Los posibles pactos sobre la investidura de Pedro Sánchez han desaparecido casi del radar informativo. La actualidad, sobre todo la guerra de Gaza , se les ha llevado por también, aunque también tiene mucho que ver la discreción con que se están haciendo y la dificultad obvia de los mismos.
Por lo que me llega hay un acuerdo prácticamente total sobre la ley de amnistía -a falta del relato sobre cómo venderla. Javier Pérez Royo en la entrevista que publicábamos el otro día con él era tajante a la hora de explicarlo: “Ahora mismo, la amnistía no es una opción para el presidente del gobierno en funciones. La amnistía es una necesidad.[Sánchez] no puede decidir si habrá ley de amnistía o no. Tiene que haber necesariamente.” Si llega ya veremos los detalles y los comentaremos, pero de momento ésta parece ser un requisito que las partes dan por superado.
Donde parece más varada la cosa, en lo que se refiere a la negociación con Junts , es en el tema del relator y en el reconocimiento de "algo" que sitúe nacionalmente a Catalunya en otro marco. Y evidentemente en el tema del catalán en Europa, que era una condición previa, pero que dicen podría salvarse explicando que España ha dado pasos claros hacia delante.
Sobre el tema del relator , internacional, ya he dicho en varias ocasiones que creo que será la cuestión que hará que vayamos a nuevas elecciones . Queda un mes justo por poder negociar y una figura como ésta, que por definición debe ser aceptada por ambas partes y debe tener un peso personal notable, no la puedes buscar de viernes por sábado. Para España es lo más difícil de tragar y, por tanto, tenderán a alargar la respuesta, con lo que será muy difícil encontrar en pocas horas un nombre válido antes de la investidura. Y si ni está antes de la investidura, antes de dar los votos, ya no vale de nada. Tras la investidura Sánchez ya no es de fiar, por eso precisamente es necesario el mediador.
Finalmente, lo que parece que se está moviendo de nuevo es una tercera condición que consistiría en que el Estado haga algún tipo de reconocimiento del hecho nacional catalán antes también de la votación de investidura. Las informaciones son muy inconcretas y difíciles de medir, pero, al parecer, Junts exige una especie de declaración oficial, no sé si del congreso o del gobierno español, reconociendo a Cataluña como nación o como minoría nacional, que no está claro cuál es la opción preferida.
El tema es interesante. Porque la combinación de un reconocimiento nacional de Cataluña o de la minoría nacional catalana con la presencia de un mediador internacional situaría el debate automáticamente fuera del marco autonómico, que es una de las columnas centrales del régimen del 78 . Ahora bien, habrá que ver cuál es el reconocimiento concreto –del que el PSOE parece ser que no ha dicho nada todavía– y hay que tener en cuenta que no es lo mismo algo que otra –nación que minoría nacional. No sé si Junts sabe lo que está haciendo con este tema.
Ya sé que la expresión 'minoría nacional' no ha sido tradicionalmente favorecida por el movimiento catalanista. Una cierta prepotencia ha hecho pensar durante mucho tiempo que aceptar esto era cómo aceptar un papel residual y secundario. Pero está al revés. Si se pone sobre la mesa el hecho de que los catalanes somos una minoría nacional dentro de los estados español y francés el derecho de autodeterminación se convierte en una exigencia .
Es cierto que no existe ninguna definición exacta y concreta de 'minoría nacional'. Y también es cierto que no siempre se aplica a una minoría numérica -los negros de Sudáfrica durante el régimen del apartheid eran una inmensa mayoría numérica pero minoría nacional. Sin embargo, la descripción que hace la subcomisión de las Naciones Unidas sobre la Protección de las Minorías encaja como anillo al dedo en nuestro caso. Dice 'Una minoría es un grupo numéricamente inferior al resto de la población de un estado, que se encuentra en una posición no dominante, cuyos miembros, a pesar de ser nacionales de ese estado, tienen características étnicas, religiosas o lingüísticas diferentes, lo que, aunque sea implícitamente, suscita una solidaridad dirigida a preservar sus culturas, tradiciones, religión o lengua.' La definición que hace el Consejo de Europa es calcada y es a partir de las dos que debe leerse la resolución de la Asamblea General de la ONU de diciembre de 1992 sobre los derechos de las personas que pertenecen a minorías nacionales, étnicas, religiosas o lingüísticas, declaración que puede leer en versión original inglesa .
