Los primeros días de la revolución de 1936 en Puigcerdá, o la “Memoria”de Jaume Palau Soldevila, alcalde por ERC
Los primeros días de la revolución de 1936 en Puigcerdá, o la “Memoria”de Jaume Palau Soldevila, alcalde por ERC / Antonio Gascón Ricao

(Dedicado a Erola Simón, directora del Arxiu Comarcal de la Cerdanya de Puigcerdá)

Antonio Gascón Ricao

Cuando se cumplen los deseos

He tenido noticia de que durante el acto de presentación del podcast Els fets del Córrec dl Gavatx. Un episodi de la guerra civil a la Cerdanya, celebrado en Puigcerdá el 24 de agosto de 2023, la señora Erola Simón, expresó públicamente su interés por la biografía del alcalde de Puigcerdá Jaume Palau Soldevila, personaje que ocupó dicho cargo durante los meses posteriores al levantamiento militar de 1936. La citada archivera llegó a pedir que alguien diera más noticias sobre él, ya que según la señora Simón dicho alcalde era un gran desconocido.

Un llamamiento algo extraño, puesto que la biblioteca del archivo que dirige posee el libro, Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1939), (2018), donado por los autores, que dedica un capítulo entero a la trayectoria personal del citado Palau.

Antecedentes

Pero la petición de la señora Simón tiene cierta lógica y razón de ser, ya que desde 1936 hasta 1991, nada se supo de Jaume Palau. De hecho, las primeras noticias del personaje aparecieron en 1991 en una obra harto conocida. Sin embargo, Pous/Solé no contaron demasiados detalles sobre Palau, salvo en dos pequeños comentarios, harto desafortunados, que traducimos del catalán:

La formación del Comité del Frente Popular (de Puigcerdá) duró un día. Había tres representantes del Frente Popular y tres de la CNT-FAI. Su sustituto fue un comité exclusivamente formado por libertarios y anarquistas. El alcalde Ramon Cosp Esteva fue reemplazado por el “tossinaire” Palau“ .

Párrafo discutible, dado que en 1991 el Libro de Actas del ayuntamiento de Puigcerda de 1936 no eran consultable en dicho archivo. Y, de hecho, no lo fue hasta 2016, con la salvedad que las actas de 1936 concluyen en junio de aquel mismo año, y lo demás son notas sueltas, o una nota en lápiz de 1939, momento en que se realizó, por parte de los franquistas, la apertura de nuevo libro de actas correspondiente a 1939. Por tal motivo, la historia de la constitución de aquellos dos supuestos comitésno está documentada en ningún sitio, y lo único real fue que Palau sustituyó a Ramón Cosp en el cargo de alcalde, tal y como el propio Palau afirmó a posteriori, en presencia de “un Delegado del gobierno de la Generalitat”, en el que el “tossinaire” sedeclara militante de ERC, y no anarquista, como se pretendía errónea y descuidadamente en el libro de Pous/Solé de 1991.

El siguiente comentario, también de Pons/Solé en 1991, se refiere a los asesinatos del 9 de septiembre de 1936, esos que en estos días (setiembre de 2023) se están conmemorado en Puigcerdá, con podcast y monolito, afirmando que: “Las muertes se producen con la ausencia temporal –repetida otras veces en situaciones trágicamente similares- de Antonio Martín y de Palau […] Nadie, sin embargo, no censuro el acto de los asesinatos ni Palau, ni Antonio Martín…”

La fuente que utilizaban Pous/Solé era de nuevo la prensa francesa, que acertaba en el hecho concreto de que cuando se produjo la matanza del 9 de septiembre, ninguno de los dos personajes estaba en Puigcerdá, Daban a entender con ello (erróneamente) que Palau era de la CNT, y por aquel motivo había desaparecido oportunamente, al igual que Antonio Martín.

Aparece un documento extraordinario

Guillamón y Gascón, gracias a una investigación exhaustiva en archivos, han recuperado un testimonio escrito de primera mano sobre los hechos históricos acaecidos hace 87 años en Puigcerdá, redactados justamente por Jaume Palau. Documento que permite reconstruir lo acaecido en Puigcerdá entre el 20 de julio y el 8 de setiembre de 1936.

Y todo gracias a que dicho documento, redactado por Palau, era una vulgar justificación de su discutible gestión municipal; pero su importancia radicaba en que eran las memorias del alcalde de ERC en Puigcerdá, que había ocupado dicho cargo durante los primeros meses de la Guerra civil, desde el 18 de julio hasta octubre de 1936. Momento en que fue obligado por las circunstanciasa a dimitir de su cargo, pero pasando a formar parte del llamado Consejo Administrativo de dicha población.

Por lo tanto, nuestro conocimiento sobre ese periodo concreto procede de la prolija información que aparece en dicho escrito, al que Palau puso por título “Memoria” curiosamente mecanografiada, al parecer, por el propio alcalde revolucionario de aquel momento: un alcalde militante de ERC, llamado Jaume Palau Soldevila. Documento que su autor no se llevó, ni destruyó en el momento de la retirada camino del exilio, dado que finalmente el documento acabó cayendo en manos franquistas, cuando las tropas fascistas ocuparon sin resistencia Puigcerdá en febrero de 1939.

El documento abarca en concreto cuatro páginas mecanografiadas, en las que se pone de relieve el intento de Palau de recopilar todo lo que él había conseguido realizar entre el 18 de julio y octubre de 1936, destacando puerilmente sus méritos personales como administrador público ante las autoridades de la Generalitat, de las que decía depender directamente. Es más, en los últimos tiempos en su cargo de alcalde, los dedicó a “una misión secreta”, partiendo a cumplirla precisamente el 8 de octubre de 1936, justamente un día antes de producirse la matanza de los 21 derechistas, no sin antes delegar su cargo de alcalde en otro compañero del mismo partido, Guillermo Barnolá Blanché. Palau, a su regreso a Puigcerdá, en una fecha indefinida, puesto que no la cita, se encontró con la sorpresa de que el ayuntamiento había sido destituido y sustituido por un Consejo Administrativo el 20 de octubre de 1936; así que, tras haber sido despojado de su autoridad en la alcaldía de Puigcerdá, quedó reducido a ser un miembro más de aquel nuevo Consejo Administrativo, cuestión que se negaba a aceptar.

Tal vez por ello, a la hora de redactar su memoria no dudó en adjudicarse personalmente todo lo realizado en aquella población, pasando por encima de la revolución, desde julio hasta octubre de 1936, que en resumen eran las cuestiones propias de la administración local, como fueron, por ejemplo, la edificación de escuelas, el control bancario o la traída de las aguas.

Eso sí, sin mencionar en ningún momento de su memoria, a qué habían obedecido las numerosas muertes producidas durante su mandato, y menos aún quién o quiénes habían sido los responsables de las 34 muertes acaecidas durante el periodo en que él había sido la principal autoridad local. Muertes que sospechosamente Palau no mencionó en ningún apartado de su prolija Memoria.

La auténtica militancia política de Palau

En las elecciones municipales de enero de 1934, la candidatura de izquierdas de Puigcerdá se denominabaUnió d´Esquerres de la Cerdanya- ERC, grupo político que tenía su local social en el Centre Republicà de Puigcerdá. Su presidente era, en ese momento, Eliseo Blasi; mientras que en 1936 el mismo cargo lo ocupó Juan Guardiola Moliner, curiosamente el primer candidato de la lista de la candidatura de izquierdas en las elecciones municipales de 1934, y el mismo personaje que en noviembre de 1936 obligó a Palau a tener que aceptara el cargo de Cultura en el nuevo Comité.

