Los últimos presos del franquismo
Los últimos presos del franquismo
Miquel López Crespí

'Si seguimos vivos, también siguen algunos de nuestros verdugos, torturadores, jueces del TOP, componentes de los consejos de guerra sumarísimos, ex-ministros que dieron su 'enterado' a crímenes legales, carceleros y un largo etcétera de siniestros personajes que han vivido en la impunidad'

 Hay hombres y mujeres que buscan su verdad, su justicia y su reparación en estas fosas comunes esparcidas por toda la geografía de un país que puede llamarse el país del queso 'gruyère', el país de las tumbas en las cunetas, en los rasos, el país del extenso cementerio en el que, desde hace setenta años, se calcula que más de doscientas mil víctimas esperan un reconocimiento y un entierro dignos. Si en el París de 1968 alguien pintó lo de 'bajo los adoquines está la playa', en España todavía hoy podría escribirse en las paredes que bajo la tierra o los ladrillos están las fosas comunes.

Hay también hombres y mujeres por los que la exigencia de verdad, justicia y reparación se inscribe en la propia piel. Hablamos de los resistentes y represaliados de los últimos años de la dictadura, lo que se llama el franquismo tardío. Resistentes vivos todavía hoy que, treinta y siete años después de la muerte del dictador, seguimos esperando a que se anulen los juicios por los que nos detuvieron, torturar y encarcelar en virtud de unas leyes manifiestamente injustas e ilegítimas, por medio de un aparato represivo y unos tribunales fascistas.

Un número, no reducido, de este segundo grupo de personas nos hemos asociado a la Comuna y nos hemos hecho presentes, como colectivo, e individualmente, en la querella argentina. No por gusto, sino impelidos por el bloqueo jurídico y, en buena parte, político, por el que se mantiene férreamente la impunidad total de los crímenes del franquismo, con la única base legal de una ley pre-constitucional, la 46/77 (ley de amnistía), que, con un golpe de carpeta, cerró el paso de cualquier reclamación de justicia por parte de las víctimas y represaliados de la dictadura.

Después de una serie de vicisitudes e intentos frustrados de romper este aro de impunidad e irresponsabilidad, y, naturalmente, no sólo la Comuna, sino una cantidad muy numerosa de asociaciones de la memoria, asociaciones de expresos, sindicatos , organizaciones sociales de todo tipo (un buen número presentes en la red Aqua de apoyo a la querella argentina), además de ayuntamientos con el apoyo de mayorías municipales, nos hemos personado de una forma u otra, como a querellantes, denunciantes o adherentes, a la querella que dirige hoy la juez Servini de Cubría en Buenos Aires. Para los cientos de miles de afectados directamente por los crímenes del terrorismo de estado franquista, que tan discriminados e ignorados judicialmente permanecen en su país, la querella argentina y la documentación proporcionada a la juez desenmascara y pone en su sitio, por si aún hiciera falta, la historia reciente de nuestro país y abre una posibilidad de esclarecimiento y de justicia.

Para los represaliados del franquismo tardío, la situación es especialmente sensible. Porque si seguimos vivos, también siguen algunos de nuestros verdugos, torturadores, jueces del Tribunal de Orden Público, componentes de los consejos de guerra sumarísimos que se prolongaron hasta pocas semanas antes de la muerte del dictador, ex-ministros que dieron el su 'enterado' a crímenes legales, carceleros y un largo etcétera de siniestros personajes, con o sin uniforme, que han vivido en la impunidad proporcionada por las instituciones del posfranquismo, por no hablar de su enriquecimiento continuo, de la promoción en el escalafón correspondiente o de unas rentas bien aseguradas. En la querella argentina serán denunciadas y encausadas, como no puede ser de otra forma, individuos de ese carácter y de este tipo. Es de justicia, es lo mínimo. (VilaWeb 26-V-2013)

Los últimos presos republicanos - Un mitin por la amnistía (1976)

