No, no será por un asunto de cuernos o cama. Ni por fraude fiscal. Ni por abusos de todo tipo. Los Borbones tienen su propia tradición y ya podría ser que también su maldición. Felipe VI debería saber, y seguramente sabe (aunque menos que su inteligente, plebeya y real esposa) que la monarquía española no tiene futuro. Es un caparazón vacío, porque no ha sabido ni sabrá hacer la brillantísima jugada de la monarquía británica o algunas pequeñas monarquías nórdicas: mimetizarse con la democracia parlamentaria , convertirse en un símbolo por encima de las miserias de cada día y caer simpática y ser entrañable , más allá de los líos de la bragueta o las faldas.
Felipe VI está más listo de lo que se piensa. Tiene muchos, muchos números, por ser el último Borbón con corona. Y eso no lo soluciona ni la princesa Leonor, la más instagrameable de las princesas.
Por eso tienen tanto miedo, tantísimo miedo, de preguntar al pueblo, de hacer encuestas. Gran tabú en España , las encuestas sobre la monarquía. No es porque sí: a todas sale que no, que ya es suficiente. Mejor no preguntamos, pues, y quién pasa, año empuja.
Ésta es la clave de vuelta del régimen del 78, el punto débil por donde, un día no muy lejano, se romperá todo. Y lo saben. Por eso mismo están enloqueciendo, a la desesperada. La monarquía castellana carece de futuro. Y esto no se dice mucho, aunque en el fondo todo el mundo lo sabe.
El 23 de febrero de 1981, el rey Juan Carlos I obligó a su hijo, el futuro Felipe VI, a pasar toda la noche despierto en la Zarzuela mientras él hacía y deshacía los líos y traiciones de su autogolpe de estado del 23 -F. Era un niño pero seguro que no ha olvidado la lección. El problema es que no es suficientemente listo para repetirla y que el mundo ha cambiado. Aquel "Mira, hijo mío, y aprende cómo se hace de rey" ya no funciona. Y menos aún cuando no puedes ser ni tan mujeriego, ni tan corrupto ni tan abiertamente franquista como tu padre. Ni tan campechano , lo que fue de inmensa utilidad para engañar a todo el mundo…
Juan Carlos I nunca aprendió las lecciones de su abuelo, Alfonso XIII, ni mucho menos las de su padre, al que traicionó miserablemente, a cambio de las simpatías de Franco. Los Borbones siempre hacen de Borbones. Se dejan seducir por generales tronados como Primo de Rivera o Franco o Armada o Milans del Bosch… y ahora, como empiezan a decir en Madrid, buscan a su general de Gaulle. Como si España fuera Francia, como si Madrid fuera París, algo que nunca han sabido ser ni serán, por mucho que lo sueñen. Éste es uno de los grandes traumas de la monarquía “borbónico-ayusista-aznarista” y de sus adeptos.
Felipe VI caerá cuando se descare definitivamente, que todo llegará, a favor de alguna forma de dictadura. Es la norma en su familia, que sólo supo disimular, hábilmente, el campechano . Su hijo ya empezó a hacerlo con ese inolvidable discursito televisado del 3 de octubre del 2017. Aquel día reveló su talla de estadista. Es decir, cero. Selló su futuro.
Todo lleva, poco a poco, a cierta repetición, no de la historia, pero sí de la manera de hacer. Las macetas se asemejan a las ollas.
Si no tienes tanques, tienes jueces, fiscales y policías, y todo el alto aparato del estado, que pueden realizar mucho trabajo si tienen cobertura al más alto nivel. ¿Alguien se les imagina plantando cara a toda la democracia española sin alguien que les diga que no se arruguen, que tienen todo el apoyo y la impunidad que necesiten? Es impensable. Y ese alguien no es el golpista y mentiroso Aznar, que, gracias a Dios y al Diablo, nunca hará realidad su sueño obsceno de ser el presidente de la III República española . Sus pactos con terroristas de verdad, su pornográfica intoxicación con el 11-M madrileño, su tramposa guerra de Irak, sus pies en la mesa tejana de Bush, no le han servido para ser lo que soñaba, emperador del imperio español del siglo XXI, el Trump de Europa. Al final se ha quedado en el Franquito de siempre, con permiso de Manfred Weber, el auténtico y peligroso Trump europeo. No, Aznar no es quien les da autoridad y seguridad. No manda lo suficiente, no representa lo suficiente.
En los tiempos que vienen, confusos e inciertos, probablemente Felipe VI tendrá la tentación de hacer como su padre y su bisabuelo y seguramente lo mismo que habría hecho su abuelo. Buscar un general, crear una Falange e impulsar un Movimiento . Ya es eso lo que están haciendo, pero todavía no de forma suficientemente descarada. Lo harán, paciencia, todo llegará. Están desesperados, en estado de choque. Y lo charlarán todo, dispuestos a colgar quien haga falta. De los pies o del cuello.
Aquí es donde, en el estado que prohíbe las encuestas sobre la monarquía, en el estado que censura descaradamente las noticias sobre los enredos matrimoniales de sus monarcas (que tampoco importan demasiado) vendrá el momento. El viejo momento. El de monarquía o república. El de España o Cataluña. Y ya volveremos a estar, si una vez más nos arrugamos y nos equivocamos de respuesta… No falta mucho. Esto se está degradando más rápido de lo que parece.
Fuente → elmon.cat
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