Cipriano Martos, el joven obrero granadino que luchó contra el franquismo en Cataluña
Cipriano Martos, el joven obrero granadino que luchó contra el franquismo en Cataluña / María Andrade

Sometido a una brutal tortura en 1973 que acabó con su vida, el régimen franquista trató de ocultar su caso. La familia de Cipriano Martos ha luchado desde entonces para contar la verdad y recuperar sus restos, que han sido exhumados e identificados en Reus medio siglo después.  

Cincuenta años después de las torturas que acabaron con la vida del joven obrero granadino Cipriano Martos Jiménez, de negar a la familia la posibilidad de despedirse durante su agonía, velar su cuerpo y acudir a su entierro, las pruebas de ADN han confirmado que los restos exhumados en una fosa común del cementerio de Reus (Tarragona) corresponden al militante antifranquista.

Sus padres murieron con la pena de no haberlo visto, relata en una conversación con El Independiente de Granada Antonio Martos, uno de los cinco hermanos de Cipriano. "Todos vivimos. Yo soy el mayor y él era el que venía detrás". Para la familia, la exhumación y la identificación de sus restos es importante. "Al menos se ha aclarado que es verdad, que estaba allí". Enterrado "a cuatro metros de profundidad" junto a otras 40 personas en la fosa 11 del cementerio de Reus.

Antonio Martos, en el cementerio de Reus, sostiene una fotografía de su hermano enmarcada. Es la misma imagen que ilustra la portada de este reportaje. Fotografía aportada por Francisca García, compañera de militancia de Cipriano Martos.
 

A ninguno de ellos, a excepción de Cipriano, como explica Antonio Martos, se le había practicado una autopsia. Y había otro dato clave, antes del análisis de ADN para su identificación: en los restos quedaba el rastro de una fractura ósea que sufrió siendo un chaval. "Se cayó de una bestia y se hizo daño en la clavícula", agrega.

La labores de exhumación comenzaron en diciembre del pasado año y en febrero la familia recibió la noticia de la identificación

La labores de exhumación comenzaron en diciembre del pasado año y en febrero la familia recibió la noticia de la identificación. El propio president de la Generalitat, Pere Aragonés, lo escribió en su cuenta de twitter: "Hoy es un día emocionante para la familia del militante antifranquista Cipriano Martos e importante para la memoria del país: después de 50 años, se han identificado sus restos".

Ahora esperan autorización para poder trasladarlo a su tierra natal para enterrarlo en Huétor Tájar. Aunque el lugar en el que se criaron es término municipal de Loja, está más cerca de Huétor Tájar, y allí se le dará sepultura. Hasta su exhumación, en la fosa de Reus había una placa que lo recordaba. La pusieron sus compañeros y personas que le conocían, cuenta su hermano. "Y se ha respetado".

Placa que los compañeros de Cipriano Martos colocaron en la fosa de la que finalmente ha sido exhumado.
 
Los homenajes de sus compañeros y compañeras se han sucedido durante años, evitando que su caso cayera en el olvido. Fotografía facilitada por Francisca García.

Cipriano, como haría después su hermano Antonio, emigró a Cataluña, donde, tras un paréntesis para trabajar de nuevo en Andalucía, se asentó y tomó conciencia y militancia política

Cipriano, como haría después su hermano Antonio, emigró a Cataluña, donde, tras un paréntesis para trabajar de nuevo en Andalucía, se asentó. En esa etapa, ya con su hermano también en Sabadell, recalaron en la casa de una prima hermana. Pronto tomó conciencia política, según las investigaciones que han indagado en su vida, entre ellas la del periodista de la Agencia EFE Roger Mateos, la más completa y que ha desvelado detalles de su militancia y su muerte. Así, el joven granadino, ya curtido en trabajos en fábricas y en la construcción, militó en el PCE (marxista leninista) y el Frente Revolucionario Antifascita y Patriota (FRAP).

Antonio Martos, a la izquierda, en una de las presentaciones del libro dedicado a su hermano escrito por Mateos. 
 

A medida que ese compromiso político crecía, y también su lucha antifranquista, fue alejando el peligro que esa militancia representaba de su familia. "Ya en el último año no teníamos pistas sobre él". Un último año de intensa actividad clandestina.

En Reus, en el verano de 1973, después de llevar a cabo una de esas acciones, fue detenido por la Guardia Civil. Conducido al cuartel, fue sometido a brutales jornadas de torturas que incluyeron obligarle a ingerir ácido sulfúrico. Este último paso lo condujo a la muerte. Fue trasladado a un hospital, donde agonizó durante 20 días hasta su fallecimiento el 17 de septiembre.

