Isidoro Diéguez participó en el asalto contra los golpistas del Cuartel de la Montaña, en Madrid, y en los frentes de Somosierra, Guadarrama, Getafe y Cuatro Vientos. Fue uno de los miembros de la Junta de Defensa de Madrid, primero como suplente en la Consejería de Guerra, y desde el 4 de Diciembre de 1936 fue Consejero de Guerra. Formó parte del Comité Central del PCE desde marzo de 1937. Diéguez fue uno de los dirigentes comunistas más destacados en la confrontación y resistencia realizada por los comunistas contra la sublevación de Casado días antes de la finalización de la contienda.
El 24 de Marzo de 1939, Diéguez salió de España acompañado por su mujer Anita Carrasco y su hijo Jorge Diéguez en un avión que despegó desde el aeródromo de Totana (Murcia). Pasó por Orán y luego viajó a la URSS. En Agosto de 1939 embarcó desde Francia hasta Nueva York, y en Septiembre de ese año llegó a México.
Por decisión del Buró Político del PCE en México, en la primavera de 1941 fue enviado a España desde América para conectar con los dirigentes comunistas del interior, siendo Diéguez el máximo responsable de la Delegación del PCE en España. Desembarcó en Lisboa a mediados de Junio del mismo año, donde ya se encontraban otros comunistas, como Jesús Larrañaga Churruca, Manuel Asarta y Eleuterio Lobo, conocidos como el grupo de Lisboa. Pero en Septiembre de ese año el chivatazo de un confidente provocó que fueran detenidos por la policía de la dictadura de Salazar, quienes los entregaron a los franquistas.
Tras padecer interrogatorios en las dependencias de la Dirección General de Seguridad ubicada en la Puerta del Sol de Madrid, fueron conducidos a la prisión de Porlier. Isidoro Diéguez Dueñas fue juzgado el 19 de Enero de 1942 junto a otros comunistas, con resultado de 6 condenas de muerte, junto a él sus compañeros Jesús Larrañaga Churruca, Manuel Asarta Imaz, Jaime Girabau Estévez, Francisco Barreiro Barciela y Eladio Rodríguez González. Los franquistas asesinaron a todos inmediatamente junto a las tapias del cementerio del Este de Madrid en la madrugada del 21 de Enero de 1942.
En su carta de despedida, Isidoro escribió “Muero teniendo confianza en un mejor porvenir no lejano para nuestro país. Orgulloso de haber dado la vida por el […] Un ultimo recuerdo profundo para todos; Valor y no desesperar, tened confianza como yo en que lo mejor anuncia ya su presencia”. Más de 80 años después, su nieto Jorge le escribió: “A pesar de los años transcurridos, tu hijo, nietos y bisnietos te recuerdan con cariño y orgullo. Tus actos nos han motivado a tener principios y luchar por ellos cada día. Allí donde estés, puedes estar tranquilo. Tu legado sigue vivo y tu memoria permanece”.
Rafael Alberti le rememora en unos versos incluidos en «El poeta en la calle»:
«¡Sangre de Gómez Gayoso,
sangre pura, sangre brava,
sangre de Antonio Seoane,
de Diéguez, de Larrañaga,
de Roza, Cristino y Vía,
valles de sangre, montañas!”.
Documentos en: Quienes eran (Eva). Wikipedia. Eldiario.es (Marta Borraz). Facebook
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