Josep Bertran de Quintana, el juez que persiguió los crímenes en la retaguardia catalana durante la Guerra Civil
Josep Bertran de Quintana, el juez que persiguió los crímenes en la retaguardia catalana durante la Guerra Civil / Sergio Giménez

Josep Maria Bertran de Quintana (Sant Gervasi de Cassoles, Barcelona, 1884 – México DF, 1960) fue un jurista y político de ideas progresistas, federales, pacifistas y laicistas. Secretario de Lluís Companys, participó en la proclamación de la República desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, el 14 de abril de 1931. Ya durante la Guerra de España fue nombrado juez instructor del sumario de los cementerios clandestinos en la retaguardia republicana catalana, encargado de perseguir a los ejecutores y localizar a las víctimas de la violencia revolucionaria de los primeros meses de conflicto.

Hijo menor de un teniente coronel de artillería del ejército bien relacionado con la burguesía catalana, tuvo una hermana y tres hermanos: Miquel será un reconocido arquitecto modernista; Tomás ocupará cargos importantes en el Ayuntamiento de Barcelona durante los años de la Dictadura de Primo de Rivera. Estudió en el colegio Sant Agustí de Barcelona y el bachillerato en el Institut Girona hasta 1897, cuando comenzó Derecho en la Universidad de Barcelona. Sin embargo, acabada la carrera se dedicó a los negocios, por lo que residió dos años en Francia y, ya en los años 20, en México, donde ocupó el cargo de secretario general de la Cámara de Comercio española. El dinero amasado durante esta época junto con la administración del rico patrimonio familiar de Valentina España de Digione du Palais, con quien se casó en 1923, le permitieron dedicarse a su verdadera vocación cuando volvió a Barcelona: la política.

Con gafas de sol junto Companys, que en ese instante llevaba en sus manos la vara de alcalde . Fuente: Fundació Irla
 

Entabló amistad con Lluís Companys, a quien llegó a dar cobijo en su casa cuando era perseguido por la policía en los últimos meses de la monarquía alfonsina.

Fue su secretario político y uno de los fundadores de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en marzo de 1931, en cuyas filas se presentó a las elecciones municipales del 12 de abril por el distrito II de la Ciudad Condal. Dos días después, formó parte del grupo que salió al balcón del Ayuntamiento de Barcelona junto a Companys en la proclamación de la República, además de colaborar en la redacción del documento de declaración de la República Catalana que leyó a continuación Francesc Maciá desde el entonces Palacio de la Diputación (hoy de la Generalidad).

En su puesto de regidor de la ciudad de Barcelona llevó a cabo una importante tarea de mejora de barrios, sobre todo los más pobres; promovió la cultura mediante la creación de la Universidad Democrática, que ofrecía formación general en diversas ciencias a los obreros, e investigó algunas irregularidades económicas detectadas en los ejercicios anteriores. Por otro lado, desarrolló una intensa actividad como articulista en los diarios L’Opinió, El Diluvio y, sobre todo, La Humanitat (órgano de la ERC), así como numerosas charlas y conferencias para explicar y difundir sus ideas.

Con el objetivo de evitar el ascenso del fascismo y una conflagración mundial, desde mediados de 1932 puso empeño en crear el Comité Catalán contra la Guerra, sección del Comité Mundial de Lucha contra la Guerra Imperialista, presidido por los escritores franceses Romain Rolland y Henri Barbusse. Fundado oficialmente el 3 de diciembre, en un primer momento la sede se ubicó en su domicilio, Vía Layetana 56, y más tarde en el Ateneu Enciclopèdic Popular. Entre sus miembros encontramos a personalidades como Martí Barrera, Jaume Miratvilles, Jordi Arquer, Andreu Nin o Ángel Pestaña, entre otros, y el propio Bertran de Quintana llegó a ocupar la presidencia. Para los historiadores Oriol Dueñas y Queralt Solé (2012, p. 45), su afán pacifista pudo llevarlo a ingresar en la logia masónica Lealtad, dondeadquirió el rango de orador adjunto.

