Errenteriarras asesinados por el franquismo mediante farsas judiciales, o muertos en cautiverio / Tulio Riomesta
– Miguel Irastorza Echeverria, 35 años, soltero, natural de Zaldibia (Guipúzcoa), residía en Rentería. Era maestro municipal en el colegio Biteri y corresponsal del diario Republicano “La Voz de Guipúzcoa”. En Septiembre de 1936 fue encarcelado en Ondarreta (Guipúzcoa), juzgado y acusado de rebelión militar, ser miembro de Izquierda Republicana, colaborar con el Frente Popular distribuyendo alimentos y ropa al vecindario. Fue procesado junto a Anselmo Cid Díez. Su presencia en una fotografía con milicianos de la localidad determinó su condena a muerte. El 16 de diciembre de 1936 unos falangistas le asesinaron por fusilamiento en la tapia de la prisión de Ondarreta (Guipúzcoa).
– José María Azcarraga Mozo, 21 años, nacido en Rentería en 1916, residía en Aramaio (Guipúzcoa) desde 1925. Estudió Derecho en Madrid. Afiliado al PNV y STV-ELA, en 1933 fue nombrado presidente de Euzko Ikasle Batza de Madrid. Tras el golpe fascista colaboró con el Frente Popular, fue comisario de Finanzas, periodista en el frente y vocal de la Comisión de Cultura del Gobierno Vasco. En octubre de 1936 fue nombrado comisario del batallón Ariztimuño del PNV y en Agosto de 1937 del batallón San Andrés de STV-ELA. El 28 de agosto de 1937 fue encarcelado en Laredo (Cantabria). En Septiembre de 1937, fue condenado a muerte. Cuando se le propuso ser canjeado por un derechista se negó, alegando que el canje tenía que ser colectivo, no individual. Fue fusilado el 16 de diciembre de 1937 en Derio (Guipúzcoa).
– Anselmo Cid Díez, 29 años, natural de Madrid, era músico en la banda de Rentería y trabajaba en la factoría Esmaltería Guipuzcoana. Se casó con la errenteríarra Carmen Aramberri Olaciregui, tenían una hija de 5 años. Detenido en Septiembre de 1936, fue sometido a farsa judicial, acusado de rebelión militar, ser a UGT y delegado de la sede socialista, servir en el Frente Popular como guardia cívico durante la guerra, y cavar trincheras. Aunque algunos derechistas intervinieron en su favor, en Noviembre de 1936 Anselmo fue condenado a muerte y fusilado por sicarios falangistas el 16 de diciembre de 1936, en la tapia de la prisión de Ondarreta.
– Félix Salvador González Rojo, 26 años,natural de Rentería, portero del San Sebastián Fútbol Club. Casado con Concepción Echeverria Estévez, tenían una hija. Afiliado a UGT, huelguista, miembro del Partido Comunista, al estallar la guerra, combatió como miliciano del batallón comunista MAOC. Huyó a Vizcaya, y en Durango fue artillero en las filas Republicanas. Fue capturado y los franquistas le alistaron en una bandera falangista, pero fue delatado por un derechista bilbaino. En 1938 fue sometido a farsa judicial acusado de rebelión militar y formar parte del Comisariado de Guerra de Rentería. En Julio de 1938 Félix fue condenado a muerte, y el 18 de Octubre de 1939 fue fusilado en Bidebieta (Guipúzcoa).
– Pedro Mola Urtazun, 35 años, natural de Rentería, residente en San Sebastián, casado, carpintero, afiliado a CNT. Fue miliciano en los comedores Biteri de Gros. A caer Rentería huyó a Bilbao donde trabajó en la construcción de las trincheras y fortificaciones del entorno de Bilbao. Al rendirse el Ejército Vasco, volvió a San Sebastián, residiendo como albañil en Igeldo y trabajando, pero en Noviembre de 1937 fue encarcelado, apalizado, y sometido a farsa judicial, fue acusado de auxilio a la rebelión militar y asesinado por fusilamiento el 30 de octubre de 1939 en el campo de tiro de Bidebieta, San Sebastián.
– Santos Pérez Arrieta, 49 años, natural y vecino
de Rentería, casado. Miembro de la CNT, actuó como miliciano cuando
estalló la guerra. Fue juzgado en consejo de guerra acusado de matar a
un capataz. Juzgado en San Sebastián en Abril de 1938 y allí fusilado el
3 de agosto de 1938.
– Los hermanos José Ramón (29 años), y Antonio Zapirain Eceiza,
(28 años) naturales de Rentería, residían en el caserío Bordazar, eran
solteros. Jose Ramón era campesino y nacionalista. Antonio trabajaba en
una fábrica, estaba afiliado a STV y era socio del Batzoki. Detenidos en
Septiembre de 1936, junto a sus hermanos Juan José y Salvador, todos
fueron sometidos a farsa judicial en Octubre de 1936 acusados de
rebelión militar por haberse hallado en su caserío escopetas y
municiones. No hablaban castellano, un intérprete explicó que las armas
llevaban años en la casa, tenían sus certificados de cazadores. Antonio y
su hermano José Ramón fueron fusilados juntos el 22 de octubre de 1936
en Ondarreta.
Errenteriarras fallecidos en cárceles y campos de concentración:
– Joaquín Veintemillas Hita, 38 años, natural de Iruñea y vecino de Rentería, casado con Natividad. Era jornalero, cotizante del Socorro Rojo Internacional, miembro del Partido Comunista y de la UGT. Al iniciarse la contienda actuó como miliciano comunista del batallón MAOC Larrañaga en Pasaia, San Sebastián, y en diversos frentes en las fuerzas Republicanas. Fue encarcelado en Cantabria y sometido a farsa judicial en Julio de 1938, acusado de adhesión a la rebelión militar, condenado a la pena de muerte que se le conmutó en Octubre de 1939 por 30 años de prisión. Joaquín pasó por las prisiones de Bilbao, San Sebastián, Burgos. Falleció el 12 de enero de 1943 en la cárcel de Gernika.
– Lucas Michelena Aramburu, murió en la cárcel de Zapatari, San Sebastián el 3 de Abril de 1943.
– Luis Andicobeny Ruiz, murió en la carcel de Ocaña el 10 de Agosto de 1942.
– Antonio Aguirre Basauri, 59 años, nacido en Bilbao, vecino de Rentería, casado con Cándida, era electricista. Fue miembro del Comisariado de Transportes de la Junta de Defensa creada en Rentería, y chófer del batallón comunista MAOC. Condenado a cadena perpetua, pasó al campo de de concentración de Porta Coeli (Valencia), donde falleció el 11 de abril de 1941.
– Victoriano Arrieta Ayestaran, falleció en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña el 8 de Noviembre de 1937.
– Ramón Nájera Bella, falleció en el campo de concentración de Miranda de Ebro el 21 de febrero de 1939. Su hermano Matías denunció que “ A mi hermano lo mataron, un día le llamaron al botiquín. Mi hermano dijo, “¿para qué?”, y le contestaron “¡que vayas ahora mismo!”. El resto de compañeros le esperaron fuera y al ver que no salía, entraron y vieron que estaba muerto. Para mí, por mucho que digan que no, la orden vino de aquí, de Rentería. Le tuvieron que denunciar.
Documento original: Rentería 1936-1945 (Amaia Rodriguez Oñatibia)
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