Comienzo en la escalinata Santa Clara
Partimos de este edificio del que haré una rápida historia. Antes de nada, quiero indicar que es sintomático de lo que se hace con la historia de la guerra y la postguerra lo sucedido con el IES Santa Clara. En el trabajo de documentación que he llevado a cabo para esta guía he consultado muchos documentos biográficos del centro…en ninguno figura la historia que les voy a contar ahora. Se cuentan variadas anécdotas vividas en el edificio, como que fue refugio durante los días posteriores al incendio de 1941, ya que fue casi el único que no destruyó el fuego debido a la construcción en piedra que tiene. El que en su salón de actos se ejecutaran los juicios sumarísimos en los que se dictaron todas las sentencias de muerte que fueron ejecutadas en Santander, tanto en Ciriego, por fusilamiento como en la Provincial por garrote, y el resto de altas condenas a cárceles de gente republicana, no consta en ninguno de las historias oficiales del instituto. Tiene página de Wikipedia… documentos que he consultado, buscando bien; en todas se obvia el terrible fin que tuvo ese salón de actos. Imaginamos que la vergüenza puede más que el rigor histórico. O las ganas de mentir deformando la historia cosa que pretendemos corregir con estas guías.
El edificio fue construido tal como le vemos ahora en 1837 y se terminó en 1839. Antes era un convento de clarisas que databa del siglo XVI por eso se escogió el nombre de Santa Clara aunque se sopesaron otros. Ha tenido ilustres alumnos y profesores tales como J. M. Pereda, González Linares, Gregorio Marañón, Amos de Escalante, Gerardo Diego, M. Sanz de Santuola, Manuel Llano, León Felipe…
Les adjunto una historia publicada por el propio IES Santa Clara:
En diciembre de 1837 la Diputación Provincial destinó para uso docente el convento de las monjas clarisas de la ciudad, previamente desamortizado y a propuesta de la Sociedad Económica Cantábrica el 15 de mayo de 1838 acordaba el establecimiento del Instituto Cantábrico, como continuador del Real Seminario Cántabro que había sido clausurado en 1811 por el gobierno de José Bonaparte. Su inauguración se fijó para el día 3 de noviembre 1838 mediante un acto solemne. Para su gestión se constituyó una Junta Directiva y Administrativa integrada por la Diputación, Ayuntamiento, Sociedad Económica y Junta de Comercio. A su financiación se destinaron junto a las aportaciones de esas entidades, las rentas del extinguido Seminario Cántabro, de Obras Pías, de otras fundaciones educativas y nuevos arbitrios municipales y de la Diputación.
La creación oficial del Instituto Cantábrico -el segundo en antigüedad en España – se realizó por orden de 20 de junio de 1839
El aprovechamiento del antiguo edificio (Convento, Iglesia, Casa Rectoral) se mantuvo hasta 1911, en que el derrumbamiento del aula de latín provocó su demolición y sobre su solar se levantó el edificio actual, que fue inaugurado en 1916.
A lo largo de su historia centenaria ha ido recibiendo más de diez denominaciones diferentes, desde Instituto Cantábrico, su nombre fundacional, ha pasado, entre otras, por las de Instituto de Segunda Enseñanza – Instituto Provincial de Segunda Enseñanza – Instituto General y Técnico – Instituto Nacional de Enseñanza Media -Instituto Nacional de Enseñanza Media Femenino No 1 «Santa Clara». – INEM «Santa Clara» hasta su denominación actual IES «Santa Clara». Y ha ido acumulando históricamente experiencia y calidad mediante la aplicación de diferentes planes de estudios.
Tornamos a la historia que nos interesa. Según palabras de Isidro Cicero así se efectuaban los juicios en el edificio.
