
Durante los últimos ocho años, en la Comunidad Valenciana se han abierto el 66% de las fosas franquistas. Hasta enero se exhumaron 2.166 cuerpos de represaliados. Además, ya está en marcha el banco de ADN y se habían iniciado las obras para ubicar al Instituto de la Memoria Histórica en Alicante. Con el fin del Botánico todo queda en el aire.
La tierra sepulta la memoria y la historia. Lo sabe bien Felipe Mejías, arqueólogo que trabaja en la recuperación de los vestigios del campo de concentración franquista de Albatera. En el término municipio de San Isidro, a finales de la Guerra Civil se calcula que 15.000 personas, privadas de libertad, sufrieron condiciones de vida indignas. Muchos de esos represaliados arrastraron secuelas de por vida. Una cifra indeterminada murió, algunos a causa de la desnutrición y las enfermedades, otros fusilados.
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