
El periodista especializado en extrema derecha publica el libro 'Vox: el retorno de los ultras que nunca se fueron'

¿Se tiene que informar de la extrema derecha?
Es la tercera fuerza política en España y la cuarta en Catalunya. Y
ellos pueden marcar la agenda. En el Parlament ahora son irrelevantes,
pero en muchos ayuntamientos lo han sido. Hace ocho años, cuando
Plataforma per Catalunya tenía 67 concejales, en municipios donde tenía
tres decidían si ganaba el gobierno o la oposición. En Italia están
gobernando y en Francia están presentando una moción de censura.
El problema quizás es cómo se ha hecho.
Sobre todo la estrategia de Vox de decir disparates para que la gente
opine... Aquello que decía Josep Anglada: lo importante es que hablen de
mí, aunque sea mal. Recuerdo cuando Abascal habló de despenalizar la
tenencia de armas y la defensa propia. Y todos los medios hablando de
eso y de ellos. Hay que hablar de ellos para mostrar sus contradicciones
y sin mostrarlos como robinhoods folloneros. El problema es cuando empiezan con bulos. Si entras en la rueda o no. Es complicado.
Ana Rosa Quintana invitaba al neonazi Manuel Canduela, líder
de Democracia Nacional, y lo presentaba como "experto en problemas de
inmigración". Un neonazi.
Bueno, ¡pero sube audiencia!
Sí, pero un neonazi.
Dice "yo no soy racista, pero los moros no se van a integrar y quieren
que todas laso mujeres vaya cono burka". Dice eso y sube la audiencia.
Este es el drama.
¿Así se ha creado el monstruo?
No, el monstruo se ha creado solo. Nadie hacía caso a Vox. Fue Ortega
Smith picando piedra en los tribunales con el procés que consigue salir
en los medios. Salía de la Audiencia Nacional con cuarenta micrófonos,
el fiscal no hacía declaraciones, el juez tampoco y él sí.

