José Luis estaba haciendo el servicio militar, por lo que él y su amigo decidieron alejarse y fueron a buscar su vehículo. Mientras circulaban por la calle Hernani tuvieron que ralentizar la marcha del automóvil, debido a que las cargas policiales contra los manifestantes cortaban la circulación. Las carreras de salían del Casco Viejo y desembocaban en el paseo de la Concha. Los antidisturbios no ahorraban en gastos. Cuando estaban a la altura de la avenida España, Jose Luis y su compañero se vieron obligados a parar el vehículo debido a un atasco provocado por las violentas agresiones de los policías franquistas sobre los manifestantes.
José Luis llevaba la ventanilla del vehículo abierta. Según el amigo de la víctima, Ignacio Sampelana, vieron cómo las fuerzas policiales golpeaban a los manifestantes y lanzaban pelotazos de goma, y cuando la gente empezó a insultar a los mercenarios, estos empezaron a disparar. Cuando un policía pasaba delante del coche no debió gustarle la cara de Jose Luis, porque decidió efectuar un disparo de una bala de goma a corta distancia a través de la ventanilla abierta, hacia los ocupantes.
Sampelana notó cómo algo le rozaba y a continuación vio a José Luis caer inconsciente a su lado con el rostro destrozado mientras sangraba por la sien y una oreja. José Luis Aristizábal fue trasladado e ingresado de urgencias con una conmoción cerebral en el Hospital Provincial. El diagnóstico no era muy optimista: fractura del hueso frontal, del temporal y del esfenoides, y pérdida del ojo derecho. Los médicos hicieron lo que pudieron en quirófano, y lo ingresaron en la UVI. A medianoche, con serios problemas respiratorios, se le practicó una traqueotomía y entró en coma. El 13 de marzo, a mediodía, José Luis Aristizábal Lasa murió.
El funeral de Jose Luis se convirtió en una manifestación de unas 10.000 personas que recorrieron las calles en silencio, con tres pancartas blancas con crespón negro, desfilando frente a la casa del joven asesinado, en la plaza de las Armerías. Comercios, empresas y entidades bancarias de San Sebastián cerraron en señal de duelo.
De nuevo ningún culpable; por supuesto, no se realizó ninguna investigación, lo normal durante el mandato de Rodolfo Martín Villa, uno de los próceres de los 70 años de paz, al frente del Ministerio de Gobernación entre julio de 1976 y abril de 1979. Hubo más muertos en la calle en ese período, a manos de fuerzas del Estado y grupos fascistas, que en varios años de dictadura. La Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra la impunidad de los crímenes del franquismo ha contabilizado 54 muertos, uno de los cuales fue José Luis Aristizábal. En el período de la investigación abierta por la juez María Servini, entre las víctimas hay incluidas 22 hasta el 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones generales tras la muerte del dictador.
Documentos: Borreruak. Sapiens.cat. Digital.March
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