Construir un nuevo país: República
Construir un nuevo país: República 
José Manuel García

Es necesario construir una alternativa programática, lo más amplia y unitaria posible, que consiga la hegemonía suficiente para desarrollar un proceso constituyente.

La propuesta republicana que planteamos es un proyecto para el siglo XXI. Pero no podemos olvidar dos referencias históricas: la I y la II República. Épocas y circunstancias históricas diferentes, pero procesos sustentados por valores comunes: regeneración democrática, libertad, justicia, progreso social, educación, cultura y laicidad.

El pasado 11 de febrero se cumplieron 150 años de la proclamación de la Primera República española en 1873. Fue una experiencia corta, en sus once meses de duración tuvo un conflicto entre mantenerse fiel al concepto de la República como un proyecto de sociedad basado en la igualdad política, esto es derechos democráticos, derechos sociales y antimonarquismo, o mantener un orden social tradicional pero prescindiendo de la Corona.

El 14 de abril de 1931, hace 92 años, la ciudadanía acabó con otro régimen monárquico corrupto que hacía aguas en lo social, en lo económico y en lo político. El pueblo exigía mejorar sus condiciones de vida y de trabajo y decidir su destino. Con sus movilizaciones trajo la Segunda República.

No admitimos la inviolabilidad de una Monarquía corrupta, arcaica e inservible. Es la hora de poder decidir la forma de Estado, Monarquía o República.

A pesar de su corta duración -solo cinco años-, del “bienio negro” y de los obstáculos y conspiraciones de los sectores reaccionarios, supuso un proceso de avances y transformaciones políticas, económicas y sociales importante: superación de la monarquía corrupta; limitaciones al poder de la oligarquía; impulso de la educación y de la cultura en un país atrasado y con un 32% de analfabetismo; derechos laborales y el derecho al trabajo como eje de la acción política; la apuesta por la dignificación de las condiciones de vida en el campo; la defensa de los derechos de la mujer; y el rechazo a la influencia de la Iglesia Católica y de los sectores más reaccionarios en la vida diaria de la gente.

El problema es la Monarquía

En la situación actual, siendo grave la corrupción endémica de los Borbones, el problema es la Monarquía. Una institución no democrática, que no hemos votado, que proviene de la dictadura fascista, que hereda la Jefatura del Estado por privilegios medievales de sangre, como se hereda una cuenta en Suiza.

No aceptamos que nos sigan mintiendo. No admitimos la inviolabilidad de una Monarquía corrupta, nada ejemplar, arcaica e inservible. Es la hora de poder decidir la forma de Estado, Monarquía o República.

Y en esta realidad se plantea el proyecto republicano para la España del siglo XXI. Un proyecto en el marco de la construcción de un nuevo país. Una propuesta de República que se configura como alternativa al marco político-constitucional y al modelo económico y social. Un proyecto republicano ligado a la resolución de los problemas reales de la gente, de la mayoría social trabajadora. No se trata solo de poder elegir la jefatura del Estado, que también, se trata fundamentalmente de un nuevo país.

Se trata, en definitiva, de construir una democracia real y, por tanto, participativa y una alternativa para construir una organización económica y social que satisfaga el bienestar de la mayoría y posibilite una vida digna. Siempre, pero especialmente en la situación actual, la República es la mejor salida para la inmensa mayoría de la población y para todos los pueblos del Estado.

Proyecto republicano para la España del siglo XXI

Defendemos la República no como una forma política abstracta, sino como una salida real a las necesidades y reivindicaciones básicas del pueblo, con un contenido político y económico antioligárquico. La República como garante de los derechos políticos, sociales y económicos y base de una sociedad con igualdad real entre mujeres y hombres frente a desigualdades y violencias machistas.

El proyecto republicano que planteamos hoy a la sociedad se sustenta en los siguientes ejes:

Una economía al servicio de la mayoría social, que garantice los derechos sociales fundamentales:alimentación y soberanía alimentaria; trabajo y salario digno; protección social; pensiones públicas dignas; vivienda; educación; medio ambiente saludable y acceso a la cultura. Para ello, control y sujeción al interés general de las oligarquías económica, financiera y mediática de carácter nacional, transnacional o global.

Defensa de lo público como fundamento de la economía productiva y del sistema financiero. Suministros esenciales de electricidad, agua, gas y medicamentos desde el Estado. Defensa de los servicios públicos de Sanidad, Enseñanza y Servicios Sociales.

