Una cosa es la memoria y otra la historia. Pero a veces estas dos realidades se encuentran cuando los historiadores usan los testimonios orales para cubrir huecos que los documentos no pueden tapar. Sobre la represión franquista, los documentos han ocultado la matanza fundacional de la dictadura, y los documentos orales se convierten en una pieza más del puzle histórico.
Y otra cosa distinta es la ley de la memoria histórica o democrática. Esta ley lo que trata es de traer justicia a las víctimas de la Guerra Civil y de la larga dictadura franquista. Según el texto, la ley no escribe, ni reescriba la historia (la ley esta a disposición de cualquiera a través de Internet), es una ley tibia para no ofender a la derecha.
Tanto es así que los fieles seguidores de del tullido legionario, la Plataforma Patriótica Millán Astray, han pedido al Gobierno que consideren al fundador de la Legión como víctima de la Guerra Civil:
Argumenta la asociación de antiguos caballeros legionarios que el artículo 3 de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática reconoce como víctimas a «las personas que sufrieron privaciones de libertad o detenciones arbitrarias, torturas o malos tratos como consecuencia de la Guerra, la lucha sindical y actividades de oposición a la Dictadura». Además, se considera víctimas a los familiares de las personas que padecieron estas circunstancias: cónyuge de la víctima o persona ligada por análoga relación de afectividad, sus descendientes, sus ascendientes y sus colaterales hasta el cuarto grado.
Manda cojones. Ahora estos filofranquistas quieren considerar a Astray como víctima de la Guerra Civil, cuando este fue promotor de ella al ponerse a servicio de Franco. Pero al fin reconocen en público que la Ley de la Memoria Democrática (LMD) no hace distingos entre víctimas.
Pero los adorares de Franco, que todavía son muchos, siguen en sus trece y escribiendo panfletos más falsos que un billete de siete euros. Este es el caso del libro El Himalaya de mentiras de la memoria, escrito por Laureano Benítez Grande-Caballero. En la sinopsis del libro la declaración de intenciones no deja lugar a dudas:
La «Memoria Histórica» que los gobiernos de España quieren imponer como ideología oficial sobre la República, la Guerra Civil y el franquismo es una gigantesca operación de lavado de cerebro (...). Cuyo objetivo es crear un antifranquismo que permita ilegalizar a los partidos identitarios y patriotas, y asegurar la hegemonía del pensamiento neomarxista de los partidos de izquierda que contribuya a la destrucción de España, siguiendo los dictados del Nuevo Orden Mundial.
(...) .Esta obra pretende denunciar ese «Himalaya de mentiras», demostrando que el Alzamiento Nacional que acaudilló Franco no fue un golpe de Estado fascista contra un gobierno legítimo y democrático, sino contra un régimen frentepopulista que pretendía desarrollar en España una revolución comunista que convertiría a España en un país satélite de la Rusia soviética (...).
La República no fue legítima, pues se instauró mediante el alevoso pucherazo electoral de las elecciones de 1931, y también careció de toda legitimidad el triunfo del Frente Popular en 1936, merced a otra alevosa manipulación del resultado de las urnas. Junto a estas ilegalidades, la izquierda revolucionaria desencadenó varios golpes de Estado —contra la Monarquía y contra la República— en 1917, 1930, 1933, y 1934 (...).
La segunda gran mentira de este «Himalaya» es acusar al régimen franquista de «genocida». Sin embargo, en este trabajo se demuestra que la represión republicana fue mayor (75.000 víctimas frente a 55.000, según los estudios más documentados), y de una crueldad incomparablemente mayor, pues al holocausto católico —más de 11.000 víctimas, ejecutadas la mayoría entre terribles torturas— hay que añadir el horror de las chekas, cuya naturaleza siniestra se muestra también en la obra (...)
(...) en 1975 éramos la octava potencia mundial. Junto a ello, la España de Franco fue la creadora de las clases medias y de nuestro actual Estado de Bienestar, pues implementó todas las medidas de seguridad, bienestar y protección de que los españoles disfrutamos en la actualidad...
La LMD, como hemos apuntado reconoce a todas las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura. A estos propagandistas franquistas se les olvida muy a menudo que tuvimos una longeva dictadura de cuatro décadas, y que solo se finiquitó a la muerte del dictador. por tanto no es ningún lavado de cerebro, a demás quien cuenta la historia son los libros y no esta débil LMD.
