Maestros de la memoria y del olvido
Maestros de la memoria y del olvido

Queremos hablar hoy de dos personas que comparten entre otras muchas cosas el hecho de que nuestra asociación cultural La Alhóndiga, en su labor de recopilación documental ha encontrado referencias de ambos en periódicos locales arevalenses: Los semanarios La Llanura (publicado entre 1926-1929) y Democracia (publicado en 1932). Comparten también el que ambos y en estas tierras nuestras, fueron maestros, maestros de la memoria y del olvido. Y comparten el haber tenido un final prematuro y terrible. Fueron fusilados por ser maestros y por amar de forma entrañable la profesión de educar a sus alumnos para que fueran hombres íntegros, racionales y libres. Los dos fueron, además,  injustamente condenados al más infame olvido.

Daniel González Linacero

 

Daniel, su esposa Palmira y su cuñada.

Daniel González Linacero nació en 1903 en Valdilecha (Madrid), de padres maestros. «A los 13 años —dice su hija— recibió un premio con motivo de un discurso en la "Fiesta del árbol" de Ocaña.» Estudió magisterio en Ávila y ejerció por primera vez en Montejo de Arévalo (Segovia), en 1925. Pudo más tarde ir a Madrid y, a la vez que trabajaba, obtuvo el título de licenciado en historia.

Tras una etapa como profesor de historia de la Escuela Normal de Teruel, fue destinado a la de Palencia como director y desarrolló en esta ciudad una importante actividad. Luchó por conseguir el traslado de la Escuela Normal a un local más apropiado, dirigió el cursillo para maestros de 1932 que inauguraron Fernando de los Ríos, como ministro de Instrucción Pública, y Rodolfo Llopis, como director general.

Participó después en diversas misiones pedagógicas y dio conferencias en actos de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, que él mismo había contribuido a crear en Palencia. Al propio tiempo publicaba sus dos Manuales de Historia y Arte Español (Estampas, parte primera hasta el Renacimiento).

En este último libro anunciaba la próxima publicación de Historia (mi tercer libro) y Metodología de la historia. ....los textos estaban preparados ya en el verano de 1936, «pero como precintaron la casa y se llevaron todo, no sabemos qué habrá sido de ellos, al igual que de su biblioteca». Porque toda la actividad de Linacero concluyó el 8 de agosto de 1936 en Arévalo, el pueblo en que residía la familia de su mujer. Ese 8 de agosto, un grupo de falangistas fue a buscar a Daniel González Linacero a la casa de Arévalo en que pasaba las vacaciones con su familia y lo asesinó.

Su partida de defunción dice, con elocuente simplicidad, que falleció «a consecuencia del Movimiento Nacional existente». Su casa fue cerrada y saqueada. Tenía treinta y tres años, y dejaba esposa, Palmira Perotas Muriel que murió el pasado año 2009 con casi 105 años, y tres hijas de corta edad: Palmira, María Paz y María Luz. Palmira Perotas, su esposa, era hermana del conocido escritor costumbrista arevalense Marolo Perotas.

Su delito mayor consistió en haber escrito libros de historia para la enseñanza de los niños en que no se hablaba de guerras y conquistas sino de la cooperación y la solidaridad entre los hombres.

En el prologo de su libro "MI PRIMER LIBRO DE HISTORIA", escribe, dirigiéndose a los maestros, lo siguiente: "Despertando en el niño el instinto de lucha y glorificando hasta la categoría de héroes a aquellos muñecos trágicos que morían desconociendo la razón de su sacrificio, el niño adquiere un sentido falso del valor moral, individual y colectivo.

Nunca se cuidó el educador de borrar de la Historia toda esa balumba insoportable de necedades de príncipes y favoritos, extrayendo del evolucionar histórico aquellos sucesos de orden material y espiritual que de una manera indudable han contribuido a formar este mundo que nos rodea, sin olvidar que la Historia no la han hecho los personajes, si no el pueblo todo y principalmente el pueblo trabajador humilde y sufrido, que solidario y altruista, ha ido empujando la vida hacia horizontes más nobles, más justos, más humanos."

