¿Ley de Amnistía o de Punto Final?
¿Ley de Amnistía o de Punto Final?
Javier Vizcaíno
 
Por enésima vez, el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura ha instado a España a derogar la Ley de Amnistía de 1977. Es una vieja demanda de las asociaciones en defensa de la memoria histórica y de organizaciones que trabajan a favor de los Derechos Humanos. A quien solo conozca la versión dulcificada hasta el empalago sobre la sacrosanta transición española se le puede hacer extraña una reivindicación así. Eso es porque, según el cuento canónico, la Ley de Amnistía supuso un hito en cuanto a perdón, reconciliación y justicia para miles de represaliados cruel y arbitrariamente por el franquismo. En parte, ese enunciado responde a la verdad. Aunque hay quien descalifica la norma del punto a la cruz, sería injusto negar que gracias a ella salieron de las cárceles multitud de personas que jamás debieron haber pasado un solo minuto en una celda. También fue importante en lo simbólico, porque marcó, siquiera en apariencia, un antes y un después de la dictadura.
 
Sin embargo, lo que casi nadie supo intuir por entonces fue que había gato encerrado. De tapadillo, el articulado blindaba a los represores contra cualquier intento futuro de perseguir penalmente sus crímenes. Pese a sus nobles intenciones de cara a la galería, en los efectos prácticos, la Ley de Amnistía ha resultado una Ley de Punto Final. Y eso solo se empezó a ver cuando, muchos años más tarde –los que dejaron pasar los gobiernos pacatos antes de rendir cuentas con el pasado–, los procesos penales que se emprendían contra los criminales del franquismo se fueron dando de bruces contra el mismo muro legal. Es urgente derribarlo. 
 

Fuente → deia.eus

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