En memoria de la jornalera republicana Brígida Pardo López, decidida defensora de la clase trabajadora, asesinada por criminales franquistas
En memoria de la jornalera republicana Brígida Pardo López, decidida defensora de la clase trabajadora, asesinada por criminales franquistas en Víznar (Granada), en 1936 / Tulio Riomesta
 
 Brígida Pardo López nació en 1904, era la 3ª de los 9 hijos de Gabriel y Natalia, de la familia “Los Virutas” de Güevéjar, una población reprimida por el franquismo, donde la violencia criminal de los golpistas del 36 se cebó en las bases populares, mujeres incluidas, para cercenar el régimen democrático Republicano de derechos y libertades, y el intento de mejora de sus vidas y sustento de sus hijos. Ese fue el objetivo del golpe militar, preservar el estado de privilegio de los estamentos tradicionales, la carroña, cobarde y criminal, que ha mantenido a España durante su historia en la miseria, la desgracia y el fracaso: oligarquía, clero, militares, terratenientes, caciques, dueños seculares del poder político y económico, en detrimento de campesinos y obreros.
 

Brígida no asistió a la escuela y no aprendió las letras, dedicando su infancia a las tareas asignadas al rol femenino tradicional; pero su fuerte carácter personal heredó la tendencia de izquierdas. La joven Brígida se casó con 23 años con José López Robles ‘El Lopito’, 33 años, militante activo en el PSOE y UGT. Vivían del jornal de su trabajo en el campo. Brígida se hizo notar públicamente con la llegada de la 2ª República. La primera acción pública femenina tuvo lugar el 1º de mayo de 1931, una multitud de campesinos bajo la pancarta de la Cooperativa obrera de Güevéjar desfiló junto a incontables asociaciones de toda la provincia por las principales calles de la capital. El día 27 se manifestaron con motivo del primer centenario de la muerte a garrote vil de Mariana Pineda, en la plaza del Triunfo. Brígida portaba la bandera Republicana junto a otras jóvenes.

Las mujeres trabajaban en diferentes tareas agrícolas, especialmente la recogida de aceituna, con salarios muy bajos. Pero los propietarios no concedían permiso en tareas como la rebusca o el espigueo de aceituna en sus tierras. En diciembre del 32, un amplio número de mujeres, esposas de jornaleros, presentaron sus quejas al gobernador civil Mariano Joven Hernández por el mal trato verbal a que eran sometidas ellas y sus maridos por capataces y los terratenientes y sus capataces. Las numerosas quejas cobraron fuerza con la normativa de la Ley de Términos Municipales. El 13 de septiembre de 1933, todo el vecindario de izquierdas participó en la inauguración de la Casa del Pueblo, “El Centro”, levantada con aportación del Ayuntamiento y el trabajo colectivo, alegrando la velada la banda musical de Gabia Grande, población cercana cuyos Republicanos sufrieron dura represión y numerosos asesinatos. Tras la huelga agraria del 5 junio del 34 junto a 113 localidades granadinas, fueron sancionados con el cierre de la Casa del Pueblo, la supresión de actividad sindical, y Brígida y muchos otros fueron denunciados.

Tras las elecciones de 16 de febrero de 1936 resultó elegido concejales José, el esposo de Brígida. El 27 de junio, con motivo del reparto de tierras del cortijo de Tejútor por Emilio Langle Rubio, director del Instituto de Reforma Agraria, Brígida asistió a la entrega de parcelas en la que su marido tuvo adjudicada una, y a la fiesta que se celebró en la Casa del Pueblo, reabierta desde el 12 de febrero del 36. Pero el 22 de Julio Güevéjar fue tomado por los golpistas, falangistas, soldadesca rebelde, guardia civil, al mando del capitán José Nestares Cuéllar. Comenzaron las detenciones, los arrestos de muchas mujeres, los malos tratos, vejaciones, y las matanzas de Republicanos.

Brígida fue detenida el 20 de agosto y encarcelada en Granada, desde donde fue “sacada” de una celda colectiva junto a otras 8 mujeres hacia “La Colonia” hacia el 22 de agosto de 1936, eran 6 amas de casa, una sirvienta, una vendedora, una costurera y además 2 chóferes, todos muy peligrosos. El 7 de Octubre de 1936 los fascistas los condujeron al barranco de Víznar, y en la más absoluta soledad, rodeados por la indiferencia e inmisericordia de los ejecutores, fueron asesinados. El mes anterior los franquistas habían asesinado a su hermano, el joven Ramiro.

La eliminación física de Brígida se debió a su ideología izquierdista, su trayectoria vital, típica de tantas mujeres anónimas, simples amas de casa que reivindicaban acabar con la miseria de vida que soportaban. Fue muestra de la represión contra la mujer Republicana, la cobardía, la intencionalidad y la gran importancia que los sublevados daban a la base popular, firme defensora del régimen democrático, percibido como instrumento de mejora y dignificación de sus vidas y anhelos. Los franquistas trataron de esconder el asesinato de Brígida, inicialmente la consideraron “desaparecida”, según documentación “fue llevada a Granada ingresándola en la cárcel por su actuación disolvente”; “está ausente de la localidad, ignorándose su paradero”, aunque algunos vecinos derechistas fueron testigos presenciales de su destino. Solo en el año 42 se la admitió como víctima: “le fue aplicado el bando de guerra”. La familia de Brígida fue muy duramente represaliada.


Documentos: El Independiente de Granada (Luis Ruiz Ruiz)


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