Tras el fracaso del levantamiento de octubre de 1934, por dicho motivo se abrió la denominada la causa 177, y en ella quedaron procesados todos los candidatos de Unió d´Esquerres de la Cerdanya ERC de enero de aquel mismo añocon la única excepción de Antonio Pubill Trulla, alcanzando asi la cifra de 9 detenidos de aquel partido. Pero procesándose en la misma causa a unos cuantos personajes más, de los que en aquel entonces no consta su militancia política, entre los destacaban Juan Jordá Mallarach, el “Penja-robes, que después se dirá que era anarquista o el propio futuro alcalde de Puigcerdá Palau Soldevila.

He aquí la relación de todos los procesados en 1934: José Cunill Ribas, Bartolomé Vilarrasa Casademunt, Vicente Tort Casadesus(*), Ramón Clapera Llata, Emilio Molas Coch, Francisco Artisó Bonet, Juan Jordá Mallarach, el “Penja-robes”, José Tundidor Casú(*),Juan Guardiola Moliner(*), Eliseo Blasi Maranges, Salvador Morer Font(*), Guillermo Barnolá Blancher(*), José Morer Font, José Cavanach Porta, Salvador Artisó Trunó(*), Placido Moliner Boix(*), Ramón Dalmau Juliá, José Calvet Pal, Jaime Palau Soldevila, Juan Salom Pallarés, Eliseo Font Morera(*), Juan Anglada Costa, Joaquín Casanovas Nicolau(*),Jaime Caballol Solans, Rosendo Vilagines Argelich”

Del mismo modo que de la candidatura de la derecha de aquel mismo año de 1934, formada por 7 candidatos y dos suplentesde los cuales en 1936 fueron asesinados, el 31 de julio Buenaventura Vernís Juvésy en octubre de 1936, el alcalde Ramón Cosp Esteva al cual había substituido Palau yManuel Arró Auge y dos de sus hijos.

Por otra parte, ignoramos por qué Pons/Solé calificaban al propio Palau en su conocida obra como “anarquista” , cuando resulta palmario, que tanto por sus escritos conservados, como por su participación activa durante los hechos de octubre de 1934, a cuya conclusión Palau había sido procesado y encarcelado hasta febrero de 1936, era un viejo militante de ERC. Y, por lo tanto, sobre él recaía toda la responsabilidad política al ser la primera autoridad municipal de Puigcerdá, desde el momento mismo en que se iniciaron los asesinatos que se fueron produciendoescalonadamente durante los primeros meses de la revolución en aquella comarca.

Cuestión de militancia que quedó totalmente aclarada cuando Palau, en 1950, publicó con su nombre un libro en Perpinyà, titulado “Sols un catalá en pensa”, y más aún cuando en el capítulo 7 de dicho libro. Palau declara que: “Este opúsculo estaba destinado para ser leído en el I Congreso de ERC, celebrado en Toulouse en el año 1945, durante los primeros tiempos de la liberación de Francia”, Dando a entender, con ello, que había tenido un peso específico dentro de dicho partido.

En dicha obra, Palau justificaba a su manera aquellos asesinatos, al afirmarde forma muy sibilina: “En 1936 el pueblo se levanta y llevado por el instinto de defensa, ataca al que le ataca, marcando con aquella gesta el esfuerzo imborrable de un pueblo que por su valentía supo captar la admiración del Universo (sic)”.Con aquel libro resulta evidente que Palau pretendía dar contenido político al que, según él, debería ser el futuro político de ERC, dentro del nuevo contexto europeo tras finalizar la Segunda Guerra Mundial,con la arrolladora victoria de los aliados.

De hecho, en su obra de 1950, Palau no dejó en el olvido su pasado como comerciante en Puigcerdá, ya que según Pons/Soler, Palau tenía en Puigcerda una renombrada tocinería en la calle mayor. Tal vez por ello, en su obra Palau dedicó al tema del comercio cuatro largos capítulos, tocando temas tales como: “Comerciants i consumidors”, “Missió vital del comerç”, “El comerç i els poders publics” y“Els deurers del comerç al detall”.

Los motivos del desconocimiento actual de Palau

Por otra parte, la evidente insignificancia política posterior del personaje, al que su partido evidentemente dejó caer, y por el cual ahora pregunta la directora del Arxiu Comarcal, al llegarle noticias de que en su momento Palau ocupó la silla consistorial de Puigcerda en los momentos más sangrientos, ha dado hasta lafecha como consecuencia que, en la actualidad, nadie lo recuerde ni lo reconozca, y menos aún en su papel en el exilio, al olvidar de paso su obra de 1950.

De ahí también se explicaría, en el pasado, el interés de determinadas historiadores por unir la trayectoria biográfica de Palau a la de Antonio Martín, en un intento de que se olvidara la comprobada militancia política de Palau en ERC. De hecho todo apunta a que, en un momento determinado, Palau pasó a ser un paria marginado dentro de su propio partido, acusado de ser un “terrible” anarquista, o haciendo correr que tanto Martín como Palau no estaban en Puigcerdá, al producirse las matanzas, un hecho cierto en ambos casos, pero por motivos muy diferentes.

En vista de la actual ignorancia,la pregunta es: ¿a qué pudo obedecer aquel giro tan radical por parte de los suyos?; y solo existe una respuesta, que su partido conocía las responsabilidad de Palau en los asesinatos producidos en la Cerdaña. Más aún, cuando se comprobó que las nuevas autoridades franquistas lo confirmaban una vez concluida la guerra. Por tal razón, ERC debió creer que era urgente borrar sus huellas. Porque era claro y evidente que muchos de los procesados nacionalistas,tras los sucesos de octubre de 1934, al producirse la revolución de 1936, transformados entonces en militantes de ERC en Puigcerdá, habían alcanzado un importante peso específico en las instituciones locales. Con historias similares a lo sucedido en otros pueblos de Cataluña, como Navás, Sant Sadurní d’Anoia, La Seo, oRipoll, donde los nacionalistas pasaron cuentas a sus vecinos de su derrota y prisión de 1934. Prisión que se alargó, desde aquel octubre y hasta febrero de 1936, o sea un total de 17 meses.Prisión de la que salieron libres tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de aquel mes.

De ahí que los dos personajes de ERC que habían estado manejando los hilos de la política en la Cerdaña, con la intención de acabar con la vida de Antonio Martín, como fueron tanto Francesc Viadiu como Juan Pons Garlandí, cargaran las tintas sobre los anarquistas y, sin citar a Palau ni a sus compañeros de partido, situados igual que él en las propias instituciones revolucionarias de Puigcerdá, y por lo mismo igual de responsables.

Prueba de ello es que Palau hasta la fecha no ha merecido ni una simple biografía de su antiguo partido.En cuanto a la responsabilidad de sus compañeros de partido reside en que son precisamente sus nombres los que acostumbran a ser los más citados en la Causa General franquista, de forma directa, como responsables de delitos de sangre.

Los primeros días de la revolución en Puigcerdá

Según consta en la Memoria de Palau, el 20 de julio de 1936, reunidas todas las entidades que habían conformado el Frente Popular local, se acordó destituir al Ayuntamiento anterior en pleno, “porque no merecía ningún tipo de confianza al pueblo”, al ser público y notorio que varios de sus concejales sentían una enorme simpatía por los sublevados fascistas de Barcelona, olvidando referir que además muchos de ellos habían sido somatenes, o habían pertenecido a Unión Patriótica o su hermana gemela la Agrupación deDefensa Ciudadana, creada tras el golpe de 1934.

