Asociación Foro Milicia y Democracia, defendiendo los valores democráticos en las Fuerzas Armadas
Asociación Foro Milicia y Democracia, defendiendo los valores democráticos en las Fuerzas Armadas / Manuel Ruiz Robles
 
“La sabiduría consiste en saber distinguir la naturaleza del problema y en elegir el mal menor.”
Nicolas Maquiavelo (1469 –1527)

El sábado pasado tuve el honor de participar en una tertulia, bajo el lema “Por la Libertad y Contra la Censura”,  organizada y dirigida por María Victoria Caro Bernal, Presidenta de Honor de la Agrupación de Retórica y Elocuencia del Ateneo de Madrid.

Dejo aquí parte de mi intervención, con algunas matizaciones y notas finales, que he redactado en tres partes, siendo ésta la primera de ellas que se publica.

Los orígenes

Buenas tardes, amigas y amigos:

Agradezco su presencia y el placer de participar junto a ustedes en esta tertulia itinerante del Ateneo de Madrid, acogidos fraternalmente en el número 5 de la calle del Doctor Fourquet, en el local de la asociación CRUCE,  Arte y Pensamiento Contemporáneo.

Siendo yo niño, pasaba con frecuencia por esta entrañable calle del Doctor Fourquet -ubicada en mi barrio de origen, que es mi patria-, en los años cincuenta del siglo pasado, camino de la Cuesta de Moyano, en donde por unos céntimos podía adquirir algunos libros usados, que estimulaban mi curiosidad y sed de cultura.

Poco después, a la edad de16 años, ingresé por oposición en la promoción XVII del Cuerpo de Máquinas de la Armada en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), posteriormente integrada en el Cuerpo General. Era junio de 1960.

En el otoño de 1970, recién ascendido a capitán, destinado de profesor en la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA), llegó mi compromiso con el movimiento obrero. Vivía en Alcabre, una pequeña localidad del municipio de Vigo,  junto a mi compañera Rosa y mi hija María; acaba de nacer mi hijo Manuel. Eran tiempos difíciles.

Pocos años después, siendo teniente de navío del Cuerpo de Ingenieros, en el que ingresé por concurso de méritos a la edad de 28 años, milité en la UMD, una organización clandestina de militares que actuó en las postrimerías de la dictadura, contribuyendo de este modo al tránsito, relativamente pacífico, a la democracia.  Durante esa comprometida etapa de mi vida nacieron mis hijas Natalí, Marta, Paula y Mar.

Actualmente participo, junto a mis compañeros/as en la organización del movimiento de “Militares Contra La Guerra”, surgido de un impulso humanitario.

Los horrores de la guerra, pintados genialmente por el aragonés Francisco de Goya y por el malagueño Pablo Picasso, no cesan de acrecentarse enormemente en nuestra era atómica, amenazando la vida sobre el planeta.

El insoportable horror que causan los asesinatos de miles de civiles y miles de niños, masacrados en ese gigantesco campo de exterminio que es la Franja de Gaza, nos conmueve. Genocidio que sobrecoge e indigna al ser humano. Crímenes de guerra y lesa humanidad que no prescriben y deben ser juzgados.

En estos lúgubres días, es de admirar la valerosa actitud, determinación y coraje del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que ha denunciado públicamente estos hechos odiosos.

Sin embargo, la política armamentista del Gobierno, y la continuidad de relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, entran en contradicción flagrante con las recientes declaraciones de nuestro Presidente.

Las sanciones a Rusia, el envío de armamento a Ucrania, pese a la descomunal diferencia entre las muertes de menores causadas en Ucrania y los miles de niños exterminados por los bombardeos masivos sobre Gaza, da pocas esperanzas a una necesaria política exterior del Gobierno, auténticamente soberana, que estuviese desvinculada de la OTAN y de las bases USA en nuestro territorio.

Mientras tanto, continúa el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado de Israel sin que el rey Felipe VI, fiel vasallo de los USA, condene los espantosos crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí. Por el contrario, se ha dado prisa en condenar hipócritamente el derecho del pueblo palestino a la resistencia contra el ocupante, calificándolo de terrorismo.

La trágica situación de pueblos como el ucraniano, el ruso, el palestino, el judío o el de otros pueblos masacrados en conflictos provocados por “la guerra mundo” que asola el planeta,  nos estremece. Los pueblos no quieren la guerra. No es su guerra.

Fin de la primera parte. Continuará.


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