Una de las frases de las letanías franquistas con que zarandeaban nuestras cabezas era la famosa del “oro de Moscú” que había enviado el gobierno republicano, no se sabía bien si como regalo al zar moscovita o en pago de qué servicios. Bien, ese oro era el pago (triste pago) que el gobierno democrático republicano realizó por el envío de armas para frenar al ejército sublevado pertrechado por los gobiernos nazi/fascista de Alemania e Italia. Los rusos no fiaban, quizá consciente el “padrecito” Stalin de la fragilidad republicana, cobrando por adelantado. Al final de la guerra, se quedaron en la frontera francesa armamento que las cribas nefastas de la No Intervención realizaban produciendo retrasos mortales en las entregas. Por tanto, ni regalo, ni prebenda, solo pago.
Nos hemos preguntado si la “ayuda” en hombres y material recibido en el otro bando fue gratis. Y no. Bien es cierto que ni Hitler ni Mussolini cobraron por adelantado, pero cobraron. Largo y generoso pago que se realizó durante los años más duros de la postguerra española. Cuando el pueblo español moría (literal) de hambre, las mejores cosechas de nuestras tierras salían para Alemania e Italia en pago de antiguos favores. Y es que una cosa es ser amigos y compañeros ideológicos y otra, tontos, se pensaban Hitler y Mussolini.
Para entender el montante del capital esquilmado por las potencias del Eje tenemos que hablar de un oscuro personaje, más digno de las novelas de Le Carré que de la triste realidad que azotaba a España. Johannes Ebherhart Franz Berhnhardt, nacido un uno de enero de 1897 en Osterode, Prusia oriental.
Su padre fallece cuando es casi un niño, convirtiéndole en lo que entonces se consideraba “hombre de la casa” Estudia Derecho en Bratislava y poco después participa en la I Guerra Mundial en el frente ucraniano en el que debió de hacer campaña heroica puesto que se le concedió la Cruz de Hierro de Segunda Clase acabando con grado de teniente del arma de Artillería.
La derrota de la Gran Guerra le sumió en el desamparo patriótico, como al cabo austriaco que paseaba por las cervecerías su distopia pintando cuadros horrendos. Johannes Ebherhart, se posicionó formando parte de los Freikorps (grupo paramilitar violento de extrema derecha) El cometido del grupo era combatir con saña las revueltas obreras y el flujo de comunistas que la derrota y el ejemplo soviético produjeron . Ahí, en la brega callejera, golpeando y asesinando rojos formó su ideología que jamás abandonó, aunque la adornaría con un amor desmedido por el dinero y una capacidad extraordinaria para hacer negocios durante los desastres.
Poco después del término de la guerra, se traslada a Hamburgo para estudiar Economía y Finanzas, donde funda una empresa naviera cuyas oscuras transacciones le llevan a ser cliente de Stolt Zenberg, acusándole las autoridades de enviar armas a España y a la URSS. La república de Weimar se despedaza pero a Ebherhart los negocios le florecen y tiene que abrir una sucursal en San Petersburgo porque las armas proceden de la URSS y otra en Sao Paulo con el fin de mejorar la exportación a América. En Hamburgo adquiere una finca en las afueras, un bloque de doce apartamentos en el centro además de poseer dos barcos con los que realizar el transporte marítimo.
En 1926 se casa con la hija del cónsul y empresario alemán en Argentina, cuyo nombre es Ellen Wiederibrüg. En 1927 tienen una hija, Marion y en 1932 un segundo hijo que nace en Tetuán. Trabaja en sociedad creada con Oskar Wilmer, exportador de vehículos que poco después se casa con la hermana de Ellen, Alice Wiederibürg, perteneciendo todos al partido nazi.
En 1928, ocurre una tragedia en la fábrica de Hamburgo, donde se produce un escape de gas venenoso que mata a diez personas. La investigación acusa a Ebherhart y se le incauta la empresa, por lo que, en previsión de detención, huye al Marruecos francés en donde trabaja como representante del consorcio Mannesmann, empresa metalúrgica que tiene concesiones mineras del sultán de Marruecos. Sus trapicheos generan sospechas en Casablanca y confiscan Mannesmann, saliendo el bueno de Ebherhart del protectorado en vista de las complicaciones legales que le pueden ocasionar sus trapicheos.