“Cada mañana, a las 9:00 horas, sale un camión de Tabacalera, o de algún otro campo de concentración, a los juzgados militares, que juzga a los reos, principalmente al que tenemos aquí. Para el mediodía ya tienen la sentencia de un juicio que dura 10 minutos. A los que sentencian a muerte, que en principio son todos, los llevan a la calle Alta, a la Prisión Provincial, que es la antesala del fusilamiento. Más de 3.000 personas van a parar a la tapia de Ciriego. En esa tapia se hace un agujero para que los fusilados vayan directamente a la zanja”
Lo terrorífico es que los presos del campo de concentración de Corbán debían abrir la zanja por la tarde y por la mañana cubrir los cadáveres. Los presos supervivientes de Corbán se acuerdan de oír los tiros al alba y de que, cuando había llovido, la tierra que habían cavado el día anterior rezumaba sangre.
Para hacerse una idea, con uno de los supervivientes con el que habló Isidro Cicero, aseguraba que al principio se fusilaba todos los días. Luego, solo los sábados*
Los campos de concentración que iremos conociendo a algunos en sucesivas guías son variados en Santander, que se convirtió en el penal más grande del mundo puesto que se calculan del orden de 50.000 personas apresadas y detenidas en los diversos campos. Hay que contar que había población de otras provincias que habían recalado huyendo a nuestra ciudad, muchos de ellos son vascos puesto que Bilbao ha caído en junio. Hemos de decir que también hubo población cántabra presa en otras zonas, aunque el número es mayor los que llegaron que los que marcharon.
Prácticamente todos los que se juzgaban aquí eran condenados a muerte puesto que se trataba de juicios sumarísimos en donde se les acusaba de rebelión militar que conllevaba la pena capital. Aquí se condenó, entre otras personas famosas y conocidas a la periodista Matilde Zapata, cuya historia y la de su compañero Luciano Malumbres, contaremos a lo largo de esta guía. Matilde es periodista de La Región fundado por Malumbres. Durante su vida periodística ha escrito sobre la condición de la mujer, especialmente las condiciones laborales de las conserveras de Santoña, donde era venerada por su defensa constante. También lazó diatribas contra la iglesia como institución -ella se considera creyente y cristiana- de forma especial fue crítica con el obispo Equino y Trecu. En los meses que siguieron al asesinato de Luciano, se radicalizó, abandonando la militancia socialista para pasar a ser del PCE. Se implicó en la campaña electoral del 36, con mítines y conferencias desplegando una gran energía para conseguir el triunfo de las izquierdas en Santander. lapajareramagazine.com
En eso consistían sus delitos por los que la condenan a dos penas de muerte. Al escuchar la sentencia, responde al fiscal, que se guarde una para él por si le hace falta, que a ella con una le llega. Permanece prisionera en el Ramón Pelayo, cárcel de mujeres, donde despliega un trabajo de acompañamiento y ayuda al resto de las presas. Luego, al entrar en capilla, pasa a la Prisión Provincial, según era la costumbre que hemos expuesto.
Los juicios son irrisorios, diez minutos que se reparten entre la acusación, la defensa (nombrada por los propios fascistas, y siempre ejercida por un militar) y la sentencia que se dicta sobre la marcha… No hay pruebas, no hay testigos. Nada, se trata de triturar y exterminar las ideas democráticas que propugnaba la República.
A los que se les conmutaba la pena, se les distribuía por los campos de trabajo forzado. Hay que tener en cuenta que de los juzgados no daba tiempo a clasificar a los mozos, por lo que había una clasificación previa a ojo de buen cubero. Los viejos, cuanto antes se eliminaran, mejor. No se les puede sacar rendimiento por lo que hay poca piedad para ellos. Los jóvenes que valen para trabajar eran destinados a todas las obras públicas y privadas que uno se pueda imaginar.
Había que construir y rehacer el país destruido por la guerra. Todo lo que está construido en Cantabria además del mantenimiento de lo anterior, se llevó a cabo con destacamentos que salían de allí. A los presos se les pagaba un salario que era de 2 pesetas diarias. Para hacernos una idea, en la época el salario medio era de 10 pesetas. De esa cantidad se restaban 1,50 pesetas para mantener la barraca y los servicios…y los 50 céntimos restantes eran para darles de comer. Los grandes negocios, las grandes fortunas que hoy conocemos, empezaron allí con el trabajo esclavo.