Según recoge Palau en su Memoria, seguidamente se nombró un nuevo Ayuntamiento, con asistencia de un Delegado de la Generalitat, cuyo nombre no cita, el cual dio posesión al nuevo alcalde.Esto es, al propio Palau, antiguo conspirador de octubre de 1934, aunque se desconoce el resto de los nombres que conformaron el consistorio, pues Palau no los cita explícitamente en su escrito, y los correspondientes libros de actas de 1936 no han aparecido, a diferencia de los de 1937 o 1939, que en la actualidad todavía se conservan.

Ceremonia que demuestra una cierta normalidad imperante todavía en Puigcerdá, así como el gran peso específico de ERC en la población en aquel momento, por mucho que algún historiador lo intente minimizar, ya que nadie se interpuso en la constitución de aquella nueva corporación encabezada por ERC, y menos aún los anarquistas.La prueba reside también en que Palau nada dice al respecto en aquella memoria.

Silencio de Palau sobre los asesinatos

De forma sorprendente, Palau “olvidó“ reseñar en aquella Memoria, que casi era un dietario, que en fecha tan temprana como el 25 de julio, se produjo la primera víctima, Ramón Palmés Simó, de profesión notario, y un hombre de la derecha. O que el día 31 le tocó el turno a Valentín Górriz Hostench, procurador de tribunales, miembro de Unión Patriótica (UP). Ambos fueron asesinados en el término municipal de Urtg. Terrible asunto que Palau oculta a la hora de redactar su Memoria; no sabemos si por ignorancia o por complicidad con los verdugos.

Silencio idéntico que Palau seguirá guardando sobre el ajusticiamiento de tres miembros de una misma familia, ya que el 4 de agosto, y en el mismo lugar, caen unpadre y dos de sus hijos, Pablo Galcerán Castellá, de 56 años; Pablo Galcerán Vigué, de 23 años, y José Galcerán Vigué, los dos primeros secretarios de Juzgado y de derechas, mientras que la última víctima fue un muchacho de 16 años.

A destacar que cinco de las primeras víctimas eran profesionales de la justicia o la administración; uno procurador de tribunales, otro notario, y los dos últimos, sin contar al joven, secretarios de juzgado, matizando que Pablo Galcerán, era secretario municipal de Puigcerdá, y su hijo Pablo Galcerán, secretario de la justicia municipal.

De nuevo Palau vuelve a callar en su Memoria, cuando se hizo público y notorio que el día 31 de julio había sido asesinado, en la Collada de Toses Buenaventura Vernís Juvés, comerciante, ex alcalde y antiguo miembro de Unión Patriótica, aunque en la Causa General conste que su cadáver fue localizado el 28-6-37 en el término de San Cristóbal de Tosas, y sin que conste en la documentación el lugar exacto ni los posibles autores de aquel asesinato.

El mismo silencio que Palau volvió a guardar el 6 de agosto, cuando se asesinó en el término de Alp a Jaime Martí Sanjaume, presbítero de 62 años, archivero municipal y erudito con múltiples publicaciones, y también a Antonio Monsó Lledós, otro presbítero; o bien el 11, cuando fue asesinado en el mismo término municipal Juan Viladomat Domingo, pintor; o a Antonio Tor Gaspar, un nuevo presbítero más.

En estos últimos casos, en la Causa General franquista se pone nombre a los responsables, citando al carabinero Martín Mortes Valladares, a Julián Gallego Parra, a Ramiro Erola Guinart y a Ramón Rosique Marín, personaje este último al que la Generalitat había nombrado sargento.citando también a Segundo Jodra Gil, que al igual que Rosique, había sido nombrado por la Generalitat subdelegado comarcal de Economía de la Cerdaña, y por último a Francisco Casadesús Bordanova.

Una leyenda menos, el derribo de la iglesia mayor

Seguía Palau su relación cronológica, informando que el día 21 de agosto de 1936, reunido el nuevo Ayuntamiento de Puigcerdá, a petición del pueblo, se tomó el acuerdo de derribar la iglesia mayor de Santa María, al considerarla un estorbo para la futura expansión de la población.

Derribo que después, gente muy interesada en incrementar la leyenda negra del anarquismo, cargó en la cuenta de los “terribles”anarquistas locales, cuando queda claro que fue derribada por orden expresa del Ayuntamiento de Puigcerdá, encabezado por un antiguo miembro de ERC: Jaime Palau. La misma historia fue recogida mucho más tarde, en octubre, por Sembrador, órgano de las Juventudes Libertarias de Puigcerdá. Eso sí, dando a la noticia un baño anticlerical, cuando de creer el testimonio de Palau, se trató de un asunto puramente “urbanístico”:

He visto las obras de derrumbe, de lo que fue un antro espiritual de corrupción. La desaparición de aquel edificio, a la par que el saneamiento moral que significa, dará realce urbano al lugar. En lugar de rincones, de obscuridad, cadaverismo y atmósfera rarificada por el aliento fétido de la beatería fanática, habrá amplitud, claridad, vida, luz y saneada atmósfera”.

Muestra del intervencionismo de Palau

En agosto, Palau ordenó la destitución de la empleada de teléfonos Montserrat Pons, alegando que “no se le tenía confianza en el pueblo”, cuando lo que realmente se ocultaba tras aquel despido era que dicha telefonista les había puesto toda clase de pegas en las comunicaciones, cuando ERC se sublevó en octubre de 1934, tal como hemos visto anteriormente. De ahí que aquella destitución se pueda calificar directamente como una pueril venganza política; suerte tuvo de que no se llegara a mayores.

El 22 de agosto, Palau se siente generoso al decidir establecer un servicio de autocares para viajeros entre Puigcerdá y Barcelona. Cuestión que fue aprobada, como también se aprobó su personal sugerencia de proceder a la reorganización del tráfico por ferrocarril, que a los pocos días volvió a la normalidad. Es decir, si no hubiera sido por las sugerencias de Palau, Puigcerdá habría estado incomunicada tanto por carretera como por ferrocarril, o al menos eso es lo que se desprende de su Memoria.El 24 del mismo mes, un decreto de la Generalitat de Catalunya nombraba en la villa a unos delegados de Banca, que tenían por misión su intervención y control. Control bancario del cual después se acusó a Antonio Martín.

Siguiendo aquella disposición, el 6 de agosto el alcalde de Puigcerdá, Jaime Palau, ordenó por escrito bloquear las cuentas corrientes de las familias veraneantes más conocidas, se supone que en un intento por evitar que en su posible huida a Francia, se llevasen también el dinero; en unas fechas muy avanzadas para que tales medidas tuviesen ya efecto alguno. Entre aquellas familias veraneantes cabe destacar a la familia del doctor Andreu, conocido por sus famosas pastillas para la tos; o los Goytisolo, algunos de cuyos miembros con los años alcanzaron un destacado reconocimiento literario. Dicho bloqueo de cuentas corrientes también se cargó con el tiempo en las anchas espaldas de los anarquistas, cuando tampoco era cierta su participación.

Los motivos de la ocupación de la frontera

El 20 de agosto se comunicó al Conseller de Gobernació, a todos los efectos pertinentes, que el oficial y los “vistas” que vigilaban y controlaban la frontera habían abandonado su servicio en la Aduana internacional. De este modo, dado que tanto Palau como la Generalidad o el gobierno republicano de Madrid no reaccionaron, la CNT tomó la decisión, después de más de un mes de abandono, tanto por parte de las autoridades republicanas como por las de la Generalidad, de tomar la frontera manu militari ybajo su propia responsabilidad.

Fue por tanto el abandono y la dejadez de sus funciones por parte de los “vistas”y de los propios carabineros, y no por iniciativa propia de los anarquistas, tal como afirman algunos historiadores imaginativamente, sino por una pura necesidad, que la CNT tuvo que asumir la gestión del puesto fronterizo, dado que alguien tenía que hacerse cargo de la vigilancia de la frontera, por el bien de la naciente revolución. Situación que a buen seguro debió repetirse a todo lo largo y ancho de la línea fronteriza, culpándose después a los anarquistas de aquella ocupación en agosto de 1936.

