Sumar: nuevo bipartidismo sobre las cenizas del 15-M
Sumar: nuevo bipartidismo sobre las cenizas del 15-M
Raúl Camargo

Que la izquierda “alternativa” española haya llegado a estos niveles de oportunismo y vacío político e ideológico no es casual ni es responsabilidad única de Yolanda Díaz y sus aliados.

 El acto de presentación del día 2 de abril de la plataforma Sumar, que contó con una asistencia de 3.000 personas, ha despejado buena parte de las incógnitas que este proyecto político liderado por Yolanda Díaz mantenía. Al modo de los últimos “artefactos” de eso que se llamó “nueva política” la operación combinaba un fuerte personalismo centrado en la figura de Díaz, la defensa cerrada y sin matices de la experiencia del gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos y un programa ambiguo y levemente socialdemócrata, aunque no cuestione casi ninguno de los pilares sobre los que se sustenta el capitalismo europeo. En este sentido, tampoco había mayor novedad respecto al proyecto que llevan representando Podemos y Unidas Podemos, al menos desde 2017. Pero el acto de ayer dejó claro que Yolanda Díaz y los partidos que la apoyan (IU, Mas País, Los Comunes, Compromís, Equo, Alianza Verde,…) están dispuestos a hacer el nuevo recorrido prescindiendo de Podemos, otrora la nave nodriza de todos ellos y ahora convertido en una especie de barco pirata al que todos quieren ver a la deriva y con su tripulación saltando al mar o cambiándose de bando. Es una apuesta arriesgada la de Díaz y su gente, pero confían en que el resultado de las autonómicas y municipales del 28 de mayo castigue a Podemos y realce a fuerzas aliadas como Mas Madrid o Compromís.

El contenido del encuentro no fue muy novedoso: perfiles “arquetípicos” como teloneros ( el joven influencer, la tendera, una sindicalista de CC OO) y un par de personalidades significativas: Gioconda Belli y Carla Antonelli. La primera, poeta y escritora histórica del sandinismo, señala que la plataforma de Díaz quiere marcar distancias con regímenes autoritarios de América Latina, como el del tirano Daniel Ortega en Nicaragua, para que en el futuro no la ataquen por ahí. La segunda, figura emblemática de las mujeres transexuales y antigua diputada del PSOE, simboliza que en uno de los temas centrales que ha sacado adelante el Ministerio de Igualdad de Irene Montero se cuenta con uno de los referentes por excelencia, que además acaba de abandonar a los socialistas y parece que puede ir en las listas de Mas Madrid en las elecciones autonómicas. Nada es por azar.

Es de resaltar también la ruptura total de IU y sus sucesores con todo lo que supuso el “anguitismo”, que, con sus límites y contradicciones, pretendía construir un proyecto independiente del PSOE

Respecto al discurso de Yolanda Díaz hubo alguna sorpresa. Ninguna en el terreno programático o de propuesta política, que se podría asimilar a la de Los Verdes alemanes con una dosis extra de laborismo de estos tiempos, es decir, de ese que no roza los beneficios de las grandes empresas y firma reformas laborales que son del gusto de la patronal. Es de resaltar también la ruptura total de IU y sus sucesores con todo lo que supuso el “anguitismo”, que, con sus límites y contradicciones, pretendía construir un proyecto independiente del PSOE y de los consensos del régimen y de la UE. Si con alguna plataforma política previa podemos comparar a Sumar sería con el PDNI de López Garrido y Almeida, ya que cumplen fielmente con las dos premisas que defendían estos a finales de los 90: ser la muleta del PSOE y la expresión política del aparato de CC OO.

Llama la atención también que en un mitin político de este calado, la líder de Sumar no hiciera referencia alguna a la guerra de Ucrania o a la revuelta popular que hay en Francia contra la reforma de las pensiones de Macron. Como son temas sujetos a polémica, prefirió no mojarse. Pero sí hubo sorpresas cuando citó expresamente a los principales partidos y líderes políticos presentes en el acto o que no estaban pero sí la apoyan (como el Proyecto Drago de Canarias) y no hizo mención alguna a Podemos y el día 3 de abril ha reafirmado este ninguneo declarando en una entrevista en El País que no sería un fracaso si Podemos finalmente no se incorpora a Sumar. Y también fue llamativo el ataque directo contra ERC y EH Bildu por su voto contrario a la reforma laboral de Díaz, que dejaba intacta toda la parte de la indemnización por despido de la reforma de Rajoy, a los que acusó de “politiquería” por esta decisión. Fue toda una declaración de intenciones sobre las características de su proyecto: los que se desvían por la izquierda” hacen “politiquería” incluso aunque esas fuerzas, ERC y Bildu, estén sosteniendo las principales leyes y decretos del gobierno de coalición y compartan el núcleo de su orientación moderada y social liberal.

