Ángel Calvo Pérez, víctima vallisoletana de la Transición Sangrienta
Ángel Calvo Pérez, víctima vallisoletana de la Transición Sangrienta
Angelo Nero

Los agentes persiguieron al coche ocupado por Ángel y Enrique, que hizo caso omiso del alto y continuaron con su huida. Ante la actitud de los jóvenes, los agentes de la benemérita dispararon hasta tres veces contra el vehículo que se daba a la fuga, hiriendo a sus dos ocupantes, uno de ellos, Ángel Calvo, de gravedad.

 

El 21 de mayo de 1977, el diario madrileño El País, destacaba la “División entre las fuerzas políticas ante la amnistía propuesta por el Gobierno”, en un artículo firmado por el periodista Jesús Cebeiro -que sería su director entre 1993 y 2006-, en el que se podía leer: “La huelga general con la que amenazaron para este lunes algunas asambleas de trabajadores vascos en el caso de que el Consejo de Ministros del pasado viernes no decretara la amnistía total, queda, por el momento, en suspenso a la vista de la declaración del Gobierno en la que parece quedar la puerta abierta para la excarcelación de todos los presos.” La división en cuanto a la propuesta del gobierno de Adolfo Suárez sobre la Amnistía era palpable, tal como apuntaba el artículo de Cebeiro: “El Partido Nacionalista Vasco y el Partido Comunista de Euskadi se declararon desde el principio contrarios a cualquier movilización en la calle o en fábricas, empleando el argumento de que podían peligrar las elecciones. Aunque reconocieron que la amnistía que concede el Gobierno no es la que pide el pueblo, insistieron en que la lucha debe mantenerse en un terreno electoral para conseguir las reivindicaciones populares después de los comicios.” El PNV y el PCE, compartían entonces, después y ahora, que las reclamaciones del pueblo deberían hacerse en las urnas, y no en las calles, y esa fue la apuesta de la transición. “Al final, tan sólo siete partidos de la izquierda radical vasca suscribieron un comunicado conjunto en el que se recogen básicamente los tres puntos propuestos por el MC y se insiste en que son precisas nuevas movilizaciones para lograr la amnistía total.”

Aunque no era el tema de la Amnistía el que quería tratar en este artículo, pero si detenerme en esa fecha, el 21 de mayo de 1977, para traer aquí el recuerdo de un trágico suceso que ocurrió a las cuatro de la madrugada de ese día, en la carretera nacional 403, entre Toledo y Valladolid. A esa hora dos jóvenes, Ángel Calvo Pérez y Enrique Yagüe Rodríguez pararon su vehículo en la estación de servicio situada en el kilómetro 180, para repostar combustible. Tras hacerlo, entraron en el establecimiento y pidieron una lata de aceite, y aprovechando que el dependiente de la gasolinera iba a atender su pedido, se dieron a la fuga, sin pagar el carburante.

El encargado avisó a la guardia civil, que patrullaba la zona después de varios atracos a gasolineras de la zona, y los agentes persiguieron al coche ocupado por Ángel y Enrique, que hizo caso omiso del alto y continuaron con su huida. Ante la actitud de los jóvenes, los agentes de la benemérita dispararon hasta tres veces contra el vehículo que se daba a la fuga, hiriendo a sus dos ocupantes, uno de ellos, Ángel Calvo, de gravedad. Todo por no haber pagado unos litros de gasolina. Pese a ello, continuaron huyendo media hora más por la carretera, hasta llegar a la Casa de Socorro de Valladolid. De allí fueron trasladados a la Residencia Sanitaria Onésimo Redondo -nombrado así en honor al fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)- donde Ángel fallecería al día siguiente.

El 22 de mayo de 1977, al día siguiente de la muerte de Ángel, en El País podíamos leer: “Todos los presos vascos quedarán excarcelados”, en un amplio artículo en el que se señalaba que “Diecinueve presos vascos, tres de ellos con condena y los demás preventivos, serán excarcelados a mediados de la próxima semana, una vez hayan sido presentadas al Ministerio de Justicia las solicitudes de indulto y extrañamiento firmadas por los propios presos.” Aunque estas medidas no eran las que demandaban en las calles los que salían a gritar ¡Amnistía, Libertad!, y en la misma nota se apuntaba que “ETA-V, rama político-militar, facilitó en la noche de ayer un comunicado oficial a la delegación de EL PAIS en Bilbao en el que denuncia el comportamiento de los partidos políticos vascos y anuncia el relanzamiento de la lucha armada en Euskadi.”

El 15 de octubre de ese año, entraría en vigor la Ley de Amnistía, que lastraría la transición política -o la conduciría en la dirección que querían los artífices de la misma- de la dictadura a la democracia, y que, hasta hoy mismo, formaría uno de los pilares, junto a la sacrosanta Constitución, del sistema político y judicial español, un pilar que llevaría grabada la palabra Impunidad, una impunidad que dejaría sin Verdad, Justicia y Reparación los crímenes del franquismo, y también los de ese franquismo sin Franco, que siguió matando, incluso por irse sin pagar de una gasolinera.



Fuente → nuevarevolucion.es

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