Los hijos y nietos del exilio mexicano
Los hijos y nietos del exilio mexicano

Recordamos la historia de los descendientes más destacados de los exiliados republicanos que, a partir de 1939, hicieron de México su nuevo hogar

México fue el país que más facilidades puso para acoger a los exiliados republicanos. Con el amparo del presidente Lázaro Cárdenas, unas 50.000 personas llegaron al país huyendo del fin de la Guerra Civil. Entre ellos, un número ingente de catalanes, que acabarían haciendo una aportación capital a la vida mexicana. Un puñado de descendientes de aquellos exiliados de 1939 han sido y son, todavía hoy, importantes personalidades en diferentes ámbitos de la vida mexicana.


Les recordamos en este artículo, y lo hacemos para hacer una cata de lo que descubrirá en el próximo viaje SAPIES… en México ! Del 16 al 30 de agosto, hemos organizado el primer viaje transoceánico con la agencia Tarannà. Junto a la huella catalana del exilio de 1939, perceptible aún hoy, nos sumergiremos en el fascinante legado azteca y colonial de Ciudad de México y de los estados de alrededor.

1 Todos los republicanos que deseen trasladarse a México... 
 
Lázaro Cardenas, presidente de México, con niños españoles llegados a México Photoaisa 
 

La historia de muchos de los catalanomexicanos debe tener su origen en un cartel similar al que Avel·lí Artís-Gener, Tísner , cuenta que había en el campo de refugiados de Prats de Molló, donde fue a parar después de la guerra. En Viure i ver , sus memorias, narra que apareció plantada una mesa con un hombre y una mujer con un gran cartel donde decía: “Todos los republicanos que desean trasladarse a México, pasan a inscribirse en las listas que confecciona esta mesa ”.

Era marzo de 1939. “Nadie, en serio, sabía dónde caía exactamente México”, explica Tísner. Sin embargo, pidió asilo para su padre, Avel·lí Artís y Balaguer, y sus dos hermanos, Arcadi y Rosa. Unos meses después, en Toulouse, recibieron un comunicado consular en el que se les decía que eran acogidos por Estados Unidos Mexicanos. Debían trasladarse a Burdeos, donde embarcarían de acuerdo con el SERE (Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles), que les pagaba el traslado. A bordo del barco Ipanema , la familia Artís-Gener llegó al puerto de Veracruz el día 7 de julio de 1939.

Preservando la cultura catalana
El Gobierno mexicano no había dado asilo a unos catalanes cualesquiera. Muchos eran gente eminente en el mundo de la política, de las letras o de las ciencias. Así, llegaron a México, de José Carner, el príncipe de los poetas , a la pintora surrealista Remedios Varo, pasando por el rector de la Universidad de Barcelona, Pedro Bosch y Gimpera, que acabaría trabajando en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) . Carner estuvo sólo de paso en México. Varo acabaría muriendo en 1963, y el ex rector, en 1974.

Esta calidad de los elegidos explica que desplegaran, en un país tan distinto al nuestro, un mundo que preservó la cultura catalana. Lo hicieron al amparo de instituciones previas como el Orfeó Català de la capital, o de nuevas que crearon. Durante los años 40 y 50, terminaron editando unas 100 publicaciones periódicas en catalán y unos 300 libros. Y no hay que olvidar que fue en México que, en 1954, Josep Tarradellas fue elegido presidente de la Generalitat en el exilio.

Tanto como preservar su cultura, los catalanes realizaron una gran aportación al mundo académico, editorial y periodístico mexicano. Por ejemplo, Avel·lí Artís i Balaguer, impresor en Barcelona, pronto volvió a tener una imprenta, de donde saldría la Colección Catalònia y Nuestra Revista . Tísner escribió en la revista de su padre, trabajó como publicitario, dibujante, traductor y escribió obras como Palabras de Opóton el Viejo . Su hermano, Arcadi, se casó con M. Teresa Espriu, hermana del pintor Francesc Espriu y pariente lejana del poeta, y su hermana Rosa se casó con el escritor Pere Calders, quien se convertiría en el autor de Aquí descansa Nevares y A la sombra del agave , obras ambientadas en el mundo mestizo mexicano y en el exilio catalán en México.