También hubo otro en el aeródromo de Pontejos, cuyos prisioneros trabajaban para los aviadores nazis de la Legión Cóndor alemana.
Los campos más longevos fueron los instalados en el seminario de Santa Catalina en Corbán, en el Palacio de la Magdalena, Plaza de Toros, Colegio Ramon Pelayo, Colegio Salesianos, Campos del Sport del Sardinero, Edificio del Hipódromo de Bellavista, Tabacalera (el más conocido quizá por estar masificado y porque en él residieron presos notables como Juanin, Bedoya y diversos guerrilleros) la Prisión Provincial que ya hemos citado, se convertía en la última residencia de los/as condenados a muerte desde donde salían en camiones para Ciriego.
En los primeros meses, quizá durante algo más de un año se fusilaba todos los días, tal como hemos dicho. En los camiones donde trasladaban a los reos cabían catorce o quince personas. Nos consta que durante los primeros meses, hubo noche de dos camiones. Lógicamente, entre estos fusilados, no contamos las “sacas” de presos que efectuaban los falangistas que visitaban las cárceles llevándose a quien ellos querían para “pasearlo” dejándolo enterrado en lugares desconocidos que aún permanecen así. Hay una gran cantidad de familias que siguen buscando los restos de su gente para dignificarlos o enterrarlos con dignidad.
Otros campos conocidos son:
En Santoña: el Cuartel de Infantería y el Instituto Manzanedo además del Dueso., Fuerte San Martín
Destacamos que las dependencias de los Cuarteles de la Guardia Civil de cada pueblo que se convirtieron en verdaderas salas de tortura infame. Destaca el cuartel de San Vicente de la Barquera a donde llevaban a los guerrilleros capturados en las montañas lebaniegas, y a las mujeres (madres, hermanas, novias, esposas) del maquis torturándolas y violándolas hasta la muerte a algunas de ellas. Destacamos el caso de Fidelita Díez que fue “sacada” de la cárcel por una manada de falangistas, violada por todos para volverla moribunda a la celda donde murió poco después. Contaba 17 años y su delito fue ser hija de un socialista, poeta y rapsoda. lapajareramagazine.com
Puerto de Santander
La ciudad de Santander fue abandonada en los días anteriores a la derrota por las autoridades civiles y militares, quedando en total desamparo y descabezado el gobierno que permitiera un mínimo de organización. El general, Gamir Ulibarri, mandó del Ejercito del Norte que junto con Eulalio Ferrer y demás autoridades salieron de la ciudad en el submarino C-2 con rumbo a Francia por el temor de ser detenidos o bombardeados por los barcos que controlan las aguas cercanas al puerto como el Cervera. En la ciudad cundió el desánimo y el desorden total. La Quinta Columna, tan activa desde hacía tiempo, se destapa del todo repartiendo botellas de coñac que entrega a los milicianos que llegan derrotados y hambrientos a la ciudad. Se bebe con la desesperada sensación de olvidar la derrota, mientras los quintacolumnistas desarman a los milicianos beodos.
Desde octubre de 1936 a febrero de 1937 barcos ingleses habían sacado a la población extranjera y a personas con visados, de la ciudad. Un 76,18% son españoles y un 23,81% extranjeros. A partir del 31 de marzo la ofensiva al Frente Norte se consolida, y desde el puerto de Bilbao salen barcos con gente que huye hacia Francia mayormente. Las personas que no pueden hacerlo marchan hacia Santander, que llega a tener del orden de 170.000 refugiados vascos**. Muchas familias son acogidas por gente de aquí en su hogar, para otras se habilitan centros de acogida. El propio lehendakari Aguirre se refugia durante dos meses en un chalé que existe todavía y les enseñaré durante otra guía, cerca del faro en la carretera de Mataleñas, luego, una vez efectuado el pacto de Santoña y ante el disgusto de las autoridades republicanas estatales, el lehendakari al que le molesta el anticlericalismo de los milicianos santanderinos, sale rumbo al exilio del Campo de Aviación de La Albericia, en el bimotor, Negus, rumbo a Francia.