Para entonces el partido gestado por la mente enferma de Adolf Hitler en la prisión, ha levantado el vuelo y Ebherhart, como no podía ser de otra manera, se deslumbra al comprobar que su ideario se ha conformado con el pergeñado en la mente del austriaco. Entra a formar parte del partido nazi y poco después se integra en las SS donde llega pronto al grado de general. Ignoramos qué acciones le llevaron a ese puesto fulgurante pero podemos suponer que nada altruistas. En enero de 1930, Johannes Ebherhart llega al Marruecos español, y se asienta en la ciudad de Tetuán como director comercial de importación y exportación de coches H&O Wilmer, cargo que combina de forma subrepticia con el tráfico de armas. Vende armamento a la Legión y ahí va estrechando lazos de amistad que le abrirían las puertas del nuevo régimen español, años después. Conoce a Mola y al coronel Saenz de Buruaga a los que revierte la propaganda nazi, que se extiende por el cuadro de mandos africanista del ejército español. Ebherhart, está bajo las órdenes del partido, que en Tetuán dirige Adolf Lagenheim. Se labra una amistad fraterna con los mandos del ejército español y lentamente teje una tupida red de favores recíprocos.
El golpe de Franco se llevó a cabo con el patrocinio de las fortunas y las derechas recalcitrantes españolas pero el general solo contaba con doce millones de pesetas para la guerra, cantidad insuficiente para un conflicto que se augura largo. Bernhasdt conoce el potencial de riqueza del suelo español puesto que ha realizado investigaciones, sabe que hay wolframio,entre otros minerales, en abundancia, que es un elemento indispensable para la construcción de blindados. El wolframio es el elemento 74 de la tabla periódica, tiene una dureza extraordinaria usándose para proyectiles antitanque. Ebherhart sabe que hay varias provincias españolas en cuyo subsuelo hay cantidades ingentes del mineral deseado, como Salamanca; en Galicia abunda en los pueblos de Ponteceso, Santa Comba, Carballo, también en Cáceres y Badajoz.
Al principio las potencias del Eje miraban con simpatía no exenta de desconfianza a los militares sublevados, más por desconocimiento que por disonancia. Para entonces, Ebherhart, tiene consolidada su posición dentro del partido nazi debido a sus florecientes negocios y la implicación con los chanchullos alemanes en zona africana. Amigado con los sublevados se ofrece a Franco para interceder ante el Fhürer con el fin de conseguir un apoyo practico al bando golpista. El veintiuno de julio realiza la gestión ante el general Franco que da su permiso encantado y el veinticuatro del mismo mes, viaja en avión privado, pilotado por el capitán de aviación Francisco Arranz Monasterio hacia Lagenheim donde se encontraba Adolf deleitándose con los conciertos de Wagner que se celebraban en Bayreuth todos los años.
Eberhard, solicita de Hitler ayuda militar y logística imprescindible para ganar una guerra que se augura más larga de lo pensado ya que el golpe ha sido frustrado en numerosas capitales españolas. Porta una carta manuscrita de Franco en donde este garantiza devolver el favor con largueza, pero solicita que a la mayor premura le envíen aviones de trasporte y cazas y artillería para sortear el bloqueo de la Marina, que permanece leal a la República en su mayor parte. Hitler recibe al hombre de las SS y negociante en medio del festival de Bayreuth con el estupendo humor que le produce la sublime música wagneriana decidiendo, convencido por las lisonjas y padrinazgo del emisario, enviar a Franco veinte aviones Junkers F-52, que llegaron al Marruecos español y se emplearon en el traslado de tropas desde el Protectorado a la península con lo que el grueso del ejercito quedó dispuesto para conquistar territorio republicano. Gracias a las gestiones de Ebherhart, llegaron a la península, entre julio y octubre de 1936, 14.000 hombres provenientes de África.
La operación del envío de material de guerra se nombró como Operación Fuego Mágico (era el título de una de las obras de Wagner que el Fhürer escuchaba entonces) prometiendo una colaboración total con los golpistas españoles. El emisario de Franco, también colabora en un acuerdo con Oliveira Salazar a fin de permitir el desembarco de los suministros alemanes en puertos portugueses para no ser interceptados por la flota republicana.
Convencido Goering de que Franco puede convertirse en buena comparsa del III Reich, se crea la Legión Cóndor a finales de 1936 con cinco mil soldados y 140 aviones. Todo este material militar se escuda en transacciones de HISMA, con el fin de pasar por operaciones comerciales ya que en Europa se debate con fuerza la No Intervención en la guerra de España.
El 31 de julio de 1936 comienza a llegar la ayuda alemana por vía aérea, y no parará hasta el final de la guerra con generosa complacencia de ambos países.
