
Siguiendo el modelo de las alianzas electorales de España y Francia, en 1937 se constituirá en Chile el Frente Popular. En las elecciones de octubre de 1938 consiguió el triunfo por un estrecho margen de votos sobre la derecha gracias al apoyo obtenido en las zonas mineras y al voto de las ciudades. El Frente Popular , que estableció entre sus postulados básicos la defensa del régimen democrático, la libertad, la solidaridad social y la lucha contra el fascismo, colocó en la presidencia a Pedro Aguirre Cerda, un político del Partido Radical , El nuevo Gobierno chileno decantó sus simpatías a favor de la democracia española en su lucha contra la rebelión militar franquista, por lo que Indalecio Prieto , representando la Segunda República, asistió a la toma de posesión de Aguirre Cerda. Por otra parte, y con el fin de ayudar a la Cataluña en guerra, Santiago, en octubre de 1937, se había constituido la filial del Comité Libertad de Argentina; al cabo de unos meses se disolvió a raíz de la creación, el mes de noviembre ya iniciativa de los emigrados económicos catalanes, el Agrupación Patriótica Catalana . Ésta tenía como objetivos: intensificar y canalizar la ayuda de los catalanes de Chile a los patriotas que sufrían las consecuencias de la Guerra Civil, proteger las manifestaciones de la cultura catalana, luchar por una Cataluña libre y democrática, etc. De acuerdo con este ideario, la Agrupación desplegó una intensa campaña de propaganda para contrarrestar la que llevaban a cabo los militares rebeldes, que presentaban a los catalanes como un conglomerado de extremistas y asesinos. Asimismo, y en colaboración con el Centro Catalán, se enviaron víveres a Cataluña que fueron repartidos gracias a la efectiva actuación del miembro de la Unión Catalanista Domènec Latorre , que sería ejecutado por los franquistas en el Campo de la Bota de Barcelona mayo de 1939. La Agrupación encontró poca colaboración entre la colonia catalana de Santiago, porque muchos de sus componentes no respondieron a los llamamientos que se hicieron, mientras que otros eran partidarios de la causa franquista e incluso se dieron de baja de la entidad; en cambio, la labor realizada por los catalanes residentes en las localidades de fuera de la capital fue muy notable.
Pablo Neruda
El fin de la Guerra Civil había desbordado con creces los cálculos más pesimistas de las autoridades francesas en cuanto al número de personas que iban a buscar refugio dentro de sus fronteras. Es por eso que París presionó a los refugiados para que retornaran a España franquista lo antes posible, pero en vista de que esta medida no daba el resultado esperado optó -sin éxito- para recurrir a la solidaridad de los países democráticos. Las gestiones del ministro de Asuntos Exteriores, Georges Bonnet , consiguieron que a principios del mes de abril de 1939 México manifestara su disposición a aceptar contingentes de estos emigrados, previamente seleccionados. También debió de ser en estos días cuando el Gobierno de Chile decidió seguir los pasos del mexicano. El Gobierno envió al comunista Pablo Neruda a París con el cargo de cónsul delegado para la inmigración española; cargo que el propio poeta definió como "la mas noble misión que he ejercido en mi vida". Neruda no estaba ante una tarea fácil, dado que el embajador y muchos funcionarios le ponían impedimentos de todo tipo.
Ante la campaña de tono alarmista de algunos órganos de prensa chilenos, que presentaban la llegada de inmigrados "españoles" provenientes del estado francés como un peligro para la competencia y el agravamiento del paro, el Ministerio de Relaciones Exteriores difundió una nota el 17 de junio de 1939 en la que explicaba el perfil que tendrían estos refugiados: se trataría de trabajadores de la agricultura, la minería y la industria; los técnicos sólo serían admitidos con un permiso especial y por un tiempo determinado; no se admitirían profesores, periodistas ni intelectuales.