Le sacaron de su casa de Arévalo el 8 de agosto de 1936 para llevarle a una cuneta de la carretera de Valladolid y allí fusilarle sin juicio ni contemplaciones. Luego le enterraron deprisa y corriendo en un indeterminado lugar que sólo sabemos se halla entre Bocigas y Olmedo y en el que todavía siguen ocultos sus restos mortales.

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Belisario Hernández Roldán

En cuanto al segundo maestro que hoy nos ocupa, en un periódico local Arevalense llamado “Democracia” y que se publicó hacia el año 1933, nos encontramos la siguiente referencia documental:


Escuela en 1932

Nos recibe el maestro, acaba de terminar su tarea. Enterado de los propósitos que nos llevan a este pueblo afablemente se pone a nuestra disposición y le disparamos mil preguntas a las que concienzudamente y de una manera metódica y ordenada nos contesta.

Vemos una escuela limpia, muy limpia; con las paredes muy blancas. Nos llaman sobremanera la atención unos trabajos manuales ejecutados por los alumnos: arados, azadas, yugos, carros, en fin, todos los aperos y útiles del labrador hechos en madera y de una manera primorosa.

Belisario Hernández, nos va explicando con ese cariño paternal que debe de poner en su trato con sus pequeñuelos las mil dudas que nos asaltan y por un momento deseamos ser sus discípulos ¡Debe de ser tan bello el deleite en la enseñanza!

En este pueblo de los seis a los catorce años todos saben leer y escribir.

Nos muestra unos cuadernos que contienen, en hermoso tipo de letra, biografías de Cervantes, Castelar, Colón, etc., hechas por los mismos discípulos después de la charla que acerca de cada uno de aquellos hombres ilustres ha dado el maestro.

"Les hablo, —nos dice— por ejemplo de la vida de Isabel la Católica y al día siguiente cada alumno en su cuaderno redacta esto que ustedes ven y que son los detalles más relevantes de su biografía. Como pueden observar, unos juzgan unos detalles más importantes que otros, y así se da el caso de que haya precisión de reunir tres o cuatro cuadernos para completar una biografía.

Este método hace que los pequeños se acostumbren a pensar lo que escriben preparando de forma insensible la inteligencia para el estudio.

Yo no recuerdo nunca haberme visto en .la necesidad de castigar ni menos tener que pegar a un niño teniéndome todos ellos más que respeto cariño, un cariño quizá que les lleva a querer en todo momento complacerme con su amor al estudio y su aplicación durante las clases.

Si, conseguí una subvención para que mis pequeñuelos hicieran un viaje á Madrid, probablemente irán en viaje de estudio y recreo unos veinte.

La Inspección declaró a esta escuela de Aldeaseca modelo de la Provincia pero lo que mayor satisfacción me produce es la interior del deber cumplido y esta porque la estoy experimentando constantemente desde que tuve la suerte de dar'los primeros pasos en la Enseñanza por la que verdaderamente tengo una arraigada vocación hasta tal punto que no cambiaria mi profesión por ninguna otra aún cuando esta última me ofreciera pingües resultados económicos."

El sol declina y esta vez penetran sus rayos en el interior de la escuela haciéndola más blanca, más limpia. Don Belisario nos invita a dar un paseo y a proseguir la charla, en pleno campo y entre pinos nos obsequia con un ágape.

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Además de esta referencia del maestro de Aldeaseca hasta nosotros han llegado testimonios directos de alguno de sus alumnos. Recuerdan, aún hoy en día, las enseñanzas de un buen hombre amante de su trabajo y recuerdan con especial cariño su visita a Madrid, algo que no estaba al alcance de cualquier niño del medio rural en aquella época.

Belisario Hernández Roldán, maestro en Aldeaseca, era natural de Zamora, casado, sin hijos, cariñoso con los niños a la vez que serio y severo, republicano, buena persona, y de final trágico pues murió como tantos otros maestros entre 1936 y 1939, seguramente también como Daniel González Linacero, “a consecuencia del Movimiento Nacional existente”.


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