Las riquezas de la iglesia local

Por esas mismas fechas, el alcalde Palau decidió dirigir una carta personal a Ventura i Gassol, que se conserva, en nombre de la Alianza Antifascista y Revolucionaria de Puigcerdá, comunicándole el acuerdo tomado:« todos los objetos recogidos de las Iglesias de esta villa y comarca de la Cerdanya, como de particulares, fueran entregados al Gobierno de la Generalidad de Cataluña, para que fueran fundidos para atender las necesidades de la defensa de la República… ««

Prueba palpable de que los revolucionarios no habían expoliado las iglesias porque sí, sino que habían recogido los objetos de mayor valor con el objeto de costear la defensa de la República, sin descartar que en algún caso hubiera habido algún que otro desalmado que se hubieran provechado de la situación en beneficio propio.

Carta a la que Ventura i Gassol contestó casi a vuelta de correo, el 22, dándole las gracias por su comunicación, y recomendándole “que mientras no se tomara una decisión en Barcelona, guardaran aquel patrimonio».

Tres días antes, según recoge Palau en su escrito, había salido en dirección a Barcelona, un camión cargado de metales preciosos y con las campanas de la iglesia mayor, con la misión de librarlo todo a la Generalitat, como así se hizo, y además contra el correspondiente recibo de entrega.

Los metales preciosos eran posiblemente un cáliz de oro, unas custodias con brillantes, dos coronas de plata de la Madre de Dios depositadas en la sacristía y también unos quinientos quilos de objetos de plata, recogidos aquellos días, al parecer, en los registros en las casas de las gentes que habían huido. Además también había un cuadro valorado en cincuenta mil pesetas, un buen fajo de valores del Estado y trescientas cincuenta mil pesetas procedentes de la caja de las minas de Das.

Se forman los primeros comités y las comisiones

En aquellas mismas fechas el Ayuntamiento pasó a denominarse “Comité de la Alianza Revolucionaria Antifascista de Puigcerdá”, rebautizado luego como “Comité Ejecutivo del Frente Popular y de las Milicias Antifascistas de Puigcerdá”.

Pocos días más tarde, no se sabe si por indicación directa de Ventura i Gassol o por iniciativa del propio Palau, se creó una “comisión artística” dirigida por el diputado del Parlamento catalán Pere Blasi, como delegado del Patrimonio artístico de la Generalidad de Cataluña. Palau fue nombrado Presidente de dicha comisión y Colom, Eliseu Blasi Marangues, Josep Doménech y Josep Gabanach Porta como técnicos.

Curiosamente tres de ellos, Palau, Blasi y Gabanach, habían estado procesados en octubre de 1934, y al parecer los tres habían resultado estarespecializados en arte religioso. Esa Comisión recibió el “encargo” de recorrer la comarca, de acuerdo con un plan que había traído en su cartera el diputado, se supone que con la misión de salvar el patrimonio artístico, operación que poco o nada tenía que ver con la guerra, pero que debió servir para “colocar” a los viejos “amigos” de siempre.

De acuerdo con un decreto de la Generalitat se volvió a restablecer la normalidad bancaria. Eso sí, para garantizar el “orden” en las oficinas bancarias, el Ayuntamiento ordenó la formación de una organización conjunta de vigilancia en la que participaban Carabineros y Guardia Nacional Republicana (la antigua Guardia civil). Tal vigilancia afectaba a todos los establecimientos bancarios. Dado que ambos cuerpos habían renunciado al control fronterizo, y en algo habían de mantenerlos ocupados.

La escuela de Verano de Puigcerdá

Según Palau, en fecha indefinida, y a propuesta de los maestros de enseñanza, el Ayuntamiento que presidía decidió organizar una Escuela de Verano en el edificio del Club Alaska, a la que asistirían todos los escolares de la villa durante dos meses. Lo que Palau olvidaba explicar era que aquella Escuela de Verano estuvo desde el primer día bajo la dirección del CENU.

Prueba de la normalidad de esa Escuela de Verano fue que se hicieron públicos los estados de cuentas de la misma una vez concluida aquella. Cuentas que aparecieron en las páginas de Sembrador. Dado el éxito de aquella iniciativa se proyectó inaugurar una escuela de adultos, en la que se darían clases para analfabetos y también de Cultura general, Geografía e Historia de la civilización, Aritmética y geometría, Educación cívica y social, Gramática y lengua castellana y catalana, y dos noches a la semana también se impartiría Sociología. Casi nada.

Muestra del impacto de aquella Escuela de Verano fue un artículopublicado en Sembrador de febrero de 1937, escrito por un francés que estaba preparando un libro que tenía previsto publicar bajo el título: “Impresiones de un profesor francés sobre la Escuela de Verano de Puigcerdá”.

Se inicia la traída del agua corriente

El 11 de agosto, el Ayuntamiento decidió proceder a la urbanización de la Plaza de la Estación ferroviaria del pueblo.En ese mismo periodo el Ayuntamiento había decidido iniciar la traída a Puigcerdá del agua potable, cosa que hasta la fecha ningún ayuntamiento había tenido en cuenta, y por aquel motivo se pusieron de acuerdo con el Ayuntamiento de Guils para traer el agua de la Font Negra y de la Font Freda, y por ello se le pidió permiso para poder atravesar aquel término de forma franca. A la par se pasó a gestionar los correspondientes permisos de las Fuerzas del Ebro, que nombró como ingeniero a un tal Segarra.

Para empezar los trámites se nombró una comisión formada por Jaime Palau, Joan Anglada, asesinado en junio de 1937 en La Serradora por ERC y EC, y Vicens Tort Casadesús, implicado en la sublevación de octubre de 1934. El 31 de agosto de 1936, Segarra, ingeniero del Estado, después de una inspección de los manantiales, los declaró excelentes.

Los trabajos se alargaron excesivamente pordiversos motivos relatados en un largo artículo publicado enSembrador de diciembre de 1936, titulado“La obra constructora de la Revolución. La traída de las aguas potables a Puigcerdá es un hecho, dentro de breves días se terminaran los trabajos de la canalización”.En dicho artículo se hacía público que desde 1923 existía un viejo proyecto municipal para traer las aguas alpueblo, pero que nada se había hecho durante los treceúltimosaños.

Por ello, después de julio de 1936, el pueblo de Puigcerdá había decidido iniciarlas, habilitando una canalización de más de diez kilómetros, para captar de dos fuentes las necesarias aguas, obras que estaba previsto concluir en seis meses, dando de paso agua a los pueblos de Guils y Saneja y al barrio de San Martín. En aquel momento Guils ya tenía la ansiada agua corriente, y la obra costaría unas cuatrocientas mil pesetas, incluyendo un depósito en el Puig de San Martín, con capacidad para un millón y medio de litros. En el mismo artículo se hablaba de las escuelas que se estaban construyendo, al igual que las carreteras o caminos en los cuales también se estaba trabajando.

Palau “agente secreto” de la Generalitat

Pero lo más curioso de la Memoria de Palau es el relato, adornado con detalles barrocos, de sus “misiones secretas” en Francia y en Madrid, aunque sin explicar los motivos reales de aquella enrevesada historia. Según Palau, el 6 de septiembre de 1936 fue llamado, vía telefónica, por el “Senyor Conseller de Governació del Govern de la Generalitat de Catalunya”, se supone que José María España, quien le dio orden de trasladarse lo más rápidamente a Barcelona, para encargarle una “misión especial”, teniendo después que trasladarse a Francia para gestionar el “encargo” que le había ordenado el “Senyor Conseller de Governació”.

