Derrotadas las tropas leales y huidos la mayor parte de los altos cargos republicanos, la ciudad de Santander queda en absoluto desamparo. Poco antes había acogido a gran número de huidos vascos, los restos del derrotado ejército de gudaris y al lehendakari al que se le cede una casa cercana al Faro donde reside dos meses hasta que es rescatado en el avión Negus y trasladado a Francia . La población vasca acogida en Santander, llegó a las 180.000 personas, cifra que nos parece exagerada pero hemos contrastado con diversos historiadores y todos coinciden en esa aproximación.
Se ha acusado al gobierno vasco de los pactos de Santoña que realizó con el enemigo, cosa cierta, aunque no todos los soldados vascos bajaron las armas al caer Vizcaya,
sino que algunos, de ideología izquierdista, siguieron luchando en el
frente norte. La persecución religiosa que se realizaba en la provincia
desagradaba mucho a los batallones vascos nacionalistas, que mantenían
la fe y el respeto por su tierra sin mayores consideraciones hacia el
gobierno nacional. Se dice que el lehendakari Aguirre, llamó a Ruiz Olazarán afeándole
la persecución de religiosos (cerca de su residencia pudo ver durante
un paseo el cadáver de un religioso) alejándole, en parte, de la
precaria y dudosa fidelidad republicana que siempre tuvo .
Sea como fuere, el pacto de Santoña no fue respetado por Franco que no solía ser fiel a promesas con el adversario y siendo fusilados y encarcelados los gudaris que encontraron las tropas a su paso, así como una cantidad importante de sacerdotes vascos que mostraban fidelidad al gobierno autonómico y a la patria vasca, con lo que se desmonta otros de los mitos franquistas: la defensa de la religión y el respeto a la vida de los religiosos (sí lo hacían pero solo a los que estaban de acuerdo con el ideario nacionalsindicalista).
Llegadas a la ciudad las tropas italianas procedentes de la carretera de Burgos, es el teniente Francisco Delgado Recio quien de forma voluntaria, después de deliberaciones tensas en el Comité, y el capitán de Carabineros de San Sebastián, Ángel Botella Redondo, portando una triste bandera blanca, entregan la ciudad de Santander al general italiano, Bergonzoli, a la sazón jefe de la División Littororio que entra en la ciudad el 26 de agosto de 1937 sin apenas resistencia, ante el agasajo de los suyos y la desesperación de quienes han querido huir y no les fue posible por falta de sitio en los barcos que se prestaron a sacarlos de la ciudad.
Santander es una ciudad hambrienta, destartalada, que vive escenas terribles de desesperación en el puerto con gente intentando encontrar un sitio en las barcazas que parten sobrecargadas de gente, algunas de ellas zozobran en la misma barra de la bahía pereciendo su tripulación al completo. Los que consiguen huir navegan con el terror de ser interceptados por la flota franquista que controla las aguas, como ocurre con el barco en el que huya Matilde Zapata, que es retenido y al ser reconocida es trasladada a Ferrol para, posteriormente ser devuelta a Santander y fusilada.
La Quinta Columna, tan activa en esos últimos días ha repartido alcohol a los combatientes que se han refugiado en la ciudad y están agotados de la huida. El alcohol es bien recibido como ayuda para sobrellevar el miedo y la derrota. Los testigos que llegan a la ciudad manteniéndose sobrios, como Felipe Matarranz, observan a una población maltrecha y hundida, salvo los que reciben mano en alto a los vencedores que se aprestan a la venganza y a una violencia que durará demasiado.
Ha acabado la guerra para los/as santanderinas pero lo que les espera es mucho peor. Hambre, fusilamientos, rapados, ricino, violaciones y miedo, mucho miedo que se reparte entre las personas que perdieron la guerra y no pudieron huir.
Los vencedores no pierden tiempo, desde las primeras horas detienen a toda persona que no demuestre afinidad total con el Movimiento fascista. A los pocos días en Santander hay de 40.000 a 70.000 detenidos (según autores) que son repartidas por los diversos campos de concentración habilitados. En la Plaza de Toros, se concentran 5000 personas, durante tres o cuatro días no comen ni tienen ningún lugar para dormir, apiñándose en las gradas y en la arena. Los guardianes usan látigo ante la más mínima queja o simplemente por diversión, los malos tratos y las vejaciones son generalizados.
