El "Golpe de Estado" legitimado por el rey Alfonso XIII

El "Golpe de Estado" legitimado por el rey Alfonso XIII

 
Miguel Primo de Rivera, durante su etapa como dictador. ABC. El dictador Primo de Rivera quería convertir España en una potencia económica, «Creó Iberia y Telefónica» (...). Sabermás... ABC.
 
A diferencia de los pronunciamientos decimonónicos o del posterior 18 de julio, la dictadura Primo de Rivera no se fragua en ninguna embajada de una potencia extranjera ni tendrá su respaldo incondicional, sino que hunde sus raíces y motivos en sectores de la propia oligarquía española
 
 
 
13-01-1900. Revista; Blanco y Negro. Un cacique. Dibujo de Maximino Peña. (...). El golpe de Estado de Primo de Rivera (1923), en cuyo programa figuraban de forma preferente el fin de la «vieja política» y la «regeneración del país». Los objetivos que la Dictadura declaraba incluían la simple sustitución de la «minúscula política» de la etapa caciquil, reducida al servicio de las clientelas, por la «auténtica política». Se concebía la labor del dictador casi como la de un mesías que milagrosamente iba a sacar al Estado de su postración. Sin embargo, las medidas contra el caciquismo que aplicó el nuevo régimen tuvieron una corta duración temporal: se suspendieron ayuntamientos y diputaciones, y se sometió a estas instituciones a la fiscalización de las autoridades militares de cada provincia, primero, y de delegados gubernativos enviados al efecto, después. Estos delegados acabaron en muchos casos convirtiéndose en los sustitutos de los caciques, o vieron imposibilitada su labor regeneradora por la resistencia de los propios caciques. (...). Sabermás... Wikipedia, la enciclopedia libre.
 
La Voz de Asturias.
Este nacimiento independiente le conferirá un margen de maniobra desconocido para los regímenes anteriores. En primer lugar, el debilitamiento, tras la Primera Guerra Mundial, del dominio de Inglaterra y Francia sobre sus áreas de influencia, entre ellas España -sometida hasta el momento a un férreo control político y con la dependencia de los sectores oligárquicos- deja a la clase dominante española un margen de autonomía que aprovecha para impulsar el proyecto nacional encarnado en la dictadura de Primo de Rivera. Desde diciembre de 1922 a finales de 1930 la renta nacional en España tuvo crecimientos anuales que duplicaban la media del primer tercio de siglo y eran homologables con la de otros países europeos.
 
 
El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera daba un golpe de Estado en Barcelona, comunicándolo al país a través de un manifiesto. El golpe no encontró apenas resistencia y fue legitimado por el rey Alfonso XIII al encargarle formar gobierno, instaurando así una dictadura militar con mando único, aunque contaría con la asistencia de un directorio militar entre 1923 y 1925. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
El sector industrial experimentó un fuerte crecimiento, incluso por encima del experimentado por la media nacional: progresó a una tasa del 5,5% anual entra 1922 y 1930, a un ritmo similar al de otros países europeos. La inversión bursátil en valores industriales se quintuplicó. Una oligarquía financiera, que se había fortalecido -gracias a la acumulación y concentración de capital producto de la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial- con claro predominio de los sectores financieros ligados a los grandes bancos y la gran industria, se sentía capaz de dar un salto en el desarrollo del capitalismo monopolista en España. Pero la insuficiencia relativa del capital oligárquico hace del Estado -absolutamente fundido con los intereses del gran capital financiero- el principal impulsor desde arriba del desarrollo del capitalismo monopolista de Estado. La política de inversiones de la dictadura se dirigió a los sectores claves: industria básica productora de bienes intermedios (siderurgia y metalurgia, cementos, química), y de bienes de producción (construcción mecánica) e industria eléctrica.
 
 
1923 Alfonso-XIII con el Directorio Militar. (...). La dictadura de Primo fue una solución autoritaria, influida por la llegada al poder de Mussolini en Italia un año antes, y en general con el retroceso de las democracias europeas en el período de entreguerras (unos años después Salazar tomará el poder en Portugal proclamando el Estado Novo, otra dictadura militar que perduraría en diferentes formas hasta 1974). (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
Una parte cada vez mayor de la renta generada fue destinada a la inversión, que se elevó al 21% del PIB en 1929, un máximo que sólo se repetirá treinta años más tarde. Primo de Rivera emprende desde el Estado un vasto programa de obras públicas que, en parte, se basa en las ideas y proyectos de los regeneracionistas. 
 
  • Se planifica la construcción de 7.086 km de carreteras.
  • Se duplica la red de ferrocarriles. Se crean las Confederaciones Hidrográficas para invertir en un plan de regularización de aguas, riegos y electrificación que pretende alcanzar a todo el país.
  • Se impulsan la construcción de pantanos, la modernización de los puertos y la repoblación forestal.
  • Se instaura un nuevo sistema de recaudación de impuestos.
  • Y durante sus seis años de gobierno se construyen 5.000 escuelas, más que en las 4 décadas del régimen anterior. 

