Milicianas, las mujeres que enfrentaron con las armas al fascismo

Milicianas, las mujeres que enfrentaron con las armas al fascismo
Angelo Nero

La presencia de las mujeres en el frente republicano siempre se ha mantenido en la sombra de la historia, y la memoria antifascista todavía tiene una deuda pendiente con ellas.

En un exhaustivo estudio publicado por Tània Balló y Gonzalo Berger, Les combatents, en la editorial Rosa dels Vents, se ha documentado el papel de las mujeres catalanas en la lucha antifascista, a través de las Milícies Femenines Antifeixistes, que el 30 de julio de 1936 constituyeron el batallón femenino de Catalunya. La presencia de las mujeres en el frente republicano siempre se ha mantenido en la sombra de la historia, y la Memoria Antifascista todavía tiene una deuda que trabajos como este pretende saldar. En el libro se incluye un inventario que nos da la verdadera magnitud de la participación femenina en la guerra, que arroja la cifra de 1.195 combatientes, y estamos hablando solo de Cataluña. Para inscribirse en las milicias era preciso formar parte de una organización que informara positivamente sobre la solicitante, y tener el aval de una compañera, así podemos saber que 360 estaban afiliadas al PSUC, 424 a la CNT, 119 al POUM, 64 a ERC, 48 a Estat Català.

El libro le pone rostro y nombre a estas y a otras mujeres antifascistas, alguna de ellas tan conocidas como Lina Ódena, secretaria general de las Joventuts Comunistes, que el 14 de septiembre de 1936 murió en el frente de Granada; o la protagonista de la icónica foto realizada por el alemán Hans Gutmann, Marina Ginestà, militante de las Joventut Socialista Unificada de Catalunya (JSUC), periodista y colaboradora del diario Pravda; la anarquista Llibertat Ródenas, que combatió en la Columna Durruti; o las más desconocidas, como Pepita Laguarda, también anarquista, que luchó en la Columna Ascaso, y falleció el 1 de septiembre de 1936 en el Frente de Aragón; o como la ugetista Amalia Lobato Rosique, la primera miliciana de la que se tiene constancia de su muerte en combate, el 23 de agosto de 1936, en la fallida expedición del general Bayo por recuperar la isla de Mallorca, en manos de los fascistas.

Precisamente esta expedición republicana, donde participaron las Milícies Femenines Antifeixistes, y en concreto la historia de cinco de ellas, que quedaron abandonadas en la isla, después de la retirada de las tropas del general Bayo, cierra el libro Les Combatens y centra otro de los trabajos, esta vez en forma de documental, de Tània Balló, dirigida junto a Jaume Miró, Milicianas. Ante la pertinaz defensa de los sublevados, apoyados por la aviación italiana, el reembarco de las tropas republicanas dejó atrás a 40 de sus hombres y a cinco mujeres, que serían pasados por las armas. “Tutti i Rossi fucilati! Fucilati subito” (Todos los rojos fusilados, inmediatamente), gritaba el Conde Rossi, Arconovaldo Bonaccorsi, el fascista italiano que dirigió la represión en Mallorca, con una crueldad que impresionó hasta a los mismos franquistas. Las cinco milicianas, pese a lucir el distintivo de la Cruz Roja cuando fueron capturadas, fueron torturadas, violadas y fusiladas, pero durante mucho tiempo su identidad fue un misterio.

“16 de agosto de 1936.- A las seis de la tarde salimos a bordo del Ciudad de Tarragona, con rumbo a Mahón, 30 milicianas y 400 milicianos con objeto de tomar parte en las operaciones contra los fascistas”, escribe una de las milicianas en su diario, uno de los hilos de los que tira el documental de Tània Balló, en el que participa también Gonzalo Berger como guionista, es un necesario ejercicio de Memoria, en el reconstruye no solo los hechos de aquel septiembre negro, en el que el fascismo extendió su siniestro manto sobre las Baleares, si no en el que podemos seguir el curso de sus investigaciones, a lo largo de dos años, buceando en archivos militares, a donde no siempre es fácil acceder, y llegando incluso al Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, siguiendo el rastro de un reportaje de Robert Capa, para desvelar la identidad de las milicianas asesinadas, y poder recuperar así su historia.

“Fueron cinco mujeres hijas de su tiempo histórico. Ante el golpe de Estado del 18 de julio decidieron tomar un fusil e ir al frente de batalla. Eran mujeres conscientes de que en la Guerra Civil estaba en juego el fin de la libertad republicana pero también de que las mujeres iban a ser las peores paradas con el avance del fascismo. Querían ser ciudadanas de primera, con los mismos derechos que los hombres, por lo que salen a defender a la República con valentía,” relató en una entrevista al diario Público la directora del documental, Tània Balló, que también es co-autora de la serie Las Sinsombrero sobre las ignoradas mujeres de la Generación del 27.

“La historiografía hasta la fecha las había tratado con cierto paternalismo o condescendencia. Como ‘chavalillas’ que fueron medio engañadas al frente y encima las mataron. Y no es cierto. La historia real es bien diferente. Eran mujeres muy comprometidas, que militaban en organizaciones políticas y que decidieron ser milicianas,“ señalaba también a Público, el historiador Gonzalo Berger, apuntando a que no sólo fue el olvido intencionado del franquismo, que las señaló como prostitutas, negando su condición de combatientes, si no de la misma izquierda que ya las marginó en la primera línea del frente, en octubre del 36, relegándoles a tareas sanitarias o logísticas, en el convencimiento de que la guerra “era cosa de hombres.” Tampoco han sido tan reivindicadas como debieran por el movimiento memorialistas, y por los que se dedican a investigar la represión franquista, que fue doblemente brutal en el caso de las mujeres.

Tània Balló y Gonzalo Berger lanzaron, a principios de 2019, el proyecto Mujeres en guerra, con la intención de reconocer, a través de archivos públicos y documentos familiares, y poner nombre a todas las mujeres que combatieron en la Guerra Civil, no solo a las que lucharon en primera línea del frente, si no a las que sirvieron como enfermeras, enlaces, secretarias o desempeñaran cualquier otra labor vinculada a la defensa en la retaguardia. Ya tienen un largo inventario de 4.000 mujeres, de las cuales 60 murieron en el frente, aunque el proyecto está todavía en fase embrionaria, por problemas de financiación.


Fuente → nuevarevolucion.es

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