La Fiscalía General del Estado acaba de publicar En memoria de Francisco Javier Elola, un libro dedicado a la trayectoria jurídica y política del brillante magistrado coordinado por el Fiscal César Estirado de Cabo, y en el que han participado los magistrados Ramón Sáez Valcárcel, José Ricardo Prada Solaesa, los historiadores Lourenzo Fernández Prieto, Antonio Míguez Macho y la investigadora histórica María Torres Celada.
«Francisco Javier Elola Díaz Varela (1877-1939) fue un jurista adelantado a su tiempo. Primer Fiscal General de la Segunda República y Magistrado del Tribunal Supremo durante ese régimen democrático, no cesó en su vida de aportar sus esfuerzos para la modernización de un Poder Judicial sometido plenamente al Derecho, dentro de un Estado de Derecho que respetara escrupulosamente las garantías propias del mismo, incluso en los momentos más difíciles para el Estado republicano que defendió. De profundas convicciones democráticas, introdujo en España muchas de las ideas más avanzadas de la época, asumidas con naturalidad por los sistemas democráticos actuales. Tras la caída de Cataluña en 1939 no abandonó el país y, sin nada que ocultar, hizo frente a las responsabilidades que se le exigieron. Esta actitud tan coherente como suicida le costó la vida: tras un simulacro de juicio y sentencia, el 12 de mayo de 1939 fue fusilado por el bando rebelde en el Camp de la Bota de Barcelona.»
FRANCISCO JAVIER ELOLA DÍAZ VARELA
Un recorrido por la historia del magistrado a través de la prensa
«Que me sentencie el pueblo, que es para mí el más alto Tribunal, si no cumplo con mi deber»
Francisco Javier Elola Díaz-Varela
Esta frase fue pronunciada por Francisco Javier Elola en el homenaje que le tributó el colectivo gallego de Madrid tras su nombramiento como fiscal general de la República. No se cumplió su voluntad, sino la de la justicia franquista que puso fin a su vida a las cinco de la mañana del 12 de mayo de 1939 en el Camp de la Bota de Barcelona. En su certificado de defunción se señala que falleció de “profusa hemorragia interna”. Sus restos permanecen en el Fossar de la Pedrera del Cementerio de Montjuitch desde hace 84 años.
Escribió Cicerón que «La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos» (Filípicas, IX, 10) y es una afirmación intangible, pero la vida, además de en los archivos, también permanece en las páginas amarillentas de los periódicos, hoy por fortuna digitalizados en su mayoría. En ellas encontramos muchos trazos de la existencia pública de Francisco Javier Elola, que muestran, como en una antigua fotografía, los infinitos matices de grises y las múltiples facetas de este magistrado, uno de los más brillantes de la República, a la que se mantuvo fiel hasta el final de su vida. Un juez sin cara de juez, como algún periodista le describió.
En la prensa histórica consultada, además de dar cuenta de todos sus nombramientos, nos encontramos a un hombre que es recibido por los responsables de las más altas instituciones, por todos los presidentes de Gobierno. Organiza y acude a múltiples actos de la colonia gallega en Madrid, toma parte en infinidad de homenajes, participa activamente en los debates de las Cortes Constituyentes y además, colabora con la prensa, siendo un personaje muy accesible para la misma. Incluso los periódicos extranjeros, en particular los franceses, se hicieron eco de su nombramiento como fiscal general, de la posterior dimisión y por último, de su detención y ejecución.
Trabajador incansable, despertaba a partes iguales admiración y recelo. De ideas conservadoras, sorprendía con sus sentencias transgresoras para la época, sobre todo las relativas a las mujeres y las clases menos pudientes. En 1932 condenó a un hombre casado que engañó a una joven de 16 años, al pago de una pensión mensual, estableciendo un criterio severo contra los seductores. En los juicios sobre impago de alquileres, acababa apoyando al inquilino que no podía hacer frente al pago o a la subida anual que quería establecer el propietario, e impedía los desahucios. Incluso falló en contra de un casero hidrófobo recordándole que el acto de bañarse no podía ser motivo de sanciones contra su inquilino.
Dos semanas antes de la proclamación de la II República española, se pronunció en contra del Código de la dictadura: «Toda ley que en su contenido y en su forma no obedezca a las previsiones y ordenamientos de la Carta será una ley facciosa...» Fue testigo presencial de los alborotos promovidos por los monárquicos en la calle Alcalá, antes de las elecciones del 12 de abril: «De pronto, salieran de la casa en cuestión elementos que llevaban lazos bicolores y flores de lis, gritando: “¡Viva el Rey!“ A este grito, y por virtud de una reacción colectiva natural en los que se encontraban en la calle, se contestó con el de “¡Viva la República!” Enseguida, empezaron a caer unas hojas tituladas “El Murciélago”. Como el asunto parecía tomar mal cariz, requerí el auxilio de un guardia, conminándole a la detención de los provocadores, porque aquello podía dar origen a un día de luto.»
Y a pesar de ser católico estaba a favor del divorcio: «Soy convencido partidario de la legalización civil del divorcio en su sentido más amplio. Constituye la liberación de un vínculo que pretende unir en vano lo que el corazón rompió. Debe acometerse su implantación bajo la fórmula contenida en el principio de “discrepancia objetiva” o motivación “sine causa” por el disenso de los cónyuges, estimado en conciencia, mediante el seguro y libre arbitrio judicial y con garantías sociales y económicas para los hijos.»
Tras su detención y ejecución, un manto de silencio cubrió a Francisco Javier Elola Díaz Varela. Rescatarlo del árido sendero de la desmemoria y que forme parte de la Memoria colectiva, tal vez sea ahora más que nunca Justicia poética, esa Justicia que no sólo exige que el agravio sea castigado y el daño recompensado, sino que triunfe el bien sobre el mal, que triunfe también la lógica y se ponga fin a la impunidad.
María Torres Celada
En memoria de Francisco Javier Elola. Un recorrido por la historia del magistrado a través de la prensa. Fiscalía General del Estado. (Tirant lo blanch, Valencia 2023)
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Índice del libro:
Prólogo
César Estirado del Cabo
Un recorrido del magistrado a través de la prensa
María Torres Celada
La Justicia ordinaria y el golpe de estado de 1936. Notas para la aproximación a un jurista fusilado por los sublevados. F.J. Elola
Lourenzo Fernández Prieto
Antonio Míguez Macho
Javier Elola y la Justicia Constitucional en la República
Ramón Sáez Valcárcel
Francisco Javier Elola y la construcción del Poder Judicial en la II República
José Ricardo Prada Solaesa
Anexos
Fuente → buscameenelciclodelavida.com
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