El número de sublevados ascenderá a unos 2.000 (Ferrol tenía entonces unos 30.000 habitantes) y no hubo derramamiento de sangre. En la mañana del día 12 de octubre y ante la ausencia de corporación municipal, nombran una junta provisional presidida por Francisco Suárez García. Pero las fuerzas leales al gobierno entran en la ciudad al día siguiente y restablecen la corporación. Estaban dirigidas personalmente por el capitán general de Galicia Xosé Sánchez Bregua.
El levantamiento fracasa a los cinco días pues los insurrectos no contaron siquiera con el apoyo de los jefes republicanos, como Pi i Margall, que condenó en las Cortes la sublevación, y los cabecillas deben huir a Portugal, Madrid e incluso ultramar.
(El capítulo completo y más singularidades de Galicia, en el libro Galicia en cen prodixios, de Henrique Alvarellos (Edicións Xerais, 2004)
Fuente → emigracion.xunta.gal
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