El deber antifascista
Asociación Foro por la Memoria Democrática
El origen de esa obstinación por el olvido está en los herederos de quienes se beneficiaron de la dictadura y de las ilegalidades en que se asentaron y mantuvieron
El 20 de noviembre el gobierno de PP y Vox de Aragón iniciaron los trámites para derogar la Ley de Memoria Democrática en la comunidad autónoma, eligiendo una fecha que, más allá de su simbolismo, escenifica la ruptura con el hecho democrático. PP y VOX avisan de que seguirán ese mismo destino en todos los territorios donde comparten gobierno que, por desgracia para la memoria, son muchos. Parece ser que la siguiente en caer será la de Cantabria.
Tal conducta está en las antípodas de ese… “que nadie se atreva a decir que no merece la pena seguir escarbando en la tierra la memoria que yace bajo nuestros pies”… declarado por el presidente Sánchez el pasado 30 de octubre en Madrid, en el acto institucional que, por segundo año consecutivo tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, homenajea, como día del recuerdo, a las víctimas del golpe militar, de la guerra y de la dictadura que la extrema derecha batalla por entregarlas nuevamente al olvido. Honrar a todas esas vidas anónimas sepultadas durante tantos años bajo la losa de la indiferencia es de justicia y agradecer su apuesta antifranquista una deuda que aún está por saldar definitivamente.
La derogación de las leyes autonómicas no sólo significa la paralización de los protocolos de reparación de las víctimas en cada región, también el avance de los revisionismos, tan fervorosamente alentados por la derecha nacional, y la privación en el conocimiento de la verdad de la represión, para volver a retorcerla e inventarla de nuevo. Porque no debemos olvidarnos de algo básico: la memora democrática es la memoria de quienes perdieron la guerra en España, de quienes apostaron por la democracia a cambio, incluso, de sus propias vidas; de quienes creían en la república y en la laicidad de la sociedad, los que defendieron su legalidad y se enfrentaron al fascismo. Y esto, precisamente, es lo que las derechas españolistas desean invisibilizar de nuevo.
El origen de esa obstinación por el olvido es evidente y rotundo; son los herederos de los intereses de los vencedores de aquella guerra y de los que se beneficiaron de la terrible y larga dictadura; de su discurso, pero también de las ilegalidades en que se asentaron y mantuvieron.
La Ley de Memoria Democrática obliga al Estado “…a investigar las violaciones del Derecho Internacional de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario ocurridas durante la guerra civil y la dictadura franquista…” se declaraba hace escasos días desde la Fiscalía Especial dirigida por Dolores Delgado. No confío en que con el análisis de la jurisprudencia nacional e internacional y de los tratados y convenios internacionales la Fiscalía pueda concluir que se debería adoptar decisión de control con las administraciones que vulneran la ley y abra un procedimiento sancionador que las penalice por incumplimiento de sus deberes de gestión institucional y del ordenamiento jurídico en vigor. Sería positivo, cuanto menos, para frenar esta escalada de resentimiento y violencia con que se está echando a la calle en las últimas semanas. Frente a ello, hemos de continuar fortaleciendo los principios democráticos, su ética y sus valores. No se puede avanzar, ni puede haber un análisis crítico por parte de las generaciones venideras, si no hay políticas públicas y formación en memoria, unido a la necesaria transmisión de toda la información que confirme que la violencia y la intolerancia nunca es el camino para construir ninguna patria (o matria) común sin ser impuesta.
Fuente → mundoobrero.es
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