Sostenibilidad. Ecodesarrollo y defensa del equilibrio medioambiental. La República que proponemos debe incorporar al más alto nivel del nuevo marco jurídico –Constitución y Leyes Orgánicas- la configuración de un modelo económico integral, endógeno y diversificado, eficaz contra el cambio climático, respetuoso con los territorios y ecosistemas del Estado y basado en la sostenibilidad del desarrollo.

Profundización de la democracia, estableciendo y proporcionando a la población los medios para que pueda encauzar su acción política, social o económica y participar de forma efectiva en la vida pública y en la toma de decisiones. Elección y control de todos los representantes de los distintos poderes, empezando por la Jefatura del Estado. Reconocimiento de los derechos democráticos de los pueblos del Estado y de la realidad plurinacionalidad como rasgo constitutivo del mismo. Situar el municipalismo y el federalismo como ejes de la convivencia democrática.

Igualdad legal y real entre mujeres y hombres. La República planteará como una cuestión irrenunciable y central la superación definitiva del modelo patriarcal basado en la discriminación y la desigualdad de género. Toda desigualdad de derechos y laboral de mujeres y hombres será perseguida por ley, sea cual sea la forma legal en que se cobije.

Garantizar el futuro a la juventud. Infraestructuras adecuadas, plazas suficientes y personal que garanticen el derecho a la educación pública para toda la juventud. Acabar con la precariedad, la temporalidad y el fraude laboral que condenan a la juventud trabajadora a minisalarios que no les permiten vivir con dignidad. Servicio público de viviendas que garantice precios de compra y de alquiler asequibles.

Laicismo. Libertad ideológica, religiosa y de creencias y separación real entre las Iglesias y el Estado. Las distintas confesiones religiosas deben financiarse y sostenerse con las aportaciones de sus miembros, sin que ninguna de ellas disfrute de privilegios fiscales. La enseñanza de las religiones no tiene espacio en los centros públicos ni puede sufragarse con el dinero de todos los contribuyentes. Todo esto liberaría importantes recursos económicos que podrían dedicarse a atender necesidades sociales y a crear empleo.

No se puede reducir el republicanismo a conmemoraciones anuales de una República pasada. Hay que ligarla al presente y al futuro

Frente al régimen monárquico es necesario construir una alternativa programática común, social y política lo más amplia y unitaria posible. Una alternativa que consiga la hegemonía necesaria para desarrollar un proceso constituyente que contemple la construcción de un modelo institucional y económico basado en la democracia política y social. Modelo de democracia avanzada que denominamos Tercera República.

Desarrollar el movimiento republicano

Para hacer avanzar el proyecto republicano tenemos que partir de conseguir desterrar tres opiniones sin base bastantes extendidas:

– La idea de que la República es un asunto del pasado (Segunda República).

– Considerar que la República no es un tema prioritario actualmente, idea de algunos sectores sindicales y políticos.

– Aceptar la falacia que estamos ante una monarquía republicana, es decir democrática. La monarquía per se no es democrática.

También es fundamental identificar y extender la realidad de que el proyecto republicano va ligado a la resolución de los problemas de la gente: empleo, precariedad, vivienda, sanidad, educación, igualdad, etc. La República como una salida real a las necesidades y reivindicaciones de la ciudadanía, con un contenido antioligárquico y al servicio de la mayoría de la población.

Partiendo de lo anterior, para que avance el proyecto republicano dos cuestiones necesarias:

– Hay que pasar de las palabras a los hechos. Y para ello: no reducir el republicanismo a conmemoraciones anuales de una República pasada. Es necesario que la propuesta republicana sea uno de los objetivos básicos, vinculado al trabajo político cotidiano del conjunto de la militancia de las organizaciones republicanas. La República ligada al presente y al futuro, a la construcción de un nuevo país.

– Trabajar por el desarrollo del movimiento republicano. Para avanzar en la alternativa republicana es fundamental la acción coordinada y la movilización unitaria del conjunto del movimiento republicano. En noviembre de 2018 se celebró el I Encuentro Estatal por la República, espacio amplio, plural y unitario de las plataformas/coordinadoras y organizaciones republicanas de los distintos territorios, que ya está organizando su II Encuentro Estatal. En él se hizo un llamamiento a realizar en el conjunto del Estado acciones unitarias por la República durante la primavera: actos, mesas redondas, conferencias, debates, proyección de películas o documentales; y movilizaciones: concentraciones, manifestaciones, caravanas,…

La realidad actual es compleja y difícil. Se trata de retroceder o de seguir avanzando para construir un nuevo país. Se llama República.

(*) Coportavoz del Encuentro Estatal por la República


Fuente → mundoobrero.es

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