María Domínguez, la primera alcaldesa de España, víctima del fascismo
María Domínguez, la primera alcaldesa de España, víctima del fascismo
Angelo Nero

«Somos madres, somos hermanas y compañeras de los explotados; ayudémosles a su liberación, que es la nuestra» María Domínguez

Voluntad, compasión, fortaleza, resistencia, y fuego. Era una mujer que ardía, de las ganas de vivir y de hacer”, así describe la escritora Rosa Montero a María Domínguez Remón, la primera alcaldesa de la historia del Estado Español, a inicio del documental María Domínguez, que la cineasta zaragozana Vicky Calavia estrenó en 2015, donde nos descubre la historia de una mujer de orígenes muy humildes, que, sin duda, fue una adelantada a su época, y que pago con su vida la defensa de una educación universal, de los derechos de las mujeres y de la infancia, y de los ideales republicanos. Vicky Calavia, que tiene en su cinematografía un interesante catálogo de documentales en clave feminista, como “María Moliner, tendiendo palabras” (2017), “Elvira de Hidaldo, Donare la divinità” (2021), o “Íntimo y privado” (2023), nos descubre en “María Domínguez, la palabra libre”, a esta mujer que nació con la vocación de ser libre en 1882, en el pequeño pueblo de Pozuelo de Aragón.

«Mis padres eran unos pobres jornaleros del campo que no sabían leer ni escribir Naturalmente, a mí también, en cuanto pude, me pusieron a trabajar. Iba a espigar, a vendimiar, arrancar trigo y cebada, a recoger olivas, a lo que salía. En los ratos libres deletreaba todos los impresos que caían en mis manos, romances de ciego, libros, cuentos de la escuela y cosas así. Me gustaba mucho. A mi madre en cambio, la enfadaba», contaba la propia María al periódico Ahora, cuando fue elegida para presidir la Comisión Gestora de la alcaldía de Gallur, en 1932. Y es que María Domínguez se rebeló contra el su destino, ya que por su origen humilde, era fácil que pasara a formar parte de ese 60% de analfabetos que había en España a principios del siglo XX, un porcentaje que subía hasta el 70% en el caso de las mujeres.

María aprendió a leer y eso la cambió para siempre, le dio herramientas para combatir todas las adversidades que la vida le presentó por su origen campesino, y sobretodo por ser mujer, en una sociedad profundamente patriarcal que experimentaría cambios de tal calado que harían posible la llegada de la Segunda República, que abriría un horizonte radicalmente distinto, para las clases populares y para las mujeres. Así María Domínguez pudo enfrentarse a un matrimonio concertado, con un marido maltratador, al que abandonó, para dedicarse a la educación y al periodismo, sus dos grandes pasiones. Sobrevivió a aquel matrimonio desgraciado, y hasta a la gripe española de 1918,

Rosa Montero, una de las que nos introduce en la historia de María en el documental, recordaba así a la primera alcaldesa de España en una columna en el diario El País, titulada “Para honrar la memoria”: “Se alfabetizó de forma casi autodidacta, contra el parecer de su madre, que consideraba que esos saberes no eran femeninos: «¿Pero es que le vas a consentir que aprenda a leer?», le espetaba al padre. Cuando cumplió dieciocho años fue obligada a casarse con un pretendiente escogido por la familia, un hombre que la pegó durante siete años y del que terminó huyendo sólo con lo puesto y «a pie por el monte», como contó ella misma tiempo después. Denunciada por su marido, fue puesta en «busca y captura» y perseguida por la policía: era el año 1907, y ni las leyes ni la costumbre social amparaban a las mujeres. Pero tuvo suerte: no fue detenida. Trabajó de sirvienta en Zaragoza y luego compró una máquina para hacer medias. También empezó a publicar artículos en la prensa, una proeza verdaderamente extraordinaria para una campesina autoinstruida, porque por entonces escribían muy pocas mujeres en los medios y todas provenían de un entorno acomodado y habían recibido una educación formal.”

