“El Parlamento tiene opciones suficientes para imponer su voluntad, que es la voluntad democrática de toda la sociedad. Y puede conseguir que la mayor parte de las personas inculpadas por hechos relacionados con el 1-O dejen de estarlo, siempre y cuando se haga mediante la aplicación general de una legislación penal más favorable. Esa parece la vía más realista en estos momentos para ir acercando posiciones en este conflicto. Sería razonable aprobar y aplicar la ley de amnistía, y esperar a conocer sus resultados, como ha ocurrido con los indultos, no solo para facilitar la investidura de Pedro Sánchez, sino para reponer la justicia y la convivencia, devolviendo a la política lo que nunca debió salir de su ámbito”(Víctor Arrogante)
En respuesta al gran revuelo político, mediático y popular que se ha levantado con motivo de la supuesta próxima Ley de Amnistía que el supuesto próximo Gobierno de coalición “progresista” va a promover (al momento de redactar este artículo aún no se ha producido la investidura de Pedro Sánchez), vamos a intentar en lo que sigue contribuir al desmontaje de algunas de las principales falacias que se están vertiendo a la opinión pública, desde las fuerzas políticas de la derecha y ultraderecha, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación a su servicio:
1.- La Amnistía no cabe en la Constitución. Afirman lo mismo sobre la celebración de un supuesto referéndum o consulta de autodeterminación en Cataluña, y en realidad afirman lo mismo para cada proyecto de Ley que no les interesa, y recurren permanentemente al Tribunal Constitucional cuando las leyes no se adecúan a su ideario (la lista de los recursos al TC por parte del PP durante estos últimos años sería interminable). Pero es una falacia en el sentido de que afirmar esto es como poner un corsé a cualquier proyecto político: por una parte, es opinable que quepa o no en la Constitución (muchos juristas y Catedráticos de Derecho defienden que sí tendría encaje, como José Antonio Martín Pallín o Javier Pérez-Royo, entre otros muchos); pero más allá de esto, hay que entender que la Política, con mayúsculas, es decir, el proyecto para establecer el tipo de mundo y de sociedad que queremos, no podemos encajonarlo a unos límites establecidos en una Constitución, que dicho sea de paso es una antigualla insuficiente y muy limitada. La Política, como expresión democrática de la voluntad de un pueblo, ha de estar por encima de cualquier consideración limitante que un texto legal pueda aducir, porque es la Política la que crea el contexto legal, y no al contrario. No es el texto legal el que limita a la Política, sino que es la Política quien debe buscar las formas adecuadas de encauzar el proyecto deseado y expresarlo mediante unas determinadas formas legales.
2.- La Amnistía viola la igualdad entre los españoles. Quien afirme semejante patochada es que no tiene ni idea de qué significa una amnistía, o bien qué significa igualdad entre los habitantes de una nación. Existe una tercera opción: se sabe perfectamente, pero lo que se pretende es envenenar a la opinión pública mediante un pensamiento tóxico y manipulado. Una amnistía no tiene absolutamente nada que ver con la igualdad, pues lo que una amnistía define es un marco legal aplicable a unas determinadas personas en relación temporal y en relación a la comisión de una serie de supuestos delitos, es decir, se “perdonan” (olvidan, anulan) los supuestos delitos cometidos por unas determinadas personas, y durante un tiempo concreto, y todo ello se lleva a cabo mediante una exposición razonada de motivos y circunstancias que la justifican. Con ello, por tanto, no se promueve la desigualdad, sino que es una decisión que se toma en un momento dado por una sociedad determinada, porque entiende que es la mejor opción que puede llevar a cabo para alcanzar determinados fines y objetivos que se pretenden conseguir (para el caso que nos ocupa, contribuir a pacificar el conflicto político en Cataluña, y a abrir vías de diálogo para continuar encauzándolo mediante vías políticas).