Desde mediados del 33, rodeado de compañeros de ERC sin experiencia política –como él— en el Ayuntamiento de Barcelona, fue distanciándose del partido por desavenencias internas en asuntos como la confección de la lista de candidatos para las elecciones generales de noviembre de 1933, en que en principio debía figurar y se le descartó, o a la influencia cada vez mayor de Estat Català en ERC y en sus Juventudes (JEREC). La ruptura personal definitiva llegó en octubre, a cuenta del conocido desfile de los escamots el domingo 22 en el Estadio de Montjuic, y en un ambiente marcado por la escisión del partido agrupada en torno al nuevo Partit Nacionalista Republicà d’Esquerra (PNRE). En el acalorado debate que suscitó la cuestión del desfile en la Sesión plenaria de Consejo municipal de día 27, nuestro hombre fue expulsado por el portavoz de su propio grupo, Joan Casanovas, al romper la disciplina de partido y hablar como presidente del Comité Catalán contra la Guerra:

Nosotros atacamos el fascismo en todas sus formas. ¿Fue el desfile fascista? Ahora puede que no, pero va camino de serlo. Creo que aún se está a tiempo de ahogarlo.

El fascismo es una voluntad de poder y de imperio. No creo que Estat Català se haya manifestado en este sentido, y ha de defender este punto de vista si aún está dentro del partido. (Rumores) Los uniformes son un peligro para la democracia. La Esquerra defiende a los sokols

y a los boy-scouts, cuando debería atacarlos porque son un principio de fascismo. La violencia no produce más que otras violencias. Defender la democracia con violencia no es defenderla, porque es militarizarla y destruirla. Veo un peligro en la Esquerra que puede estimular otros fascismos. (El sr. Casanovas ríe) El partido de ERC va camino del fascismo porque los uniformes y las camisas verdes lo encandilan.

[…] Hay que reconocer que la Esquerra está en manos de las Juventudes; si quiere una Cataluña demócrata, hace falta encauzar a estas juventudes. Si la Esquerra pretende ser izquierdista y tener respeto a sus hombres –porque yo he sido una víctima de Estat Català— se hace necesario combatir estos procedimientos.

Hace tiempo que sé que no me quieren; por esto ahora debo lanzarme a la defensa de la democracia. La separación de la Esquerra me permitirá dedicarme a la obra de la fraternización universal a que aspiro. Lo que corresponde ahora, y la Esquerra no hace, es menos discursos y más obra práctica. He sido requerido por mi organismo para que me defina contra el fascismo, y dentro de la Esquerra, si no lo son todos, hay fascistas. La Esquerra no se defenderá nunca con los escamots, sino con el pueblo y con obreros y no con palabras.

Pese a la expulsión, continuó en su escaño hasta las elecciones municipales del 14 de enero de 1934. Siguiendo su orientación pacifista, en noviembre se opuso a la construcción de un monumento dedicado a los voluntarios catalanes de la Primera Guerra Mundial, proponiendo en su lugar invertir las 60.000 pesetas de la escultura en becas para los hijos de los voluntarios.

Acto de celebración de la festividad de la Buena Voluntad, en conmemoración de la primera Conferencia de Paz celebrada en La Haya en el año 1899. Saló de Cent, Ayuntamiento de Barcelona. Foto: Sagarra y Torrents. Fuente: ANC.
 

Sabemos que, en el Comité Catalán contra la Guerra, Bertran de Quintana había colaborado con Ángel Pestaña. Pues bien, en fecha indeterminada se afilió al Partido Sindicalista (PS) y colaboró en su prensa (El Sindicalista), mítines y diversos actos públicos entre 1935 y 1936. También se adhirió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Durante el golpe de Estado de julio del 36, formó parte del Consejo Ejecutivo del PS que trataba de coordinar a sus militantes y encabezó la asesoría jurídica del PS, dedicada a legalizar las incautaciones realizadas al calor de la revolución.

