Sociología de la Barcelona republicana

Sociología de la Barcelona republicana
Jordi Ojeda 

Ediciones La Cúpula publica Que el fin del mundo nos encuentre bailando, de Sebas Martín, en el que el autor narra una historia de amor en la capital catalana en los meses previos al golpe de estado que provocó el inicio de la Guerra Civil Española

La sociología es la ciencia que trata de analizar la estructura y funcionamiento de una sociedad, la actual y la del pasado. Aunque no seamos científicos de esa especialidad, entendemos que será importante conocer las costumbres y creencias existentes, las interacciones individuales con el entorno, sea familia, amistades o trabajo, y, suponemos, que será importante conocer también las convenciones de la dinámica social del momento de estudio. Sin duda, la cultura popular coetánea es una fuente inmejorable de datos: las canciones, las novelas, las revistas, el teatro o el cine son fruto de su época y una verdadera cápsula del tiempo imprescindible… como lo son también los cómics.

Sebas Martín (Barcelona, 1961) es un autor que a través de su extensa obra ha contribuido a retratar la sociedad actual, como ilustrador, guionista, redactor y divulgador, y, también, a través de sus cómics y libros publicados en las últimas décadas. Toda su obra comprometida siempre con el colectivo LGTBIQ+. En sus novelas gráficas publicadas por Ediciones La Cúpula, Martín muestra con un estilo costumbrista el devenir del día a día a lo largo de los años de una serie de personajes recurrentes que son, literalmente, nuestros vecinos (las historias acontecen siempre en Barcelona), y a los que les suceden situaciones que, a menudo, no son el tema destacado de los grandes momentos de la historia.


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín
 

Martín escoge como protagonistas de sus obras a las personas que estamos en la periferia de la sociedad, que somos casi todos: los que no queremos la guerra, pero la sufrimos, los que no queremos desigualdades, pero las sufrimos, los que no queremos injusticias, pero las sufrimos… de los que solo salimos en los medios de comunicación como números o, peor aún, como víctimas. La capacidad narrativa del autor facilita al lector acompañar a esos personajes en su vida y comprender las decisiones que toman a partir de vislumbrar las personalidades de cada uno de ellos y la idiosincrasia de su situación personal y social. Y lo vemos a lo largo del tiempo, algo no muy habitual en la ficción en general y en los cómics en particular, es decir, sus personajes crecen, maduran y envejecen.

Todo esa experiencia y ese bagaje técnico y artístico se expone en su máximo esplendor en su última novela gráfica publicada por Ediciones La Cúpula: Que el fin del mundo nos encuentre bailando (2023), en el que el autor realiza un cambio de registro fundamental al trasladar la narración al pasado, y la elección no es baladí: la historia trascurre en los meses anteriores al 18 de julio de 1936, fecha del inicio de la Guerra Civil Española. Martín realiza un trabajo titánico de documentación para plasmar con gran realismo una etapa convulsa, centrando el relato en su barrio natal en la ciudad Barcelona, en una época extraordinariamente interesante como es la Segunda República, y empleando acontecimientos reales y lugares emblemáticos de la ciudad que existieron en su momento, lo que permite contextualizar el relato temporalmente y geográficamente, dotándolo de un gran valor para el lector.


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín
 

Algunos destacados sociólogos reconocen la importancia que tiene en una investigación el análisis de cómo una sociedad estructura la jornada diaria, qué actividades realiza, en qué momento y acompañado de quién. Nosotros acompañaremos a través de las casi doscientas páginas del relato a Tomás, o Tomaset, como le llaman aun los que le conocen desde niño. Tomás se llama como su padre y su abuela, es el menor de tres hermanos, su hermana mayor ya casada (con un sindicalista), y vive con su otra hermana (que, pese a su juventud, se la crítica como «solterona»), sus padres y su abuela ya viuda.

La familia en sí misma ya es una representación de la complejidad del momento y de las penurias: el padre realiza pequeñas tareas en casa para poder ganar algo de dinero después de perder los dedos de una mano en la fábrica textil en un accidente laboral. La madre realiza todo tipo de tareas, especialmente cosiendo y zurciendo todo tipo de ropa. La hermana trabaja en un taller textil y Tomás consiguió entrar en las oficinas donde había trabajado su padre, para realizar trabajos relacionados con la contabilidad de la empresa, lo que popularmente se conocía como «escribiente», dicho así por poner en orden los cuadernos contables o cualquier documento administrativo, a mano en la mayoría de las ocasiones, evidentemente, o con máquina de escribir cuando era posible.


