La Guerra Civil española estalló en la literatura soviética
La Guerra Civil española estalló en la literatura soviética
Pablo Fernández-Miranda
Comentarios sobre el libro: “Repercusión de la Guerra Civil Española en la URSS: escena y literatura (1936-1939)”, de Natalia Kharitonova (Editorial: Guillermo Escolar “Biblioteca crítica de la Guerra Civil”).

Hace pocos años (2021) se publicó este libro que, de forma meticulosa y bien documentada, recoge el impacto que la Guerra Civil española tuvo en la literatura y cultura de la Unión Soviética.

La investigación se divide en tres capítulos. El primero en el teatro y la literatura. El segundo en la poesía y el tercero en la literatura infantil.

Comienza con un recopilatorio de las obras que los autores soviéticos escribieron sobre la guerra, especialmente para el teatro. Después las adaptaciones de obras de clásicos, como Lope de Vega o Tirso de Molina, que se representaron en los escenarios soviéticos. El Perro del Hortelano; Marta la Piadosa; la que a más teatros llegó fue Fuenteovejuna.

De autores contemporáneos de entonces se representaba El Secreto, de Ramón J. Sender, de quien además se tradujeron diez de sus libros al ruso. Por supuesto Lorca se convirtió en un icono y Alberti fue muy divulgado. 

En la literatura infantil se establece un vínculo directo entre los entonces niños soviéticos y los cerca de tres mil niñas y niños españoles que fueron evacuados a la URSS

Fueron muchos las poetas soviéticas que escribieron sobre los niños españoles de la guerra. Digo “las” porque fueron mayormente mujeres quienes lo hicieron. Varias de ellas eran y son poetas consagradas como Olga Berggolts (1), que dedicó un ciclo poético a los niños españoles como La Nana para el Hijo Español: “Descansa, mi nuevo hijo, descansa/Detrás de la ventana la tarde cae tranquila. / Acostúmbrate a tu nueva madre, /al habla rusa desconocida”. Raisa Ginstsburg, escribió el poema HijoPara todos los huérfanos somos madres ahora…”.

El conjunto del libro es muy interesante y saca a la luz aspectos desconocidos. Pero, en este comentario quiero centrarme en la literatura infantil precisamente por el calado que tienen las guerras en los menores, por los paralelismos trágicos que tienen todas ellas en las sociedades —pensando en las actuales—, pero sobre todo en los más vulnerables. También porque en esa literatura se establece un vínculo directo entre los entonces niños soviéticos y los cerca de tres mil niñas y niños españoles que fueron evacuados a la URSS. Sin esa literatura—y la destinada a los adultos— sería difícil explicarse la acogida que tuvieron en aquel territorio, entonces formado por Rusia pero también por Ucrania y otras repúblicas. Allí permanecieron muchos años, algunos toda su vida.

Este último capítulo recoge una numerosa relación de publicaciones con la correspondiente sinopsis.

En 1937 se publica el libro de relatos Pequeños españoles de Elena Kononenko, una edición ilustrada cuya contraportada ofrecía un esquema del trayecto que realizaron los niños en un barco de Valencia hasta Yalta.

La conexión en con la cultura española viene de antes, al menos desde la época del romanticismo

En 1938 una célebre escritora infantil, Agnia Barto, publica dos libros de poemas, para distintas franjas de edad, dedicados a los niños españoles. Estrellas sobre el mar y Estoy contigo, este último para los más pequeños de preescolar. Muchos de los poemas están basados en sus experiencias personales, ya que estuvo en España durante el verano de 1937 en plena guerra. También en 1938 y dirigido a preescolar y primaria, Vladimir Lifshits publicó, Republicanos, de poemas infantiles.

El género del tebeo también se utilizó para acercar este tema a los pequeños. La revista Chizh publicó varios: El marino español Pedro; Las aventuras de un niño español; Honorino.

La misma revista publicó un poema que se haría famoso Un vapor desde España, con la navegación del barco que lleva una de las expediciones de niños españoles: “El vapor lleva un precioso tesoro/a la lejanía de la Unión Soviética/a unos invitados especiales/ que eran centenares de niños”.

Cierto es que la conexión en con la cultura española viene de antes, al menos desde la época del romanticismo. Actualmente siguen representándose teatro y danza españolas. Y aquí desde hace muchos años los coros, el ballet…, salvo desde la guerra en Ucrania, que se suspendieron en una triste confusión de las cosas. Conocí el caso de la anulación de las representaciones de un ballet en el que, paradojas de la vida, la primera bailarina era ucraniana. Habrá que insistir en una cultura para la paz.


Notas:

(1) Varias poesías de esta autora están en la web de la Asociación de los Niños de Rusia:
*Los nombres rusos se han mantenido tal como aparecen el libro.

 

Fuente → nuevatribuna.es

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