 
El general Primo de Rivera, durante un discurso de 1926, ABC. (...). Las primeras decisiones de la dictadura fueron la supresión de las libertades constitucionales, la prohibición de los partidos políticos, la disolución de las cortes y la persecución del anarquismo, condenado a la clandestinidad. El régimen reprimió el catalanismo (prohibición de la bandera y del catalán en público), extendió por toda España el Somatén, una especie de milicia parapolicial conservadora, reorganizó la administración con un fuerte carácter centralista, y creó un partido propio, la Unión Patriótica, con un lema sencillo, religión, patria y monarquía. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
Una firme defensa de la industria y la producción nacional restringe las importaciones, por lo que la demanda interna se dirige a la producción nacional, y el comercio exterior español aumentará en un 300%. La protección del Estado a la producción nacional se brinda a través de subvenciones, exenciones fiscales, ventajas para la exportación, tarifas especiales en los transportes y un trato preferente en las compras del Estado. Y el Banco de Crédito Industrial, el Banco de Crédito Local y el Banco Exterior sustituyen el papel clave que jugaba la banca extranjera. Primo de Rivera y Calvo Sotelo -ministro de Hacienda y muñidor de la política económica- apostaron por nacionalizar las industrias cuyas materias primas eran españolas y que fueran indispensables para la independencia política de España. La creación de CAMPSA es el buque insignia. En 1926, la Shell controlaba el 50% del mercado español del petróleo y la Standard Oil el 35%. Ambas ejercían un férreo monopolio sobre el mercado español provocando la práctica desaparición de los distribuidores autóctonos.
 
Camión de CAMPSA. (...) la dictadura desarrolló una importante política intervencionista en lo económico. Se crearon monopolios estatales (Telefónica, Iberia, Campsa), planificándose multitud de obras públicas (carreteras, ferrocarriles, obras hidráulicas, lo que favoreció el desarrollo de la siderurgia y de la cementera) y se establecieron aranceles a las importaciones. En definitiva, una economía fuertemente dirigida por el Estado. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
Frente al monopolio extranjero en el sector energético -y estratégico-, en 1927 se establece CAMPSA -monopolio estatal de importación, refinado, distribución y venta de hidrocarburos- expropiando a los grandes monopolios extranjeros. Con ello se pretende gestar un sólido conglomerado industrial y energético nacional. Convirtiendo a CAMPSA en cabeza y motor del desarrollo industrial español, impulsando desde el Estado un potente sector energético, químico y petroquímico. La expropiación generó una furibunda respuesta por parte de la Shell y la Standard Oil de Rockefeller, amenazando con el desabastecimiento, y promovieron una agresiva y amplia campaña diplomática contra el gobierno de Primo de Rivera. Sólo la URSS quedaba entonces fuera del reparto petrolero del mundo tejido por la Shell y la Standard Oil, por lo que el gobierno de Primo de Rivera tuvo que alcanzar acuerdos de suministro energético con Moscú. La creación en 1924 de la Compañía Nacional de Telefonía Española (CNTE) es el otro gran hito de desarrollo monopolista. Existía un fuerte desfase entre la oferta telefónica y las crecientes demandas sociales y del aparato productivo. En 1925 las comunicaciones telefónicas se triplicaron en toda España.
 
(...) El directorio civil (1925-1930). Con el régimen consolidado, se sustituyó al directorio militar por un Directorio Civil, integrado por civiles y militares. El régimen trató de legitimarse y perpetuarse, introduciendo elementos aparentemente democráticos, aunque en realidad no lo fueran (Asamblea Nacional Consultiva, simulacro de elecciones, proyecto de nueva constitución). En política social, se creó el Consejo nacional del Trabajo, una institución que aspiraba a resolver los conflictos laborales entre la patronal y los trabajadores. Primo trató de atraerse al socialismo más moderado representado entonces por Largo Caballero, líder de la UGT, mientras que reprimió el anarquismo y el comunismo. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
El régimen de Primo de Rivera despliega por primera vez una política internacional autónoma, dirigida desde los intereses nacionales oligárquicos, cuyo objetivo es zafarse de la excesiva y exclusiva sumisión hacia Francia e Inglaterra. Marruecos, Portugal e Hispanoamérica -el área atlántico-mediterránea, donde las aspiraciones españolas encontraban la permanente oposición francesa, y la vertiente americana, dos pilares desde donde alcanzar un nuevo estatus de potencia regional para España- son las áreas preferentes. El régimen de Primo de Rivera lanzará un proyecto ibérico, estrechando relaciones con Portugal, e hispanoamericano, impulsando las relaciones con los países del otro lado del Atlántico. La dictadura de Primo de Rivera representa el intento de la oligarquía española por levantar un proyecto independiente, aprovechando el margen de autonomía que permiten las excepcionales condiciones creadas tras la Primera Guerra Mundial. Su proyecto es construir, a través de la acción del Estado, un capitalismo monopolista independiente y autónomo de los centros de poder imperialistas. 
 