Vivir en un ambiente tan estimulante culturalmente no evitó, sin embargo, que ganara la añoranza. Los Calders-Artís regresaron a Cataluña en 1962. Tísner, en 1965, pero no todos volvieron…

2 Arcadi Artís Espriu 
 
Estampa familiar del archivo privado del escritor Pere Calders Archivo privado de Pere Calders 
 

Arcadi Artís Espriu era hijo de Arcadi Artís-Gener, sobrino de Tísner, de Pere Calders y de Francesc Espriu. Nadie como él puede lucir un parentesco con tanto pedigrí en la cultura catalana. Se sentía orgulloso de Tísner y de Calders, aunque el tío que más le determinó en su carrera artística fue Espriu. Y es que Arcadi Artís, lejos de las letras, era un hombre de estéticas.

Nació en 1946, ya en México, y murió en enero de 2018 convertido en uno de los arquitectos más prestigiosos del país. Alrededor de México DF hay unas cuantas obras suyas que vale la pena ver. La más emblemática se encuentra en el centro cultural de la UNAM y es el auditorio de música sinfónica, la Sala Nezahualcóyotl. Se inauguró en diciembre de 1976, cuando Arcadi tenía poco más de treinta años. Diseñada específicamente para la audición de música clásica, con un escenario rodeado por el público por lo que éste puede estar muy encima de la orquesta es, acústicamente hablando, una sala de conciertos de referencia en América.

También se entregó a su vocación de creador plástico, con exposiciones en México y en Cataluña. En 1968, después de la matanza de estudiantes de Tlatelolco, en la plaza de las Tres Culturas, salió de México y estuvo unos años en Barcelona, donde estudió pintura con su tío Francesc Espriu.

Glòria Artís, antropóloga
También es antropóloga Glòria Artís, hija de Tísner. De 1999 a 2004 fue la coordinadora de antropología del oficial Instituto Nacional de Antropología e Historia. En ese momento, impulsó un ambicioso proyecto para reunir todos los estudios antropológicos presentes, con la clara voluntad de reconocer la riqueza de un país multiétnico y multicultural.

3 Marcelino Perelló y Valls 
 
Marcel·lí Perelló en un míting, l'agost del 1968 Wikimedia Commons 
 

Perelló era un hombre apasionado, hijo de Marcelino Perelló y Domingo, quien, en 1925, fue acusado de haber dirigido el frustrado complot del Garraf para asesinar a Alfonso XIII. Condenado a cadena perpetua, logró la libertad con la República. Durante los años de la guerra, Perelló padre fue director del Diari de Barcelona , diario controlado en ese momento por Estat Català, y en 1942 se exilió en México. Su hijo, nacido en 1944, fue siempre un joven rebelde. Militante del Partido Comunista, defendía el internacionalismo porque el independentismo de su padre le parecía "pequeñoburgués".

En 1968 fue uno de los líderes del movimiento estudiantil mexicano, por lo que se le conoce como el Cohn-Bendit mexicano . Tras muchos meses de huelga estudiantil, el 2 de octubre la represión gubernamental cortó de pura cepa el movimiento con la matanza de Tlatelolco, en la que murieron numerosos estudiantes. Protegido por la red de partidos comunistas, Perelló pudo salir del país y acabó siendo acogido en Rumanía, donde se casó y terminó la carrera de matemático. Más adelante, ejerciendo de profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), continuó hostigando al gobierno de turno en sus columnas semanales en el Excelsior . Murió en Ciudad de México en el 2017.

4 Antònia Pi i Sunyer 
 
Antonia Pi y Sunyer Archivo privado de la familia de Antònia Pi i Sunyer 
 

Si un sector nutren bien a los descendientes de los exiliados es el de los historiadores. Nombres muy eminentes de nuestra cultura figuran entre los más destacados profesionales mejicanos de este gremio. El primero es Pi y Sunyer.

Sin embargo, en la genealogía de Antònia Pi i Sunyer no había nada que indicara que podía ser historiadora. La suya es una estirpe de médicos eminentes –y algunos políticos como el exalcalde de Barcelona Carles Pi y Sunyer– que tarde o temprano acabaron exiliados en América. Antonia es limpia de August Pi Sunyer, el creador del Instituto de Fisiología de la Mancomunidad y médico cuyo nombre había sido propuesto en alguna ocasión como candidato al Nobel. Ella llegó a México con su familia en junio de 1939 cuando tenía dos años. Su padre, César Pi i Sunyer, farmacéutico y bioquímico, había sido contratado por el laboratorio farmacéutico Richter. Este laboratorio era propiedad de unos húngaros que César conocía desde que, a principios de los años treinta, había estado en Budapest estudiando los avances para obtener insulina inyectable. En México, César acabaría impulsando a dos empresas, Laquisa y Syntorgan, dedicadas a la producción de materias primas para productos farmacéuticos.

