La Represión franquista del verano sangriento de 1936 en Casillas de Flores (Salamanca)
La Represión franquista del verano sangriento de 1936 en Casillas de Flores (Salamanca) / Tulio Riomesta

 

Los testimonios orales y escritos hablan de una decena larga de vecinos de Casillas de Flores ejecutados extrajudicialmente con total impunidad de los verdugos. En su eliminación participaron falangistas de Casillas de Flores, que fueron los que también actuaron en los asesinatos cometidos en Fuenteguinaldo y en los conatos de Navasfrías. Estos represaliados, son «desterrados de la memoria», como sucede en parte con tantas otras víctimas del fascismo asesinadas extrajudicialmente en toda España. Se dispone de información sobre el asesinato de los siguientes vecinos de Casillas de Flores:

Antonio Hernández Rastrero, natural de Casillas de Flores hijo de Manuel y Narcisa, nacido en 1899. Casado con Petra Bernal Martín, tenían 4 hijas. Aunque hay cierta confusión en las fechas, el 10 de Octubre de 1936, Antonio fue encarcelado en la prisión de partido judicial de Ciudad Rodrigo (Salamanca), de donde fue “sacado” y asesinado el 16 de octubre de 1936. Fue arrojado con otras víctimas del franquismo en una fosa en Pedro Toro (Salamanca).
José María Moreiro Ríos, 37 años, hijo de Ángel y Cándida, dueño de un establecimiento de bebidas, alcalde Republicano, casado con Isabel Gómez Martín, tenían 3 hijos menores. A instancia de su viuda, con información testifical, la fecha de su muerte y la causa fue corregida en 1979: “Detención sangrienta en las afueras del pueblo, el 13 de agosto de 1936 fue sacado de su domicilio de Casillas de Flores y muerto violentamente».
Felipe Rastrero Antúnez, 59 años, hijo de Manuel y Rosaura, casado con Rosalía González Alfonso, tenían 5 hijos. Felipe fue víctima de una detención sangrienta en su propio domicilio el 13 de agosto de 1936. Después de un registro, los victimarios le dispararon a las piernas y, cuando se desangraba sin asistencia médica, lo remataron en presencia de su familia y otros allegados. Los falangistas locales también se ensañaron con 2 de sus hijos, Manuel y José, aunque consiguieron huir al monte.
Antonio Francisco Álvarez Martínez, «Portones», 36 años, hijo de Manuel e Isabel, jornalero, teniente de alcalde Republicano, casado con Julia Moreiro Antúnez, tenían 3 hijos menores. Fue detenido por carabineros en presencia de su esposa e hijos. Después de un fugaz paso por la cárcel local ingresó en la prisión del partido judicial de Ciudad Rodrigo como el 30 de julio de 1936. El 8 de octubre fue objeto de una “saca” carcelaria en unión de varios vecinos de Fuenteguinaldo también “sacados” aquel día. Acosada por falangistas, su viuda sacó adelante a su familia con muchas dificultades. En 1948, su 2º hijo, José Manuel Álvarez Moreiro, que trabajaba para una familia pudiente en una finca, apareció muerto de un disparo en una majada. Nunca se aclaró esta muerte.
Antonio Canovas Mesa, natural de Mazarrón (Murcia), 38 años, hijo de Juan y María de las Mercedes, albañil, presidente de la Sociedad Obrera y de la Casa del Pueblo. Casado con Basilisa González Zamarreño, tenían 3 hijos. Fue detenido el mismo día que Antonio Francisco Álvarez Martínez, y ambos compartieron los mismos avatares finales de la “saca” carcelaria y lugar de enterramiento.
Timoteo Feliciano Mateos Ríos, 29 años, hijo de José y Adela, jornalero. Fue detenido el 7 de octubre con los vecinos de Fuenteguinaldo, con quienes ingresó en la prisión del partido judicial y como ellos fue sacado a las 4 horas de la mañana del día siguiente, siendo asesinado en el camino de Gazapos.
Manuel Bermejo Hernández, 33 años, hijo de Quirico y Julia, jornalero. Casado en segundas nupcias con Manuela Álvarez Lanchas. Fue asesinado en lugar desconocido con posterioridad al 29 de septiembre de 1936.
Quirico Bermejo Escamochero, natural de Villamiel (Cáceres), hijo de Ramón y Ladislaa, jornalero. Casado con Julia Hernández, sembraba una huerta para alimentar a sus 3 hijos. Fue asesinado extrajudicialmente, como su hijo Manuel, pero después de éste, en una detención sangrienta en fecha indeterminada. Los verdugos hicieron gala de humor macabro con el padre: Tras matar a su hijo Manuel, le dijeron a su padre «¿Quieres ir a ver a tu hijo?», a lo que respondió que “claro que quiero ir a verle, esperen a que coja el sombrero”, y le dijeron “No hace falta”. Y allí mismo lo mataron.
José Bernal (probablemente José Bernal Martín, hijo de Valentín y Adelaida, desapareció y su madre preguntaba por él, hasta que un vecino le dijo: «No lo busques más, porque lo maté yo».
José Martín Lanchas, jornalero y soltero, fue eliminado en fecha incierta, dejando a sus padres en desamparo.

Tomasa Mateos Hernández, murió en desamparo a consecuencia de un parto, estando su madre, María Hernández González en la cárcel. El ex-soldado Republicano, Manuel García Peña falleció en el campo de concentración de Mauthausen en 1941. Además de la represión sangrienta, en Casillas de Flores hubo afectados por otras modalidades represivas: 11 presos o detenidos, 4 depurados: 2 maestras y 2 militares, uno de estos también preso, y 9 sancionados con multas, 5 de ellos también presos.

Documentos: SalamancaALDIA.es (Ángel Iglesias Ovejero 1 y Ángel Iglesias Ovejero 2; David Rodríguez). Centro de Estudios Migrobrigenses (Ángel Iglesias Ovejero)


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