¡Viva la República!
¡Viva la República!
Rafael Hidalgo 
 
Manque pierda –y en eso estamos– como dicen los aficionados al Real Betis Balompié. El pasado 14 de abril se cumplieron  92 años desde que se implantó la II República en España, dos días después que Alfonso XIII saliera de España escopetado rumbo al exilio en Italia.

La dinastía de los Borbones empezó a reinar en España allá por el 1700, y con la excepción del periodo de la invasión napoleónica, del sexenio revolucionario, de la II República y de la dictadura de Franco, lo han estado haciendo tan pitxis pese a que ninguno de ellos ha sido el rayo de la guerra (con el actual incluido). Pero no solo eso, sino que han existido varios como para hacerles rancho aparte y entre ellos descuellan Fernando VII y Juan Carlos I.

Al primero le cabe el dudoso honor de haber sido el peor rey de la historia de España y hay autorizadas voces que proclaman al segundo de ellos casi en ex aequo con el primero en ese pódium, aunque por distintas causas ya que mientras además el primero tenía una enfermedad que le impedía hacer el acto sexual por el descomunal tamaño de su chiribito, el segundo no dejaba títere con cabeza, porque fuera de casa j***a más que un garbanzo en un zapato y todo ello –o casi– a cuenta de la villa. Si a eso le sumamos el fortunón que hizo –no se sabe ni cuánto, ni cuándo, ni donde lo esconde, aunque existen sospechas más que fundadas que despejan todas esas incógnitas–, pues tendremos un cuadro casi completo.

En otro orden de cosa, pero que enlazan con el sistema monárquico, según la definición académica, «la meritocracia es el sistema de gobierno en el que el poder lo ejercen las personas que están más capacitadas según sus méritos» y a los políticos de este país se les llena la boca alabando la meritocracia y la cultura del esfuerzo lo que está en franca contradicción con la defensa a ultranza que hacen del sistema monárquico en el que basta con ser hijo o hija del rey para sucederle el cargo de Jefe del Estado, aunque sea tonto o tonta de baba y no hayan pegado en su vida palo al agua.

De modo, señores y señoras políticas, menos lobos, pónganse las pilas y si piensan seguir en monárquicos por lo menos dejen de hacer demagogia barata acerca de los méritos y todo eso. He insisto, ¡Viva la República! (y los republicanos, añado).


Fuente → durangon.com

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