Palau, el 12 de septiembre de 1936, se trasladó nuevamente a Barcelona, a dar cuenta del resultado de su “misión”, sin que en su “Memoria” diese detalles de dicha gestión. El 15 recibió nuevamente la orden de salir de Barcelona, a fin de “llevar a término el resultado de la “misión” que le habían encomendado”.En aquella ocasión estuvo en París hasta el día 10 de octubre.En la embajada de la citada capital estuvo“trabajando para el Gobierno de la Generalitat, en defensa de Cataluña y de la República”, y aquí se acababa el comentario de Palau.

El 11 de octubre, Palau estaba de vuelta en España, trasladándose rápidamente a Barcelona, a dar cuenta de su “trabajo”en Francia al “Senyor Conseller de Governació”,quien después de la entrevista con Palau, le indicó la conveniencia de que se entrevistase con el “Conseller de Defensa”, como así hizo. Tras un cambio de impresiones en la Consejería de Defensa, el 17, después de dar cuenta de su misión “al Gobierno de la Generalitat”, dicho gobierno creyó conveniente enviar a Palau a Madrid. Donde Palau mantuvo una entrevista con el gobierno de la República, ese mismo día 17 a las 5 de la tarde.El 19 regresó a Barcelona. Tres días después informó al Conseller de Defensa de su entrevista con el gobierno de la República. Y aquí concluye toda aquella historia de idas y venidas, de misteriosas reuniones a todos los niveles, sin que Palau soltase nunca prenda al respecto de aquellas extrañas “aventuras”.

Pero lo más sorprendente es que, concluida su historia de “espías”, su “Memoria” continúa por otro derrotero diferente, giro tras el cual sospechamos que trataba de encubrir sus responsabilidades políticas en el asunto de los asesinatos, en particular el de 21 civiles el 9 de septiembre de 1936.

Su inesperado relevo en la alcaldía

Cuestión que iniciaba explicando que el día 8 de septiembre de 1936, y al serle confiada la “misión Especial” por el “Senyor Conseller de Governació del Govern de la Generalitat de Catalunya”, Palau, a su vez, decidió entregar la alcaldía de Puigcerdá al concejal, y viejo conocido suyo, Guillermo Barnolá Blanché. Éste se hizo cargo inmediatamente de aquella responsabilidad. Palau explicaba quejoso que durante su ausencia, había sido destituido el Ayuntamiento, sustituido por un Comiténombrado a tal efecto.

Dicho Comité/Consejo pretendió que a su regreso definitivo de Palau a Puigcerdá, después de su largo periplo viajero, tomara parte en las tareas propias del Consejo, cuestión a la que Palau se negó, tal como él mismo le había avanzado en persona al presidente del Centro Republicano (ERC), argumentando que él no podía formar parte de dicho Comité/Consejo, ya que existía un decreto del Gobierno de la Generalidad, dado el 9 de octubre de 1936, que ordenaba la disolución de los comités locales y la nueva constitución de los ayuntamientos.

El citado presidente le insistió en la necesidad de que aceptara el cargo que le ofrecían, ya que habían tenido lugar largas discusiones sobre la referida ley, se supone que entre la gente que había formado parte del antiguo ayuntamiento, y mientras se lo estaba explicando hizo su aparición Antonio Martín, “presidente del citado Comité” (sic), que le contestó a Palau que como no existía gobierno, el único que dictaba las órdenes en la villa de Puigcerdá, era el “Comité” (sic).

En aquellas circunstancias, se le exigió que aceptara el cargo de Consejero de Cultura, circunstancia que acto seguido Palau puso en conocimiento del “Conseller de Governació del Govern de la Generalitat, llamando vía telefónica al Conseller de Governació de la Generalitat, al cual Palau ya había explicado antes los motivos que le inducían a no desear participar en el Comité, dado que no quería asumir “una responsabilidad que ellos me exigían”. Yen este punto concluyen las explicaciones de Palau respecto de aquel tema sin que soltara prenda a qué “responsabilidad” concreta se refería.

Momento en que cabe preguntarse qué responsabilidades se le exigían a Palau, lo que lleva a pensar sino serían las derivadas de los veintiún asesinatos del 9 de septiembre de 1936, siete de ellos antiguos militantes de Unión Patriótica.Matanza que “casualmente” tuvo lugar justo al día siguiente del inicio del periplo viajero de Palau, y cuando el Ayuntamiento de Puigcerdá estaba todavía en manos de mucha gente represaliada en octubre de 1934, empezando por el sustituto de Palau, como era el caso del propio Guillermo Barnolá Blanché.

Tal vez por ello la CNT debió decidir, a mediados de octubre de 1936, asumir todo el poder del Ayuntamiento en aquel nuevo Consejo Administrativo, en una elección forzada entre el todo o nada, no sin antes forzar a los responsables de aquella matanza a que asumieran políticamente sus consecuencias, aceptando de nuevo cargos de responsabilidad en el nuevo Comité, pero substituyendo sus militancias reales por otras de conveniencia, para ajustarlas a lo que mandaba la ley a la hora de constituir los ayuntamientos,

Solo así se pueden entender las reticencias o los escrúpulos de Palau, y más aún al ver que algunos de sus antiguos socios se habían puesto bajo las siglas de la CNT, al pasar a formar parte del nuevo Consejo Administrativo del Pueblo de Puigcerdá; escrúpulos que sus antiguos camaradas de partido no habían tenido.

De ahí que resulte sorprende la conclusión a la que llegaron Pons/Solé cuando afirman que “vemos un claro predominio de la CNT-FAI y una presencia testimonial de la Esquerra Republicana, en Puigcerdá, 6 de la CNT, 4 de la UGT y 2 de la ERC, comentario que a la vista de lo sabido ahora no tiene ningún sentido, salvo que no es cierta aquella afirmación, tal como vamos a ver.

Dicho Consejo Administrativo del Pueblo, que se hizo público en octubre de 1936, e estaba formado así: Presidencia, Guillermo Barnolá, antes (ERC) ahora CNT; Comisión de Gobernación, Antonio Martín,CNT; Comisión de Defensa, José Forés, CNT; Comisión de Hacienda, Vicente Aguirre, CNT, Comisión de Higiene, José Anglada,CNT; Comisión de Abastos, Ramón Clapera, , antes (ERC) ahora UGT; Comisión de Trabajo, Benito Ruiz, UGT; Comisión de Fabril, Joaquín Casanovas, antes (ERC) ahora UGT; Comisión de Agricultura, Eliseo Font, ERC; Comisión de Cultura,Jaime Palau, ERC; Delegado de Fronteras, Agustín Cot,antes (ERC) ahora UGT; Suplente Presidencia, Jaime Caballol, antes(ERC) ahora CNT.

De hecho numéricamente y por representación de partidos, las cifras que dan Pons/Solé son las mismas, pero con matices, ya que al margen de la veracidad de las militancias que figuraban en aquel momento, es indudable que muchas de ellas eran de militancias de pura conveniencia, para cubrir el aparente acatamiento del decreto de la Generalidad.

Afirmamos lo anterior al advertirse el hecho de que en aquella lista de doce miembros del comité, siete de ellos habían sido procesados y encarcelados con motivo de la sublevación de octubre de 1934. En concreto se trataba de Guillermo Barnolá, Ramón Clapera, Joaquín Casanovas, Eliseo Font, Jaime Palau, Agustín Cot, y Jaime Caballol, hecho irrefutable que nadie hasta la fecha ha destacado.