Campos de concentración habilitados para las detenciones:
La Magdalena. Campos de Sport del Sardinero. Hipodromo de
Bellavista. Seminario de Corbán. Tabacalera. Salesianos. Ramón Pelayo.
Oblatas. Salesas, y la Prisión Provincial.
A estos se une el penal del Dueso, al que desplazaron numerosos presos (entre ellos a mi tío abuelo, Anastasio Cañedo Mancebo) padeciendo un hacinamiento inverosímil además de hambre, carencias de higiene y salubridad. Los piojos, chiches además del hambre y enfermedades derivadas del hacinamiento, se llevó a gran parte de la población reclusa de todos los campos y cárceles de la provincia.
Es posible que en 1937 Santander tenga el dudoso honor de ser la ciudad con más presos políticos del mundo. Aunque no todos eran santanderinos puesto que habíamos recibido huidos de las zonas cercanas, también había presos santanderinos en otras ciudades de España. La población total de la región era de aproximadamente 80.000 habitantes, por lo más de la mitad estaban presos.
Como ejemplo puede servirnos los datos que nos ofrece la investigación de Antonio Ontañón, que indica que en solo cinco días después de entrar las tropas fascistas, el 31 de agosto, fueron inhumados en Ciriego noventa cadáveres, 27 de ellos identificados y 63 desconocidos.
Contaremos alguno de los ejemplos que nos han narrado: Manolita Pescador, joven de Monte, de solo 19 años fue fusilada el 17 de noviembre de 1937, su delito fue pasearse por el pueblo con un pistolón haciendo alarde de republicanismo. Fue asesinada junto a diez mujeres más en Ciriego. El 25 de mayo de 1938 hubo una ejecución colectiva en el patio de la prisión provincial a garrote vil de siete hombres. Había espectadores, que contemplaban la terrible agonía de los ajusticiados coreando con risotadas su muerte. El resto de la población penal de la cárcel sentía todo a través de las ventanas con el consiguiente pavor que debía producirles la vileza del espectáculo macabro.
Se considera que fueron más de mil las personas “paseadas” en Santander en los primeros meses de la entrada fascista.
El doctor Madrazo ejemplifica mejor que mil explicaciones el espanto de ese régimen criminal. Fue detenido el buen médico, contando 87 años. Su delito era ser librepensador, masón y hombre de ciencia además de desarrollar su hospital en la Vega de Pas, renovando el ideario de higiene y salud hospitalaria. Estuvo preso durante cinco años en Tabacalera, sin apenas comida, prácticamente tendido, debido a su edad y sus achaques, en una camilla. Cuentan testigos que han recogido historiadores, que las monjitas que andaban cerca le humillaban diciendo que estaba endemoniado, que nadie se acercara ni le tocara. Le mantuvieron prisionero hasta que viendo que se moría le soltaron…muriendo cinco días después con 92 años.
La enorme diferencia, que a mi juicio, ofrecen ambas represiones es que si en la época de guerra se produjeron crímenes execrables fueron cometidos a contrapié de las autoridades (discutible en el caso de Neila, puesto que nadie frenó su terror) No fue así la represión franquista que se trató, en todo momento, de un sistema represivo previsto y concebido para la eliminación física del adversario. Se trataba de eliminar a las personas que profesaban ideologías democráticas, a saber: liberales, republicanas, anarquistas, socialistas o comunistas. Se trató de “limpieza ideológica” y en las zonas con nacionalismos comunitarios, «limpieza étnica». Fue ejecutada y concebida desde la cúspide del poder. Absolutamente todas las sentencias de muerte producidas durante el franquismo fueron firmadas por la mano del general Franco, de notable impiedad hacia los reos. Recordemos que los últimos fusilamientos políticos se realizaron en 1975.