En la moción de censura de Vox, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz hicieron intervenciones complementarias, eso que ahora se presenta como un ticket de cara a las generales. Cabe preguntarse si de cara a estas elecciones no veremos un acuerdo preelectoral entre el PSOE y Sumar en varias circunscripciones donde el partido de Yolanda Díaz tiene imposible conseguir escaño. Dado que la identidad lograda entre ambos es ya muy alta, ¿por qué desperdiciar esos votos y perder la oportunidad de convertirlos en escaños para la inevitable coalición? Preveo que no tardaremos en leer y escuchar estos argumentos por parte de periodistas afines al gobierno.

Sin una estrategia diferente y sin una estructura militante real, al final lo que importa es quién manda en cada momento. Y ahora manda Yolanda Díaz

Que la izquierda “alternativa” española haya llegado a estos niveles de oportunismo y vacío político e ideológico no es casual ni es responsabilidad única de Yolanda Díaz y sus aliados. El terreno para esta deriva estaba ya sembrado desde el giro que la dirección de Podemos, con Pablo Iglesias al frente, dio en 2017, tras el Congreso de Vista Alegre II. Si bien organizativamente el proyecto de Podemos ya había optado por un esquema cesarista donde la militancia, el programa y los círculos no jugaban ningún papel relevante, no fue hasta el giro operado en 2017 con la entrada en el gobierno de Castilla-la Mancha con el PSOE cuando la orientación política viró por completo: de una fuerza que se presentaba como alternativa al PP y al PSOE, en consonancia con el sentimiento dominante durante el 15M de rechazo a las dos patas del bipartidismo, a ofrecerse como muleta de los socialistas en todas partes. Ya no era posible superar al PSOE o construir una organización implantada que aspirara a hacerlo a medio plazo. La única posibilidad ya para Iglesias y los suyos, apoyados por Errejón en eso, era gobernar con ellos como socio minoritario. Ese giro político está en la base de los problemas actuales de Podemos para explicar de forma coherente su posición.

Porque es cierto que Podemos defiende algunas cosas que Yolanda Díaz, Garzón y los Comunes no se atreven a hacer, como la crítica a la OTAN, al envío de armas a Ucrania o la denuncia de los grandes empresarios y los dueños de los medios de comunicación. Pero todo se queda en el proceloso mundo de la comunicación política y el discurso. A la hora de la verdad, Podemos ha votado con el PSOE los presupuestos que incrementan de forma geométrica el gasto militar, los fondos europeos Next Generation que supusieron una gran transferencia de recursos públicos a las grandes empresas y todas las demás leyes y propuestas salidas del Ejecutivo. Y, para el futuro, la estrategia de Podemos sigue siendo la de repetir el acuerdo de coalición con el PSOE en todas partes. Una vez despiezada la organización de estructuras intermedias y sin posibilidad efectiva de control de la base sobre la cúpula de la organización (proceso exportado además al resto de partidos, como IU, o micro partidos como Mas Pais) todo queda en manos de los liderazgos de turno. Pablo Iglesias señaló como su sucesora a Yolanda Díaz y esta aplicó un conocido refrán español: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”. Sin una estrategia diferente y sin una estructura militante real, al final lo que importa es quién manda en cada momento. Y ahora manda Yolanda Díaz. Es curioso por cierto asistir al baile de alianzas y cambios de chaqueta que se dan en cada proceso sucesorio: los que ayer eran enemigos irreconciliables hoy son aliados circunstanciales, o el que ayer juraba lealtad a Podemos hoy se pasa al yolandismo sin muchos escrúpulos. Cosas de los profesionales de la política… Las apelaciones a las primarias abiertas y proporcionales de la dirección de Podemos suenan a excusa, porque muchas veces en el pasado fueron rechazadas por ellos mismos cuando las reclamaba Anticapitalistas y otros sectores. Ahora que se ven en minoría piden lo que nunca concedieron cuando dirigían el espacio del cambio.

El lanzamiento de Sumar, por tanto, es la culminación de un proceso de transformismo de la izquierda española junto con una pasivización de la clase trabajadora y la consolidación de una nueva clase política profesional que proviene de hace al menos un lustro y que ha rebajado de forma dramática las expectativas de cambios profundos surgidas en el 15M. Ahora la izquierda ya solo pretende no parecer serlo y construir proyectos que no apelen al conflicto entre clases ni de los de arriba contra la naturaleza y las mujeres. De cara a las elecciones generales hay ya dos grandes bloques que constituyen un bipartidismo impefecto: el del PSOE-Sumar (al que veremos si se suma Podemos al final) y el del PP-VOX. Volvemos al punto de salida de 2011 y, como entonces, sigue siendo necesaria una fuerza que impulse una posición destituyente, antirégimen del 78 y con perspectiva constituyente, ajena a los partidos de políticos profesionales. No hay atajos para la izquierda anticapitalista no obstante y reconocemos que la derrota de todo este periodo también nos afecta. La extrema derecha ha pasado a la ofensiva pero la crisis del régimen no se ha cerrado. Por eso, necesitamos mantener viva la perspectiva de que puede haber un proyecto político de izquierdas amplio que recupere el espíritu combativo y rupturista. Nos queda perseverar en la conexión con las luchas sociales del presente para poder alumbrar las nuevas herramientas en el futuro que hagan balance de estos años para no repetir los mismos errores.


Fuente → elsaltodiario.com

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