A propuesta del partido, en septiembre fue elegido abogado Jefe de la recién creada Oficina Jurídica de Girona, donde desarrolló tareas relacionadas con el Derecho laboral y la persecución de opositores a la República. Suprimidas las Oficinas Jurídicas en noviembre, fue nombrado por el Consejero de Justicia de la Generalidad, Andreu Nin, Juez interino responsable del Juzgado Popular Local de Barcelona nº15. Su carrera judicial se afianzó a mediados de junio de 1937, con la designación como Magistrado y Presidente del Tribunal Industrial de Barcelona.

Sin embargo, no llegó a comenzar su labor porque fue requerido para hacerse cargo, junto a otros dos jueces, de las investigaciones de los cementerios y depósitos clandestinos de cadáveres, abiertas en mayo por Orden de un Juzgado Especial ad hoc para descubrir los crímenes cometidos en la retaguardia republicana durante los meses revolucionarios. Estamos en un momento en que tanto la Generalidad como la República se esforzaban por recobrar el control político arrinconando a la CNT y colocando al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) fuera de la ley. No es de extrañar, pues, que en un primer momento el 95% de los detenidos pertenecieran a la CNT-FAI.

En el contexto internacional, demás, el Estado pretendía mejorar su imagen.

De los tres jueces, Bertran de Quintana fue quien más se implicó y pronto tuvo jurisdicción sobre todo el territorio catalán. El trabajo dio buenos resultados: se exhumaron 2.073 cadáveres hasta finales de noviembre de 1937. Se abrieron fosas en Molins de Rei, Sant Feliu de Llobregat, Montcada i Reixach, El Prat de Llobregat, Sitges, Les Corts, Tarrassa, Vilanova i la Geltrú, Olot, Barcelona, l’Escala y catorce municipios más. El problema surgió, como destacan Dueñas y Solé (2012, pp. 102-108), cuando los crímenes empezaron a salpicar también a las otras organizaciones políticas antifascistas; el punto de inflexión fue la detención de 5 militantes del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), uno de ERC y otro de Estat Català, junto a otros del POUM y de la CNT, relacionados con las muertes de Sitges.

La labor del Juzgado Especial concluyó el 3 de diciembre de 1937, según acuerdo de la Sala de Gobierno de la Audiencia Territorial de Barcelona. La Generalidad, bajo la presión de distintas organizaciones, en especial de la CNT y del PSUC, había dado por concluidas las indagaciones argumentando que estaban perjudicando la causa antifascista. Y nuestro hombre se había convertido en alguien incómodo incluso para sus correligionarios del PS, motivo por el que Ángel Pestaña le pidió, para evitar la baja de la Agrupación gerundense al completo, que abandonara el partido o bien solicitar a sus superiores que le eximieran de la jurisdicción de aquel territorio.

Informe interno de la CNT, en que se le asocia con Josep Andreu Abelló, presidente de la Audiencia Territorial de Cataluña y del Tribunal de Casación. Fuente: Archivo Histórico Nacional. Causa General. Caja 1586.
 

Pese a los esfuerzos de Bertran de Quintana para que los procesados fueran juzgados por Tribunales de Espionaje y Alta Traición, cuyos miembros tenían que ser de carrera y cuyas sentencias solían ser muy duras, la mayoría de casos relacionados con los cementerios clandestinos pasaron a los Tribunales Populares, que declararon no culpables y liberaron al 94% de los imputados. Procesaron a 175 personas, de las cuales encarcelaron a 128, absolvieron a 32 y pusieron en libertad condicional a 15.

El caso de los cementerios clandestinos marcó profundamente a Bertran de Quintana. Volvió a su puesto de presidente del Tribunal Industrial de Barcelona, pero el estrés, el cansancio y una bronquitis que se hizo crónica le obligaron a cesar la actividad durante septiembre de 1938. Permaneció en Barcelona hasta el 24 de enero de 1939, día en que partió hacia la frontera francesa junto a su esposa. Cinco días después entró en Francia por Le Pertús para dirigirse a Saint-Sulpice (Midi-Pyrénées), donde pudo sobrevivir un tiempo dando clases de castellano. Tras la ocupación alemana de Francia, el matrimonio decidió separarse y Valentina regresó a Barcelona. Él fue detenido en junio de 1941 por haber sido secretario de Companys, e internado en el campo de prisioneros de Vernet d’ Ariège (Tarn). A finales de año pasó al campo de Noé (Haute-Garonne) hasta terminar en el sanatorio de La Guiche por haber contraído la tuberculosis.