La doctora Pi i Sunyer, que en 2015 recibió el reconocimiento Sor Inés de la Cruz por su trabajo, ha sido muchos años profesora e investigadora de la UNAM. Es una de las principales expertas en las relaciones entre México y España durante el siglo XIX, sobre todo en lo que se refiere a la problemática de la deuda española que México asumió en la firma del acuerdo de independencia. Y también ha centrado muchos esfuerzos en investigar la pérdida de Texas, un territorio de la Corona española que formaba parte de México independiente.

5 Montserrat Galí 
 
Familia Galí Archivo privado de la familia Galí 
 

La otra historiadora de renombre en el México actual es Montserrat Galí. Nacida en México DF en 1947, también es limpia e hija de figuras relevantes. Su abuelo era el pedagogo Alejandro Galino. Su padre, Raimon Galí, estuvo en México sólo entre 1939 y 1948. Sin embargo, fueron unos años de mucha actividad. Fundó los Cuadernos del exilio , se convirtió en especialista en arqueología mexicana y participó en diversas exploraciones. En una de ellas, desenterró los cuatro atlantes de la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli que, hoy, son uno de los símbolos de México. En 1948 regresó a Cataluña, donde fue el inspirador del grupo de jóvenes cristianos CC y el mentor ideológico de Jordi Pujol.

Montserrat en 1969 regresó a México. Primero en DF y después en Puebla. Allí, profesora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, se convirtió en la historiadora de referencia, experta en la introducción del romanticismo en México y especialista en el estudio del movimiento conservador mexicano del siglo XIX.

6 Josep Maria Murià Rouret 
 

Si Galí es la historiadora por antonomasia de Puebla, Josep Maria Murià lo es de la ciudad de Guadalajara. Sobrino de la novelista Anna Murià, ha estudiado la conquista y la colonización de México, es especialista en fray Bartolomé de Las Casas y conoce como nadie... ¡la historia del tequila! Ha sido profesor de la UNAM y de la Universidad de Guadalajara. Desde 1993 ocupa la silla 30 de la Academia Mexicana de la Historia. Murià tiene un vínculo intenso con Cataluña: en 2004 consiguió que Cataluña fuera el país invitado de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Ahora, a 80 años, publica regularmente en editoriales catalanas y en El Punt Avui .

7 Roger Bartra Murià 
 
Familia Bartra Archivo privado de la familia Bartra 
 

De todos los catalanomexicanos que se mueven en el ámbito académico, el más traducido y solicitado es el primo de Murià, el antropólogo y sociólogo Roger Bartra. Si otros son descendientes de un padre y un abuelo eminentes, Roger Bartra tuvo un padre y una madre referentes en el mundo de la literatura. Nacido en 1942, hijo del poeta Agustí Bartra y de la novelista Anna Murià, Roger Bartra creció en un hogar de cultura exquisita. Sus padres se conocieron en 1939 en el castillo de Roissy-en-Brie, donde la Generalitat había acogido a algunos escritores catalanes exiliados.

En ese momento Agustí Bartra era colaborador de El Mirador y ya había publicado su primer libro de cuentos y el primer libro de poemas. Anna Murià, íntima amiga de Mercè Rodoreda, ya había publicado dos novelas y era la secretaria de la Institució de les Lletres Catalanes. En Roissy-en-Brie nació una relación amorosa que colmaría muchos ríos de tinta y que continuaría en México. Ninguno de los dos dejó su obra literaria y Batra, además, incorporaría una cosmovisión mexicana a su mundo poético. En 1979 Agustí Bartra y Anna Maria Murià regresaron a Cataluña. Pero Roger Bartra se quedó en México.

A partir de 1971 empezó a trabajar en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Durante todos estos años ha desplegado como antropólogo y sociólogo una obra ingente, original y muy reconocida internacionalmente. Es el investigador mexicano más aclamado por todas partes. Su primer campo de investigación fue la sociedad rural mejicana. También ha investigado sobre los procesos de legitimación política en México y sobre la identidad nacional mejicana. A partir de ahí, algunos de sus ensayos han trascendido el estudio social por su gran carga política: La democracia ausente , Fango sobre la democracia , La fractura mexicana .

