Así era la propaganda nazi en 1938
Así era la propaganda nazi en 1938
Èric Lluent

 

Ahora que las redes sociales del ámbito catalanohablante van llenas de mensajes abiertamente racistas y xenófobos, ahora que unos pocos actores han avivado el viejo discurso del odio al migrante y que la ola reaccionaria se fortalece en el corazón de Europa, es un buen momento para recuperar el detalle de la propaganda nazi antes de la Segunda Guerra Mundial. En 1938 el gobierno de Adolf Hitler publicó un libro en inglés titulado Germany Speaks ( (Alemania habla), una obra coordinada por el entonces ministro de Exteriores del Tercer Reich, Joachim von Ribbentrop, y dirigida a los ciudadanos británicos.

Con un lenguaje pretendidamente amable y un estilo pseudoacadémico, el volumen justifica la visión y las políticas que el nacionalsocialismo había implantado hasta entonces. El libro se publicaba un año y medio antes de que la Alemania de Hitler invadiera militarmente Polonia, Dinamarca, Noruega, Francia, Bélgica, Países Bajos, Yugoslavia y Grecia, y empezara una intensa campaña de bombardeos contra población civil en Gran Bretaña y la deportación y asesinato de millones de personas consideradas enemigas del Reich, principalmente judíos, pero también militantes de izquierdas, homosexuales y gitanos, entre otros.

A continuación presento tres recortes traducidos que prueban las similitudes entre una parte de la narrativa nacionalsocialista de 1938 y los fundamentos discursivos de la extrema derecha actual:

“En cuanto al mayor porcentaje de criminalidad, que es un factor adicional para juzgar la cuestión judía en Alemania, cabe mencionar que la mayoría son inmigrantes del este de Europa, cuyas ideas morales y culturales nunca podrían estar con armonía con las del pueblo alemán”.

“Debemos tener presente que una nueva generación interracial está creciendo en Rusia, formada intelectualmente por judíos y que no aprecia nuestra civilización y no entiende los puntos de vista occidentales. Será un mal día para Europa cuando un ejército consistente en diecisiete millones de miembros de la mezcla ruso-asiática, aliados con algunas naciones europeas y con el apoyo de tropas de negros, sálvese libremente por Europa y la destruya”.

“Si esta cifra [de nacimientos de niños alemanes] cae continuamente debido a la tendencia de las parejas casadas a no tener hijos o, en el mejor de los casos, a quedar satisfechas con uno o dos niños, la nación deberá renunciar a cualquier esperanza de progresivo desarrollo. Su civilización estará condenada a la destrucción definitiva”.

Vincular la inmigración con criminalidad, determinar la incompatibilidad entre los valores foráneos con los de la civilización occidental, advertir del peligro de la invasión extranjera -la teoría del gran reemplazo- y hacer de la natalidad de las consideradas parejas autóctonas una bandera patriótica para asegurar el futuro de la nación son cuatro estrategias muy presentes en el discurso de la extrema derecha europea, y la catalana no es una excepción.

Ahora que estos argumentos aparecen en nuestras redes sociales -y algunos medios de comunicación- día sí, día también, hay que tener más claro que nunca que esta narrativa no es nueva ni original, que viene de lejos, que bebe directamente de las tradiciones del nazismo, del fascismo y del franquismo, y que es extremadamente peligrosa para la democracia y la convivencia. Ni un paso atrás.


Fuente → media.cat

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