El contexto europeo
Junio comenzó con malos augurios. El gobierno francés de Daladier cerró el 13 de junio la frontera (que había sido abierta en marzo por el gobierno de León Blum), por lo cual la ofensiva republicana prevista podía ser debilitada en su desarrollo, como así sucedió.
Por otro lado las fuerzas de Franco seguían atacando en el Levante en dirección a Valencia. Castellón cayó el 14 de junio, pero la resistencia republicana se hacía cada vez más dura. Negrín dijo el 18 de junio que no podía soportarse la prolongación de la guerra si se deseaba que España siguiera siendo un país libre. Quizá fue esa la razón que le llevó a aceptar, el 27 de junio, el proyecto de retirada de voluntarios elaborado por el Comité de no intervención.
En aquel mes se recibieron a personalidades importantes como los tres líderes de la independencia de la India: Jawaharlal Nehru, Indira Gandhi y Krishna Menon. También llegó una comisión de los jóvenes pro-republicanos del Partido Conservador británico, entre los cuales el futuro premier Edward Heath, así como un joven John F. Kennedy vacilante entre su apoyo inicial a la República y la propaganda pro-franquista.
Los preparativos para la ofensiva
En cualquier caso, la amenaza de avance franquista sobre Valencia era evidente y Negrín, junto con el Estado Mayor Central, creyó necesario lanzar la ofensiva en el Ebro para evitar la caída de la capital valenciana.
Ya fijadas sus zonas de acantonamiento, las tres brigadas de la 35 División iniciaron una nueva etapa: “Se desarrolló (escribe Pedro Mateo en sus memorias Por vuestra libertad y la nuestra) un plan de instrucción con marchas, sobre todo nocturnas, paso de ríos, embarque y desembarque, ataques y persecuciones, ejercicios de observación y exploración, labor política e ideológica intensa”. El 19 de junio, prosigue Pedro Mateo, se recibió la “Instrucción para la preparación de Mandos y Tropas con vistas a operaciones de pasos de río… Del 20 al 24 se efectuaron reconocimientos del territorio propio… [así como] del sistema de fuegos del enemigo, las posiciones de sus armas y destacamentos, los puestos de sus centinelas y el emplazamiento de fortificaciones y alambradas…”
XV BI
Lewis Clive, un norteamericano, nadador particularmente fuerte, cruzaba a nado el Ebro por la noche para reconocer las posiciones nacionalistas. Lo hacía desde el Chabola Valley, nombre con el que los voluntarios anglófonos bautizaron el valle del río Marçà en que se ubicaron los cuatro batallones de la XV brigada. Así lo describió Alvah Bessie en su libro Hombres en guerra:
Voluntarios del batallón Lincoln en el Chabola Valley
Nuestro campamento estaba situado en un barranco poco profundo, junto al camino de tierra. A un lado quedaba el sendero, polvoriento y quebrado; al otro, una empinada colina boscosa. Más allá, el Estado Mayor del batallón (una pequeña casa de piedra) alojaba a Wolff, Watt y al ayudante de batallón de nacionalidad española. Los diversos correos, observadores, transmisionistas y exploradores habían cavado o construido cabañas sobre la colina situada detrás del Estado Mayor. En un radio de varios kilómetros no había ni un solo espacio de tierra llana; el terreno no permitía ningún tipo de maniobra, ya que se componía de empinadas colinas, con profundos cañones y fisuras, traicioneros barrancos plagados de maleza y piedras sueltas. A una distancia de tres kilómetros los batallones inglés, 24 [español] y canadiense habían abierto trincheras al lado del camino que en una dirección discurría hacia Tarragona (después de atravesar un pequeño pueblo [Torre de Fontaubella]); en la otra, hacia Marsá, Falset y el río. Detrás de nosotros había montañas escarpadas, cubiertas en parte por bosques y coronadas de paredes con peñas a pico, de color gris claro, que daban vértigo”.