8 Rafael Barajas Duran, 'el Fisgón' 
 

Otro de los catalanomexicanos que reúne las condiciones que planteábamos al inicio del artículo es el dibujante Rafael Barajas Duran, popularmente conocido como Fisgón .

Hijo de la exiliada catalana Rosa Maria Duran, Barajas nació en 1956 y estudió arquitectura en la UNAM. Sin embargo, pronto vio que su vocación no era ser arquitecto, sino monero o pintor de monos , que es como suelen definir en México los caricaturistas. En los años ochenta, sus dibujos aparecían en el diario Unomasuno ; en los noventa, en La Jornada , y hoy es el editor de El Chamuco y los hijos del Averno , donde publica las aventuras del sargento Goodness, el cabo Chocorrol y la bruja Toloache de la Academia Patrulla.

Se considera discípulo de una escuela de dibujantes “ilustrados y de izquierdas” que, en México, iniciaron exiliados catalanes, como el propio Tísner o Josep Bartolí. Si fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo de México fue, sin embargo, por arremeter sin piedad contra la corrupción y las consecuencias del narcotráfico en la política mexicana.

9 Arturo Sarukhán Casamitjana 
 

El diplomático Arturo Sarukhán Casamitjana no es hijo sino limpio del exilio. Su abuelo materno, Lluís Casamitjana, fue militante de Esquerra Republicana de Catalunya durante la República, mientras que su abuelo paterno fue un armenio que fue un colaborador del gobierno provisional ruso de Alexandr Kerenski y que se marchó de Rusia cuando los bolcheviques llegaron al poder. Su padre fue párroco de la UNAM y Arturo pudo tener la mejor formación en las mejores universidades.

Y, a partir de ahí, su carrera diplomática fue meteórica. Fue embajador mexicano ante el Organismo para la Prescripción de Armas Nucleares en América Latina, cónsul mexicano en Nueva York y responsable de temas de narcotráfico en la embajada de Estados Unidos. Colaboró en la campaña del presidente mexicano del PAN, Felipe Calderón, y éste le nombró embajador en EEUU entre 2007 y 2013. Hoy, retirado de la carrera diplomática, trabaja como consultor internacional.

10 Jordi Soler 
 

No todos los catalanomexicanos que hoy ocupan puestos de prestigio al otro lado del Atlántico son hijos de las buenas familias catalanas. El novelista Jordi Soler, por ejemplo, una de las figuras más relevantes de las letras mexicanas actuales, y limpio de esa ola, ha dicho en más de una ocasión que su familia pertenecía “al proletariado del exilio catalán ”. Él no se crió, como muchos otros, en México DF, a la sombra de la UNAM, sino en La Portuguesa, una colonia, “llena de bichos”, fundada por su abuelo, Francesc Soler, en la selva de Veracruz.

Soler recrea la historia de esta colonia en la novela Los rojos de ultramar (2004), el intento fallido de reconstruir un mundo catalán en medio de un cafetar. El escritor evoca también el intento de su abuelo de preparar un atentado contra Franco, a la forma en que el padre de Perelló lo había intentado con Alfonso XIII. El complot, que no tuvo éxito, se tramó en los años sesenta y tenía, aparentemente, apoyo logístico y financiero de la izquierda latinoamericana. En cualquier caso, los Soler sí han conseguido a la hora de transmitir el legado cultural y lingüístico de una generación a otra y Jordi evoca, con orgullo, cuando su abuelo Francisco y su hijo Matías hablaban en catalán .

En 2015 Soler publicó la novela Ese príncipe que fui , otra historia que nunca difícilmente habría encontrado de no ser un catalano-exicano cien por cien. Evoca el increíble periplo de Joan Grau –un noble catalán del siglo XVI, que se marchó a América y regresó a Toloriu (Alt Urgell) casado con una hija de Moctezuma– a través de un pretendido descendiente del noble. Soler lo novela, pero realmente el personaje existió. Se llamaba o se hacía llamar Federico Grau Moctezuma, se presentaba como príncipe heredero del Imperio azteca y, por momentos, fue tratado con toda deferencia por un Franco indispuesto con un México que no reconocía la legitimidad de su régimen. Y, así, Soler siempre nos cuenta historias de un realismo mágico, pasen a uno u otro lado del Atlántico.


Fuente → sapiens.cat

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