Educación y República
Educación y República
Roberto Corte 
 
El encanto y valor poético del espectáculo viene reforzado por el planteamiento colectivo, en esta ocasión con participación del personal docente asturiano
El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca
de Alberto Conejero

 

No hay mal que por bien no venga. La anulación y suspensión de espectáculos llevada a cabo por el PP y Vox en algunos municipios españoles dio como resultado Caja de Resistencia, un programa del Ayuntamiento de Mieres con carácter reivindicativo que lleva por lema “Mieres llibre de censura”. La intención no es otra que defender la libertad de expresión, exhibir y rescatar piezas que han sido vetadas y evidenciar el ridículo desmarque ideológico de un comportamiento a todas luces inadmisible en una sociedad democrática siglo XXI. La pieza de Alberto Conejero sobre el joven socialista Antoni Benaiges, maestro de escuela asesinado por los fascistas en 1936, es un buen ejemplo que sirve para comprobar hasta dónde llega la paranoia y dogma histórico-guerracivilista de un franquismo residual que todavía sigue empeñado en negar los valores progresistas que tuvo la República. (A qué municipio o localidad pudiera incomodar la representación de una pieza de estas características es algo que nunca llegaremos a entender.)

El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca es una obra o cuadro performativo planteado a modo de teatro-documento o teatro-documental, habitualmente así denominado porque se abordan sucesos o acontecimientos, casi siempre históricos, que han sido silenciados o poco tratados y permanecen “abiertos” y susceptibles de interpretación en el debate de actualidad. Alberto Conejero, destacado autor y consumado especialista en temáticas relacionadas con Lorca y la República (alguno de sus mejores trabajos ya han sido vistos en Asturias) se vuelca en esta ocasión en la figura del desafortunado Benaiges para dar fe del estado general de pauperización en que se encontraban las escuelas públicas de la España de los años 30, y para mostrarnos la humilde e improvisada renovación pedagógica que se llevaba a cabo en el día a día, despertando entre los alumnos la curiosidad por conocer el mundo desde el propio entorno y estimulando sus muchos méritos creativos desde el ejercicio práctico y la experimentación (“la idea ha de nacer de cada uno”). Una modesta y embrionaria labor significativa que ha dejado huella en la mayoría de los niños participantes.

Foto: Analia Pello
 

El encanto y valor poético del espectáculo viene reforzado por el planteamiento colectivo, en esta ocasión con participación del personal docente asturiano y de otras comunidades (¡con tan sólo tres ensayos!), la audición de testimonios, imágenes proyectadas y el valor evocador de una imprentilla con cuartillas y publicaciones de los escolares, al lado de otros objetos personales. Siendo el momento más bello y emotivo la lectura y recitado de un ejercicio de redacción sobre el mar realizado por las niñas y niños supuestamente del Bañuelos de Bureba (Burgos) de aquel entonces, que nunca lo han visto, y la promesa de una excursión al Mediterráneo que no llegaría a realizarse debido al estallido de la guerra y el fusilamiento de Antoni Benaiges.

De todos es sabido que la reforma de la educación pública en España, al lado de la reforma agraria y la del ejército, fue uno de los objetivos principales del gobierno de la República y motivo de rebelión de los sectores reaccionarios. El mar… de Alberto Conejero, en ese sentido, centra el foco de atención en aspectos entrañables y cotidianos de la actividad escolar con marcado sesgo impresionista, quedando el contexto social en un muy segundo plano. Una estampa primitiva que nos remite con nostalgia al sepia y al pasado, que denuncia la pobreza, pero a la que no le vendría mal un poco de complemento didáctico con algo de informe y estadística sobre el acontecer político. Eso que siempre está de más en otros espectáculos, pero que al ser elementos propios del teatro documento aquí serían muy pertinentes.


Fuente → nortes.me

banner distribuidora