¿Modélica transición? Sangres de Febrero 1976-1981
¿Modélica transición? Sangres de Febrero 1976-1981
Ilustración de J.Kalvellido
Redacción LQSomos
Para comprender bien el presente, es necesario conocer el contexto en el que se produjo la transición, y los límites que se impusieron a sangre y fuego. Porque esta transición, esta constitución, está teñida de sangre y no se fraguó en un clima de verdadera libertad.

El tránsito de aquella dictadura al actual modelo parlamentario no fue producto de una idílica y modélica transición, donde “todos cedieron” en aras de un consenso común. Como todos los procesos políticos, se trató de un período convulso, teñido de sangre y represión, que marcó los límites que no estaba dispuesto a traspasar un régimen que moría y quería homologarse con el sistema democrático-burgués occidental.
 
 
La represión tiene la función clara de mostrar las consecuencias que puedes encontrarte si el nivel reivindicativo supera los límites aceptados por el sistema. Y lo que andaba en juego en aquellos años no sólo eran determinadas reivindicaciones sociales, sino particularmente el modelo de organización política que iba a regir el futuro del estado español, y los mecanismos de libertad o represión que regirían las relaciones y conflictos de grupos y clases sociales. 
 
Varios fueron los agentes que intervinieron activamente para dejar fijados estos límites por medio de la represión, los asesinatos, las detenciones y las torturas. El más activo de ellos fue el estado, a través del gobierno, el sistema judicial o el propio ejército. Pero el régimen tuvo la colaboración necesaria de grupos paramilitares que crearon el terror en las calles de todo el estado, tiñendo de sangre este “modélico” proceso. 
 
Trabajadores, estudiantes, dirigentes vecinales, políticos y sindicales, fueron las víctimas elegidas para condicionar y amordazar este tramposo consenso, que como todos, fue producto de la correlación de fuerzas y también las traiciones y mezquindades de algunos dirigentes más interesados en su instalación personal que en dar un vuelco real en favor de las clases populares. 
 
Para comprender bien el presente, es necesario conocer el contexto en el que se produjo la transición, y los límites que se impusieron a sangre y fuego. Porque esta transición, esta constitución, está teñida de sangre y no se fraguó en un clima de verdadera libertad…
 

1976

24 de febrero: Teófilo del Valle Pérez, de 20 años, trabajaba como oficinista en el sector del calzado de Elda (Alicante). Fue asesinado por la Policía Nacional en el trascurso de la represión de las huelgas de este sector. Se le considera el primera asesinado de la transición.

 
 
21.000 trabajadores reclamaban 5.000 pesetas semanales de aumento; 40 horas de trabajo en 5 jornadas, 28 días de vacaciones al año y que las empresas se hicieran cargo del IRTP. El paro fue secundado por el 90% de las fábricas y las asambleas se hacía en plazas y campos de fútbol.

El 24 de febrero, 5.000 personas se reunieron en la Plaza de Emilia Castelar y la policía cargó. La mayoría fueron a la iglesia de San Francisco de Sales, donde hicieron una asamblea. A las 23:00 horas salieron, pero un pequeño grupo se cruzó con la convoy con los grises que regresaban a los cuarteles. Tiraron piedras a los vehículos. El último coche del convoy paró. De él salieron varios policías y uno de ellos disparó. Teófilo del Valle Pérez recibió dos balazos en el pecho. Tras su muerte, hubo una huelga general en las comarcas de Vinalopó. A su entierro asistieron más de 20.000 personas. Se creó una comisión ciudadana para exigir responsabilidades, que fue ignorada.
 

1977

24 de febrero: Francisco (“Pancho”) Egea, 19 años. Asesinado por la policía nacional en Cartagena (Murcia), durante una manifestación de trabajadores de la construcción y el metal. El 24 de febrero de 1977, “Pancho” Egea, trabajador de la construcción estaba secundando una manifestación conjunta de obreros de la construcción y del metal en Cartagena. La Policía Nacional cargó violentamente y disparó pelotas de goma. Tres de ellas impactaron en Pancho, dos en la cabeza y una en el cuello. Murió de un derrame cerebral. El caso no fue investigado

1980

Febrero: Yolanda González Martín – Vicente Cuervo Calvo

Nuestro recuerdo de los febreros de la transición se paran en 1980, con los asesinatos, por bandas fascistas de Yolanda González Martín y Vicente Cuervo Calvo.

Yolanda González fue brutalmente asesinada el 1 de febrero de 1980 por lo que se denominaba la “extrema derecha” que estaba llena de conexiones (que nunca se quiso aclarar) con las fuerzas policiales.

Para más “inri” en 2013, saltó a la opinión pública que el asesino Emilio Hellín, trabajaba para los Cuerpos y Fuerzas Generales de la Seguridad y del Estado en técnicas de espionaje.

Aquí van algunas notas publicadas sobre Yolanda:
En recuerdo de Yolanda González Martín

A 35 años del asesinato de Yolanda González

A penas una semana después (10 de febrero), en Vallecas, seria asesinado Vicente Cuervo Calvo, que como tant@s vecin@s de todo Madrid había acudido a manifestarse contra el acto fascista del sindicato afín a Fuerza Nueva que pretendía celebrarse en medio del corazón rojo del barrio, en el cine Paris, el acto al final no se celebró, la policía cargo contra los antifascistas que acordonaban la zona y dio protección a los fascistas, que además como era típico en la época hicieron uso de sus armas de fuego y de todo tipo de violencia, una bala disparada por los fascistas le barrió por dentro. Nunca hubo procesados…
Crimen contra Vicente Cuervo Calvo
Vicente Cuervo: olvido sobre olvido y van 41
Vicente Cuervo, asesinado por la extrema derecha en 1980

1981

13 de febrero: Joseba Arregui Izaguirre, 30 años, camionero. Murió en el hospital penitenciario de la cárcel de Carabanchel después de haber sufrido infames torturas en la Dirección General de Seguridad a manos de la Brigada Regional de Información (antigua Brigada Político Social). En los interrogatorios, que duraron nueve días, participaron 73 policías. Los comisarios Juan Luis Méndez Moreno, Juan Antonio Gil Rubiales, Julián Marín Ríos, Ricardo Sánchez y Juan Antonio González Pacheco (alias Billy el Niño) fueron interrogados por estos hechos en el Juzgado de Instrucción número 13. Marín Ríos y Gil Rubiales fueron enjuiciados y condenados a penas ridículas y el Gobierno del PSOE de Felipe González les indultó en 1990. Juan Antonio Gil Rubiales siguió su carrera “policial” y, en 2005, fue ascendido a Comisario Provincial de Santa Cruz de Tenerife por el gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero. Murió en 2008 y fue enterrado con honores de Estado.

Esto hicieron en la DGS con Joseba Arregi. Antes de morir, en el hospital penitenciario pudo decir: «Oso latsa izan da» (Ha sido muy duro). Nueve días de torturas y de sadismo dejaron a un hombre en este estado. Gogoan Zaitugu. ¡Te recordamos!

Joxe Arregi: el caso de tortura más documentado, también impune


Fuente → nuevarevolucion.es 

banner distribuidora