Las milicias femeninas

Las milicias femeninas

Durante las primeras semanas del conflicto se pusieron en marcha, como mínimo en las ciudades de Barcelona y Madrid, proyectos que buscaban articular unidades militares formadas exclusivamente por mujeres.

Milicianas andaluzas reciben instrucciones para el manejo del fusil (septiembre de 1936). Autor: Torres

El día 30 de julio de 1936 se constituyó el batallón femenino de Catalunya. Su sede fue el antiguo local del Círculo Ecuestre y de la Lliga Catalana, situado en el Paseo de Gracia, número 34, de Barcelona. Allí se situaron las oficinas de control y alistamiento de las milicias femeninas antifascistas de Catalunya.

Archivo de la Guerra Civil española de la Sociedad de Amigos de Laguardia 
 

Carné de las Milicias Femeninas a nombre de Pilar Ferrer (septiembre de 1936)

Para poderse inscribir en las milicias femeninas era necesario ser parte de alguna de las centrales sindicales antifascistas y tener el aval de alguna compañera. Una vez presentada la solicitud, el Secretariado pedía informes sobre la solicitante a la organización de origen y, si estos eran positivos, quedaba oficialmente incorporada. Las presentadas para ir al frente debían pasar un examen de ingreso, en el caso de ser aceptadas eran enviadas a la caserna del Camp de la Bota o a la caserna Lenin para hacer instrucción y tiro. Se las instruía en la utilización de las armas.

Si después de unos días no demostraban las aptitudes necesarias para combatir, eran destinadas a tareas auxiliares. Finalizada la instrucción, las mujeres eran asignadas a una columna y destinadas al frente.

 

Gavina Viana, la responsable militar de la organización, declaró:

A la pregunta que le hizo un periodista sobre el tiempo que tardaban las milicianas en aprender a usar las armas, la responsable respondió:
 

El 16 de agosto, salió del puerto de Barcelona en dirección a Maó la primera centuria del batallón femenino de Catalunya. Las milicianas, mayoritariamente militantes del PSUC y la UGT, se embarcaron en el barco Ciutat de Tarragona, bajo el mando de la columna del militar profesional Antonio Calero.

El batallón se organizó en tres banderas (Rosa de Luxemburg, Bolxevic 31 y Aida Lafuente) que, una vez en las Baleares, tenían que recibir nuevos efectivos hasta completar el batallón.

Archivo Fotográfico de la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT)
 

Milicianas del batallón femenino de Catalunya en el frente de Son Carrió, Mallorca (agosto de 1936)

En Madrid, las voluntarias del 5º Regimiento iniciaron un proyecto similar. Se documenta la actividad del batallón femenino de Madrid «Avanti» a partir del 27 de julio y hasta noviembre de 1936, en plena ofensiva del ejército sublevado sobre la capital.

Voluntarias del batallón femenino de Madrid realizando instrucción (julio-agosto de 1936)

 

Con los decretos de militarización de las milicias populares se inició un proceso de desmovilización de la mujer combatiente y los proyectos de batallones femeninos fueron descartados por las organizaciones políticas que los habían impulsado.

Muchas de las voluntarias de las milicias femeninas pasaron a realizar funciones en el Socorro Rojo Internacional, realizando tareas en la retaguardia hasta el final de la guerra.



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