Poco después, Francia cierra las fronteras y no acoge a más refugiados salvo que sean de paso hacia Cataluña a donde muchos se dirigen para entrar y seguir luchando por la República.
La gente en esos últimos días, enloquece porque saben que solo huyendo salvarán la vida. Tienen noticias de lo que las autoridades fascistas realizan en las ciudades que toman, incluso en las que se sumaron al golpe desde el primer momento y quieren huir como sea.
En el puerto de Santander, se producen escenas de pánico e insolidarias. La locura desatada ante el deseo de huir hace sobrecargar los paquebotes que se encuentran anclados en la bahía. Algunos de ellos se hundirán al poco de salir del puerto incapaces de soportar la carga humana que contienen. Perecerán ahogados en la barra del puerto, decenas y decenas de huidos. Nos imaginamos la desesperación y la impotencia de las personas que no podían salir de la ciudad mientras sentían a las tropas invasora llegando por Cuatro Caminos en la mañana del 26 de agosto.
Bar Tívoli, La Zanguina.
La Región, periódico de la tarde, se editaba en la calle Pedrueca, donde tenías su residencia Matilde y Luciano. Todas las tardes después de comer y antes de subir a la redacción, Luciano Malumbres tomaba el café y jugaba una partida de dominó con sus amigos en la Zanguina. Se sentaban en la mesa que da a la calle Pedrueca. Había estado varias veces en la cárcel y recibido amenazas de muerte, tanto que el gobernador civil, Manuel Ciges Aparicio, le había proporcionado escolta, que él rechazó, pero en los últimos tiempos fue obligado a aceptarla debido a la importancia de estas amenazas. La tarde del cuatro de junio de 1936, mientras jugaba, el falangista Amadeo Pico Rodríguez, natural de Castro y residente en Madrid, le disparó a bocajarro. Había sido contratado para matar el periodista crítico con los poderes facticos de la región. Malumbres cae abatido, mientras unos compañeros le conducen a la Botica Socorro, luego a Valdecilla, otros persiguen al asesino dándole caza llegando a la esquina que dobla para Pombo. Le disparan –Malumbres clamaba para que no le mataran y poder saber quién y porqué le enviaron- pero también muere.
Esa noche, Matilde Zapata sale del hospital desgarrada de dolor, pero camina hasta la redacción de La Región tomando el mando con el fin de sacar el periódico al día siguiente. El entierro de Malumbres fue un acontecimiento en Santander, cerraron comercios, los obreros hicieron huelga y colapsaron la ciudad, quienes quisieron acompañarle a su última morada. A partir de entonces y hasta que la guerra se perdió en Santander, Matilde Zapata siguió al frente de la dirección y redacción del periódico que era la voz del pueblo en Santander.
Plaza de Pombo, antigua Plaza de la Libertad, edificio de Botín
Esta plaza es construida en 1845, José María Pombo y Jerónimo Regulez, comerciantes santanderinos impulsaron su construcción. En 1886 se realizó el templete, y se cubrió de árboles. Su primer nombre es el de Plaza de Isabel II. En 1868, con el advenimiento de la I República, se le nombra Plaza de la Libertad, nombre que permanece hasta que en 1937 el poder militar franquista la nombra como Plaza de José Antonio.
En 2001, se le adjudica el nombre de Plaza de Pombo por el que se le ha nombrado siempre debido al edificio palacio de Pombo que es hoy el club de Regatas.
Durante la guerra, los arcos del edificio Botín, fueron cubiertos hasta la mitad por sacos terreros, y sirvió como refugio de bombardeos.
Santa Lucía 44.