 
Bolsa de Madrid en 1920. (...). La oposición al régimen fue reorganizándose y creciendo con los años. Sus principales actores fueron: nacionalistas catalanes y vascos (opuestos al centralismo) conservadores y liberales (que aspiraban a la vuelta a la Constitución de 1876), republicanos, muy activos contra la dictadura, los intelectuales (Unamuno, Valle Inclán, Ortega, Blasco Ibáñez), el mundo estudiantil (Cierre Universidad de Madrid en 1929) las organizaciones obreras (CNT-FAI, UGT desde 1927), y hasta el propio ejército (pronunciamiento militar "Sanjuanada" en 1926). Sin apoyos, Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión al rey en el mes de enero de 1930, exiliándose en París. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
Pero que también aspira, en el plano político, a invertir las relaciones semicoloniales entre España y las grandes potencias, ganando autonomía para la defensa de los intereses nacionales. El grado de autonomía alcanzado, y una política en defensa de la industria y la producción nacional, enfrentada a los intereses del gran capital extranjero y que impulse un capitalismo independiente y nacional, permite que el periodo de Primo de Rivera constituya un impulso decisivo a la modernización y desarrollo español. Los núcleos oligárquicos que -a excepción del sector terrateniente, cuyos intereses son lesionados- habían prestado apoyo al proyecto de Primo de Rivera, se plegarán a las presiones del imperialismo, contribuyendo a la caída del régimen y mostrando la incapacidad de la oligarquía para conducir consecuentemente un proyecto independiente del imperialismo. Las fuerzas revolucionarias y progresistas mantendrán su histórica ceguera ante la intervención imperialista, colocando en primer y único lugar el combate a la dictadura por su carácter reaccionario. Lo que les llevará a coludirse con los furibundos ataques del imperialismo contra el régimen de Primo de Rivera.
 
 
(...) El hundimiento de la monarquía (1930-193). Tras el abandono de Primo, el rey Alfonso XIII trató de volver a la normalidad constitucional con el nombramiento del General Dámaso Berenguer, iniciando un breve y convulso período conocido como por la prensa como la "Dictablanda" por la lentitud de los cambios, su indefinición y la falta de capacidad de maniobra ante la crisis económica y el clima político.. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?
 
El proyecto que representa Primo de Rivera no sólo chocó con los intereses del sector más retrógrado de la oligarquía, sino sobre todo con los intereses de las potencias imperialistas. El grado de autonomía y desarrollo independiente que alcanzó España hacen saltar las alarmas en los centros de poder imperialistas, que arrastraran a importantes sectores económicos y políticos españoles, tanto los que habían respaldado la dictadura como los que formaban desde un primer momento la oposición- a una desenfrenada carrera de subversión para acabar, a cualquier precio, con el régimen de Primo de Rivera. Esta reconducción imperialista, junto a la incapacidad de reinstaurar el viejo sistema de dominio de la Restauración en una España que se había transformado cualitativamente, abrirá una grieta hacia un desarrollo incontrolado, por donde se cuelan las aspiraciones de cambio de la sociedad española, desembocando en la instauración de la Segunda República.
 
 
Proclamación de la Republica en la Puerta de sol de Madrid (...) El rey, en un último intento a la desesperada por enderezar la situación, nombró presidente al almirante Aznar, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, estando previstas las generales para el mes de mayo. Las elecciones del 12 de abril se plantearon como un plebiscito entre monarquía y república, con una campaña muy intensa. El sistema caciquil beneficiaba a los monárquicos en los pueblos, pero en las ciudades no. El triunfo arrollador en las capitales de provincia de los republicanos hizo estallar la alegría por toda España. El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República Española y Alfonso XIII abandonaba el país, rumbo a París, y después a Roma, donde abdicaría en 1941 en su hijo Juan. (...). Saber más... ¿Y esto… quién lo paga?Foto: Reddit.
 
FUENTE: EDUARDO MADROÑAL. Publicado por La Voz de Asturias el 27- 07- 2020. Ver enlace.
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LECTURA RECOMENDADA.
 
“La dictadura de Primo de Rivera”. Editorial Almuzara. Libro de Gerardo Muñoz Lorente, investigador y autor de casi un millar de artículos históricos.
 
 
¿Estuvo implicado Alfonso XIII en el golpe de Estado de 1923?, ¿se produjeron mejoras sociales y económicas? ¿Dimitió voluntariamente Primo de Rivera? Los seis años que abarca la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930) supone uno de los periodos de la historia de España menos conocidos, quizás, porque no pocos historiadores la han calificado como un paréntesis vacío dentro de la Restauración borbónica. Hoy sabemos que, en absoluto, fue un hombre campechano sin ideología. Fue el impulsor de una dictadura paternalista y un político astuto, con pocos escrúpulos, que promovió un régimen nacionalista en la línea del resto de las dictaduras europeas contemporáneas. (...). Seguir leyendo... Editorial Almuzara.


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