A la vez, Ebherhart daba comienzo a sus negocios a lo grande con el bando fascista. Se convierte en intermediario de las demandas franquistas ante los alemanes, sobre manera convence a Hermann Goering de dicha colaboración, cosa que resultó más costosa porque el jefe de la Luftwaffe no andaba muy a favor de los desconocidos españoles. Durante los juicios de Nüremberg, Hermann Goering declararía que la colaboración con el bando franquista se realizó meramente como ensayo de los bombardeos que tenían previsto utilizar en la II Guerra Mundial que veían como inevitable. Nuestro país, nuestras ciudades destruidas con las vidas que se llevaron fueron un mero campo de entrenamiento nazi. Triste confirmación de algo intuido.
La España de Franco debe a Alemania en 1940 nada menos que 212 millones de pesetas. “Las autoridades del orgulloso “nuevo Estado” bajo la batuta del ministro de Industria y Comercio, coronel Alarcón de la Lastra, había preferido desabastecer el mercado nacional y hacer carantoñas a Berlín”* Nos confirma Viñas.
En 1940, España exportó a Berlín 25 millones de pesetas oro y 162 millones de pesetas oro a los aliados (por eso de estar a bien con los dos bandos por si acaso) En 1941, son 206 millones de pesetas oro que Franco entrega al III Reich y solo 43 millones de pesetas oro a los aliados (pensando que la guerra la ganaban sus amigos) En 1942, 236 millones de pesetas oro para el Reich y 96 millones de pesetas oro a los aliados. En 1944 los envíos cambian por el corte de comunicación que se produce al haberse perdido Francia para los nazis.
Da comienzo entonces la misión de convencer a los aliados de la “bondad del régimen” ya que se intuye que la guerra no será favorable al bando amigo, claro que en el gobierno andaba campando Ramón Serrano Suñer que era un convencido pro nazi partidario de entrar en guerra con ellos aunque supusiera la incineración de las resmas del suelo patrio que en aquellos años padecía hambre, sudor y lágrimas. Muchas lágrimas. Pero, perdonen las/os lectores, esa es otra historia que se contará próximamente…que concierne a los enormes sobornos concedidos por Gran Bretaña a los “gloriosos generales del ejercito español” Como ven los patriotas tienen precio, en concreto millones de libras esterlinas que se recibían en bancos de Nueva York con destino a los mandos militares.
Johannes Ebherhart, había fundado la empresa Hispano-Marroquí de Transporte (HESMA) situada en la calle O’Donnell número doce de Tetuán con un capital social de 200.000 pesetas aportadas por él y un oficial de la marina retirado, Fernando Carranza, testaferro que justifica la presencia española pero no se conoce implicación alguna de dicho jubilado en la empresa. La HISMA, recibe aportaciones alemanas por aire y mar, entrando estas últimas por el puerto de Lisboa.
A la vez, en octubre de ese mismo año, se fundó en Alemania la compañía ROWAK, que operaba como contraparte germana en los intercambios. A cambio del suministro para el ejército, ROWAK (RohstoffWaren-Kompensation Handelsgesellschaft) percibía alimentos y materias primas españolas, siempre con un saldo deficitario para España.
La implicación en los negocios del alemán eran tan fructíferos que tuvo que fundar empresas subsidiarias con el fin de disimular y blanquear los cuantiosos ingresos producidos por la HESMA. El tráfico de lingotes que remitió Franco a la Alemania nazi en compensación de la ayuda militar durante la guerra así como el tráfico con wolframio ( ya hemos dicho la importancia de este oro negro para el III Reich, ya que lo utilizaban en los materiales militares) Funda las siguientes empresas subsidiarias:
- Sagitario Films, S.A. Productora cinematográfica.
- Cine Arte. Laboratorio cinematográfico.
- Erce, S.A. (Madrid). Export –Import.
- Empresa de motores Diesel, que trabaja en colaboración con el ejército español.
- Oficina de préstamos a empresas en
- Fábrica de jabón en Maliaño, Santander.
- Tres grandes fincas agrícolas una en Madrid, otra en Denia, con importantes plantaciones de naranjos, y una tercera cuya localización se desconoce.
- Custodia de fondos secretos dejados en su poder
Johannes Ebherhart funda la productora de cine, Sagitario Films, que produce películas de cierta calidad, como Cuatro mujeres (1947), El huésped de las tinieblas (1948), La fiesta sigue (1948), El señor Esteve (1948), Alas de juventud (1949) o La canción de la Malibrán (1951), última cinta con el sello del arquero. También se dieron cita un notable plantel de actores y directores como Edgar Neville, Antonio del Amo, Manuel Mur Oti o Luis Escobar, de suerte muy desigual en nuestra cinematografía, así como a actores y actrices que marcaron época. Anoten: Carlos Muñoz, Conchita Montes, Fernando Fernán Gómez, Manuel Dicenta, Ana Mariscal, Manolo Gómez Bur o Ismael Merlo, entre otros muchos.