Hablar de pensamiento neomarxista en una ley redactada por el PSOE de Pedro Sánchez, es como comparar a Aznar con Mahatma Gandhi. Eso de que el Nuevo Orden Mundial pretende destruir España era lo que nos faltaba por oír. Los partidos identitarios patriotas, o sea los partidos fascistas y neonazis como España 2000, Democracia Nacional, La Falange, Alianza Nacional..., son partidos que son imposibles de legalizar gracias a la Constitución del 78 que a estos fascistas tampoco les gusta.
El golpe de Estado de 1936, como ha demostrado Ángel Viñas, fue más que un golpe fascista: "El golpe del 18 de julio fue instigado por los monárquicos en connivencia con la Italia fascista" (ver enlace...). También participaron falangistas (fascistas) y carlistas (integristas católicos). El 18 de julio, y desde febrero de 1936, los gobiernos que salieron de las elecciones estaban formados por miembros de la burguesía republicana, no se vio ningún ministro del PSOE o del PCE. Stalin tampoco estaba interesado en España, sino al contrario: demandó colaborar con las democracias occidentales para parar el nazismo.
Las elecciones que mandaron al exilio a Alfonso XIII las organizó el propio monarca y las perdió allí donde se pudo desarrollar un plebiscito entre monarquía o república. Resulta paradójico acusar de pucherazo a las elecciones que convocaba y controlaba Alfonso XIII. Hasta la fecha no existe estudio serio que demuestre que el Frente Popular perdió las elecciones en 1936. Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, en la obra 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, no demuestran que el fraude fuera generalizado e hiciera ganar fraudulentamente al Frente Popular.
Si vamos a hablar de golpes de Estado de la izquierda, hemos de recordar que España ha sido protagonista de los alzamientos decimonónicos: fueron los militares los responsables de instaurar tan dudoso método. Y no sé porque a estos franquistas siempre se les olvida la Sanjurjada de 1932, que fue el entrenamiento para el golpe de Estado de 1936.
Otra pasión de estos franquistas es maquillar el resultado de la represión franquista, 75.000 víctimas de la retaguardia republicana frente a 55.000 del bando golpista. Desconozco de donde obtienen esas cifras falaces. El único historiador que ha recopilado el número de víctimas de ambas retaguardias, ha sido Francisco Espinosa Maestre, basándose en el estudio de numerosos historiadores. En la obra Castigar a los rojos, Espinosa nos actualiza los datos: 140.159 de la represión franquista, contra 49.367 de la represión en la zona republicana. Estos filofranquistas rebajan la matanza franquista a la mitad, y aumentan en más de 5.000 la represión de los leales. siempre han obrado así.
Cuando hablan de economía nos hablan de como era la España de 1975 y no la España de los años 40 y 50. Es como si la dictadura solo hubiera existido desde los años 60.
Otros que tal bailan son los gerifaltes de la FNFF. Dicen los franquistas de la FNFF que "la obsesión por eliminar los vestigios del franquismo" nos llevaría a suprimir el tren Talgo, la Seguridad Social, la ONCE o la Facultad de Ciencias Sociales y hasta el Plan Badajoz. Los vestigios de una dictadura posiblemente queden indelebles en la historia, pero si se puede erradicar de las calles españolas los símbolos, como los nombres de las calles, estatuas y demás parafernalia.
Este es el Talgo del año 62; un servidor pudo viajar en él:
Y este es el tren Serie 355 de ADIF, antes conocida como Talgo XXI, como se verá, hablar de Talgo y franquismo en la actualidad es algo anacrónico.
La Sanidad Franquista no era universal, solo tenía derecho quien estaba trabajando. Quien no tenía seguro lo remitían a los hospitales de la Beneficencia franquista. Yo estuve en uno de aquellos lúgubres centros de salud con 12 años. Tuve un accidente y me llevaron a uno de aquellos horrorosos hospitales. Era una enorme sala llena de camas y atestadas de enfermos cuidados por monjas malhumoradas. Algo tétrico e insuficiente.
Cuando contactaron con mis padres, como teníamos seguro médico me trasladaron a un hospital más moderno. La Sanidad pública con Franco no era universal. Esto llegó con el PSOE. El Plan Badajoz construyó pueblo de colonos que pretendían que viviesen del campo. Se crearon pueblos de colonos como Gévora. Esa fue la reforma agraria del franquismo. En los años 80, un profesor de ciencias sociales, nos contó que el plan Badajoz fue un fracaso, y que creó a agricultores pobres que tenían que usar a sus hijos como mano de obra. Franco no les regaló las tierras a los colonos. Se las vendió a crédito, y estos tuvieron que pagar el crédito con una parte considerable de su cosecha anual. Mi madre compraba el cupón de la ONCE y los premios eran bastante pequeños porque la ONCE recaudaba muy poco dinero.
Fuente → badajozylaguerraincivil.blogspot.com
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