En diciembre de 1976 en la cárcel de Ciudad había numerosos presos políticos. Del PORE, una organización marxista de tendencia trotsquista que dirigía Ramon Molina (el actual director del Museo de Arte Contemporáneo de Sa Pobla), estaban el propio Ramon Molina, M. Dolors Montero y Xavier Serrano. Del MCI permanecía encerrado en Isidre Forteza. De la OEC estábamos Josep Capó, Jaume Obrador y quien firma este artículo. De los obreros detenidos en la manifestación del 12 de noviembre de 1976 estaban Pere Ortega, Antoni López López y Manuel Carrillo. En la cárcel de mujeres, junto a M. Dolors Montero también estaba Mª del Carmen Giménez. Por suerte, cada domingo multitud de compañeros de OEC y de otras organizaciones venían ante la puerta de aquella madriguera donde permanecíamos encerrados a gritar consignas por la Amnistía. El PTE, PSAN, MCI y OEC organizaron, en el descampado donde ahora se encuentra el parque del Polígono de Levante (al final de Ricardo Ortega), un mitin con numerosa participación ciudadana. Intervinieron, a favor de nuestra libertad, Miquel Tugores (PTE), Jesús Vives (MCI), Tomeu Fiol (PSAN) y Aina Gomila (por la OEC). Pero la fantasmal e inoperante Asamblea Democrática no quiso mover un dedo en defensa de los presos políticos cuando una comisión de la OEC fue a hablar con él para concretar una manifestación conjunta en favor de la libertad. Afortunadamente los compañeros del PSAN, del PTE y de MCI se habían avenido a montar ese mitin solidario. Hizo un buen reportaje (quizás uno de los únicos trabajos en el que se trataba con cierta simpatía a la izquierda revolucionaria no pactista) el diario Última Hora del 15 de diciembre de 1976. Decía el diario: "Tomó la palabra en primer lugar el dirigente del Partido del Trabajo, Miguel Tugores quien... dijo que "con el referéndum el Gobierno pretendía afianzar un modo de continuación del franquismo. Serán los mismos perros con diferentes collares"... Insistió [Miquel Tugores] en la necesidad de que los obreros presionan sobre la Asamblea de Mallorca -'organismo muerto debido a la actitud de los partidos que se llaman obreros y no lo son'-".

Miquel Tugores siempre -pese a nuestras diferencias políticas- había sido un buen amigo y ahora, participando en este acto de solidaridad con nosotros, lo demostraba una vez más. Pollensí, le había conocido cuando comparecía por la Cooperativa de Arquitectos progresistas de la calle Estudi General (Nieves García Inyesta, Carlos García Delgado, Manolo Cabello, Guillem Oliver Suñer...).

El Movimiento Comunista de las Islas (MCI) también participó activamente. Como explicaba Última Hora: "A continuación, tomó la palabra Jesús Vivas, del Movimiento Comunista de las islas, iniciando su parlamento 'con un abrazo revolucionario en esta primera aparición pública del MCI'. Vivas habló del significado de la abstención en el referéndum en el sentido de 'que no podemos legalizar un gobierno franquista'. Vivas terminó, entre los gritos de la multitud, reivindicando la libertad para todos los detenidos". Después del MCI intervino Bartomeu Fiol, del PSAN. La intervención de la dirigente comunista (OEC) Aina Gomila fue en la línea de luchar contra la maniobra continuista del régimen pidiendo la disolución de los cuerpos represivos de la dictadura y la vuelta a casa de todos los detenidos. Posteriormente hubo un intento de manifestación por la calle Ricardo Ortega que fue disuelto brutalmente por la Policía Armada.

Los últimos presos políticos de la dictadura: Josep Capó, Miguel López Crespí, Jaime Obrador, Ramón Molina, Isidro Forteza, Javier Serra, M. Dolores Montero, Manuel Carrillo, Pedro Ortega, Antonio López López y M. Del Carmen Giménez Ruíz. 

Republicanos perseguidos por la dictadura fascista

La burguesía y el franquismo reciclado sólo querían a unos "comunistas": los del PCE de Santiago Carrillo, los mismos que habían aceptado las condiciones de los herederos del franquismo en cuanto a la legalización. Nuestra organización, la OEC, era perseguida sistemática y criminalizada por fascistas y pactistas. A raíz de la presentación del partido, la Brigada Social vino a detenernos, y, tras los interrogatorios acostumbrados -vísperas con frío en los sótanos del Gobierno Civil-, nos pusieron en manos del juez. La acusación era haber presentado un partido ilegal. Nos cayó una multa de setenta mil pesetas que, evidentemente, no quisimos pagar. La lucha era para imponer la libertad de todos los partidos obreros y de izquierda. No podíamos aceptar que hubiéramos cometido ningún delito. (Miquel López Crespí)
 
