Gustav Munch-Petersen nació tal día como hoy, un 18 de febrero, pero de 1912, en Copenhague, fruto de la unión del profesor danés de Ingeniería, que ejercía en la Escuela Politécnica de la capital, Jon Julius Munch-Petersen, y de la sueca Valfrid Palmgren, profesora asociada de sueco en la Universidad de Copenhague. El joven Gustav se graduó en el Gymnasium, la escuela secundaria, en 1930, y aunque cursó varios cursos superiores en la universidad, no encontró su camino aquí, si no en el arte, y enfocó sus esfuerzos hacia la pintura y la creación literaria.
Dos años después debuta como escritor con Det nøgne menneske (El ser humano desnudo), en una pequeña editorial, con el apoyo de sus padres, y hace sus primeras exposiciones. En uno de sus primeros poemas en ver la luz, escribe: “nosotros, los legionarios de la desnudez, / someteremos la tierra y / entregaremos a la humanidad nuestra vida».
En 1935 se traslada a la isla danesa de Bornholm y se casa con la ceramista Lise Hjort. Para entonces ya había publicado la novela “simon begynder”, y los libros de poesía “det underste land” (El país más bajo) y “mod jerusalem” (Hacia Jerusalem). Sus poemas son vanguardistas, a menudo calificados de surrealistas, muy innovadores para la época, aunque sus obras entonces no tuvieron mucha repercusión, ya que fueron publicadas en editoriales modestas. Sus versos están marcados por visiones proféticas y sermones filosóficos, por rebeliones contra la burguesía y deseos de libertad. Gustav era rebelde hasta con la rima y con la ortografía de la época, evitando las mayúsculas en los nombres propios.
En muy poco tiempo conoció la vida bohemia de los pintores surrealistas, se interesó por la filosofía, contrajo matrimonio y especuló con estudiar medicina, participó en la revista de vanguardia sueca Linien, en dónde dejó escrito: “un artista que no es revolucionario no es un artista.”
El día de la publicación de su sexto libro “nitten digte” (Nueve poemas), inició el viaje que le llevaría a España, en el año 1937, para incorporarse a las Brigadas Internacionales que combatían al fascismo. En este libro aparece su poema “Invierno”:
Braman las tormentas
el invierno hace su guerra
el mar vagabundea
a lo largo de las costas
el cielo lo sigue
desde las alturas
las casitas se acurrucan
asustadas contra la tierra
el gélido ojo de la luna
mira fijamente a través del muro de la noche
a hombres que andan recogiendo carbón
A Gustav Munch-Petersen se le atribuye el mítico grito de combate antifascista ¡No Pasarán!. Un año después de incorporarse a las Brigadas Internacionales, el 2 de abril de 1938, moría combatiendo contra el ejército franquista en la Batalla del Ebro. Uno de sus últimos versos los escribió allí:
Con ojos vivos
veo la pared de una casa
tatuada por la guerra.
la casa ha desaparecido
pero envuelta en la polvareda de los coches
la pared queda en pie:
un monumento,
solitario, garabateado
en honor de aquellos cuyos ojos son de barro.
No fue hasta las décadas posteriores a su muerte, cuando irrumpió el modernismo, que Gustaf Munch-Petersen ganó reconocimiento por sus poemas, y los libros que salieron después de su muerte se vendieron mejor que cuando estaba vivo. El poeta punk Michael Strunge, que estuvo activo en las décadas de 1970 y 1980, por ejemplo, se inspiró mucho en su poesía visionaria.
Su nieto, Lurits Munch-Petersen, filmó, en 2015, la película “Skyggen af en helt» (La sombra de un héroe), para reencontrarse con sus orígenes, para indagar en los motivos que habían llevado a aquel joven de apenas 25 años a abandonar a su familia para combatir al fascismo en un remoto país del sur de Europa.
Fuente → nuevarevolucion.es
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