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín
 

Esa constelación de personas con las que interactúa el joven Tomás será fundamental en su vida de diferentes maneras y que el lector tendrá que descubrir, es importante no desvelar los aspectos esenciales de la historia. Pero vale la pena destacar algunos personajes singulares, como Domingo, Tomasa (su abuela) y, sobre todo, Basilio. El Sr. Domingo es el librero al que acude a menudo al ser la lectura su mayor pasión y que puede disfrutar gracias a que los establecimientos permitían alquilar las novelas a un precio mucho menor que el del precio de venta. Domingo se convierte en un aliado imprescindible en la formación del carácter del joven, al recomendar lecturas y eventos claves en el relato y en la vida de Tomás. Una obra fundamental será cuando le deja gratis (muy simbólico el gesto y la recomendación) el Romancero gitano (1928) de Federico García Lorca, y lo será aún más cuando le ceda su invitación a un recital dedicado a Granada que dio el poeta el 19 de diciembre de 1935 en el Casal del Metge, sito en la Via Laietana de Barcelona.

La abuela es una mujer ya mayor pero activa (la vemos siempre haciendo algo: la comida, sirviendo, lavando o cosiendo), una mujer católica y de tradición conservadora (al final del relato tendremos alguna pista de los motivos), que se dedica continuamente a lanzar frases lapidarias contundentes. Os dejo una perla solamente para entender hasta qué punto: imaginen toda la familia sentada en la mesa, la madre y la abuela sirviendo la comida, incluidos la hija casada que ha venido acompañada de su marido sindicalista, y al que la abuela le pregunta «¿Y qué, Manolín? ¿Cuándo van a empezar los tuyos a quemar iglesias y a convertir este país en un centro de libertinaje?», … la verdad es que no se salva nadie de ella. Aunque es una persona noble y será interesante descubrir hasta qué punto.


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín
 

Basilio es un hombre de 35 años, robusto y vigoroso, analfabeto (el porcentaje de la población que no sabía leer ni escribir era cercana al 30% en aquella década, ligeramente mayor en las mujeres), que se gana la vida realizando todo tipo de tareas: conduciendo un camión, repartiendo carbón, realizando chapuzas y participando en peleas de boxeo, legales y no legales. Uno de los lugares donde reparte el carbón es, justamente, la empresa donde trabaja Tomás, lo que le permitirá establecer poco a poco una amistad que llevará a una relación más íntima y a un conflicto provocado por la realidad de dos personas que se quieren pero que provienen de dos mundos completamente diferentes. Dudan del futuro que tendrán juntos, pero es Tomás el que, en realidad, está descubriendo el suyo y debe meditar las consecuencias que tendrá si se destapa su relación. 

El escenario que nos muestra Martín es uno de los pilares de la investigación sociológica: ¿hasta qué punto la interacción social influye en nuestro comportamiento y condiciona nuestras decisiones? ¿hasta qué punto las estructuras sociales limitan nuestras libertades? Otro dato interesante es la evolución en las creencias y valores con el paso del tiempo, y un buen ejemplo es Manolín, supuestamente de izquierdas. En las primeras páginas de la novela gráfica, el cuñado anarcosindicalista le recomienda a Tomás que tire el libro de poemas de García Lorca, «Ese que dicen que es maricón… ¡Los invertidos son presa de un vicio burgués!». El mundo al revés, aparentemente, también pasa algo parecido con la policía que supuestamente nos debe de proteger, y no son, ni mucho menos, lo que aparentan. 


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín
 

La dicotomía entre la estructura de la sociedad y lo que a Tomás y Basilio les gustaría que fuese parece que tenga una separación abismal. En un momento del relato, Basilio le confiesa a Tomás «Es triste tener que esconderse de todos. Los anarquistas nos quieren muertos, y los falangistas… también». La intensidad del relato es especialmente emotiva para el lector, porque nosotros sabemos que, en realidad, ellos estaban viviendo una cuenta atrás que desembocaría en un desenlace terrible y en una despiadada dictadura que se extendería durante décadas. En cierta manera, Sebas Martín nos pone ante nuestro propio reflejo en el espejo para que reflexionemos sobre cuánto ha cambiado la sociedad entre los años treinta y ahora… y, quizás, veamos que, en algunos aspectos, estamos igual, o peor.


Que el fin del mundo nos encuentre bailando de Sebas Martín