Comienzos de la transición. Finales de 1976. La burguesía y el franquismo reciclado sólo querían unos "comunistas": los del PCE de Santiago Carrillo, los mismos que habían aceptado las condiciones de los herederos del franquismo en lo que respecta a la legalización. Nuestra organización, la OEC, era perseguida sistemática y criminalizada por fascistas y pactistas. A raíz de la presentación del partido, la Brigada Social vino a detenernos, y, tras los interrogatorios acostumbrados -vísperas con frío en los sótanos del Gobierno Civil-, nos pusieron en manos del juez. La acusación era haber presentado un partido ilegal. Nos cayó una multa de setenta mil pesetas que, evidentemente, no quisimos pagar. La lucha era para imponer la libertad de todos los partidos obreros y de izquierda. No podíamos aceptar que hubiéramos cometido ningún delito. Pocos días después, Jaume Obrador, Josep Capó y yo mismo, acompañados hasta las puertas de los juzgados por cientos de amigos y compañeros, entramos en la cárcel de Palma.



El año setenta y seis había sido el de la promoción de diversas organizaciones que, en las décadas de combate clandestino, no representaron nada. Me daba cuenta de que, mientras los medios de comunicación informaban de la existencia de aquellos grupos de "notables" (ausentes de la lucha popular) -el fantasmal GASI, el Partido Socialdemócrata Balear de Angel Olmos y Santiago Rodríguez Miranda, el aún más etérea Reforma Social Española de Jeroni Saenz y las extrañísimas Izquierda Democrática o Concurrencia Democrática Balear), nosotros, los comunistas (OEC), éramos llevados a la cárcel. La táctica de los franquistas reciclados que llevaban adelante la reforma del régimen estaba siendo bien urdida. Pronto sería legalizado el PCE de Carrillo. El PSOE -que nunca habíamos visto por barrios o madrigueras clandestinos- actuaba públicamente promocionando a las todas Fèlix Pons y Emilio Alonso. En el libro "La oposición antifranquista en las Islas" de Bartomeu Canyelles y Francesca Vidal se puede comprobar -por boca de Emilio Alonso- lo que el PSOE había hecho en tiempos de la clandestinidad. A la pregunta: ¿principales hechos protagonizados por el partido?, Emilio Alonso declara que "consideran importantes las entrevistas mantenidas con Areilza, el grupo "Tácito" (Marcelino Oreja) y Garrigues Walker. También han organizado dos conferencias en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras (Pablo Castellano y Bustelo)". Consideraban igualmente primordial haber ayudado a fundar la fantasmal Asamblea Democrática de Mallorca. ¡Esto era todo! Se daba cuenta de que la represión se volvía cada vez más selectiva. Se trataba de ir configurando las elecciones futuras. El régimen hacía propaganda de los partidos de orden que no ponían en cuestión la reforma pactada, mientras silenciaba y detenía a los comunistas que exigían la República, el derecho de autodeterminación de las nacionalidades o luchaban por el socialismo. El final de la jugada sería en el año `77. Pero ahora, a finales del 76, en la cárcel de Palma sólo había comunistas y algunos de los obreros detenidos en la manifestación que hubo el 12 de Noviembre. Por parte del PORE (trotsquista) quedaban encarcelados Ramón Molina de Dios (el actual director del Museo de Arte Contemporáneo de Sa Pobla), y Xavier Serra y M. Dolors Montero. De MCI habían cerrado a Isidre Forteza, el representante de la Asamblea Democrática en Valencia. De OEC estábamos una parte de la dirección de las Islas: Josep Capó, Jaume Obrador, M. López Crespí, y, de los detenidos en la manifestación del día 12, permanecían encerrados Manuel Carrillo, Pere Ortega, Antoni López López y Mª Carme Giménez Ruiz.

La izquierda revolucionaria estaba a la vanguardia de la lucha por la República y el socialismo en el mismo momento en que el carrillismo (PCE) pactaba con el franquismo reciclado el reparto de sueldos y poltronas. Justo en el momento en que los oportunistas cobraban los primeros sueldos del nuevo régimen surgido de la reforma, los comunistas de OEC eran perseguidos y demonizados. Josep Capó, Miquel López Crespí y Jaume Obrador iban a prisión justo en el momento en que los vendidos empezaban a cobrar los primeros sueldos de la monarquía.
 