En el libro, Sagitario Films. Oro nazi para el cine español, se recorre la intrahistoria de esta productora constituida en 1947 bajo la dirección del ingeniero Félix Bueno de Linares (la relación de personajes que intervinieron como testaferros o como encubridores del verdadero cerebro, Johannes Bernhardt, es extensa). Detalla los avatares de cada uno de los títulos que llevan su firma, desde los costes y circunstancias del rodaje hasta sus resultados comerciales, además de la calificación que concedía la Junta de Clasificación y que determinaba el éxito o fracaso económicos de las cintas. Y da cuenta del siniestro currículo del capitoste nazi, refiriendo sus múltiples dedicaciones profesionales y políticas en territorio español y en Argentina.
Acabada la guerra española da comienzo al poco tiempo la europea y Alemania quiere cobrar con largueza los suministros que proporcionó a Franco, a la vez, Johannes Ebherhart sigue alargando su brazo con el fin de prosperar aún más en el mundo de los negocios. La ideología camina de la mano del dinero, como debe ser en esos pagos.
Aceites, pieles, cueros, lanas, fruta, productos agrícolas salen de España camino de una Alemania que abre fauces voraces porque está en plena guerra y necesita de todo lo que crece en el solar patrio español. España muere de hambre pero las deudas se pagan, le aclaran al jefe del Pardo con solemnidad nazi los emisarios. Para ello se crean empresas que canalizan las provisiones españolas hacia Alemania, SOFINDUS es un entramado de 350 empresas que monopolizan el comercio de materias primas. Lógicamente, volvemos a encontrar a nuestro hombre presidiendo SOFINDUS, que está en el cargo hasta 1948, cuando las presiones aliadas soplan al oído del Caudillo de España que si quiere mantenerse en el cargo debe disimular su nazismo y dejar de proteger a tanto nazi suelto como hay en suelo patrio. Franco no obedece, pero pide discreción y ve imposible seguir protegiendo a su querido padrino de guerra por lo que Ebherhart emigra de nuevo en 1951. Esta vez marcha a Argentina donde el general Perón ampara y da cobijo a todo nazi que asome la faz por la tierra del peronismo; marcha después de descapitalizar las distintas empresas cinematográficas y dejarlas a nombre de José Ignacio Escobar (hermano de Luis); eso sí, en quiebra fraudulenta.
A Franco, los aliados le han pasado 104 nombres de prebostes nazis implicados en terribles crímenes de guerra que viven en España manejando sus negocios y con vida normalizada. En dicha lista, Ebhehart ocupaba el puesto séptimo, pero como decimos, Franco se hizo el tonto con casi todos ellos, entregando una pequeña parte de los activos de SOFINDUS a los aliados consiguiendo con ello que Eberhart fuera eliminado de la lista de indeseables que Gran Bretaña quería expatriar ofreciéndose a gestionar SOFINDUS en beneficio aliado. Los activos de la empresa en el momento eran de 500 millones de pesetas. Todo se compra, hasta la libertad, debió de pensar el antiguo general de las SS, Johannes Eberhart Franz Berhnhardt.
Antes de su huida a Argentina, Johannes Eberhart prepara su evasión. Negocia con el gobierno español un crédito oficial de tres millones de pesetas para ser “invertido” en su productora, a la vez envía grandes sumas de dinero a Argentina, además, su fiel secretaria la señorita Scheaffer viaja dos veces a Suiza, también a Portugal y a Argentina, con la consigna de mover el dinero que expatria su jefe. Además ha recibido de Hans Thomson, jefe del partido nazi 1.700.000 pesetas al final de la guerra y dos millones de las SS que suponemos sirvieron como alimento para organizar la huida de las famosas “ratlines” nombre que recibía la gran escapada de jefes nazis camino de países cómodos que no los expatriaran y donde pudieran vivir sin amenazas de los aliados, que pronto olvidaron los terrores nazis para concentrarse en un nuevo enemigo, la URSS y con ello los criminales de guerra pasaron a segundo término.
Johannes Eberhart Franz Berhnhardt, vivió tranquilamente en Argentina, sin que nadie molestara el desarrollo placido de sus fructíferos negocios, incluso viajó a España en alguna ocasión, hasta que en los años setenta regresó a Alemania donde residió plácidamente hasta su muerte en la cama sin asumir las responsabilidades por sus acciones y negocios.
Y con esto, a modo de moraleja, les contamos que no existió el oro de Moscú y si lo hizo tuvo justificación, pero sí el oro de Berlín aunque este fue callado por el Generalísimo de las España con el consiguiente disimulo histórico.
María Toca Cañedo: lapajareramagazine.com
Fuente → lapajareramagazine.com
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