano que habían realizado los gobiernos de Italia y Alemania. Después de recorrer las calles céntricas de la ciudad la manifestación se dirigió al Ayuntamiento, delante del cual estaba formado el “Batallón México”, «a quien el grupo organizador le hizo entrega de una magnífica bandera». Después de varias intervenciones habló el Cónsul de Méjico en Málaga, agradeciendo el homenaje que se le hacía en dicho acto «como fiel aliado de la República».

Por todo lo anterior, el actual Cónsul honorario de México para Andalucía debería simpatizar con la idea de que en La Línea de la Concepción (Cádiz) una calle y/o una placa recuerde al «heroico», «glorioso», «valeroso Batallón de choque» (que de todas esas formas lo calificaron en aquellos meses) que llevaba el nombre de la República hermana de México como homenaje a la meritoria labor de ayuda y solidaridad con la República española y que continuó años después encabezando la labor de acogida a los miles de exiliados que llegaron a sus costas.

El Puerto (Cádiz), 1 de junio de 2024

* Imagen del artículo: «De izquierda a derecha: Manuel Pedrero Sánchez, José Torrealba Ordóñez, Anita Carrillo y Julio Danino Baro».

** En el siguiente enlace se puede leer un texto algo más amplio y donde se puede consultar una Lista de 127 vecinos de La Línea y milicianos del «Batallón México», y que en su mayoría estaban afiliados al Partido Comunista en julio de 1936: batallonmexicolalinea.blogspot.com

NOTAS:

(1) «Capitana Anita Carrillo, ejemplo de mujer republicana», de Manuel Almisas Albéndiz. Ediciones Suroeste, 2020.

(2) «Reconstrucción y Caída del primer Comité del Partido Comunista en el Campo de Gibraltar en la Dictadura franquista (Años 1943-1944)», de «Manuel Almisas Albéndiz -marzo de 2024. Libro digital: historiapcegibraltar.blogspot.com, y Programas de radio con entrevistas a Manuel Pedrero Sánchez, «Pequeñas caras de la Historia» 1 y 2.

(3) Documento mecanografiado del Gobierno civil franquista de Málaga del 5 de febrero de 1938. «Málaga. Relación de individuos que componían el Batallón marxista Pablo Iglesias». Fuente: Fundación «Pablo Iglesias».

(4) Ahora (Madrid) 28 de julio de 1936.

(5) El Sol (Madrid) del 1 de agosto de 1936.

(6) Ahora (Madrid) del 8 de septiembre de 1936.

(7) Boletín Oficial del Instituto de Carabineros-Año 1937, Numero 6, pagina 77.

(8) Diario Oficial del Ministerio de Defensa de 27 de noviembre de 1938.

(9) Sobre José Corral puede consultarse el libro digital de Manuel Almisas Albéndiz, «Breve aproximación histórica al desconocido Partido Comunista de España en Gibraltar (1936-1951)»-abril de 2024. Enlace: historiapcegibraltar.blogspot.com

(10) Tomado de la revista Gibraltar Insight, marzo de 2012, pág. 27, gracias a la cortesía del gibraltareño Charles James Sisarello.

(11) «Ingresos de militares republicanos y evacuados en hospitales valencianos (1936-1939)», en la web de la Diputación de Valencia-Memoria Democrática: aplis.dival.es


Fuente → kaosenlared.net

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