La República de los maestros
La República de los maestros 
Emily Bella 
 
  • Sabadell rememora en una exposición la creación de la escuela del Bosque de Can Rull, ejemplo de la renovación educativa impulsada durante el período republicano en todo el país para combatir el analfabetismo
  • La muestra reivindica la labor de los educadores, posteriormente depurados y perseguidos por el régimen

 

El presidente de la Generalitat Francesc Macià puso el 5 de marzo de 1933 la primera piedra de la futura escuela unitaria mixta del Bosque de Can Rull de Sabadell, impulsada por el gobierno municipal del alcalde Salvador Ribé con la contribución popular y del gobierno de la Segunda República, que se convirtió en punta de lanza de la renovación de la enseñanza en la capital del Vallès Occidental. En el conjunto del país se crearon alrededor de 128.000 puestos escolares, que significaban más de 80% del déficit existente en ese momento. No en vano, se trata de un período conocido como la República de los maestros, objeto de una exposición que puede verse en el Museo de Historia de Sabadell, comisariada por el historiador Genís Ribé.

Se quería una escuela pública, unificada, laica, obligatoria, mixta y fundamentada en valores como la solidaridad. En Sabadell, la tasa de analfabetismo era muy elevada, con un porcentaje de población infantil sin escolarizar que había superado el 50%. En 1931, con 8.750 niños, 5.381 estaban escolarizados, poco más de un millar en escuelas públicas. La escuela de Can Rull empezó a funcionar el curso 1934/35, en parte gracias a la reivindicación vecinal de la Comisión Pro-Escuela de Can Rull, presidida por Jaume Òssul Crusafont, que organizó una suscripción popular para contribuir a los gastos de las obras.

“La escuela republicana del Bosque de Can Rull representó un hito para la política municipal del tiempo de la República y es un edificio que todavía tenemos entre nosotros y todavía tiene su función educativa, es la escuela de adultos de Can Rull”, explica Ribé.

La muestra ha permitido recuperar y reivindicar los nombres y apellidos de los maestros que trabajaron, Brígida Sal·lari Cañadell (nacida en Girona, de 24 años, maestra de parvulario), Joan Boixareu Ginestà (de Sant Iscle de Vallalta, 23 años, maestro de los chicos de 8 a 14 años) y Carme Hernández Gutiérrez, que se encargaba de las chicas, de 6 a 14 años. En 1936 Julia Girón Aragües sustituyó a Salario. “Es importante reivindicar el papel que tuvo esta gente y lo que vivieron, que se interrumpió con la guerra. Sufrieron depuración y perdieron su trabajo”, recuerda el historiador.

En el primer curso se escolarizaron 28 niños y 27 niñas en párvulos y 26 niños en la clase de chicos –de las chicas no se tiene registro–. En enero de 1936 constan 124 alumnos (62 en parvulario). El centro se integró en el Consejo de la Escuela Nueva Unificada (CENU), del que dependía el sistema educativo público, inspirado en los principios pedagógicos de libertad, coeducación y racionalismo. La escuela de Can Rull se pasó a llamar Escola Natura. La guerra hizo estragos también en la enseñanza. En febrero de 1937 se trasladaron las alumnas a los Escolapios y el centro aguantó la actividad hasta mediados de 1938.

Una de las alumnas, Isabel Òssul, dejó escritas unas memorias autoeditadas en el 2005 que tituló Recortes de mi vida , que dan testimonio de hasta qué punto la enseñanza de la escuela republicana impactó en aquella hornada de niños: “La señorita que tuve de profesora era una persona que tenía mucha sensibilidad, que sabía cómo llegar a los sentimientos de las niñas, estimular la colaboración, era muy amante de la naturaleza y tenía un carácter firme. Convencía más que regañaba.” Se refería a Carme Hernández.


Persecución

Boixareu fue llamado al frente y se incorporó al ejército republicano. Acabó desertando y se escondió en Sabadell hasta el final de la guerra, pero fue depurado por motivos ideológicos como simpatizante de izquierdas y sancionado e inhabilitado con un traslado a Vic durante dos años. En paralelo se le abrió un consejo de guerra sumarísimo como combatiente republicano, pero finalmente no prosperó. Se afilió a la Falange.

En el caso de las maestras, Sal·lari fue apartada del servicio en 1940. Hernández, en 1941, y Girón fue inhabilitada para desempeñar cargos directivos y fue trasladada durante cinco años. Según recoge la muestra, los cargos de las depuraciones fueron no haber solicitado el reingreso en el trabajo una vez terminada la guerra y, en el caso de Girón, “por motivos ideológicos y políticos (nacionalismo, separatismo o catalanismo)”. En Sabadell se abrieron 38 expedientes de depuración a maestros estatales.

A partir de abril de 1939, ni coeducación, ni laicismo. La escuela vivió un cambio radical y pasó a albergar clases de catequesis. En la década de los 40 volvió a impartirse primaria bajo el nombre de Grupo Escolar Mosén Cayetano Clauselles, un sacerdote sabadellense asesinado el 14 de agosto de 1936. En 1942 se celebró en el edificio la primera misa del barrio. En la Transición se detuvo la actividad hasta que, en el curso 1988/89, se estableció la Escuela de Personas Adultas. El pasado año el edificio fue incluido en la red de espacios de memoria del Memorial Democrático.

De hecho, la muestra se enmarca en la exposición compartida La escuela, ¡luz de libertad! de la Red de Museos Locales de la Diputación de Barcelona, basada en la renovación pedagógica republicana a través de diecisiete experiencias municipales, desde la escuela de la Carpa de Montcada i Reixac (cuya primera piedra puso el consejero de Cultura Ventura Gassol), en la construcción de las escuelas graduadas públicas de Roda de Ter o las colonias en la Escuela de Mar y la Escuela Racionalista de la Torrassa, en Hospitalet de Llobregat. En Ripollet, por ejemplo, el Ayuntamiento construyó en 1931 un edificio para la escolarización de niñas, la primera oportunidad real de educación pública para este colectivo en el municipio, en catalán, laica y con valores republicanos. Las alumnas editaban e imprimían la revista Sempre Avant . Los maestros Sámara Vicente y Josep Pallerola sufrieron, cómo no, la represión con la llegada de la dictadura. Acusados de auxiliar a la rebelión y de imponer la ideología socialista a los niños, fueron condenados a prisión. Al salir de ella ya no pudieron volver a ejercer la profesión.

La República dignificó la figura del maestro, al que dotó de formación y una buena retribución, y planificó la creación de miles de escuelas. El lema del CENU, nacido el 27 de julio de 1936, era “ningún niño sin escuela y ninguna escuela sin maestro”.




Fuente → elpuntavui.cat 

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