En este edificio residía el mítico guerrillero Pin, “El Cariñoso”
Plaza del pueblo de San Roque de Riomiera, invierno de 1937. Hace unos meses que las tropas franquistas han tomado Cantabria, y el joven José ‘Pin’ Lavín trabaja en la panadería de su tío cuando dos guardias civiles se acercan a él y le piden que les acompañe al cuartel de Falange en Liérganes para prestar declaración. Pin, nació en Liérganes, heredó de su abuelo el alias ‘El Cariñoso’ y llegó a sargento en el Batallón Libertad –de la CNT–, con el que combatió en Asturias hasta que al caer el Frente Norte decidió volver a su pueblo, convencido de que nada malo había hecho, por lo que poco o nada tenía que temer. El padre le contó una anécdota esa misma noche. La víspera le obligaron a trasladar en su camioneta a un asturiano que vagaba por el monte hasta el cuartel de Falange en Liérganes, de donde desapareció misteriosamente tras declarar. Y ahora es él quien recorre detenido los 17 kilómetros que separan San Roque del mismo cuartel, donde al llegar es introducido y pasa el día, la noche y el día siguiente sin que nadie le tome declaración. Cuando escucha una lejana conversación que confirma sus sospechas de que en realidad ya está condenado a muerte, el hábil Cariñoso improvisa una ganzúa con una cuchara, abre la puerta del cuarto en el que se encuentra recluido, de un puñetazo se quita de encima al guardia municipal y lo desarma antes de echarse al monte, donde acabará liderando un grupo que durante los próximos años traerá en jaque a las nuevas autoridades franquistas y a sus fuerzas represivas.
Durante varios años será el azote de las fuerzas represoras en toda la comarca del Miera
El 27 de octubre de 1941, fue abatido en el portal que tenemos en Santa Lucía 44. Residía en la buhardilla en la casa, que como portera, la madre de su compañera María Solano, ocupaba. La pareja está de paso, han llegado hace poco de Barcelona donde han conseguido pasaportes falsos para huir a Francia. Está todo preparado para que el enlace se los lleve esa tarde. María Solano está embarazada de seis meses y desean poner fin a la vida dura que llevan huyendo en Santander.
El enlace es un confidente de la guardia civil. Sube a casa, nervioso le dice a Pin que baje rápido, este se asoma por la ventana y ve el despliegue policial. Se da cuenta de que es una trampa y baja las escaleras disparando…Todos los pisos estaban ocupados por los guardias que le abaten llegando al portal. Su mujer es detenida, la suegra es fusilada en Ciriego. A María no pueden matarla por estar embarazada pero las palizas y torturas son constantes con la esperanza de que aborte.
Poco después, nace en las Oblatas, Josefina Solano, que es entregada a su abuela paterna, Teresa Cobo, que la cuida como una madre hasta que, a los nueve años es conducida a EEUU debido a la intervención de una periodista que descubre que María Solano ha nacido en Arizona y por tanto es ciudadana americana. lapajareramagazine.com
Josefina Solano, siempre recordó a su abuela Teresa, nunca la volvió a ver y puedo asegurar que aún me emociona recordar cómo le brillaban los ojos recordando a la abuela cuando la entrevisté. A su jubilación dedicó tiempo y energía, con la ayuda de gente de Cantabria como Isidro Cicero y Jesús de Cos, para ser reconocida como hija de Pin, El cariñoso, cambiando al fin el apellido Solano por el de Lavín, que hoy lleva con orgullo. Pasando a ser Josefina Lavín hija póstuma del Cariñoso. Nos suele visitar, y tuve el gratísimo honor de pasar muchas horas con ella, escuchando su historia, cuando Marisol González me la presentó, tal como he dicho, con el fin de poder entrevistarla.
María Toca Cañedo
Miembro de Plataforma Memoria y Democracia.
*Nota de la autora: he podido verificar en archivos consultados que durante el año 38, incluso el 39, se fusilaba entre semana también.
**Me parece excesiva la cifra, pero la he contrastado y así lo confirman historiadores como Fernando Obregón.
Fuente → lapajareramagazine.com
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