Pese a la nota del Govern, la cuestión de los refugiados creó una notable tensión y provocó un crispado debate en la Cámara de los Diputados el pasado 4 de julio. Desde las filas de la oposición derechista destacó la intervención del diputado de origen vasco Irarrázaval que, totalmente contrario a la entrada de refugiados, dijo: "Piensan sus señorías que hay algún beneficio para Chile en la llegada de esos españoles? ¿Pueden aportar aportar ellos algo a la industria oa la agricultura? ¿No es ya demasiado grande, señor presidente, el número de nuestros niños huérfanos que van por las calles y plazas pidiendo pan para alimentarse?" Y posteriormente añadió: "Al liquidarse la guerra española, el general Franco dictó un decreto de amnistía para todos los soldados de la ex-República Española que se limitaron a ser soldados. Pero, naturalmente, eliminó de esta amnistía quienes se habían aprovechado de la guerra para cometer depredaciones, asaltos y asesinatos, y siendo así, son mucho estos elementos que no pueden tomar en España y pretenden buscar refugio en otros países”.
Los preparativos
En París, Neruda había conocido y entabló amistad con el presidente del Gobierno republicano en el exilio, el socialista Juan Negrín , en el que veía una figura universal. En colaboración con el organismo de ayuda a los refugiados –Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles (SERE)–, que el sobredicho político controlaba, de la sociedad religiosa, de los cuáqueros ingleses y de la Federación de Organismos de Ayuda a los Republicanos Espanoles (FOARE) de Argentina, el cónsul delegado empezó la selección de las personas a las que se autorizaría a emigrar a su país.
Simultáneamente, el SERE eligió el vapor Winnipeg –uno de los doce barcos de la Compagnie France-Navigation que habían sido adquiridos con dinero de la República– para trasladar a Chile a unos 2.000 refugiados. Winnipeg era una vieja embarcación de carga francesa de cinco mil toneladas que habitualmente hacía el trayecto de Marsella a las costas de África, y que había sido utilizada como transporte de tropas en la Gran Guerra. Para prestar el nuevo servicio hubo que prepararlo rápidamente, lo que se hizo en uno de los muelles del puerto de Trompeloup, a pocos kilómetros de Burdeos. Por otro lado, desde el momento en que el Gobierno de Chile acordó autorizar la entrada de refugiados republicanos, delegó en el Frente Popular la constitución del Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles (CCHARE), quien tenía una presidencia de honor formada por el senador Marmaduque Grove y Rodrigo Soriano, que fue el último embajador republicano. Este comité empezó una campaña para obtener la máxima solidaridad posible y los medios materiales para atender a los miembros de la expedición del Winnipeg. A principios de julio la FOARE se había comprometido a poner a disposición del Gobierno chileno tres millones de pesos, provenientes de donaciones de los pueblos argentino y uruguayo, que se destinarían a los gastos de alimentación, alojamiento y vestidos de los refugiados. Esta suma había sido exigida como garantía por el ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega, para financiar los gastos previstos en los seis primeros meses, tiempo que se estimaba suficiente para que los refugiados encontraran trabajo.
De todo el estado francés los republicanos iban convergiendo al puerto de Trompeloup , donde se sucedían emotivos reencuentros: de parejas que habían sido separadas por los gendarmes al cruzar la frontera, hijos que volvían con sus padres, amigos de trinchera habían perdido en campos de concentración, etc. Bajo la dirección del médico del Consulado General de Chile en Francia y con la colaboración del médico del Consulado de Chile en Burdeos , todos los llegados pasaban un examen médico, se vacunaba a quienes no lo estuvieran y se les entregaba el correspondiente certificado de sanidad. Seguidamente iban al despacho que Neruda había instalado en un edificio del muelle. Allí, con el sello del SERE y su firma se les extendía la autorización para entrar en Chile. Se colgaban una cartulina en el pecho y subían al barco. Desde las filas libertarias las cosas no se veían tan diáfanas, porque acusaron al SERE de beneficiar a los comunistas a la hora de seleccionar al personal que solicitaba ir a América. El anarquista Solano Palacio explicaba: "El señor Neruda, influido por los comunistas, o bien obedeciendo a un sentimiento de revancha, lo que no me parece aceptable, impuso el veto a los anarquistas." El viaje Montserrat Julió –entonces una pasajera de diez años– explica en sus memorias que al embarcar a todos los niños recibía como obsequio una pequeña maleta de cartón que contenía un vestido, una muda de ropa interior, un dentífrico con el correspondiente cepillo de dientes, unas gafas ahumadas y un sombrero de lona.
