Impugnando el régimen: república o barbarie
Impugnando el régimen: república o barbarie
Carlos Vázquez Galán
 
Frente a una España en blanco y negro proclamemos un futuro tricolor. Nuestras banderas republicanas representan pan, trabajo, techo, igualdad, feminismo, servicios públicos y dignidad
Marcha republicana el 16 de junio en Madrid

El 19 de junio se cumplirán 10 años de la proclamación del actual monarca. Aniversario que respondió a una operación cosmética del régimen para blanquear la corrupta forma de entender las instituciones que la dinastía borbónica lleva en su ADN. Sin embargo, este aniversario se ve sacudido por una impugnación que los herederos (ideológicos, políticos y económicos) del régimen fascista llevan meses protagonizando. Decía Aznar: el que pueda hacer que haga… Y vaya si lo hacen: proclamas de militares pidiendo el fusilamiento de 26 millones de hombres y mujeres que les sobran: concentraciones de fascistas a pecho descubierto ensalzando valores fascistas; manifestaciones del poder judicial (caducado) en las puertas de juzgados y audiencias; amenazas y ataques contra sindicalistas, activistas sociales, etc…

Todo ello en un contexto de guerra en Europa; de genocidio retransmitido sin pudor contra el pueblo palestino y de partidos de ultraderecha que se alzan con el gobierno de cada vez más países en Europa.

Frente a la impugnación del régimen del 78 de los que pretenden devolvernos a 1939, tenemos que alzar un proyecto democrático de sociedad y Estado que dé respuesta a los intereses de la clase trabajadora y las mayorías populares. Frente a los que pretenden defender el capital desde el más virulento neoliberalismo, que es lo que esconden tras sus soflamas, con el desmantelamiento definitivo de los mecanismos de protección social, apostamos por una república democrática fuerte con máxima capacidad de intervención desde el control planificado y democrático de la economía y sus resortes para ponerla al servicio de la mayoría social. Tenemos que construir una democracia política basada en la construcción de una democracia social, como Lenin planteaba, porque no habrá democracia política sin democracia social.

El marco capitalista sobre el que se sostiene la estructura de dominación a la que responden los poderes fácticos del Estado español, hoy en abierta rebeldía frente al Parlamento, abren la necesidad de impugnar el régimen desde la democracia. Nuestra impugnación no es solo para encontrar un método alternativo a la elección de la Jefatura del Estado, sino para construir una alternativa programática, social y política que confronte y derrote social y políticamente la recomposición del sistema, hecha desde la movilización social y política como instrumento para conquistar un futuro de justicia social y libertad en el marco de un nuevo proyecto de país, que como ya se hiciera en 1931 reniegue de la guerra la violencia en las relaciones entre los pueblos del mundo, y sobre todo por los que luchan por su independencia y soberanía en América Latina, África y Oriente Medio.

Nuestra impugnación es la vía para garantizar el acceso a la vivienda, a la energía, a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, a los servicios públicos y que anteponga la necesidad social a las lógicas del mercado capitalista, dejando de considerar mercancías el disfrute de derechos fundamentales.

Hay que ser conscientes de la contradicción antagónica entre capitalismo y democracia, por lo que la alternativa republicana es conquistar la democracia desde la soberanía popular con la implantación de mecanismos de participación política que permitan el ejercicio permanente de los derechos políticos desde estructuras de poder popular, e integrando a los pueblos a partir de la libre adhesión desde identidades de clase.

Quiero recordar, una vez más, al camarada José Díaz, cuando nos explicaba, con su habitual maestría, que cuando la burguesía no puede seguir dominando por procedimientos democráticos, apela a los métodos de dominación fascista. Esas formas de dominación tienen su expresión en la reorganización de los interlocutores políticos de los que se dota y, al igual que en el resto de Europa, aparecen nítidamente en nuestra escena política organizaciones que se reclaman abiertamente como tales, avaladas por unos medios de comunicación que tratan de normalizar su presencia, a la vez que blanquean sus mensajes y discursos. Sería un craso error confundir la aparición en escena de estos productos de la burguesía y sus partidos tradicionales, J. Dimitrov dixit, como parte del juego del espectáculo de la política, no entendiendo que son las avanzadillas de lo que está, no por venir, llegando. Esos repuntes fascistas resurgen en un contexto de fuerte retroceso de las conquistas sociales y derechos obtenidos durante décadas de lucha de la clase obrera y los sectores populares.

La III República, hoy, es una forma de Estado que rompe definitivamente con la herencia de la dictadura franquista y su desarrollo neoliberal, es la apuesta por la ruptura democrática

La III República, hoy, es la plasmación de la aspiración de una forma de Estado que rompa definitivamente con la herencia de la dictadura franquista y su desarrollo neoliberal, es la apuesta por la ruptura democrática. Y será el resultado de un proceso constituyente que pasa obligatoriamente por la confrontación radical con el sistema institucional, político, y económico vigente, con una alternativa que se ancle en la conquista de la soberanía popular, la construcción de una democracia política basada en la construcción de una democracia social y la creación de una economía al servicio de la mayoría de la población trabajadora.

Como parte de esa alianza democrática llamamos a continuar el esfuerzo realizado en las convocatorias del abril republicano para acudir al llamamiento de la marcha republicana sobre Madrid del próximo 16 de junio.

Frente a los estandartes de la España imperial que sacan de paseo los fascistas por nuestras calles, alcemos una vez más banderas de lucha y libertad. Y frente a una España en blanco y negro proclamemos un futuro tricolor. NO olvidemos y ellos lo saben que nuestras banderas republicanas representan pan, trabajo, techo, igualdad, feminismo, servicios públicos y dignidad.

Porque hay que optar, República o Barbarie: A Madrid el 16 de junio.


Fuente → mundoobrero.es

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