La represión sistémica se demuestra con la consideración de que poblaciones como Navarra (3000 asesinados) A Coruña (1421 ejecutados) Pontevedra (1114 ejecutados) Valladolid (1321 ejecutados) Zamora (1269 ejecutados) todas ellas zonas sublevadas donde no se produjo ninguna represión republicana. Es decir, entraron y asesinaron sin más causa o motivo que el ideológico.
Los batallones de trabajo fueron norma común utilizando la labor esclava de detenidos. A finales de 1938 existían en España, 120 batallones de trabajo integrados por 90.000 prisioneros, que enriquecían a empresas privadas y reconstruían un país que la guerra y los golpistas habían destruido.
Por no hablar del concepto de “gen rojo” que dio origen al terrible robo de bebés. Comenzado como acto de “salvación” de los hijos de rojas, los bebés nacidos en prisión eran entregados a familias adeptas al régimen. Al poco tiempo se descubre el pingüe negocio que supone la venta de esos bebés a familias sin hijos con lo que se concibe una labor empresarial que dura hasta hace bien poco y ha costado mucho erradicar. También citaremos al Patronato de Protección a la Mujer, documentado anteriormente como el genocidio más espeluznante emprendido por un estado fascista contra mujeres y sobre todo niñas. Aunque el franquismo solo hubiera realizado los crímenes que se cometieron bajo el epígrafe de la protección a mujeres y niñas, ya merecería la condena de la historia por genocidio sistematizado y debiera ser juzgado por los tribunales internacionales. lapajareramagazine.com
En Cantabria los fusilamientos duraron hasta el treinta de abril de 1948, cuando fueron ejecutados en Ciriego cinco maquis pertenecientes a la Brigada Pasionaria. En febrero de 1956, se ejecutó a un chico de diecisiete años implicado en un robo en donde se mató a un policía.
Hubo muchos crímenes como los realizados en las personas de los maquis, bien fuera aplicando la ley de fugas o simplemente cazados y asesinados en el momento, como los más conocidos como Paco Bedoya (1957) Juanín(1956) pero las ejecuciones duraron hasta ese momento. Las torturas, vejaciones, violaciones fueron sistemáticas y podemos dar fe que duraron hasta muy entrada la Transición. El Patronato de Protección a la Mujer, duró hasta 1984.
Por todo ello, consideramos que no puede silenciarse y ampararse con la impunidad los execrables crímenes genocidas perpetrados por una de las dictaduras más sangrientas que han existido, y que las víctimas sean reconocidas y dignificadas como se hizo con las del bando republicano sin distinción ideológica ninguna. Hacemos constar que siguen en fosas más de 130.000 personas sin identificar, muchas de ellas en Cantabria y lo que se ha logrado hasta ahora ha sido gracias a la labor de Asociaciones y personas relacionadas con la Memoria en tareas y esfuerzos personales. Exigimos reparación y justicia así como castigo ejemplar a los culpables para NUNCA MÁS pueda volver a pasar lo que se vivió en nuestro país durante gran parte del siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA
Gran parte de los datos, nombres, historias han sido extraídas de las obras de Antonio Ontañón (Rescatados del olvido) Fernando Obregón Goyoarrola (República, Guerra Civil y Posguerra en Santander 1931-1948) y José Ramón Saiz Viadero ( Crónicas sobre la Guerra Civil en Santander) y (Crónicas republicanas)
Mi agradecimiento más profundo a cualquiera de ellos porque su labor silente y solvente nos aporta la verdad histórica y prepara un futuro más libre por estar bien informadas.
In Memorian: Anastasio Cañedo Mancebo, Teniente miliciano del Batallón 134 Santander, fusilado en Derio, Vizcaya, el 28 de mayo de 1938. De Matilde Zapata, y la olvidada Manolita Pescador.
De las víctimas no reivindicadas y negadas por las autoridades de Cantabria, del terrible bombardeo del 27 de diciembre de 1936.
Y en general de todas las víctimas de la sinrazón que opacó la normalidad democrática en base a los intereses oligárquicos, eclesiales y militares de una minoría que se embarcó en una guerra que destrozó a una mayoría.
Fuente → eldiariocantabria.publico.es
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