A las seis de la mañana del día 4 de agosto de 1939 el Winnipeg salía de Trompeloup y dejaba en el muelle a cientos de personas que no habían podido embarcar. En el momento de hacerse en el mar sonó la Marsellesa, el Himno de Riego y el de Chile. Winnipeg era una ciudad flotante y como tal funcionó. El perfumista Josep Maria Bové Andreu explica que los catalanes enseguida se reunieron para hacer la vida aparte. En cubierta se formaron peñas de jugadores de cartas y ajedrez, grupos de niños que jugaban a palet con un trozo de ladrillo si el mar estaba en calma, pequeños grupos que conversaban, etc. Los dormitorios de los hombres estaban separados de los de las mujeres y los niños; los de los primeros estaban en las bodegas, mientras que los de las segundas ocupaban un sector de la popa. Las literas eran de madera; estaban reunidas en grupos de doce distribuidas en tres niveles de cuatro por piso. La vianda era sencilla y poco variada (lentejas, judías blancas, garbanzos y ciruelas cocidas), y las comidas se hacían por turnos y por sexos. Para romper la monotonía de la vida a bordo, el tenor de zarzuela mataronense Joan Arnó creó un corazón de voces masculinas que cantaba "El emigrante", "La Santa Espina", "El Empordà", "Los segadors" y otras canciones populares que humedecían los ojos de los catalanes. También formaron corazones los vascos, los navarros y los asturianos. Otras actividades que ayudaban a hacer la vida más agradable fueron los recitales de poesía, las conferencias, la proyección de una película de cine los sábados, etc. Para atender todas las necesidades de los más pequeños se ideó un jardín de infantes que era atendido por unas jóvenes pasajeras.
Los comunistas, sin pedir la opinión a nadie se arrogaron la representatividad de todo el pasaje y empezaron a machacar a máquina unas hojas tituladas Diario de a bordo de los 2.000 pasajeros de Winnipeg, el cual clavaban sobre unos tableros. Debido al contenido de estas hojas surgió una tensión muy fuerte con los elementos de las demás formaciones políticas y sindicales que llevará todo el trayecto.
En las primeras horas del cuarto día de navegación, el Winnipeg pasó cerca de la isla de Santa María , la más meridional del archipiélago de las Azores, y continuó adelante con la proa encaramada hacia la isla de Guadalupe , donde el día 15 hizo una corta escalera para cargar agua, frutas y víveres. Hacia el día 20 llegaba al canal de Panamá . Aquí, por orden de las autoridades, el barco fue conducido a unas carboneras, donde permaneció algo más de un día. En ese tiempo un equipo de médicos estadounidenses subió a bordo para examinar a los pasajeros, ya que en Panamá corría el rumor de que el barco transportaba apestados. Solucionada esta cuestión, el Winnipeg partió y penetró enseguida en las aguas del océano Pacífico. La visión de la exuberante vegetación tropical y de la población negra de Guadalupe, junto a la del canal interoceánico, constituyó una enorme sorpresa para los viajeros.