3.- La Amnistía no estaba en el Programa Electoral del PSOE. Es cierto que el PSOE va a rebufo de las circunstancias y del contexto político de cada momento, porque no posee un ideario político definido (de ahí que la vieja guardia, los dinosaurios y algún que otro barón actual del partido estén en constante oposición a estas medidas), pero también es cierto que muchas otras medidas aplicadas por anteriores Gobiernos en legislaturas pasadas tampoco estaban en el programa electoral de sus respectivos partidos: ¿iba en el programa electoral del PP la “amnistía fiscal” del exministro Cristóbal Montoro? ¿Estaba en el programa electoral del PSOE de Rodríguez Zapatero la modificación del artículo 135 de la Constitución que concedía prioridad al pago de la deuda frente a cualquier otro gasto social? ¿Iba en el programa electoral del PSOE de Felipe González, ese personaje a modo de incómodo “jarrón chino”, nuestra entrada en la OTAN? Podríamos continuar…la lista sería interminable. Todo esto no debe ser entendido como un alegato en defensa de la aplicación de medidas que no estén contempladas en un previo programa electoral, sino como una reflexión para que sea comprendida la situación.
4.- La Amnistía ha de ser votada por todos los españoles. En realidad, con esta sugerencia lo que intentan es que se produzca una repetición electoral, con la esperanza de que el PP pudiera sacar ventaja añadida de esta situación, con respecto a los resultados de los últimos comicios del 23-J. Pero obsérvese cómo, curiosamente, los que hoy se manifiestan a favor de este gesto de “democracia popular” son los mismos que ponen el grito en el cielo y se rasgan las vestiduras cada vez que, desde la izquierda radical y transformadora, denunciamos que el Estado Español no es una democracia plena, y que nos falta mucho camino por recorrer en ese sentido. La conclusión está bien clara: sólo piden que se vote cuando se trata de medidas que ellos atacan.
Algunas consideraciones añadidas hay que realizar al desmontaje de todas estas falacias: el Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) ha promovido, por parte de sus vocales conservadores, la celebración de un Pleno extraordinario para debatir y aprobar una declaración de condena a esta iniciativa, expresando su intención de verbalizarlo con gruesas y alarmistas palabras, tales como que es el “comienzo del fin de la democracia”, o que se “dinamitaría nuestro Estado de Derecho”. Es curioso que esta iniciativa provenga de un CGPJ deslegitimado por su caducidad de casi 5 años, provocada precisamente por los mismos actores políticos que hoy se oponen a la futura ley, mediante unos jueces conservadores “echados al monte” a los que no sólo no les importa perpetrar una intolerable injerencia política fuera de sus competencias, sino hacerlo además contra una ley aún inexistente.
¿Cuál es en realidad el peligro subyacente? ¿Por qué tanto miedo a la amnistía? Es evidente que esta ley anulará todos los ataques perpetrados en todos los frentes a lo que ocurrió el 1-O de 2017, hecho que a su vez deslegitimará todas las aberrantes actuaciones que dirigieron las Fuerzas de Seguridad del Estado (y posteriormente los jueces del Tribunal Supremo) contra indefensos ciudadanos (y sus legítimos representantes políticos en aquel momento) que únicamente pretendían ejercer su derecho a la soberanía popular mediante el voto. Pero ese voto, como hemos expuesto en anteriores artículos en este mismo Blog, entrañaba (y aún continúa haciéndolo) una evidente amenaza al status quo de una casta dominante que mantiene sus privilegios disfrazados bajo el dogma de la sagrada “unidad de España”, y amparados bajo la caduca, anacrónica y antidemocrática institución monárquica.
Curiosamente los que hoy protestan contra esta próxima ley de amnistía son los mismos que siguen defendiendo a capa y espada la ley de amnistía de 1977, aquélla que hizo borrón y cuenta nueva sobre los crímenes del franquismo, siendo como eran imprescriptibles, por ser considerados como crímenes de lesa humanidad, y que invocan permanentemente como blindaje para impedir que puedan ser procesados los gerifaltes aún vivos de aquella terrible y oscura época de nuestro pasado reciente. ¡Vivan los pueblos libres del Estado Español!
Blog del autor: “Actualidad Política y Cultural” (rafaelsilva.over-blog.es)
Fuente → rebelion.org
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