Hemos de subrayar que Barnolá y Caballol figuraban en el Consejo (que no Comité como afirmaba Palau) como miembros de CNT, mientras que Clapera y Casanovas estaban por UGT, así como Font y Palau por ERC. Probablemente estos seis miembros del Consejo habían sido concejales del ayuntamiento presidido por Jaime Palau, y por tanto anterior a aquel Consejo Administrativo. Jaime Palau ahora figuraba abiertamente como representante de ERC, y todos ellos, los siete, cada uno en su medida, eran responsables de los asesinatos que se habían estado produciendo hasta entonces.

De hecho, y de creer un informe redactado por la Comisión de Recuperación documental franquista, no fue hasta mediados de septiembre de 1936 cuando Martín asumió el cargo de delegado de Gobernación, al crearse el llamado Consejo Administrativo del Pueblo, es decir, después de producirse la matanza del día 9, mientras que el Ayuntamiento debió funcionar hasta la creación del citado Consejo Administrativo, y por tanto de él debió salir la lista del 9 de septiembre de 1936, que daría como consecuencia la disolución del mismo y la toma del poder por parte de la CNT.

Memoria sobre la actuación del Alcalde (sic) Palau de Puigcerdá, hasta mediados de septiembre de 1936, en que se hizo dueño un comité (sic) presidido (sic) por Antonio Martín. Se hace referencia a atropellos cometidos en Puigcerdá”

Hay que tener presente que el Ayuntamiento, entonces suprimido, había estado presidido, desde el 20 de julio de 1936 hasta el 8 de septiembre, primero por Palau, miembro de ERC, y después temporalmente por Guillermo Barnolá, otro ex miembro de también ERC. En ese periodo se produjeron la mayoría de los asesinatos cometidos en Puigcerdá. Por esa razón, Palau, al final de su Memoria, debió pensar en invocar su “martirio” personal, explicando que al no querer participar en el Consejo se le marginó, llegando al punto de requisarle su “negocio” y sus “bienes”. Hecho falso, puesto que su negocio ya se le había sido requisado, junto con otros, en agosto de 1936, con motivo de la creación de la Cooperativa local, tal como consta en una relación realizada por el propio Palau en su Memoria.

De haber sido como afirma Palau, significaba que cuando se creó la cooperativa, el negocio de Palau no se tocó: lo que ya hubiera sido de por sí un hecho anormal, detalle que nadie clarificó. Resumiendo: al imponérsele, según él, “el pacto del hambre, durante ocho meses”, tuvo que marchar a Barcelona, al peligrar según él su propia vida:

Dada mi posición de estar siempre de acuerdo, con lo dictaminado por el gobierno de la Generalitat, se me empezó a hacer la obstrucción, (sic) hasta llegar al momento de requisarme mi comercio, y todos mis bienes, declarándome el pacto del hambre, durante ocho meses, quedándome sin ningún medio de vida. Después de todos estos conflictos, me han hecho la vida imposible en el pueblo, teniendo que trasladarme a Barcelona con tal de asegurar mi persona”.

En el siguiente párrafo, Palau quiere justificar determinados hechos sucedidos durante el periodo en que estuvo en “misión”, acusando a personas desconocidas de la desaparición de “diversos documentos y comprobantes y de los valores que estaban depositados” en el Ayuntamiento. Sin embargo, nada dice al respecto del dinero o de las joyas que también estaban allí depositadas, y que según un parte suyo él mismo ya habían enviado, en agosto, a la propia Generalidad, por lo que dicho comentario habría que ponerlo a “remojo”:

Al hacerse cargo de la alcaldía el concejal Guillermo Barnolá Blanché, había en él un valor considerable en objetos y valores del Estado y moneda, entre ellos había un cáliz de oro, unas custodias, una de ellas con brillantes y dos coronas de la Virgen de la Sacristía, de Plata, también había aproximadamente 500 o 600 kilos de objetos de plata, recogidos aquellos días, un cuadro valorado en 50,000 pesetas, y 350.000 pesetas en las minas, (se supone que de las de Das). Todo esto estaba en la mencionada casa de la villa, en la fecha indicada.A mi vuelta del extranjero, me percaté que durante mi ausencia se había saqueado la casa de la villa, desapareciendo diversos documentos, comprobantes, como también los valores que estaban depositados.”

Pero lo más lastimoso es cuando Palau intenta sacarse de encima la responsabilidad de “muchos hechos”, con la infantil excusa de que no era conocedor de los mismos. Todo parece indicar que estaba hablando de la detención y asesinato de veintiún convecinos, en lo cual, según él, nada tuvo que ver; obviando que la ignorancia o la dejación no le eximían de per se de su responsabilidad como autoridad.

Palau ponía como escudo su evidente responsabilidad su fidelidad a los gobiernos de la Generalidad y de la República, a la par que hablaba de dos tipos distintos de Revolución, la “Destructiva” y la “Constructiva”:

También, durante mi mandato como alcalde, tengo que hacer constar que de muchos hechos yo no era conocedor.De todo esto, el mismo pueblo, ya era sabedor, ya que muchos vecinos los presenciaron Con todos estos hechos creo que es más que suficiente para aclarar cuál era mi posición en la Revolución Destructiva, todo lo contrario de una Revolución Constructiva. Obrando siempre de acuerdo con el gobierno de la Generalitat de Cataluña y con el gobierno de la República.”

Al finalizar su Memoria, Palau se acoge a “hechos” concretos y comprobables, como son las mejoras realizadas en el pueblo durante su mandato, haciendo buena aquella frase bíblica:“que por sus hechos los conoceréis”, aunque olvidando referir que muchas de aquellas obras se habían realizado en su caso gracias a los anarquistas, y que por lo tanto no eran únicamente fruto de su gestión. Invocando los niños del mañana, a quienes dedicat tambíen un poético párrafo.

Todo lo comentado anteriormente, no es más que los hechos los cuales se pueden comprobar, como son la traída de aguas, la Plaza de la Estación, la nueva entrada, y organización de la Plaza de los héroes. Teniendo que remarcar en particular las reformas que se han hecho en los edificios eclesiásticos, habilitándolos como escuelas de enseñanza, a fin de que los niños, el día de mañana, nos puedan decir que en esta revolución no nos hemos cuidado de su cultura para el día de mañana”.

Pero lo más enjundioso es el final de su escrito, cuando mezcla economía, honradez y filosofía política, con unas gotas de sometimiento a la “Doctrina”, dimanada de los “Dirigentes”, ambas palabras con mayúsculas, con una preclara visión de una Cataluña nueva, que tendría que gobernar una “Democracia Catalana”, que sería la envidia del mundo. En resumen, la visión de un auténtico “iluminado”:

Para dar más pruebas de mi actuación como alcalde, acompaño un estado general de cuentas, para que podáis comprobar la honradez de los hombres republicanos, hombres que no nos dejamos llevar ni engañar, y que siempre estamos atentos a las órdenes de la Doctrina y de los Dirigentes, con tal de conseguir una Cataluña nueva, y que tenga, lo que hace tiempo nos han prometido y que sea gobernada por la Democracia Catalana, así como con una República sana y fuerte que sea la envidia y el ejemplo del resto del mundo.”

Junto a aquella Memoria, Palau adjuntó otra seudomemoria de carácter contable, compuesta de cuatro folios más, de una especie de contabilidad sui generis del Ayuntamiento de Puigcerdá, correspondiente al periodo en el cual Palau había sido alcalde efectivo, es decir, desde el 20 de julio al 8 de septiembre de 1936.