Lo interesante de esta vía del reconocimiento de la minoría nacional es las obligaciones legales que impone. Porque tanto la ONU como el Consejo de Europa insisten en que no puede haber ninguna desventaja contra nadie que pertenezca a una minoría nacional, por el hecho de serlo, y que los estados deben asegurarse de que el trato ante la ley sea igual que el que reciben aquellos que no pertenecen a minoría nacional alguna. Lo que evidentemente en nuestro caso no se cumple en modo alguno. Ni en los tribunales, ni en las escuelas, por ejemplo. En definitiva, por tanto, podemos pensar que si en la negociación se consiguiera algún tipo de reconocimiento solemne y legal en esta línea lo que se estaría haciendo es materializar y hacer concreta la vía del GOI, del famoso “Grupo Objetivamente Identificable” definida por los tribunales europeos, dotando así a la minoría nacional catalana de instrumentos legales muy relevantes a nivel internacional.
Ahora bien, sin embargo, lo que me parece más interesante de esta posibilidad, remota pero existente, es plantear si un reconocimiento de este estilo es un cañón a los fundamentos del régimen del 78 .
Porque el café para todos y la extensión del estado de las autonomías es una de las bases más sólidas y consistentes del régimen y cualquier cosa que saque a Catalunya o la minoría catalana de este marco podría tener una gran importancia.
Dependerá, ya lo digo, de cómo se formule y de cómo se aplique a los demás. Si al final Madrid se empuja un nuevo café para todos y encuentra una fórmula para tener 17 minorías nacionales, como 17 autonomías, la broma será cósmica. Digna de la transición: cambiamos el rótulo y seguimos. En cambio si lo que se consigue es separar formalmente a Catalunya oa la minoría catalana -o las tres minorías catalana, vasca y gallega- del resto, entonces la cosa cambia . Porque el estado de las autonomías, creado para diluir el problema catalán y vasco, dejaría de ser eficaz políticamente y sería él que se diluiría a su vez.
Dos apuntes finales.
Primero: sigo pensando que hay muchas más posibilidades de acabar en elecciones que en un acuerdo y en este sentido me parece relevante también, vuelvo a Pérez Royo, esta idea de España como un estado enfermo que sistemáticamente es incapaz de formar gobierno.
Y segunda: si la opción que Junts plantea es reconocer a la minoría nacional, entonces hay que hablar a fondo de lo que esto significa. Porque va mucho más allá de la Generalitat, del estatuto, del territorio del Principado y de quien lo habita . No sé si ellos lo entienden, pero voy a intentar hablar mañana, si la actualidad me deja.
PS1. Estamos pendiente del resultado de las elecciones en Argentina, pero ya destaca el fenómeno del ultraderechista Javier Milei . El otro día una encuesta del CEO detectaba un gran crecimiento de la extrema derecha entre los jóvenes, machos, catalanes y en Argentina éste es precisamente el fenómeno que ha impulsado espectacularmente Milei. Esta crónica de David Feliba y Samantha Schmidt aporta detalles muy reveladores sobre el fenómeno, que creo que deberíamos leer con la vista puesta también en lo que está ocurriendo en nuestro país.
PS2. Hoy vuelve a reunirse el Consejo Europeo en Luxemburgo, de nuevo con el tema del catalán sobre la mesa. Seguiremos al detalle todas las reuniones y movimiento, en directo allí con Arnau Lleonart, que hoy firma este análisis explicando las claves de lo que puede ocurrir y cómo está el tema.
Fuente → vilaweb.cat
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