¡Abajo las Leyes Mordaza!
¡Abajo las Leyes Mordaza!

El nuevo relato político a estructurar: el del cambio republicano
 

Los partidos del Gobierno, después de años de reiteradas promesas, se han vuelto a retratar en sus miserias prolongando la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana y la contrarreforma del Código Penal impuesta en 2015 por el gobierno Rajoy del Partido Popular. Todo un paquete de medidas represivas que diariamente siguen conculcando los derechos democráticos fundamentales.

El criterio de las Leyes Mordaza es simplemente policial. Los supuestos delictivos que se establecen, penalizando derechos fundamentales, son meramente subjetivos de los agentes de la policía, por lo que los hechos y el posible castigo quedan al sólo criterio de los agentes policiales intervinientes: la policía actúa como policía y como juez, procediendo a condenar tal o cual expresión democrática de hecho y de forma inmediata.

La Ley mordaza se fraguó para impedir la movilización social frente al plan del gobierno de hacer pagar a los trabajadores y sectores populares las consecuencias de la crisis económica y social de 2008. La generalización de los despidos, desahucios, las privatizaciones de la sanidad y la educación…, y todas aquellas medidas de contrarreforma que imponen retrocesos sociales evidentes a la mayoría de la población, se apoyan de forma directa en todas las mordazas.

Desde la oposición, los partidos que se reclaman formalmente de los derechos de los trabajadores prometieron la inmediata derogación de las leyes mordaza. De ello se hizo compromiso expreso, y se agitó para favorecer el voto a sus formaciones. Tanto los primeros gobiernos de Sánchez como el de coalición con Unidad Podemos, prometieron desde el primer día la derogación de las Leyes Mordaza.

El pasado martes día 14, el Gobierno de coalición llevó a la Comisión de Interior del Congreso un texto que pretendía mantener las principales agresiones democráticas de la Ley mordaza del PP. El texto fue rechazado por 19 votos en contra y 18 a favor; lo que impidió un dictamen del informe que pudiera ir al Pleno del Congreso. Después de cinco años de dimes y diretes, el Gobierno de “progreso” ha decidido mantener las mordazas. Los puntos más conflictivos que han rechazado la reforma parcial han girado en torno al abuso policial de las pelotas de goma, a la práctica reiterada de las devoluciones en caliente de inmigrantes que demandan derecho de asilo y refugio, así como las multas por desobediencia y las supuestas faltas de respeto a la policía. La represión en la frontera sur viene avalada por un gobierno que conculca todos los derechos cuando se trata de pobres: “Los extranjeros que sean detectados en la línea fronteriza de la demarcación territorial de Ceuta o Melilla, mientras intentan superar en grupo los elementos de contención fronterizos para cruzar irregularmente las fronteras, podrán ser rechazados a fin de impedir su entrada ilegal en España”.

Las expresiones políticas parlamentarias, que han echado atrás la maniobra de maquillaje de las leyes mordaza, han sido Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña, que han sostenido maniobras parecidas con otras reformas, pero que ahora se han plantado -después de cinco años- ante la evidencia de que el gobierno prolonga con sus leyes el lavado de las medidas más duras del PP.

El diputado vasco Iñarritu lo ha expresado en la siguiente forma: “Queda lejos del compromiso de derogación que asumimos hace ocho años las fuerzas políticas. El hecho de querer mantener los aspectos más lesivos de la mordaza de Rajoy hace que sea inasumible votar a favor de la propuesta. No queremos ser cómplices de una ley mordaza edulcorada”. Por su parte, la diputada María Danta, de ERC, añadió “Si el Gobierno quiere mantener los abusos policiales a los que llaman dos o tres cosillas, que lo hagan, pero no con nuestros votos”. El portavoz del PSOE, ha puesto de relieve cuáles son sus prioridades políticas: “el PSOE no iba a “desproteger” o “desnudar” la autoridad de esos agentes que deban garantizar la autoridad”, dejando claro que para los dirigentes del PSOE la democracia no debe garantizar los derechos democráticos sino la autoridad policial. El PSOE hace suyo el Estado policial. Un rotundo fracaso, después de tres años de tramitación parlamentaria, que acaba descubriendo a quienes protegen sus compromisos fundamentales con los franquistas como el eje de todos sus quehaceres.

Todo el trabajo político institucional de los dirigentes del PSOE y de sus aliados, a la hora de sostener el gobierno de la guerra y de la OTAN, está basado en el intento de hacer compatible el franquismo con algún lavado de cara democrático. Operación que conduce al más completo fracaso político y a la desmovilización de los sectores obreros y populares, que son su base de sustentación electoral en lo fundamental.

El maquillaje del franquismo, operación cosmética de la que son especialistas los dirigentes del PSOE, se ha constituido en la verdadera norma de comportamiento de los gobiernos del PSOE, esa fue la regla de F. González, de Zapatero y ahora de Sánchez. Tal y como Sánchez ha hecho, de la mano de Unidas Podemos, con la “reforma” de la Reforma Laboral, con la “nueva” Ley de la Memoria de la impunidad, y ahora con reforma de las pensiones y la misma Ley Mordaza…, así como con otras falsas reformas políticas, que mantienen la sobreexplotación y los grandes beneficios de bancos y multinacionales, ocultando cuanto puede las corruptelas de la Monarquía y su Corte.

La moción de censura de Vox, que presentará el economista Tamames contra el derecho de los pueblos a decidir, y la misma preparación de las elecciones municipales, autonómicas y generales, nos devolverán a la necesidad de levantar una expresión política independiente, que invite a organizar las fuerzas necesarias para ayudar a la movilización social. Por un cambio político e institucional, en base a las exigencias democráticas y sociales, contra la guerra y gastos militares establecidos por la OTAN en interés del dominio mundial de los EEUU; por acabar con escalada de los precios…

El fracaso cosechado en el maquillaje de la Ley mordaza -que representaba un reto diferenciador para el Gobierno y cuantos le han sostenido frente a las demandas sociales y democráticas de la mayoría social- viene a concentrar, en buena medida, el fracaso de todas las reformas monárquicas impulsadas por la izquierda oficial del régimen. Y ello, cuando se prepara la moción de censura de la formación franquista VOX a pocas semanas de las elecciones. Toda una legislatura, la del gobierno de coalición, que ha venido a señalar que no habrá avances sociales y democráticos sin romper con la herencia franquista, cristalizada en la Corona y en los privilegios de la Iglesia y de otros sectores que representan los intereses y privilegios que supone la continuidad de la dictadura.

Entre la democracia, como expresión de la voluntad popular, y el régimen del 78 hay una línea de separación: la que persiste -pese a todos los intentos de blanqueo- entre la pervivencia del viejo mundo del franquismo en descomposición contra todas las expresiones reivindicativas, y su solución en un nuevo marco político e institucional, el del cambio que se concentra en la aspiración a la República y la Asamblea Constituyente.

Ante la estrategia fallida, una vez más, de la reforma franquista, operación repetida por enésima vez por la izquierda oficial, sólo queda la solución republicana que cambie nuestro sistema político y representativo en favor de las reivindicaciones sociales.

Ante los próximos acontecimientos políticos y electorales que se avecinan hay que abrir espacio para un nuevo relato, el relato republicano de trabajadores y pueblos.


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