Con una comida y un sueño regulares, y a salvo del riesgo diario de la muerte, algunos llegaron a ver este período como uno de los más agradables pasados en España, como lo recordaría más tarde un escocés del batallón Británico: «En esta feliz existencia, realmente placentera, estábamos al aire libre y dormíamos al aire libre. Hacía bastante buen tiempo y hacíamos mucho ejercicio y comíamos mucho”. No compartía esta opinión Jack Jones, un sindicalista de Liverpool que llegó a España en marzo de ese año: “La vida no era fácil, pero reinaba un buen espíritu en las filas. La comida era escasa; nuestras comidas principales consistían en habas, lentejas y garbanzos, a veces habas con pescado seco en un guiso, o habas con carne de mula o cabrito viejo, estofadas y rematadas con vino tinto tosco, muy tosco”.
El 8 de julio, el batallón recibió la visita de un camión equipado con duchas de agua caliente. Muchos voluntarios también aprovecharon la oportunidad para leer. Se había acumulado una enorme biblioteca de libros en inglés que podían leerse hasta bien entrada la noche en un edificio con iluminación eléctrica.
XI BI
Tras los movimientos de los meses anteriores, los batallones de la XI BI se establecieron en campamentos situados en los alrededores de Falset. Junto con los preparativos específicos para todos ellos, en junio empezó la segunda Escuela para suboficiales. Las materias básicas del programa eran Táctica y Topografía, además de las que recibían todos los soldados: armamento, tiro, fortificación e instrucción. Se realizaron en total nueve Escuelas y en total 360 hombres fueron preparados para la batalla del Ebro. Los resultados fueron satisfactorios.
Voluntarios de la XI BI en marcha por las calles de Falset
A los reclutas analfabetos, muchos de ellos jóvenes catalanes, se les daba clase en el tiempo libre, mientras que los demás hacían deporte o adornaban el local con un periódico mural.
XIII BI
Sus batallones (Dombrowski, Palafox, Mickiewitz y Rakosi) se esparcieron entre La Torre de Fontaubella y Pradell, pueblo en que radicó el cuartel general de la brigada.
Situación de los cuatro batallones de la XIII BI entre Pradell y la Torre de Fontaubella
La cronología oficial dice lo siguiente: “Brigada en reserva, desarrollando un magnífico trabajo de capacitación militar y política. Vienen los nuevos reclutas. Se han organizado varias escuelas (cursos de cabos, sargentos, curso de observación, transmisiones y de capacitación para oficiales).Se organiza un formidable movimiento de los activistas (hay alrededor de 800 activistas en la brigada). Tiene lugar un congreso de activistas. Fiestas con la población civil. Confraternización. Ayuda material a los niños y refugiados. Numerosas delegaciones de las organizaciones obreras de Barcelona. Ejercicios y maniobras militares”…
45 División Internacional
Aunque tenemos menor información, se supone que el tenor de la actividad de esta División sería la misma que la 35. En Cambrils se abrió una escuela para formar suboficiales cuyo director fue Ludwig Renn, quien fuera Jefe de Estado Mayor de a XI BI.
Este documento refleja la actividad de la XII BI durante el mes de junio.
Continúa la retirada estratégica de la 129 BI
La retirada estratégica de la 129 BI desde abril a junio de 1938
Tras los duros combates (25 -30 de mayo) del batallón Dimitrov, situado en el flanco izquierdo del dispositivo, sobre el vértice Monegro, tuvo que salir hacia Linares de Mora; pero la presión franquista persistió y la retirada continuó. El día 4 de junio la 129 BI tuvo que soportar un ataque muy poderoso; no le faltaron fuerzas a la brigada para realizar un contraataque que logró frenar el avance y aún lograron derribar un avión italiano (Andreu Castells). El repliegue prosiguió de forma lenta, siempre dando cara al enemigo, hasta que, a finales de junio, la 129 BI pudo tomarse un descanso cerca de Rubielos de Mora. Nuevos grupos de hombres, españoles e internacionales, se agregaron a la brigada para recomponer sus menguadas filas.
Fuente → brigadasinternacionales.org
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