Un juzgado de Madrid acaba de ordenar la paralización de las exhumaciones en la basílica de Cuelgamuros. Otra vez. La anterior fue en el mes de octubre de este mismo año. Desde el año 2016, el proceso de recuperación de los restos humanos secuestrados en el monumento franquista se ha enfrentado a multitud de obstáculos, muchos de ellos de carácter judicial. Asociaciones de extrema derecha, con mucho dinero y mucho tiempo libre, se han dedicado a interponer un recurso tras otro para impedir algo que es de justicia: que los familiares de personas asesinadas durante la Guerra Civil y enterradas sin permiso en Cuelgamuros puedan recuperar los restos de los suyos y enterrarlos de forma digna.
Esta vez ha sido Abogados Cristianos quien han interpuesto el recurso. Lo hacen en nombre de la nieta de una mujer enterrada en las criptas. Las exhumaciones que se están llevando a cabo, dice Abogados Cristianos, vulneran la libertad religiosa porque "están removiendo cadáveres sin autorización de los familiares". Además, "la mera necesidad de tener que realizar las pruebas de ADN a los cadáveres", afirman, "implica cierto grado de profanación". Me encanta, por cierto, la teoría de la profanación por grados. O profanas o no profanas: no se puede profanar un poquito solo, digo yo.
Del escrito de Abogados Cristianos se deduce que impedir que los familiares de personas asesinadas en la Guerra Civil, enterradas en fosas clandestinas, desenterradas sin permiso durante la dictadura y sin permiso reenterradas en un mausoleo que representa todo contra lo que luchaban aquellas personas no vulnera derecho alguno.
Y es que es obvio que, para Abogados Cristianos, hay muertos que tienen más derechos que otros. Los muertos católicos, apostólicos, romanos y franquistas tienen más derechos que los muertos republicanos (fueran católicos o ateos). El presidente de la muy franquista Asociación para Defensa del Valle de los Caídos comparte opinión cuando afirma que "el derecho a descansar en paz, con respeto y dignidad, no debe ser discriminado ni ignorado". Salvo que los muertos sean republicanos, se entiende. Entonces es lícito profanar sus cadáveres y mantenerlos profanados in aeternum.
Por otro lado, la denuncia demuestra total ignorancia respecto a cómo se está llevando a cabo el proceso de recuperación de los restos. Recordemos que solo se están recuperando los huesos de aquellos individuos para los cuales hay una reclamación: no es una exhumación de una fosa ni una recuperación masiva e indiscriminada de huesos. De hecho, no es una exhumación porque no hay humus que exhumar.
Los restos provenientes de las distintas fosas se encuentran en determinadas cajas, con sus etiquetas (a veces perdidas), que a su vez remiten a un registro donde figuran los datos de depósito (qué restos contiene la caja, lugar del que proceden, fecha de exhumación, ubicación dentro de las criptas). Las criptas no son una fosa, pero tampoco un osario, donde se hallan entremezclados decenas de miles de huesos. Son más bien algo parecido a un archivo. Un archivo en pésimo estado de conservación y bastante caótico, pero archivo, al fin y al cabo.
Así pues, la posibilidad de que los forenses y antropólogos "profanen" los huesos de la mujer a la que hace referencia el recurso de Abogados Cristianos por confundirla con algunos de los que están en proceso de búsqueda es entre cero y ninguna. Más difícil aún la confusión teniendo en cuenta que se trata de restos femeninos, un caso rarísimo dentro de las criptas de Cuelgamuros.
En el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 11 de Madrid podrían haber preguntado al equipo forense, formado por grandísimos profesionales, sobre el método que están empleando para recuperar e identificar los restos humanos. O podrían no haber admitido a trámite la última ocurrencia de Abogados Cristianos. Pero prefirieron la peor opción: la paralización cautelar de las exhumaciones.
Que existan agrupaciones como Abogados Cristianos o la Asociación para la Defensa del Valle es normal. En toda sociedad hay ultras que defienden ideas delirantes. Lo que no es normal es que en una sociedad democrática sean los ultras con ideas delirantes los que marquen la agenda de un país. Y si la marcan es, única y exclusivamente, porque hay jueces que se lo permiten. Pero no les hablen ustedes de guerra legal, que se enfadan.
Fuente → blogs.publico.es
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