Hombre de fuerte carácter y profundas convicciones, se granjeó bastantes enemistades durante sus carreras política y judicial. Por este motivo, según el propio Bertran de Quintana, tuvo enormes problemas para lograr ayudas económicas por parte de las organizaciones republicanas del exilio.

En la primavera de 1942 pasó a México, donde la salud y la suerte siguieron sin acompañarle (fue atropellado gravemente en febrero de 1943) y, con casi 60 años, apenas pudo trabajar, viéndose obligado a solicitar de nuevo numerosas ayudas. En 1948 pudo viajar a Francia para ir a buscar a Valentina, con quien volvió a México. En su capital murió el 5 de febrero de 1960.

Imagen de cabecera. Foto: Gabriel Casas i Galobarde. Fuente: ANC.
 

FUENTES Y RECURSOS UTILIZADOS

ARCA: Arxiu (digital) de Revistes Catalanes Antigues: La Publicitat.

Carta de Josep Mª Bertran de Quintana a Josep Andreu Abelló e Indalecio Prieto, dirigentes de la Delegación de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) en México. Saint Sulpice Lapointe, Tarn (Francia), 7 de julio de 1940. ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA. Fondo Josep Andreu i Abelló. ANC1-408-T-534.

DUEÑAS, Oriol; SOLÉ, Queralt (2012), El jutge dels cementiris clandestins: Josep Maria Bertran de Quintana, 1884-1960. Barcelona: Gregal.

Hemeroteca digital de La Vanguardia.

Informe del Comité Regional en el Primer Congreso de la Federación Catalana del PS. CENTRO DOCUMENTAL DE LA MEMORIA HISTÓRICA. PS-BARCELONA, 1470, 3.

Si no se especifica lo contrario, buena parte de la información del presente artículo procede de DUEÑAS y SOLÉ, 2012.

ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA. Carta de Josep Mª Bertran de Quintana a Josep Andreu Abelló e Indalecio Prieto, dirigentes de la Delegación de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) en México. Saint Sulpice Lapointe, Tarn (Francia), 7 de julio de 1940. ANC1-408-T-534.

Movimiento deportivo de origen checo que fue incorporando lecturas, discusiones y otras actividades de carácter político. Uno de sus fundadores, Miroslav Tyrsch, combinó la gimnasia terapéutica con el nacionalismo checo, dando lugar al primer club sokol en Praga, en 1862.

El polémico debate fue reproducido al día siguiente en toda la prensa barcelonesa. Por su estilo taquigrafiado, aunque redactado en tercera persona, lo recogemos de “La Sessió de l’Ajuntament”, La Publicitat, 28-10-1933, Barcelona, p. 6.

CENTRO DOCUMENTAL DE LA MEMORIA HISTÓRICA. Informe del Comité Regional en el Primer Congreso de la Federación Catalana del PS. PS-BARCELONA, 1470, 3.

GODICHEAU, Françoise (2004), La Guerre d’Espagne. République et révolutions en Catalogne (1936-1939). París: Odile Jacob. En DUEÑAS y SOLÉ, 2012, p. 101.

TARÍN, Santiago, “El juez que persiguió los crímenes en la retaguardia republicana y acabó en el exilio”. La Vanguardia, 08/11/2020, Barcelona, pp. 54-55. Ya en mayo de 1937, durante un congreso del PS, un informe sobre Justicia presentado por Bertran de Quintana había sido criticado por conservador. Al respecto, véase: “Congreso del Partido Sindicalista. Sesión de la tarde”, La Vanguardia, 23.5.1937, Barcelona, p.5.

ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. Causa General. Pieza Quinta. Barcelona Justicia Roja. Caja 1635, exp. 3. En DUEÑAS y SOLÉ, 2012, p. 119.

Carta de Josep Mª Bertran de Quintana a Josep Andreu Abelló e Indalecio Prieto… Cit.


Fuente → serhistorico.net

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