Los compañeros de a pie, aprovechando las posibilidades que daban aquellas contradicciones del régimen -favorecer y promocionar los partidos de orden; detener y silenciar a los revolucionarios-, pusieron en marcha una serie de valientes iniciativas que al final conseguirían sacarnos de la cárcel. Teresa Nieto colaboró ​​activamente con la campaña montada por la dirección de OEC que todavía permanecía en libertad, y, sin problemas -a pesar de la represión que había sufrido para editar "Democracia Proletaria"-, ayudó a la edición de un póster -con nuestras fotografías- que, apegado por todas las calles de Ciutat y parte foránea, evidenciaba la existencia de presos políticos. Se montó un Comité de Solidaridad con los Encarcelados en el que participaron las fuerzas de izquierda (principalmente los diversos grupos comunistas). El OEC, nuestro partido, editó un número especial de "Democracia Proletaria" que fue repartido masivamente por toda Mallorca. Miquel Tugores del PTE, Jesús Vives de MCI, Tomeu Fiol del PSAN y miembros del PCE(ml) y la ORT editaron octavillas explicando la situación de los represaliados. La campaña de solidaridad se ampliaba y fortalecía. Nosotros, dentro de la cárcel, pensábamos que nunca una detención había sido tan rentable políticamente para las fuerzas de izquierda ni más ruinosa para el régimen.
 
Quien apenas movió un dedo contra las represalias fue la inútil Asamblea Democrática. Tuvimos que ir como observadores para conseguir firman un comunicado de protesta. Beatriz Iraburu, del Diario de Mallorca, dejaba constancia el día veintiséis de noviembre de 1976. La periodista escrivia: "La sesión de la Asamblea está teniendo, desde el principio, unos observadores desusados: tres miembros de Izquierda Comunista. Como se sabe, Miguel López Crespí, José Capó y Jaime Obrador, ingresarán el sábado por la mañana en prisión por negarse a pagar las setenta mil pesetas que les han sido impuestas a cada uno por la presentación de su partido en Palma. Ellos fueron a la Asamblea porque pensaron que la situación exigía que las `fuerzas democráticas' denunciasen juntas una serie de cosas. A este respecto, llevaron un comunicado con la idea que la Asamblea lo suscribiera. Y esto provocó una nueva ronda de discusiones largas, largas, largas. Al final, y por iniciativa del PC, se decidió que fuera la Asamblea quien redactara el comunicado y que OIC lo firmara. El comunicado que redactó la Asamblea y que firmó OIC `como miembro observador' -esta calificación provocó también discusiones- acusa al gobierno de no ser democrático y protesta por la represión de los sucesos de la `Jornada de lucha pacífica', así como por el futuro encarcelamiento de los tres miembros de OIC".
 
Por suerte, cada domingo, multitud de compañeros de OEC y otras organizaciones venían ante la puerta de aquella madriguera donde permanecíamos encerrados a gritar consignas por la Amnistía ya pintar las paredes pidiendo nuestra inmediata libertad. El PTE, PSAN, MCI y OEC organizaron, en el descampado donde ahora se encuentra el parque del Polígono de Levante (al final de Ricardo Ortega), un mitin con numerosa participación ciudadana. Intervinieron, a favor de la Amnistía, Miquel Tugores (PTE), Jesús Vives (MCI), Tomeu Fiol (PSAN) y Aina Gomila (por la OEC). Pero la fantasmal e inoperante Asamblea Democrática no quiso mover un dedo en defensa de los presos políticos cuando una comisión de la OEC fue a hablar con ellos para concretar una manifestación conjunta en favor de la libertad. Por suerte, como he dicho un poco más adelante, los compañeros del PSAN, del PTE y de MCI se vinieron a montar el minting del Polígono de Levante. Hizo un buen reportaje (quizás uno de los únicos trabajos en el que se trataba con cierta simpatía a la izquierda revolucionaria no pactista) en el diario Última Hora del 15-XII-1976. Decía el diario antes mencionado: "Tomó la palabra en primer lugar el dirigente del Partido del Trabajo, Miguel Tugores quien... dijo que 'con el referéndum el Gobierno pretendía afianzar un modo de continuación del franquismo. Serán los mismos perros con diferentes collares Después recalcó el hecho de que ante esta situación partidos que se llaman obreros, no han reaccionado, más preocupados en concentrar sus esfuerzos en conseguir muchos votos en las elecciones. Asamblea de Mallorca -'organismo muerto debido a la actitud de los partidos que se llaman obreros y no el sueño'- a fin de reforzar la unidad y 'que la Asamblea pueda ser una verdadera alternativa de poder'. abstención' fueron coreados repetidas veces durante la intervención de Tugores". 
 

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