El primer folio, lo título en catalán como: Relación de cantidades recibidas de los individuos que a continuación se relacionan, desde 20 de julio hasta 8 de septiembre, relación que ascendía a la nada despreciable cifra de 319.844,38 pesetas, sobre todo si se tiene en cuenta que el presupuesto anual del ayuntamiento, para el ejercicio de 1936, ascendía a 249.837,53 pesetas.

Es decir, que los revolucionarios habían ingresado en un mes y medio escaso, setenta mil pesetas más que todo el presupuesto anual de aquel ayuntamiento, sin contar lo recuperado en las iglesias o en casas particulares. Ingresos que aunque en ocasiones era nominales, con nombre y apellidos del donante, pero que en ningún caso se especificaba su origen. Cosa curiosa, uno de los principales contribuyentes era Antonio Martín, puesto que había ingresado, desde el 1 de agosto hasta el 24 de aquel mismo mes, en cuatro ocasiones distintas, un total de 42.301 pesetas.

En aquel hipotético ranking de personas físicas, pues también había instituciones, como la Comissió de Proveïments, a Antonio Martín le seguía un tal Jaime Caballol, con un total de 27.927 pesetas, figurando en algunos de ellos el epígrafe “tabacos”, lo que invita a sospechar que debería regentar un estanco. Su nombre aparecía en la lista de procesados en 1934 y por lo mismo figuraba como presidente suplente en el nuevo Consejo Administrativo, es decir, se trataba de un hombre muy comprometido.

Pero quien superaba a todos era un tal Josep Simó Salvador, del cual se desconoce todo, pero que en dos entregas metió en aquella caja común un total de 129.779 pesetas. Lista de donantes en la que aparecen nombres harto conocidos, como el de Besaganyas, Anglada, Barnolá, o Tort, pero con ingresos muy modestos en comparación con los anteriores.

En la segunda relación se detallaban los francos franceses y belgas recibidos en el Ayuntamiento, y en esa lista destacaba de nuevo Jaime Caballol, con ingresos de diez mil francos franceses y dos mil quinientos francos belgas, mientras que Martín ingresó en tres ocasiones un total de 2.769,65 francos franceses.

En aquella misma relación, Palau incluyó una nota que decía así:

Debido al saqueo del cual fue víctima el ayuntamiento, y como muchos comprobantes se encontraban en él, no pueden figurar en la presente nota tal como ya se indica en la Memoria. El citado saqueo ocurrió los días 11 y 12 de septiembre de 1936, según comentan las gentes que lo presenciaron.”

Nota en la que Palau no hizo constar quienes habían sido los mencionados asaltantes, aunque casualidad, o no, las fechas del asalto coinciden con la celebración de la Diada de Catalunya, sin descartar que estuviera hablando del golpe que pudieran haber dado los anarquistas hartos de tanto caciquismo nacionalista.

El siguiente folio pretendía ser una especie de libro de Caja, al figurar, primero los ingresos y después los pagos, se supone que controlados por el tesorero, o del dinero entregado al Comité, en moneda extranjera y española, figurando tanto importes como fechas, o de la moneda extranjera entregada al tesorero. O una larga lista de facturas pagadas en moneda extranjera, que ascendían a unas 112.000 pesetas. En un apartado se hace referencia a los valores entregados al Conseller de Hacienda del Ayuntamiento, que ascendía a 37.850 pesetas, valores que según Palau procedían de “la Escolapia” (sic).

En unas anotaciones finales Palau intentó aclarar la procedencia de algunas partidas concretas. Así, según él, los francos que figuraban en su relación, tanto de ingresos como de pagos, fueron adquiridos gracias a los españoles que habían cruzado la frontera con la intención de venir a España a luchar contra el fascismo y en defensa de la República, a los que se les había abonado su importe en moneda española.

Los francos belgas habían sido confiscados por los compañeros que hacían guardia en la Aduana, se supone que a gente que pretendió pasarlos sin declarar. Del mismo modo, justificaba la existencia de algunas libras esterlinas o de pesetas oro.Palau concluía su informe contable explicando que todas aquellas operaciones habían tenido lugar con el fin de asegurar la economía del pueblo, dado que la peseta cada día que pasaba se devaluaba más, como todo el mundo sabía, y aquello había sido lo que había inducido al Ayuntamiento a tener que realizar aquellas operaciones.

Tras su huida Palau abandonó otro folio mecanografiado en catalán que lleva el sugerente título de: “Tendas tancadas i saqueixadas per montar la Cooperativa”, y seguidamente una relación sui generis, sin más explicaciones, de los negocios que fueron afectados por la creación de la Cooperativa; borrador que sugiere el ajuste de cuentas que debió acometer aquel personaje tras la muerte de Antonio Martín:

ROBES:

Vda. Isern, amb gran existencia de gèneres

Vda. Vernis, id. id. id. id.

Vda. Genè id. id. id. id

Casa Cotillaire id. id. id.

El Barato” id. id. id. id.

Germanas Fuertes id. id. id.

Casa Matatam id id. id.

SASTRERIES

Francesc Oliu, Vda. Torà, Ramón Calvet, Joan Solsona, Paulí Lafarga, Marian Lafarga

COMESTIBLES

Josep Gonzàlez, Ramón Cosp, Vda. Molina, Albert Bonet, Jaume Palau, Vda. Lluis, Josep Jaques, Isidre Palomera, Sebastià Molas, Joan Esquena, Antón Planas, Vda. Pérez, Francesc Armengol, Esteve Costa, La Uruguaia, Federic Ginesta.

MAGATZENS DE VI

Baltasar Prat, “La Vinícola”, Josep Cabanas.

CAFÈS, BARS i CASINOS: tots els existens a la població

Nota: Alguns d’elles al venir la força publica varen tornar a obrir els establiments sense existència de generes, degut a que els representants de ERC els hi varen dir per fer renéixer una mica la tranquil·litat al País”.

Palau clamaba que la cooperativa se había formado con géneros robados. Además se mostraba molesto porque su Junta aún se permita llevar al Ayuntamiento a tres representantes del PSUC, además de los de la CNT: quejándose de que ERC hubiera perdido la Consejería de Abastos, o que se hubiesen quedado sin locales, o que los géneros que llegasen a la población serían para la Cooperativa y no para los comerciantes. Y todo esto ya en noviembre de 1937:

D’aquesta Cooperativa que com es desprèn està formada amb els gèneres robats. I son a la Junta els tres representants que porta al Ajuntament el PSUC i els de la CNT. Van a l’Ajuntament, no per fer obra administrativa, sinó per tornar als temps del tancament de Comerços. Per imperi de la majoria han pres a l`ERC la Conselleria de Proveïments donant- lo el local a la CNT y el comarcal al PSUC, per així el poc generes que vinguin portar-lo a la Cooperativa i deixar sense als establiments.”

Después Palau protestaba que la CNT “se había levantado en armas contra el gobierno” o que todos de la CNT fueron a atacar el pueblo de Bellver, explicando el episodio de carabineros, según su particular punto de vista; ya que, a su parecer, estos fueron recibidos con las armas en la mano, o que para evitar un día de “duelo” en Puigcerdá, los carabineros decidieron ser generosos y, sin más, decidieron retirarse hacia Ripoll. Episodio que tuvo lugar en abril de 1937. Motivo que permite pensar que aquellos comentarios era un nuevo añadido al original.

Casi tots els de la CNT, varen aixecar amb armes contra el Govern, tots varen anar a atacar al poble de Bellver. Al venir la força de carrabiners els van rebre amb les armes a la mà, els dits Carrabiners per evitar un dia de dol a la població varen tenir de retirar-se a Ripoll.”

Y finalmente descubrimos que en aquel momento al Centre Republicà “Unio d´Esquerres” de Cerdanya (ERC), dirigido por Jaume Palau, se les había retirado su representación en el Ayuntamiento. Por lo tanto, sus militantes habían decidido dejar su suerte en manos del gobierno de la Generalitat, y por eso se ponían a sus órdenes.