Hay muchos elementos de las 100 medidas de Vox que coinciden con los 27 puntos de la Falange
Durante muchos años se había dicho que España era la excepción europea por no tener extrema derecha.
No estaba en los parlamentos. Solo hubo Plataforma per Catalunya con 67
concejales. Pero afortunadamente aquí creo que no hay tanto sentimiento
xenófobo como en otros lugares de Europa. Después de los atentados del
11-M en Madrid y del 17-A, no pasó nada. En cambio, en Alemania, cuando
llegaron los refugiados, cada semana había asalto a un centro de
menores, a una mezquita, a un albergue... Aquí la extrema derecha ha
emergido por el "España es una y 51".
En Madrid dicen que el independentismo "ha despertado" la extrema derecha.
Da el salto con este tema, pero no quiere decir que sea culpa del
procés, como dijo un día Pablo Iglesias. Pero con el aborto y la
inmigración no conseguía apoyo. Y con el tema de la unidad de España sí
que lo consigue.
¿Cómo definiría ideológicamente a Vox?
Un partido muy populista que teóricamente coge los valores
ultracatólicos (aunque ellos no los cumplan en la vida privada), que
añora el franquismo y sobre todo que recupera los valores e ideas de la
Falange: "España como una unidad de destino". La única persona que ha
hecho un corpus ideológico es Jorge Buxadé. Muchos otros son simples
oportunistas metidos en política, como Abascal.
Buxadé viene del falangismo, como Ortega Smith. No solo es
que sea una escisión del PP. ¿Vox es una modernización o actualización
del falangismo?
La Falange, en sus inicios, recoge aquello de "el sindicato, la familia y
la corporación profesional". Hay muchos elementos de las cien medidas
de Vox que coinciden con el ideario de la Falange y con la ley de
principios fundamentales del movimiento. Pero se olvida de lo que
reivindicaba el Ortega Smith de joven, que es la "república laica, la
banca, y la revolución nacionalsindicalista". Hay una gran similitud de
los valores e ideas de la Falange y el "todo separatismo debe ser
contenido" con Vox. Eso viene de la Falange por parte de Ortega y
Buxadé.
Aquí el cordón sanitario no se tenía que hacer a la ultraderecha, sino a los "sediciosos". Y por eso se normalizó Vox desde el primer día
¿Es una evolución en el siglo XXI?
Se ha cogido esta parte. Los 27 puntos de la Falange. El falangismo
dice: "La Constitución vigente, en cuanto incita a las disgregaciones,
atenta contra la unidad de destino de España. Por eso exigimos su
anulación fulminante". Vox lo dice con el Estado autonómico. Hay
paralelismos. La parte socializante de la Falange, en cambio, no la
cogen. Aquí se imponen las ideas de Rocío Monasterio e Iván Espinosa de
los Monteros, que son Tea Party.
Pero al mismo tiempo intentan interpelar a la clase trabajadora, montan un sindicato...
Sí, pero económicamente son mucho más ultraliberales. Han hecho el
sindicato, pero tienen muy poca gente. Ni las formas. El presidente del
sindicato es diputado autonómico en Andalucía, vive de este sueldo, pero
está siempre en Madrid.
En el libro hace una descripción psicológica de Ignacio Garriga.
Hace intervenciones muy pobres. La semana pasada estaba en TVE y no
tenía ni idea de nada. Y parece que se indigne cuando se entera de las
cosas. Y parece que incluso exagere, porque la gente que lo conoce de
Sant Cugat dice que era un buen chico, catalanohablante... Anglada y
Albiol nunca han hablado de los barrios como "estercoleros
multiculturales". En cambio, lo dice Garriga, una persona que es
mestiza, y se queda tan pancho.
Quizás ahora la excepción española ahora es que, tan pronto
como ha irrumpido la extrema derecha, la derecha tradicional la ha
normalizado y abrazado.
Lo hicieron el primer día. Les unía una cosa: la foto de Colón. Es eso
lo que los ha aglutinado. El discurso de Ciudadanos cada vez es más
indistinguible. El PP catalán votaba a favor o en contra de las leyes de
normalización lingüística, pero no las recurría. Empezó con Arrimadas.
Aquí no hay cordones sanitarios...
Es que aquí el cordón sanitario no se tenía que hacer a la ultraderecha,
sino a los "sediciosos". Y por eso se normalizó a Vox desde el primer
día, aunque después se les gire en contra.

Si Feijóo depende de los escaños de Vox para ser presidente, no hará repetir las elecciones
La estrategia de la izquierda española también ha sido de decir que viene el lobo y al final la gente ya no se lo cree.
El problema es que la gente ya no ve a Vox como el lobo. Y dice: mira,
Meloni gobierna en Italia, con el tema de Ucrania se ha puesto de
acuerdo con la Unión Europea y no lo hace tan mal. Y eso contribuye a
legitimar la extrema derecha. La normalización de Meloni también hará
que se vea a Vox como un partido de gobierno.
¿Voz plausible un gobierno Feijóo-Abascal?
Ahora tiene 52 diputados y es irrelevante. Si a Feijóo le faltan doce,
los tiene: PNV, Coalición Canaria... Pero si necesita más, solo lo tiene
con Vox. Ya veremos qué pasará. Pero si los números dan eso, el PP no
hará repetir las elecciones. Y entonces el problema será sobre todo
Catalunya. Se endurecerá el Código Penal y sobre todo se atacará la
escuela en catalán. Es lo que más miedo me da: que se carguen la
inmersión lingüística. Será un retroceso mortal.
Vimos el asalto al Capitolio. Hemos visto el asalto a las
instituciones del Brasil. ¿Podría pasar lo mismo en España con los
voxistas? Hemos visto cómo alimentan las sospechas contra el voto por
correo, el relato del "gobierno ilegítimo"...
Es mucho más fácil en un sistema presidencialista. Aquí, como es
parlamentario, es más complicado. Ahora bien, si depende de un escaño y
aquel escaño está pendiente de cuatro papeletas por correo que estaban
rotas, podría pasar.
Fuente → elnacional.cat
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