La propaganda no logra convencer a la ciudadanía de que este monarca es buen jefe de estado, año tras año la audiencia del mensaje navideño del rey desciende, este último año la disminución alcanzó el 10%.
No se sabía si era Franco o Felipe VI. Fue un discurso de inmovilismo y defensa a “ultranza” del Régimen: no se refiere a ningún problema real y se refugia en la oxidada cantinela “ Constitución” “ instituciones” y “ Unidad” Fue un discurso que a lo largo de todo su desarrollo evidenció un único objetivo: la defensa de su jefatura del estado. No fue un discurso a la Nación: fue un discurso de un Jefe de Estado que le tiene miedo a la Nación.
El caso es que este monarca cada vez convence menos como jefe del estado. El CIS no hace desde hace bastantes años encuestas sobre la aceptación de la monarquía española: la propaganda no logra convencer a la ciudadanía de que este monarca es buen jefe de estado, año tras año la audiencia del mensaje navideño del rey desciende, este último año la disminución alcanzó el 10%. Ha sido el segundo discurso menos visto después del de 2016. Además, este año, las televisiones han acompañado el discurso navideño con reportajes propagandísticos de la reina y de la princesa, hemos visto al rey asistiendo a cumbres internacionales, tocando instrumentos musicales, entregando premios, pilotando coches…
Es un grave error pensar que la propaganda funciona igual que la publicidad: la mejor propaganda es la que no se nota. Cuando la propaganda no funciona es un error intentar resolver el problema aumentando la cantidad de tiempo dedicada a repetir los mismos contenidos propagandísticos fracasados. Un espectador puede ver el mismo anuncio de colonias repetido miles de veces y no por ello perder las ganas de comprarla, pero eso no sucede con un jefe de estado.
Fuente → nuevarevolucion.es
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