Descabalgada de cargos en el Ayuntamiento de ERC que pudo ser consecuencia de las listas que se habían estado elaborando en dicho Centro, según testigos de la época. Una cuestión que lógicamente Palau se calla. Al igual que había hecho la propia Generalitat, hasta como mínimo el 12 de noviembre de 1937.

Este Centro con motivo de la retirada de su representación del Ayuntamiento no puede seguir colaborando tal y como está formado, dejando su solución en manos del Gobierno de la Generalidad para que pueda resolver cuanto mejor pueda convenir los intereses de Cataluña, ya que como partido gubernamental estamos a sus órdenes. Puigcerdá 12 de noviembre 1937. ERC”

Conclusión

Visto que la máxima autoridad en Puigcerdá, desde el 18 de julio fue su propio ayuntamiento, puesto que hasta los franquistas reconocen que Palau fue su alcalde, y que Antonio Martín, según la misma fuente, no fue nada “hasta mediados de septiembre de 1936, en que sehizo dueño (del ayuntamiento)un comité(sic) presidido (sic) por Antonio Martín”. Por lo mismo,no se entiende como durante ochenta años se ha atribuido en la comarca a Antonio Martín, la responsabilidad de todos los asesinatos de la Cerdaña, bajo la afirmación de que él era el “alcalde” de Puigcerdá.

Pero ahora que ya sabemos que el alcalde era precisamente Palau, se supone que el mismo argumento también es válido, en su caso, al respecto de los asesinatos. O por el contrario, sí se le salva del mismo ¿porque Palau no era anarquista?, se permitiría de ese modo que la injuria sobre Antonio Martín se mantuviera de nuevo sine die, para vergüenza de propios y extraños. Fomentando con ello la erección de muchos más monolitos a cargo del erario público.

Agustín Guillamón y Antonio Gascón, Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1939), capítulo 7: Los primeros días de la revolución o la memoria de Jaume Palau, p.153 y ss.

J. Pons/ J.M.Solé, Anarquía y República a la Cerdanya (1936-1939), Pub. Abadia Montserrat,1991,

Detalles que los autores sacaron de la prensa francesa, o de la obra de Blanchon. Op. cit, p.49

Op. cit, p.59.

Expediente informativo del Ayuntamiento de Puigcerdá. AGMA, C.2999.3

(*) Los marcados en negrita y asterisco, son los candidatos de la Unión de Esquerra, presentados a las elecciones municipales de 1934.

El polémico Penja-robes, de quien después se dijo que era miembro de la CNT, sin señalar su fecha de ingreso: ¡marzo de 1936!

La casualidad quiso que Jaime Palau Soldevila, procesado en 1934, fuese el futuro alcalde de Puigcerdá en julio de 1936. En 1934 fue defendido por el abogado del Ilustre Colegio de Barcelona, don Guillermo Cabestany.

Antonio Carrera Barrera, José Piguillem Barrera, Ramón Cosp Esteva, Alberto Bonet Reig, José M. Vidal Fabra, Manuel Arró Auge, Baltasar Prat Puig, y como suplentes, Miguel Llanas Martí, Buenaventura Vernís Juvés, y Buenaventura Sola Esteva.La Vanguardia, 26 de diciembre de 1933, p. 29

Pons/Solé, Anarquía y República a la Cerdanya (1936-1939), p. 49.

Jaume Palau: Sols un catalá en pensa. Imp. de la Gara, Perpinyà, 1950. El ejemplar consultado por los autores en la Biblioteca de Catalunya, debió proceder en principio de la biblioteca del doctor Trueta, al estar dedicado por el autor a Trueta, en Perpinyà, el XV-IIII-MCMLI (sic)

Palau, op. cit, p. 15.

Pons/Solé, op. cit. p. 49.

Pons/Solé, op. cit, p.59

Francesc Viadiu, “Delegat dÓrdre públic a “Lleida la roja”; Juan Pons Gsrlandi, “Un republicà enmig de faistes”.

En las páginas memoriaesquerra.cat/biografies no figura nada sobre él, muestra de que ha sido borrado de la faz de la tierra.

Archivo General Militar de Avila,[AGMA: C-2999,3]

Memoria de Jaime Palau, alcalde de Puigcerdá, julio 1936-octubre 1936 [AGMA. C-2999,3]

A. Guillamón y A. Gascón, La Agrupación de Defensa Ciudadana, Ser histórico, 10 de junio 2020.

Gorriz, tenía 51 años, y era natural de Barcelona, y reside en Puigcerdá desde enero de 1916, y durante más de 10 años, casi sin interrupción, intervino en la política administrativa del pueblo, ya fuera como alcalde o como concejal. Galería de Mártires Ceretanos, en Boletín del Sindicato Comarcal de la Industria y Comercio de Cerdaña, 1960.

Galería de Mártires Ceretanos, en Boletín del Sindicato Comarcal de la Industria y Comercio de Cerdaña, septiembre de 1960.

Buenaventura Vernís Juvés, de 49 años, y natural de Puigcerdá, hijo de José Vernis Ramonacho y de Concepción Juvés Lluís, tenía 4 hijos: Conchita, Ricardo, Carmen y María. Era Cajero del Casino Ceretano, y representante del Cine del mismo nombre. Había sido alcalde desde abril de 1930 hasta abril de 1931. Fue asesinado el 31 de julio de 1936.

A. Gascón, A. Guillamón, Segundo Jodra Gil (1907-1943, Web de Ser Histórico, agosto 2019.

El nombramiento de Segundo Jordá [en realidad Jodra] Gil como subdelegado de Economía en la Cerdaña fue publicado en La Vanguardia (6-12-1936) p. 2.

Sembrador, 25-X-1936.

Causa 177, Arxiu Comarcal de la Cerdaña. Véase capítulo 2 de la op. cit.

Sembradornúm. 15, 1 de noviembre de 1936

Sembrador,núm. 29, 7 de febrero 1937

Sembrador, núm. 20, 6 diciembre 1936

En realidad Consejo Administrativo

Falso, Martín en dicho comité era el encargado de Gobernación.

Juan Truñó Sirvent, albañil, Ramón Cosp Esteva, confitería, ex alcalde, Unión Patrótica (UP), Juan Pallarés Fabra, s/of. , Antonio Torá Cerdá, sastre, Martín Cerdá Serra, recadero, Francisco Cerdá Vergés, recadero, Antonio Estañol Caminal, cerrajero, Manuel Arró Augé,industrial, concejal, Juan Arró Augé, industrial, Enrique Aurró Augé, industrial, Buenaventura Caralps Ribas, hotelero, José Turiera Puigbó, agente de aduanas,concejal, Román Llanas Maurell, comercio,José Mª Plana, dentista, UP, Aureo Comamals de Delplan, farmacia, UP, Juan Diumenge Marti, propietario, UP, Tomás Estany Clusellas, obrero, UP, Baldomero Giménez Manaut, secretario de ayuntamiento, UP, Juan Casals Cirera, propietario, Ramón Peitx Junoy, procurador, UP.

Op. cit., p. 103.

Véase Anexo número 5 y, sobre todo, la nota al pie de ese anexo.

AGMAV.2999, 3/1.

11-8-1936, 5.200 pesetas; 19-8-36, 10.581 pesetas; 19-8-36, 10.520 pesetas; 24-8-36, 16.000 pesetas.

Ingresados respectivamente el día 11, 19 y 20 de agosto de 1936.

AMTM

Palau, el alcalde de 1936.


Fuente → serhistorico.net

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