La familia fue avisada a través del Ayuntamiento de Huétor Tájar

El aviso de la muerte llegó a la familia en Granada, a través del Ayuntamiento de Huétor Tájar, recuerda Antonio Martos. "Mi padre no estaba en condiciones de viajar, y lo hicieron mi madre y dos hermanos", de 18 y 24 años. Su primera parada fue el cuartel de la Guardia Civil, donde "no obstuvieron respuesta ninguna". De ahí, al cementerio, donde les confirmaron que nadie que respondiera a ese nombre había sido enterrado. Después, el hospital.

Pese a solicitarlo insistentemente, dos agentes negaron a su madre la posibilidad de entrar

Pese a solicitarlo insistentemente, dos agentes negaron a su madre la posibilidad de entrar. Tuvieron que callar y renunciar porque se vieron en peligro. "Mi madre tenía 60 años y la empujaron y trataron mal, imagínese lo que le habría ocurrido a mis hermanos tan jóvenes".

Finalmente, en el cementerio un trabajador les confirmó que se había llevado a cabo el enterramiento. "La tierra estaba recién movida".

El franquismo trató de ocultar este caso y propagó la idea de que había tomado voluntariamente el líquido corrosivo. Las investigaciones como la citada de periodista Roger Mateos, autor del libro 'Caso Cipriano Martos: vida y muerte de un militante antifranquista', además de otras investigaciones memorialistas y documentales, evidencian la estrategia franquista para tapar un horrible crimen.

Cipriano Martos. Foto: ciprianomartosjimenezinmemoriam.blogspot

"Mi hermano estuvo veinte días enfermo y nadie pudo entrar al hospital, ni los abogados que lo intentaron"

"Mi hermano estuvo veinte días enfermo y nadie pudo entrar al hospital, ni los abogados que lo intentaron". "Mi madre lo llevó fatal y mi padre igual. Duró siete años más y murió con toda la pena de no haberlo visto", recuerda. Su madre murió dos décadas después. Se pasaba el día llorando de pena. En sus últimos ocho o nueve años, con alzhéimer, "todos le parecían guardias civiles que iban a hacerle daño".

Un caso que se incluyó en la querella argentina

Recuperar los restos de Cipriano Martos ha sido un largo camino en el que el caso del joven obrero se ha incluido en la querella argentina contra los crímenes del franquismo, promovida por organizaciones y familiares en búsqueda de una investigación que no se ha llevado a cabo en España. En el marco de esa querella ya se intentó, en 2016, sin éxito, la exhumación, que ha llegado ahora, en un momento en el que se están impulsado las políticas de Memoria Democrática y las exhumaciones.

Plaza dedicada a Cipriano Martos.
 

Antonio Martos ha agradecido a los integrantes del colectivo memorialista de Cataluña y Baleares que le ha acompañado y a todas las personas que han colaborado para poder exhumarlo.

Poema dedicado a Cipriano Martos escrito por Jesús Muñoz Llamas:


Balas o lágrimas

Amigo no me digas
que todo esto que pasa
son cosas de la vida.
Yo no quiero una vida
mezclada con tanta lágrima.
Hoy mismo creo
que las mías se han acabado
junto a un obrero
muerto dentro del hospital.

Allí se fue mi último llanto.
Sacado de un cuartel de Reus,
a los diez días muere
un obrero en un hospital.

¡No! No fue muerte natural.
Antes ya pasó
por manos de sus verdugos
para después morir solo.
Para morir en silencio, solo
en una habitación cualquiera
sin dejar que nadie lo viera.

Obrero revolucionario,
trabajador de la construcción.
Me parece, amigos,
que aquellos días
a muchos hombres
se le acabaron las lágrimas,
para que pudieran elegir
entre las balas o las lágrimas.

Son tantas veces que matan obreros
que se termina por tener que elegir
entre balas o lágrimas.
Lágrimas o balas,
¿con cuál me quedo?
¡es ya tan tarde!
En el hospital solo, sin recibir a nadie
ha muerto un obrero.
Sin nadie que le diga
nada, nada,
¡entendéis!

Balas o lágrimas
ya no puedo elegir,
es demasiado tarde
¡casi no quedan lágrimas!
 
Nuestro agradecimiento a Antonio Martos y a Francisca García por ofrecer a El Independiente de Granada su colaboración para publicar este nuevo reportaje en el Foro de la Memoria. 
 

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