En sus escritos para periódicos como El Ideal de Aragón, Vida Nueva y Vida Socialista, María Domínguez defendió la igualdad entre mujeres y hombres, empezando por el derecho al voto -que no llegó para las mujeres hasta 1933-, la universalidad y gratuidad de la enseñanza, en un país, como señalamos antes, en el que más de la mitad de la población era analfabeta, y un tercio de las mujeres, el derecho al divorcio -la primera ley que lo reguló llegó también con la República, en 1932-, la lucha contra el poder de la iglesia y también la defensa del socialismo. En 1922, ya instalada en Gallur, el pueblo de la que sería alcaldesa, con su segundo marido, crean la sección local de la UGT, en plena dictadura del general Primo de Rivera.

Escritos como estos llamaron la atención de los dirigentes socialistas aragoneses: “El pueblo de Gallur no necesita caridad, sino justicia y trabajo. No es justicia ni caridad dar una limosna para que vaya muriendo poco a poco la familia, si no buscar los medios para que no falte trabajo, para que pueda con dignidad y sin humillaciones, ganar el sustento preciso”, y en 1932, el año del intento de golpe del general Sanjurjo, tras una crisis en el ayuntamiento de Gallur, el gobernador civil crea una Gestora Municipal, y le ofrecen el cargo a María Domínguez, cargo que acepta y la convierte, de hecho en la primera mujer al frente de una corporación municipal.

Así lo contaba Rosa Montero en el artículo antes referido de El País: “En 1932 se convirtió en la alcaldesa de Gallur: tenía 50 años. Hay fotos de ella: una señora de pueblo pobremente vestida de negro, como todas las señoras de pueblo de la historia, con una cara fatigada y amable y un conmovedor aspecto de ama de casa rural. Entre sus manos, el insospechado bastón municipal más parece una vara para arrear las vacas que una enseña de poder. María intentó sanear las cuentas del Ayuntamiento, construir escuelas. Pero eran años convulsos y duró poco. En 1933 dejó la alcaldía y siguió con su pequeña vida, dando clases a niños.”

En el año en el que María estuvo al mando de la corporación municipal de Gallur, impulsó grandes mejoras en el ayuntamiento, promoviendo la legislación laboral de la República, construyendo una escuela unitaria, creando bolsas de trabajo rural para reducir el desempleo, y cuando se celebraron las nuevas elecciones municipales no se presentó para continuar en el cargo, pero continuó con su prolífica labor periodística. En 1934, prologado por la abogada y periodista Hildegart Rodríguez, toda una celebridad de la época, publicó “Opiniones de Mujeres” en la Editorial Castro de Madrid, donde se recogen cuatro conferencias suyas.

Tras el golpe de estado del general Franco, fue detenida en la casa de su hermana, donde se había refugiado con su marido, Arturo Romanos, y el 7 de septiembre de 1936 fue subida a un camión, con otros tres hombres y fue fusilada en las tapias del cementerio de Fuendejalón. Su marido también fue ejecutado seis días después. Su cuerpo no fue recuperado hasta enero de 2021, cuando fue localizado en una fosa común, y pudo ser enterrada en un mausoleo señalado como Lugar de Memoria Democrática por el Gobierno de Aragón.

Que mataran a alguien como María, de ideas tan templadas y tan cívicas, muestra el arbitrario horror de aquellos tiempos. Me la imagino en su último trayecto, entera y luchadora como siempre fue. Me la imagino con sus gastadas ropas negras de campesina, aguantando estoicamente ante los rifles. Quizá pensó, al morir, que sus ideales estaban siendo derrotados. Pero la emancipación de la mujer y el desarrollo de una sociedad más democrática son logros que se han ido consiguiendo gracias al arrojo de María y de otros hombres y mujeres como ella. Hay muchas personas en nuestro pasado que, como la alcaldesa de Gallur, fueron esforzadas pioneras de todo lo que hoy somos. Qué pena que no podamos recordarlas a todas, honrar su memoria, darles las gracias.” Así remataba el artículo que Rosa Montero escribió en 2005 para recordar a la primera alcaldesa republicana.

María Domínguez. La palabra libre. TRAILER from Vicky Calavia on Vimeo.


Fuente → nuevarevolucion.es

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