Durante la travesía nacieron dos criaturas. Así, en el Atlántico nació Agnès América Winnipeg el 6 de agosto, y en el Pacífico Andreu Martí , el sábado día 26 de agosto. Y también fueron las aguas del Pacífico, frente a las costas de Perú, las que acogieron el cuerpo de un niño que murió. La buena organización de los elementos comunistas les había permitido hacerse con la dirección del pasaje, ya que habían designado a un comisario de cubierta y un encargado de barco, velaban por la disciplina junto a la tripulación, organizaban charlas sobre la historia del Partido Comunista de 'España (PCE) y la situación internacional, etc. Pero toda esta actividad se derrumbó de repente cuando, gracias al rotativo panameño La Estrella de Panamá, se supo que Molótov y Ribbentrop habían firmado un pacto de no agresión que les dejaba sin argumentos para justificarse. Entonces las discusiones entre los comunistas y los elementos de las demás formaciones subieron de tono.
La llegada
Debió de ser el día 29 de agosto antes del mediodía cuando los viajeros del Winnipeg vislumbraron Arica , la localidad más septentrional de Chile. El barco se acercó y arrojó el ancla al mar. Al poco llegaba una canoa del puerto con personal de sanidad que subió a bordo para comprobar el estado sanitario de los pasajeros , ya que aquí también habían llegado las noticias de que aquél era un barco de apestados.
Hechas las correspondientes revisiones la bandera amarilla fue arriada, lo que permitió que otras embarcaciones se acercaran y que los representantes del CCHARE y las autoridades subieran a bordo y les dieran la bienvenida. También subió a bordo Manel Pujades , que había sido diputado por el Centre Català , para hacerse cargo de todos los catalanes del Winnipeg y clasificarlos por oficios para facilitar su emplazamiento cuando llegaran a la capital. Una cincuentena de refugiados que eran pescadores profesionales dieron por terminado aquí el viaje, ya que en Arica tenían muchas posibilidades de encontrar trabajo. El Winnipeg reanudó el camino y llegó a Valparaíso el día 3 de septiembre con la Segunda Guerra Mundial recién estallada. En el muelle había poca gente que le esperaba, lo que obedecía a las drásticas medidas adoptadas por las autoridades chilenas a fin de facilitar la distribución de los pasajeros. Lo que sí estaba presente era el alcalde de la ciudad, el comunista Pedro Pacheco , que había llevado la banda de músicos del Ayuntamiento, así como el ministro de Sanidad, el médico socialista Salvador Allende . En uno de sus flancos el Winnipeg exhibía una gran pancarta con un dibujo del rostro del presidente Aguirre Cerda . Los pasajeros empezaron a bajar por las escaleras a las nueve de la mañana; seguidamente pasaron por el departamento de aduanas, donde una numerosa comisión de médicos y practicantes les esperaba para vacunarlos.
Ese mismo día los recién llegados se distribuyeron por grupos. Algunos se quedaron en Valparaíso para marcharse al cabo de unos días a Argentina; otros se establecieron en el puerto o en localidades cercanas, pero la mayoría tomaron un tren especial que les condujo a la estación de Mapocho de Santiago. Llegaron a las nueve de la noche y una gran multitud los acogió. Los catalanes fueron conducidos en automóviles al Centro Catalán, donde se les sirvió una cena de homenaje. Durante el viaje, las mujeres catalanas habían confeccionado una bandera chilena y una catalana que fueron entregadas al Centro. La cena concluyó en la madrugada con el canto de "El emigrante".
De todos los barcos que trasladaron refugiados a las tierras americanas el Winnipeg fue, sin duda, el que más transportó en una sola expedición. Respecto al número de pasajeros que exactamente este viejo barco llevó a Chile, las fuentes consultadas presentan unas mínimas discrepancias. Así, tenemos que el chilenocatalán Jaime Ferrer da la cifra de 2.201, mientras que el CCHARE decía que fueron 2155, y Javier Rubio 2.200. Por otra parte, cabe señalar que no se cuentan los 16 polizones que se descubrieron al desembarcar; se trataba de once cenetistas, tres ugetistas y dos negros que subieron a Guadalupe, donde el barco hizo escalera. En cuanto al número de catalanes - o ciudadanos afincados en Cataluña que viajaron a bordo del Winnipegtot y que no hemos podido encontrar la lista completa de nombres y apellidos, sabemos que fue de 423.
Fuente → eltemps.cat
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