En el libro, “Concierto al atardecer”, Ildefonso Manuel Gil narra el suceso más cruel que tuvo lugar en Teruel en la guerra civil. Sucedió el 28 de agosto de 1937 en la Plaza del Torico. Una partida de falangistas y guardias civiles fusilaron públicamente a 13 Republicanos, actuando la banda de música, aplaudiendo los asesinatos, cantando el himno de la falange, y obligando a los transeúntes a presenciar la matanza como si fuera un “espectáculo” festivo. La sangre que salía de la plaza rebasó las alcantarillas, hubo que echar arena para que no corriese más abajo.
El principal responsable fue un fascista al que llamaban «El Chepudo» que tenía aterrorizada a toda la ciudad. En Teruel estaba destinada una compañía de la guardia civil conocida como “La Calavera”, un símbolo bordado en hilo negro acompañado por 2 tibias en aspa. “El Chepudo”, acompañado de guardias civiles, “sacó” de la cárcel a 13 detenidos, y atados los llevó hacia la plaza de El Torico donde acudieron alegremente las «señoritas» y «señoritos» de Teruel. Los detenidos eran:
– Pedro Lafuente, interventor de telégrafos.
– Pascual Bertolín Villarroya, tenía un quiosco en la plaza del Torico.
– Máximo Tío Pérez, natural de Cella, forestal, había sido alcalde de Mora de Rubielos.
– José Soler Berenguer, director de la Escuela Normal y concejal de IR en Teruel.
– Donato Molina Torres, 50 años, vecino de Villarquemado, detenido en los primeros días de la sublevación, estuvo más de un mes encerrado en un recinto carcelario del Seminario de Teruel.
– Pedro Tomás Fombuena Aranda, vecino de Villarquemado, 24 años. Era un hospiciano cojo acogido en la Beneficencia y que fue “sacado” del encierro en el seminario. Tuvieron que arrastrarlo hasta la Plaza del Torico.
– Francisco Laguía Ramos, empleado de banca y militante del PSOE. Su hija Carmen Laguía, tenía 8 años, siempre guardó su recuerdo, nunca faltó a los homenajes en los Pozos de Caudé, donde los arrojaron: “..les enterraban echando cal y tierra…mi casa la desarmaron completamente, mi madre perdió la razón, mi hermano dejó de estudiar; mi padre era socialista, iba a la casa del pueblo a enseñar a leer y a escribir a la gente mayor y al que no sabía. Y si a uno le veía las alpargatas rotas, le daba lo que tenía para que se comprara otras..”
– Francisco Beneyto Amorós, vivía en Alcorisa de taxista.
– Urbano Izquierdo, se dedicaba a la construcción en Teruel.
– Ramón Martínez Piedra y Matías Andrés Sánchez Rubio, solo se tienen sus nombres.
– Joaquín de Andrés, director del instituto de Bachillerato, catedrático de Geografía e Historia y principal dirigente de IR en Teruel.
– Germán Araujo Mayorga, 31 años, miembro de Juventudes Socialistas. Llicenciado en Ciencias Físicas, premio extraordinario del Ayuntamiento de Madrid y catedrático de Matemáticas en el Instituto de Teruel. Había estado encarcelado en el Fuerte de San Cristóbal del monte Ezkaba (Navarra), y posteriormente en el Reformatorio de Adultos de Alicante tras los sucesos de 1934. Fue detenido cuando se dirigía a Teruel con una columna de milicianos. Fue vejado y atormentado, sin juicio ni causa.
– Carolina Garces Marín, 20 años, maestra natural de Villel. Su hermano era el dirigente socialista Feliciano Garcés.
«El Chepudo» llegó primero con un preso al que descerrajó 6 tiros en las piernas, hasta que cayó al suelo y después remató. Las «señoritas y los «señoritos» pidieron también los otros presos de izquierdas. Mientras «El Chepudo» iba a buscarlos pasearon alrededor del cadáver. A la hora y medio, serían las 6 de la tarde, llegó «El Chepudo» con los otros detenidos y los falangistas hicieron otra vez corrillo para presenciar la matanza. Los 13 hombres, atados unos con otros, fueron cayendo con las piernas a balazos sin dar un grito, uno dio un Viva a la República retorciéndose en el suelo. Después «El Chepudo», con su pistola, fue rematándolos, disparándole a cada uno las seis balas del cargador.
Mientras los falangistas se paseaban por la plaza de El Torico la gente se acercaba para preguntar si entre los asesinados había algún familiar o amigo. Un camión se llevó a todas las víctimas. Por la noche los falangistas organizaron un baile, buscaron a las muchachas por las calles, obligándolas a ir a la plaza de El Torico para bailar sobre el suelo ensangrentado todavía.
Hace unos años apareció una fosa cerca de los Pozos de Caudé, con los restos de 13 cuerpos. Actualmente se continúa investigando la identidad de las víctimas. El trabajo es muy complejo, los franquistas asesinaron y arrojaron a los pozos a un millar de personas. Consta por testigos que tras la matanza, las víctimas de la plaza del Torico seguramente fueron trasladados a los pozos o cerca de allí.
Documentos: lostorosdanyquitan (Datagum). Diario de Teruel (Pilar Fuertes). Los «sacados» del Seminario de Teruel (José Serafín Aldecoa Calvo). nodo50
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